Es necesario que los comunistas sean… comunistas

Revolución #038, 12 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us

Nota de la Redacción: A lo largo de los últimos meses (y la semana pasada) hemos publicado pasajes de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, a un grupo de militantes y partidarios el año pasado (2005). En este número vamos a publicar un pasaje de otra charla del 2004. A esta edición el autor le agregó una serie de notas aclaratorias entre corchetes. La próxima semana volveremos a la charla del 2005.

Planteando el problema de una forma aguda, atando varios cabos de esta charla y permitiéndome un poco de hipérbole a fin de enfatizar un asunto muy importante, el problema es que la mayor parte del tiempo la mayoría de los comunistas no son comunistas.

Este es un problema que afecta a nuestro partido, pero también es un problema mundial e histórico del movimiento comunista y de toda la experiencia de la sociedad socialista. Piensen en el fenómeno que se vio en China: demócratas burgueses que se vuelven seguidores del camino capitalista. [Esto se refiere al hecho de que una cantidad significativa de los que apoyaron la revolución y entraron al Partido Comunista que la dirigía se quedaron estancados en la posición ideológica de que lo único que querían era eliminar las barreras y las cadenas que le impuso la dominación imperialista a China y a la sociedad china, con la resultante persistencia de relaciones feudales o semifeudales en el campo económico y social, y en la superestructura política e ideológica. Cuando tras la victoria inicial sobre el imperialismo y el feudalismo la revolución china entró a la etapa socialista y, especialmente, cuando avanzó en esa etapa con la meta de eliminar y abolir toda forma de explotación, opresión y desigualdad social, muchos de ellos dejaron de apoyar la revolución y se opusieron cada vez más a su avance. Eso se concentró en el Partido Comunista y en particular en los líderes que adoptaron líneas, programas y medidas que llevaban la sociedad de vuelta al capitalismo (por eso Mao los llamó "seguidores del camino capitalista"). Como el sistema socialista estaba bastante establecido en China y contaba con mucho apoyo popular (especialmente de los trabajadores y de la gran mayoría del campesinado, así como también de muchos intelectuales revolucionarios y otros sectores), los seguidores del camino capitalista presentaron su programa capitalista como "socialismo". Efectivamente, cuando después de la muerte de Mao en 1976 tomaron el poder por medio de un golpe de estado y sofocaron a las fuerzas revolucionarias del Partido Comunista y de la sociedad en general, con Deng Xiaoping a la cabeza, esos seguidores del camino capitalista destruyeron el socialismo y restauraron el capitalismo. Fuera de las particularidades de esta situación y lucha en China, en toda revolución que avance al socialismo y aspire a la meta final de un mundo comunista se presentará el fenómeno de que los demócratas burgueses se vuelven seguidores del camino capitalista. Por eso Mao sostenía que es crucial continuar la revolución después de establecer el socialismo. Los comunistas tenemos que seguir abordando el problema de cómo prevenir la restauración del capitalismo en un país socialista, cómo seguir avanzando hacia el comunismo, y cómo hacerlo con métodos que concuerden con la meta de avanzar hacia el comunismo, a fin de hacer mayores avances, primero en el campo de la teoría y después en la experiencia práctica de los nuevos estados socialistas que surjan.]

