Notas de nuestra corresponsal
Voces de la manifestación del 4 de febrero: "¡Bush: Lárgate!"
Revolución #035, 19 de febrero de 2006, posted at revcom.us
Miles de personas se dieron cita el 4 de febrero en Washington, D.C., para proclamar El Mundo No Puede Esperar… Hay que Sacar Corriendo al Gobierno de Bush--¡Bush: Lárgate con todo y tu programa! Un equipo de reporteros de Revolución habló con docenas de personas para ver qué las motivó a emprender el viaje. Unos viajamos en un autobús desde Chicago y ahí realizamos varias entrevistas. Pedimos que hablaran sobre lo grave que es la situación y sobre la necesidad de oponer resistencia.
Nos impresionó la diversidad y la seriedad de las respuestas.. Unos conocieron poco antes el movimiento El Mundo No Puede Esperar y se lanzaron sin vacilación a su primera protesta. También conocimos a activistas de larga trayectoria. Muchos iban como individuos. Unos no se habían lanzado a la calle en más de 30 años. Oímos estos comentarios.
Curtis, un joven negro que sobrevivió al huracán Katrina y ahora vive en la capital, nos dijo: "Estaba en la Internet, viendo cosas de FEMA, pero era puro rollo. Así que fui a CNN y vi un artículo sobre El Mundo No Puede Esperar y me conecté con su página web y dije, pues tengo que acercarme a esa gente. Yo tuve que dejar todo en Nueva Orleáns y eso duele… Yo sé que están sucediendo muchas cosas, pero para mí es difícil no hablar de eso cuando todavía se está muriendo gente en el lago Pontchartrain [Nueva Orleáns], todavía encuentran cadáveres flotando, ¡para mí eso es genocidio! Sin rodeos, te voy a decir que mientras ese tipo esté ahí [Bush] tengo miedo; soy un adulto y no le temo a nada. Pero cuando él sale por la TV y ladra mentiras y se siente orgulloso, eso no es bueno".
Elizabeth es una señora blanca de Peoria, Illinois, que trabaja para la Cruz Roja, se enteró de la manifestación unos días antes y compró un boleto de autobús. "En este país se piensa que lo único que se puede hacer es votar. Eso es lo que se oye hasta la saciedad: vota. Pero hay tanto más que hacer. A veces pienso que eso no tiene efecto, eso de votar; lo que se hace a nivel local, lo que uno defiende, lo que uno rechaza y el tener la valentía de hacer todo eso vale más que llenar una papeleta".
Julia, una artista de la prepa Lincoln Park de Chicago, ávida lectora, supo de la manifestación en la capital durante la protesta de El Mundo No Puede Esperar del 2 de noviembre. Nos dijo: "Sentí cierta obligación de expresar mi descontento con muchas cosas que ha hecho este gobierno. Si no fuera capaz de hacer algo como esto sentiría que no me estaría apoyando a mí misma, a mis creencias, y pensé que sería una experiencia fabulosa, nunca he participado en algo así".
James, un universitario de Columbia College, Chicago, ya conocía el movimiento desde hace un tiempo y dio el paso de ir a la protesta del 31 de enero para ahogar el Informe presidencial. Nos dijo: "Con respecto a la situación, a veces pienso que es demasiado tarde, que hay muchas cosas negativas. Por ejemplo, la protesta del martes contra el Informe presidencial. Mira, yo vivo en Chicago, una ciudad de millones de personas, pero la concurrencia no estuvo a tono; me sorprendió la cantidad de gente que fue, esperaba que mucha más gente hubiera ido. Al fin y al cabo, es una de las ciudades más liberales. La poca cantidad de gente fue un tanto decepcionante, pero mi propia filosofía es que no importa tanto la cantidad de gente sino el compromiso. Yo estoy dispuesto a entregarme y sé que hay muchos como yo… Creo que no importa que haya un porcentaje creíble de la población dispuesta a hacer eso porque a mi modo de ver el curso de los acontecimientos está a nuestro favor; puede que sea difícil, pero creo que va a salir bien".
Ladonna y su amiga Audrey, dos universitarias de Chicago State, se enteraron del viaje a la capital después de escuchar el Informe presidencial. Ladonna dice que emprendió el viaje porque "soy joven y es hora de que los jóvenes se responsabilicen, que empiecen a interesarse en el futuro… espero poder influenciar a otros de mi edad para que se interesen y hagan algo en situaciones como esta. Es hora de tomar una posición así y esta fue la oportunidad perfecta".
Se ve que muchos se están viendo a sí mismos con relación a este movimiento. Tori, una señora que viajó desde San Francisco con su compañero, nos dijo: "Si teníamos la oportunidad de ir a la capital, ¿por qué no hacerlo, por qué no unirnos al movimiento? Estaba pensando en eso, porque es fácil ir a la protesta a la vuelta de la esquina y decir, hice mi aporte. Pero es algo que vivimos, no que nos gusta, será una inconveniencia y estamos dispuestos a esa molestia para efectuar cambios positivos para nuestra comunidad… en vez de vivir como individuos, cada quien en lo suyo, yo quiero vivir en una comunidad que se preocupa de los demás y eso me parece es lo que estoy viendo. Se necesita que muchos más corran la voz".
También preguntamos sobre la comparación que hace la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar entre Bush y Hitler.
