Nueva York: Desafiante huelga de trabajadores de transporte
Revolución #029, 8 de enero de 2006, posted at revcom.us
Más de 33,000 trabajadores del sistema de autobuses y trenes subterráneos de Nueva York se declararon en huelga en diciembre. Una desafiante huelga de ese tipo sería importante en cualquier momento… pero en el momento y la situación actuales, más parecía un manifiesto contra todo el rumbo del país.
Que reivindicaran pensiones y seguro de salud, cuando andan diciéndoles a todos que eso es cosa del pasado… que se lanzaran a la huelga aunque está prohibido para los trabajadores públicos… que trastornaran la rutina en una época obsesionada por "la seguridad"… ¡qué refrescante!
El gobernador declaró que la huelga era "ilegal". El alcalde tildó a los huelguistas de "matones", una expresión inconfundiblemente racista que inmediatamente provocó protestas. ¡Imagínenselo! ¡El alcalde, que es multimillonario, critica a los huelguistas de "egoístas"! Además, como es típico en estos tiempos, unos periódicos los tildaron de "terroristas". Un juez le impuso una multa de $1 millón diarios al sindicato y de $1,000 a cada trabajador. La alcaldía pidió cárcel para los líderes del sindicato.
Pero a pesar de todo esto, los trabajadores --en su mayoría afroamericanos e inmigrantes-- se declararon en huelga y dijeron "¡NO!". Paralizaron los autobuses y trenes que transportan a millones de personas diariamente.
La compañía de transporte MTA ha eliminado miles de trabajos con automatización y está en una campaña de hostigamiento contra los trabajadores: en el 2005 tomó más de 15,000 medidas disciplinarias. El columnista Juan Gonzales del Daily News informó que a los trabajadores que recibían quimioterapia los acusaron de "flojos" por no ir a trabajar.
Un trabajador nos dijo: "Hemos hecho concesión tras concesión y nos siguen exprimiendo, pero esta vez dijimos ‘ya no más’".
En los ghettos y barrios pobres, mucha gente vio a los huelguistas como héroes. Según las encuestas, los negros apoyaron la huelga firmemente y una mayoría de todas las nacionalidades "desaprobaron" la conducta del gobernador en las negociaciones. Las cartas a la redacción del New York Times (cuyos lectores suelen ser de la clase media y media alta), la apoyaron también, a pesar de la hostilidad de los editoriales. En vista de los ataques contra los huelguistas por los medios y de los inconvenientes de la falta de transporte, hubo respuestas estrechas, pero eso realza el apoyo que recibió la huelga.
No cabe duda de la justicia e importancia de las reivindicaciones de la huelga: garantía de pensiones y de seguro de salud, para sí mismos y para los trabajadores futuros. La MTA buscaba imponer un sistema de dos niveles (como muchas compañías particulares): ciertos recortes para los trabajadores actuales y recortes mucho mayores para los trabajadores futuros. Esto crea divisiones y debilita a los trabajadores.
La estructura de poder y los medios presentaron los ataques contra las prestaciones como algo rutinario y hasta futurista. Si los trabajadores no aceptan los recortes, dijeron, "¿cómo podrá Estados Unidos competir en la economía mundial globalizada?". Esto es una señal del futuro de downsizing que tienen en mente los capitalistas en respuesta a las dinámicas y cambios del sistema.
Los trabajadores rechazaron el plan de dos niveles. Uno nos dijo: "No voy a vender a la próxima generación".
Esa posición tuvo amplia resonancia. Una estudiante de enfermería dijo lo que pensaba mucha gente: "¿Cuándo pasaron las pensiones a ser un artículo de lujo? ¿Por qué no son algo que se da por sentado? ¿Qué hay de malo en eso?"
En una oficina de correos, una señora se quejó de que la huelga le trastornó sus planes: "No tiene sentido. No están luchando por sus propias pensiones, sino por las de generaciones futuras". Otro cliente respondió: "¿¡Y qué tiene de malo eso!?".
Un huelguista nos dijo: "Dicen que es una huelga ‘ilegal’. Pero lo que hizo Rosa Parks también era ilegal. Igual que King y Malcolm X. Pero hoy son héroes. La esclavitud era legal, pero la gente peleó contra eso".
La huelga terminó a los tres días y la MTA retiró el plan de dos niveles. El sindicato abandonó la huelga a pesar de que la MTA todavía busca grandes concesiones y de que el gobierno no ha retirado las multas. Varios columnistas y centros de investigación conservadores se quejaron de que la huelga terminó de una forma que "favorece a los huelguistas" y que eso estimulará más resistencia. El hecho de que les molesta tanto que no aplastaran totalmente a los trabajadores muestra adónde están resueltos a llevar esta sociedad.
Es un buen momento para que los millones de trabajadores de Nueva York (la "Babilonia del río Hudson") se alegren por esa violación organizada de las leyes, se pongan a debatir adónde va el futuro y se opongan a la estructura de poder.