La mayoría de los militantes del Partido Comunista de China no buscaban volverse seguidores del camino capitalista. Su objetivo no era adoptar, defender ni implementar medidas y líneas que llevaban al capitalismo. Pero muchos de ellos siguieron esa línea; pensaron que era requesón de soya; no sabían la diferencia entre un gato negro y un gato blanco. [La frase "requesón de soya" es parte de un comentario que hizo Zhang Chunquiao (uno de los principales líderes del Partido Comunista que luchó por la línea revolucionaria del socialismo y el comunismo, a quien arrestaron y encarcelaron después de la muerte de Mao como parte de "la banda de los cuatro"). En un artículo titulado "Acerca de la dictadura omnímoda sobre la burguesía", escrito poco antes de la muerte de Mao y del reaccionario golpe de estado encabezado por Deng Xiaoping, Zhang habló del peligro de un golpe y de la restauración capitalista; señaló que la actitud de muchos miembros del Partido Comunista hacia el "atractivo" de las líneas y medidas revisionistas que fomentaban el capitalismo era similar a su actitud hacia el requesón de soya: ¡piensan que huele mal pero sabe bien! La expresión "gato negro/gato blanco" viene de una famosa declaración de Deng Xiaoping varios años antes del golpe de estado que restauró el capitalismo: no importa si un gato es negro o blanco, con tal que cace ratones. Eso quería decir: qué importa que las medidas que adoptemos para desarrollar la economía encarnen principios socialistas o principios capitalistas, con tal que lleven a que China sea un estado moderno poderoso. Eso también tenía atractivo para muchos, inclusive dentro del Partido Comunista, y está relacionado con el fenómeno de que los demócratas burgueses se vuelven seguidores del camino capitalista.] La mayoría de los cuadros del Partido Comunista de China siguieron esa línea revisionista cuando ganó, y cuando purgaron y diezmaron, y en muchos casos ejecutaron, a los defensores de la línea revolucionaria.

¿Cómo sucedió eso? En la revolución china y en cualquier revolución que lleve al socialismo se puede ser parte comunista y parte demócrata burgués. Una parte se esfuerza por superar lo que Marx llamó "el estrecho horizonte del derecho burgués" y otra parte acepta una versión u otra del derecho burgués. Esas tendencias continuarán y la tendencia al derecho burgués puede ganar. [El término "derecho burgués" se refiere a las desigualdades sociales características del capitalismo, por ejemplo la profunda división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, así como otras grandes diferencias sociales que constituyen opresión y explotación, o contienen sus semillas; durante el socialismo persisten esos rezagos de la vieja sociedad y solo se pueden eliminar completamente con el avance al comunismo. Otro aspecto del "derecho burgués" son las manifestaciones de las relaciones económicas y sociales del capitalismo en las estructuras políticas, las instituciones y el funcionamiento de la sociedad, por ejemplo en el derecho y las ideas imperantes. El fenómeno de que hay comunistas que no rompen del todo con el derecho burgués se debe fundamentalmente a que la revolución comunista requiere una ruptura radical con las relaciones tradicionales de propiedad y con las ideas tradicionales, como explican Marx y Engels en el Manifiesto Comunista.Esas relaciones tradicionales de propiedad (relaciones económicas y sociales de explotación y opresión) y su manifestación en el campo de las ideas (ideas tradicionales que corresponden en última instancia a relaciones económicas y sociales de explotación y opresión) persistirán, resurgirán y se harán valer hasta que se elimine complemente la base para que existan con el avance al comunismo en todo el mundo. Hasta llegar a esa meta, la sociedad en general sentirá la influencia de esas relaciones tradicionales de propiedad e ideas tradicionales, y lo mismo sucederá con los comunistas que no superen los estrechos confines del derecho burgués; eso puede llevarlos a "redefinir" el "comunismo" de tal forma que equivalga a la democracia burguesa y a las relaciones económicas y sociales capitalistas que en realidad refuerza la democracia burguesa. Al fin y al cabo, la democracia burguesa es la encarnación del gobierno de la sociedad por la clase capitalista: es una forma de dictadura burguesa1.

Digo que los comunistas pueden tener una parte comunista y una parte demócrata burguesa, pero no lo digo a fin de promover la "autocultivación". "Oh, ¿qué soy, cuál es mi esencia?". No es cuestión de hacer una revolución interna, en sí o para sí. Sí se necesita una lucha ideológica y hacer una revolución interna en ese sentido, pero no en el sentido de cultivarse uno mismo, de mirar hacia dentro. La esencia del asunto es qué línea y qué concepción del mundo tenemos y adónde llevan, qué efecto tendrán en la sociedad y en el mundo. ¿Adoptamos y captamos firmemente el punto de vista, el método y el programa comunista; o adoptamos otro (o nos dejamos jalar espontáneamente por otro)?