George, un señor grande de los Demócratas del Condado Du Page [Illinois], nos dijo: "En el verano viajé al parque nacional Yellowstone, y la mejor parte del viaje fue cuando hice escala en Sauk Center, Minnesota, y visité el Museo Sinclair Lewis. Él recibió el Premio Nobel y escribió un libro en 1934 que nadie conoce; se llama It Can't Happen Here [No puede suceder aquí] y dice que cuando el fascismo llegue a Estados Unidos vendrá envuelto en la bandera y esgrimiendo un crucifijo. Pues eso me dejó pasmado. Va poco a poco, pero ahora están en peligro nuestras libertades civiles; es como Watergate, eso de que si Osama Bin Laden llama a Estados Unidos queremos saber con quién habla, ¿qué piensan, que son niños? ¿Acaso piensan que va a llamar por celular a una de sus células? Es espionaje interno, tal como Watergate, 30 años después, con mejor tecnología, acceso a conversaciones telefónicas, de celular o lo que sea. Lo que están haciendo es espiar a sus enemigos políticos...; pueden escuchar las llamadas entre los del Partido Demócrata. Pueden decir lo que quieran, pueden decir que es espionaje interno o espionaje en anticipación de un ataque de una organización terrorista extranjera; no deja de ser espionaje y control social, eso es lo que es".
Alexis, un egipcio que estudia en la Universidad Loyola [Chicago], fue con sus hermanas y su papá, y dijo bromeando: "La familia que tumba al gobierno de Bush unida permanece unida". Su hermana dijo: "Eso de que 'están con nosotros o están contra nosotros', por eso Hitler pudo condenar a alemanes que no eran pro nazi, es lo mismo, todo ese patriotismo…".
Terry, una cincuentona de un suburbio de Chicago, dijo que no había ido a una manifestación en 30 años. Dijo que era ex hippie, que estaba muy desilusionada de haber trabajado con Moveon.org y que se sentía traicionada por el congresista para quien trabajó. Escuchó el anuncio de El Mundo No Puede Esperar que la emisora Air America transmitió cada 20 minutos y por eso decidió participar. Nos dijo: "Cuánto más me entero de lo que está pasando, siento más miedo. Yo entiendo que el país se está resbalando rápido hacia el fascismo, aunque uno no quiera reconocerlo. Como en los tiempos de Hitler, la gente hoy se dice que 'eso no puede suceder aquí'. Todo está bien, eso no puede suceder aquí, pero sí ha sucedido. Por lo general la gente de este país quiere una vida cómoda, vivir sin problemas, con su familia, sus amigos, pagar las cuentas. Pero uno no puede darse el lujo de sentirse satisfecho, porque nos están quitando todo rapidísimo en nombre del terror. Y van a seguir haciendo eso hasta más no poder, van a seguir asustando a la gente lo más que puedan, para hacer lo que les dé la pinche gana. Y yo no estoy de acuerdo con eso".
Hablamos con James, un organizador del sur de California, y Usher, un estudiante de Massachusetts. Con respecto a la comparación de Bush con Hitler, Usher dijo: "Al principio me pareció que era una declaración un tanto fuerte, porque Bush no ha matado a millones de personas, pero lo importante es hacia dónde va. Es muy similar a lo que estaba sucediendo en los primeros años del gobierno de Hitler. Cuanto uno más se da cuenta de eso y ve lo que está pasando, ya no parece una declaración tan radical".
James dijo: "Completamente de acuerdo… estuve en las sesiones del tribunal sobre los crímenes de Bush y lo que escuché sobre lo que les están haciendo a los presos de Abu Ghraib me dejó pasmado. Lo primero que Hitler abolió cuando llegó al poder fue el derecho al aborto, el nombramiento de Alito; si esto no sucede, si no logramos que esto dé resultados, eso será lo primero que desaparecerá".
En medio de la vigorosa marcha, compartimos el paraguas de Daya, un técnico de computadoras negro que trabaja para una corporación de Nueva Jersey. Se enteró de El Mundo No Puede Esperar por medio de dos emisoras. Parecía que la lluvia torrencial consolidó su compromiso. "Estoy aterrado de lo que está haciendo el gobierno de Bush, de la manera que funciona el mundo entero. Yo soy de esas personas que dice: soy un ciudadano consciente. Pienso que debo estar aquí. Podría ser cierto que la única diferencia entre Hitler y Bush es que Bush todavía no está aniquilando a estadounidenses. Así que me parece que debemos sacarlo antes de que eso suceda".
Cuando terminó la marcha, los manifestantes abordaron los autobuses para regresar, triunfantes, empapados, cansados y robustecidos, y coreando "¡Bush, lárgate, Bush, lárgate!". Muchos hablaron hasta bien tarde, conversando sobre las experiencias del día.
Hablamos con Brad, un trabajador de unos 30 años del sindicato United Auto Workers, quien nos dijo: "Este país está retrocediendo, estamos perdiendo todo lo que ganamos con luchas, nos lo están quitando; y no solo eso, mira lo que estamos haciendo en el resto del mundo. Antes, cuando oía el himno nacional lloraba de orgullo, ahora lloro de vergüenza". También habló de los 30,000 trabajadores que van a despedir y de la desaparición de los sindicatos bajo el gobierno de Bush. Con respecto a la manifestación, dijo: "Mi fuego interior se ha vuelto a prender. Me he encontrado con gente que piensa igual. Aguantamos ahí parados en medio del aguacero. Voy a darlo a conocer en los sindicatos".
Jack y Gene O'Mally, una pareja mayor de Indiana, manejaron a Chicago para tomar el autobús. Jack dijo: "Tengo 14 nietos y nietas, y temo que Bush les ha fregado el futuro. Esta es la primera manifestación a la que vamos y quisiera agradecer a los organizadores".
Una joven latina con facha de punk que se llama Anti nos dijo: "La juventud de hoy ve el mundo como debe ser, no como es. Bush es un malvado, y tenemos que aplaudir a la juventud por estar presente. Yo le temía al futuro, pero quiero voltear las cosas para que Bush nos tema a nosotros".