Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar
Los huracanes, el cambio climático y el calentamiento global
Cuarta parte: ¿Qué hacer al respecto?
Revolución #035, 19 de febrero de 2006, posted at revcom.us
21 y 28 de noviembre de 2005. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. El gobierno estadounidense dice que el calentamiento global no existe, pero la mayoría de los científicos están convencidos de lo contrario. Varios investigadores han dicho que fue un factor importante en la serie de huracanes y ciclones que devastó el Caribe, Centroamérica y Estados Unidos el año pasado.
En una cumbre internacional sobre cambios climáticos realizada en Montreal del 28 de noviembre al 9 de diciembre (la primera desde la de Kioto de 1997), los representantes estadounidenses siguieron negando los peligros e inclusive la existencia del calentamiento global, a pesar de que un científico inglés dijo que es tan peligroso para el futuro de la humanidad como las armas de destrucción masiva. Los observadores de la cumbre, a la que asistieron 190 países, no tenían esperanzas de que llegara a acuerdos internacionales para controlar las emisiones de los gases de invernadero: el principal causante del rápido aumento de las temperaturas globales. Aunque las metas de reducción de emisiones pactadas en Kioto son criminalmente inadecuadas (reducir en el año 2012 las emisiones al 5% por debajo del nivel de 1990), en realidad han aumentado; ni la Unión Europea, que apoyó el acuerdo de Kioto, ha reducido las emisiones como prometió.
¿Cuál es la conexión entre el calentamiento global y las tormentas tropicales? ¿Cuáles son las causas del calentamiento global? ¿En qué medida es el resultado de las actividades de los seres humanos? ¿Qué se puede hacer para pararlo? ¿Qué tan peligroso es? ¿Por qué los gobiernos de Estados Unidos y las demás grandes potencias no hacen nada serio para combatirlo, a pesar de que presagia un desastre para la humanidad? Este artículo examina esos interrogantes. Lo presentamos en cinco entregas.
Primera parte: Cambios climáticos naturales
Segunda parte: Los cambios provocados por el ser humano
Tercera parte: ¿Qué tan peligroso es el calentamiento global?
La investigación científica, especialmente durante los últimos 30 a 40 años, ha demostrado que el futuro de la Tierra está en peligro si los seres humanos continúan conduciéndose como hasta ahora. A pesar de que la actividad humana de los últimos 150 años puede tener resultados funestos, Mark Maslan (del Centro de Investigación del Cambio Ambiental, Departamento de Geografía, University College de Londres) ha dicho que el calentamiento global no es necesariamente el "fin del mundo".
El calentamiento global es un problema multidimensional que pone en peligro la existencia de la civilización humana, pero hay soluciones multifacéticas que podrían ser efectivas si contaran con la voluntad, creatividad y fuerza organizada de miles de millones de personas. Es cierto que algunos elementos que contribuyen al calentamiento global, tales como los gases invernadero que permanecen largo tiempo en la atmósfera, continuarán teniendo efectos adversos sobre el medio ambiente, aunque se tomaran de inmediato medidas para eliminar nuevas emisiones. Algunas emisiones han causado daños irreversibles, por ejemplo, los glaciares antárticos y partes de la capa de hielo de Groenlandia ya están perdidos, si no para siempre, al menos hasta la próxima edad de hielo. La biodiversidad está gravemente amenazada. Pero asumir una actitud fatalista sería tan malo como ignorar el problema y esperar el desastre.
Las soluciones técnicas y el desarrollo de medidas que beneficien al medio ambiente se encuentran al alcance humano, tales como disminuir la cantidad de gases invernadero, y especialmente reducir y terminar la emisión de bióxido de carbono completamente, tal como se hizo con los gases fluorados utilizados en productos industriales y domésticos. ¿Por qué no se están dedicando grandes recursos a la investigación y desarrollo de energía renovable limpia, tal como la energía hídrica, solar y eólica? Incluso un simple reajuste de las plantas de energía a carbón, la peor fuente individual de gases invernadero, podría cortar las emisiones de bióxido de carbono a la mitad inmediatamente.
Un problema es que lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer depende del sistema global imperialista basado en la ganancia. A causa de la competencia entre los distintos capitalistas, la ley fundamental es expandirse o morir. Obtener ganancias instantáneas sin importar cómo (sin importar el costo para los seres humanos y su entorno) es el modo fundamental de operar del capitalismo. Los costos de resolver problemas versus la necesidad de obtener ganancias inmediatas ponen obstáculos gigantescos a las soluciones de largo plazo.