Hay miles de injusticias en la sociedad. Un ejemplo patente es la horrible opresión nacional y el racismo que la acompaña. Hoy, eso lo reconocen, de cierta forma y hasta cierto punto, hasta los representantes de la clase dominante. Por ejemplo, hace poco Howard Dean se puso a explicar su comentario de que el Partido Demócrata tiene que apelar a los blancos del Sur que tienen en sus pickups la bandera de la Confederación [el símbolo del gobierno que luchó por conservar la esclavitud--Nota del traductor] con estas palabras: "Bueno, lo siento por la imagen, pero lo que quiero decir es que tenemos que atraer a los hombres blancos del Sur". [Esto fue cuando Howard Dean era candidato a las elecciones primarias del Partido Demócrata.] Pero a continuación, sabiendo que estaba metido en camisa de once varas, dijo: "Se necesita una buena conversación sobre la raza en América". Luego citó un nuevo estudio (¡otro más!) que ilustra lo profunda que es la discriminación en esta sociedad. En ese estudio grupos de universitarios fueron a solicitar trabajo y contestaron que sí a la pregunta de si los han "condenado de un delito" como posesión de drogas con intención de vender; y resultó que los blancos que contestaron que sí tenían más probabilidad de conseguir trabajo que los negros que no tenían ningún antecedente penal.

Esto es una manifestación más de la opresión de los negros y se puede aplicar a otras nacionalidades oprimidas. Es una manifestación de una gran injusticia. Otra son los constantes asesinatos que comete la policía, especialmente de jóvenes en los ghettos, uno tras otro. Otra es la opresión de la mujer. Hay montones de injusticias en esta sociedad; el borrador de nuestro nuevo Programa cita muchas, con toda razón. Es posible meterse profundamente en las luchas contra esas injusticias y llegar a reconocer que sin una revolución que tumbe el sistema actual no se pueden eliminar esas injusticias e infamias; es posible asumir esa posición sin romper completamente con el derecho burgués, sin superarlo. Hacer esa ruptura es una lucha aguda y continua que se plantea una y otra vez. Es un reto que se presenta continuamente a todos los comunistas.

Bueno, es importante recalcar que, en el curso de desarrollar la lucha contra los muchos atropellos e injusticias que produce continuamente este sistema (y, como dijera Lenin, de desviar esas luchas hacia la meta de la revolución, el socialismo y en última instancia el comunismo), es correcto y necesario unirse con muchas clases de personas y fuerzas que tienen una diversidad de concepciones ideológicas y posiciones políticas. Otra forma de decirlo es que será necesario unirse con mucha gente que no ha superado los límites del derecho burgués y la democracia burguesa. De hecho, mucha gente conservará esas concepciones y posiciones por mucho tiempo, inclusive bien entrada la etapa de transición socialista; y jamás lograremos avanzar hacia las metas de la revolución comunista (ni nunca lograremos que den el salto para dejar atrás el estrecho horizonte del derecho burgués) si adoptamos una actitud estúpida, sectaria y dogmática y decimos que no vamos a trabajar con los que no han hecho esa ruptura y repudiado completamente el derecho burgués. Pero en el proceso de unidad-lucha-unidad con una amplia gama de personas (y, con respecto al aspecto de "lucha", planteando audazmente nuestras ideas y metas, y estimulando de forma positiva una discusión de principios sobre esto, mientras nos unimos con ellos contra la opresión y la explotación, las infamias y las injusticias, con las que podemos hacer causa común), los que somos, y estamos resueltos a ser, comunistas, debemos realizar una lucha coherente, de otro tipo y en otro contexto, dentro de nuestras filas, para seguir profundizando y fortaleciendo nuestro conocimiento y nuestra aplicación del punto de vista y el método comunista, y nuestro esfuerzo por las metas de la revolución comunista.

