Mes de la historia de los negros
Una historia de opresión y resistencia Segunda parte: De la Reconstrucción al Movimiento de Derechos Civiles
Revolución #037, 5 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us
Este es el texto de un artículo de Revolución. Consigue el nuevo número para ver las poderosas fotos que lo acompañan
Para aislar y derrotar a los esclavistas, los capitalistas del Norte tuvieron que prometer a los esclavos que los liberarían y tuvieron que prometerles a ellos y a los blancos pobres del Sur tierras y derechos una vez ganada la guerra. Por unos pocos años después de la guerra cumplieron algunas de sus promesas, pero incluso en esos años el gobierno federal mandó sus soldados para aplastar a los negros (y los blancos pobres que a veces se unían a ellos) que demandaban el cumplimiento de todas las promesas. Y en poco tiempo metieron de nuevo por la fuerza a los negros en las plantaciones donde habían sido esclavos.
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La guerra les había dado a los capitalistas norteños lo que querían y necesitaban: dominio del país entero y la oportunidad de expandir su sistema capitalista. La igualdad para los negros y el fin al sistema de plantaciones --o sea las promesas que hicieron durante la guerra de secesión-- chocaban con los intereses de los capitalistas. No quedó más que romper las promesas y usar la fuerza para mantener a los negros pobres reprimidos, explotados y segregados, tratados como peones en las plantaciones, bajo el dominio y control absolutos de los capitalistas.
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Ahora eran explotados como aparceros ( share-croppers) y jornaleros. Trabajaban para los mismos amos "desde la madrugada hasta el anochecer", amarrados por deudas que no podían saldar y sometidos al terror de grupos como el Ku Klux Klan (KKK); toda una serie de leyes y códigos los encadenaban en nuevas condiciones al sistema de plantaciones.
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No fue sino hasta la II Guerra Mundial, casi cien años después de la guerra de Secesión, que se dieron cambios fundamentales en la situación del pueblo negro. Millones de negros se trasladaron del campo a la ciudad. Pasaron de trabajar la tierra, ya sea como aparceros o dueños de tierras, a ser predominantemente proletarios, o sea que no estaban atados a un lugar o trabajo específico sino que tenían que vivir vendiendo a los capitalistas su fuerza de trabajo (su capacidad de trabajar) o caer en el desempleo si los capitalistas no les podían sacar oro.
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El mayor cambio se dio después de la II Guerra Mundial. La agricultura del Sur sufrió una transformación radical: se introdujo el tractor en gran escala y otros métodos mecanizados de cultivo. Las máquinas empezaron a remplazar la mano de obra y los patrones de propiedad de la tierra también empezaron a cambiar. La "mano invisible" del capitalismo y su máximo mandamiento --ganancias y más ganancias-- expulsó de la tierra a millones de negros. Incluso de los que se querían quedar --los que tal vez tenían sus tierras y se ganaban la vida con la agricultura-- la gran mayoría las tuvo que abandonar. Antes, las necesidades de los capitalistas dictaron que los negros deberían quedarse en las plantaciones, a la fuerza y por el terror; ahora esas mismas necesidades de los capitalistas dictaban que los negros debían abandonar las tierras agrícolas del Sur.
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A raíz de estos cambios económicos se produjeron ciertos cambios políticos y sociales. Se combatió la segregación, se libraron batallas y se derribaron obstáculos. A los negros ya no podían negarles legalmente el derecho a votar o a comer en los mismos restaurantes o a usar los mismos baños y tomar agua de las mismas fuentes que los blancos.
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Estas fueron conquistas del Movimiento de Derechos Civiles de los años 50 y 60. Pero, primero que todo, fueron el resultado de grandes luchas y gran sacrificio; no fueron "regalos" de los "poderosos", fueron victorias. Además, lo que concedieron los capitalistas, los cambios que aceptaron, fueron los que estaban de acuerdo con sus intereses y necesidades o que menos amenazaban la existencia de su sistema.
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La clase dominante estadounidense se vio ante una militante lucha de masas. Confrontaba el peligro de que esa lucha continuara y se saliera de madre del todo, especialmente a medida que al Movimiento de Derechos Civiles lo remplazaba un movimiento revolucionario de liberación negra a fines de los 60.