Ninguna compañía, y en último término ningún país capitalista, quiere destinar vastos recursos a algo cuyo costo reduciría la rentabilidad general, con el objetivo de abordar un problema que solo se está perfilando en el horizonte. Es cierto que los países, y en particular los países imperialistas gobernados por un puñado de capitalistas monopolistas, gastan gigantescas cantidades de dinero en empresas improductivas como el armamento y la guerra, pero tienen que hacerlo debido a la competencia entre sí y a la esperanza de ganar (o perder) ventajas competitivas con relación a otros grupos de capitalistas. Del modo como Estados Unidos y países semejantes prefieren verlo, la inversión masiva para lidiar con el calentamiento global perjudicaría sus economías con relación a la competencia, es decir, los demás países imperialistas. Por eso los demás países imperialistas no quieren tomar medidas a menos de que Estados Unidos lo haga y por eso justifican su propia pasividad bajo el pretexto de la inacción estadounidense.
El diagrama del IPCC que se encuentra a continuación ilustra la correlación entre la emisión de bióxido de carbono y la producción económica (el producto interno bruto, o PIB) de Estados Unidos, de la anterior Unión Soviética (un país imperialista desde los años 50, mucho antes de que colapsara) y Japón.
Correlación del PIB y las emisiones de bióxido de carbono (CO2) de países selectos
Emisiones de CO2 (línea delgada)
PIB (línea gruesa)
Miles de millones de dólares EU de 1990
Estados Unidos
Anterior Unión Soviética
Japón
Crisis de petróleo
Por ende, Estados Unidos ha rechazado y saboteado (y en el mejor de los casos, la Unión Europea le ha dado una aprobación tibia) el débil protocolo de Kioto, el cual pide reducir apenas un 8% las emisiones de gases invernadero a su nivel de 1990 para 2012, y que hasta ahora no ha sido implementado.
El que no se hayan tomado más medidas acerca del calentamiento global y el que algunos gobiernos, como el de Bush, hayan negado el problema, tiene otra causa. Primero, el capital se basa en estados nacionales, y segundo, el mundo está dividido entre los países imperialistas y los países del tercer mundo a los cuales oprimen. Aceptar que esta situación es eterna, es un obstáculo fundamental a la solución de un problema global.
Por ejemplo, Estados Unidos ha señalado que no se comprometerá a reducir las emisiones de gases invernadero a menos que los países del tercer mundo lo hagan. Otros países imperialistas se han escudado en la falta de voluntad de China, India y Brasil como pretexto para su propia renuencia a tomar medidas más fuertes. Eso es hipocresía por dos razones. La primera, obviamente, es que Estados Unidos lleva la batuta como mayor contaminador del mundo, seguido del resto de los países imperialistas, especialmente en vista de su responsabilidad por el desarrollo de la situación del mundo durante el último siglo y medio. Pero la segunda razón, más sustantiva, es que el gigantesco traspaso de la manufactura mundial a los países del tercer mundo (con China como el mayor y principal ejemplo) no se debe a un desarrollo de las economías de esos países que pudiera beneficiar al pueblo. En ningún lugar esto es más obvio que en China, donde se restauró el capitalismo tras el golpe de estado reaccionario posterior a la muerte de Mao Tsetung, y donde el llamado "desarrollo" la ha transformado en la mayor maquiladora de mano de obra barata del mundo. Docenas de millones de proletarios chinos trabajan días de 12 e incluso 16 horas, siete días a la semana, con salarios de subsistencia para fabricar productos para los mercados japonés, norteamericano y europeo que rinden enormes ganancias para los capitalistas de esos países. El capital financiero imperialista es el que dicta el desarrollo acelerado, sin importar el bienestar del pueblo de China ni del mundo. Eso ha contribuido en gran medida a traspasar la contaminación del oeste al este y del norte al sur. El problema de la contaminación industrial en el tercer mundo no radica solo en esos países; en un mayor grado radica en la red mundial de relaciones capitalistas que hay que derrocar y arrancar de raíz para salvar al planeta.
Continuará
Quinta parte: Conclusión: Un reto histórico