Carta
Director de Harper's advierte sobre el peligro del fascismo
El libro Gag Rule: On the Suppression of Dissent and Stifling of Democracy de Lewis Lapham
Revolución #031, 22 de enero de 2006, posted at revcom.us
Revolución:
Hace poco recibí por email unos pasajes de un nuevo libro de Lewis Lapham titulado The Gag Rule: On the Suppression of Dissent and Stifling of Democracy (La regla de la mordaza: Sobre la supresión del disentimiento y la sofocación de la democracia). El libro, descrito como una "nueva polémica acerca de la sofocación del disentimiento" en Estados Unidos, es una declaración urgente sobre el peligro del fascismo y el hecho de que mucha gente no ha captado lo que está en juego.
Lapham es el director de la revista Harper’s y ha escrito muchos libros populares de crítica sobre los medios burgueses, la guerra de Irak y otros temas. Es firme partidario de la democracia burguesa, que considera "un sistema dedicado al cambio que parte de la tesis de que… al viejo orden (de hombres o instituciones) se le arrastrará del escenario cuando deje de concordar con los hechos". Dice que a ese sistema lo está reemplazando el fascismo: "…el argumento que se plantea hoy en Estados Unidos es el mismo que puso fin a las repúblicas romana y Weimar, que creó el andamio de la inquisición española y que dio ímpetu a la revolución estadounidense".
Lapham se une a Harold Pinter y otros escritores prominentes que han trazado una analogía entre Bush y Adolfo Hitler, y entre Estados Unidos hoy y la República de Weimar de Alemania de los años 20, antes de que Hitler tomara las riendas (1933). Dice que "no son las leyes las que nos quitan la libertad sino nuestra propia pereza mental, nuestra resistencia a pensar por nosotros mismos y a abandonar, aunque sea por un momento, el rebaño".
Dice que la Alemania nazi es el ejemplo "que más viene a la mente cuando hablo con gente en Nueva York sobre las nuevas armas de investigación masiva del Departamento de Justicia, cuando se trazan comparaciones entre el espionaje y los pronósticos del tiempo de alta tecnología: o sea, que son una precaución rutinaria y necesaria, que molesta y posiblemente viola la Constitución pero que es apropiada en nuestra época". Cita el libro They Thought They Were Free: The Germans 1933-1945 (Pensaban que gozaban de la libertad: Los alemanes 1933-1945), de Milton Mayer:
"Poco a poco acostumbraron a la población a aceptar sorpresas, a decisiones secretas, a creer que la situación era tan complicada que el gobierno tenía que responder a información que la población era incapaz de entender o que era tan peligrosa que, incluso si podía entenderla, no se podía divulgar por razones de seguridad nacional… No me refiero a la gente común y corriente, sino a mí y a mis colegas, a gente con buena educación. La mayoría no queríamos pensar en los asuntos fundamentales y no había necesidad. A la gente decente, los nazis nos daban asuntos fundamentales en que pensar; nos mantenían tan ocupados con los cambios y ‘crisis’ continuos, y fascinados --sí fascinados-- por las maquinaciones de los ‘enemigos nacionales’ en el país y en el extranjero, que no nos quedaba tiempo para pensar en las cosas espantosas que creaban poco a poco a nuestro alrededor. Supongo que, inconscientemente, se lo agradecíamos. ¿Quién quiere tener que pensar?"
Aquí Lapham nos advierte que el fascismo conquista el poder sin oposición donde la población opone "resistencia a pensar por nosotros mismos y a abandonar, aunque sea por un momento, el rebaño". Se dirige a los que se han tragado el cuento de que "no puede pasar aquí" y les advierte del peligro de la "parálisis que acompaña al deseo de creer que solo los malvados perecen". Cita a Mayer para decir que mucha gente, incluso muchos de los que se consideran muy "cultos", no han sido capacitados para captar lo que está pasando:
"Pasar por este proceso es no notarlo, favor de creerme, a menos que uno tenga un más alto nivel de conciencia y agudeza política que la gran mayoría. Cada paso es tan pequeño, tan insignificativo, tan bien explicado o, a veces, tan criticado, que, a menos que uno esté desligado de todo el proceso desde el comienzo, a menos que uno capte en principio a dónde se dirigen todas esas ‘pequeñas medidas’ que no pueden ofender a ‘ningún alemán patriótico’, no puede percibirlos, de la misma manera que un agricultor no puede percibir cómo crece el maíz día por día. Y un día lo tapa".
Un lector habitual