Para decirlo de otra forma, la "posición" por sí sola no es suficiente. Inclusive los comunistas tienen mucha confusión sobre esto. A veces se oye decir: "él o ella tiene una línea ideológica muy buena", y lo que se quiere decir es que esa persona tiene una buena posición: es dedicada, odia la opresión, etc.; pero la posición no es suficiente. Zhang Chunquiao escribió algo al respecto (o se dice que lo escribió y estoy dispuesto a creerlo, a aceptar que es cierto). Después del golpe, en uno de los ataques de los revisionistas a la "banda de los cuatro", dijeron que Zhang Chunquiao afirmó que la teoría es el aspecto más dinámico de la ideología. La intención de los revisionistas era decir: "Es un dogmatista total; es pura teoría y nada de práctica; no tiene la dignidad de la realidad inmediata". [Esto alude a la declaración de Lenin de que la práctica "posee no solo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad inmediata".] Pero los revisionistas torcieron lo que dijo Lenin y le dieron la interpretación de que la teoría no tiene importancia, o solo tiene una importancia secundaria, y que la práctica se reduce a algo estrecho e inmediato. Eso pasa por alto el hecho de que en la misma obra filosófica Lenin hizo hincapié en que la teoría, como abstracción, refleja la realidad de modo más elevado y más concentrado que la experiencia práctica, de la cual es una abstracción. (Naturalmente, Lenin hablaba de la teoría correcta, la teoría que es un reflejo, y una concentración, de la realidad tal como es, con su movimiento y cambio). Esa interpretación revisionista estrecha de la esfera de la práctica y de su importancia ignora otra verdad fundamental que Lenin recalcaba: sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario.]

Lo que se le atribuye a Zhang Chunquiao es muy importante. Mao dijo que la ideología comunista consta de posición, punto de vista y método. La posición es importante; si uno no toma partido con las masas, ¿cómo va a querer abrazar la ciencia del comunismo y hacer algo con ella? Pero la posición por sí no nos llevará más allá de cierto punto.

La teoría es el factor dinámico porque: ¿cómo se cambia la ideología, cómo se cambia la concepción del mundo? ¿Cómo se cambia la manera de ver algo, cómo se cambian los sentimientos sobre algo? Piensen en eso: ¿cómo se cambian los sentimientos? Lo hacemos cuando entendemos algo de otro modo, especialmente si tratamos de ser científicos, de lograr concretamente las grandes cosas que nos proponemos, lo cual requiere un enfoque científico (aunque no siempre lo recordemos).

La teoría es el factor dinámico de la ideología. Si uno no estudia, si uno no le lucha al marxismo (o, como decimos hoy, el marxismo-leninismo-maoísmo), si no se esfuerza por ver cómo se aplica, y por seguir desarrollándolo al aplicarlo, la espontaneidad lo va a jalar hacia abajo. Lo van a jalar hacia abajo las fuertes presiones que ejercen las relaciones predominantes de explotación y opresión (y la dinámica que impulsa todo en una sociedad, y un mundo, dominado y moldeado por los sistemas de explotación y opresión) y por las ideas correspondientes, que tienen una posición dominante y que diseminan y remachan los medios de comunicación y otros medios de moldear la opinión pública y la manera de pensar. Sin una lucha continua y cada vez más consciente contra esas presiones e influencias, la posición se va a deteriorar. Si uno se basa solamente en la posición; si no procura basarse cada vez más profundamente en la teoría comunista (o si toma la actitud pragmática de que los requisitos de una lucha o situación inmediata condicionan e incluso definen la teoría), acabará claudicando y olvidando la meta de hacer la revolución y llegar al socialismo y a un mundo comunista. Si uno no rompe, en su pensamiento, con el estrecho horizonte del derecho burgués, y si no continúa profundizando esa ruptura, inclusive su visión del comunismo y de la revolución comunista se limitará a ser una variación de la democracia burguesa (o retrocederá y se reducirá a eso), a ser otra expresión de la sociedad y del mundo en que predominan las relaciones burguesas y el gobierno burgués. Abandonará las metas de la revolución comunista abiertamente o, como suele suceder, seguirá diciendo (y quizá creyendo, a un nivel) que sigue "a favor" de esos objetivos, pero los consignará a un futuro distante, actuará como si hubieran perdido todo sentido, sin ninguna relación con las tácticas necesarias en las circunstancias presentes, y/o aguará la "revolución" a una noción reformista, gradualista de cambio; transformará el socialismo "como mucho" en un ideal de mayor bienestar social y de mayor extensión de la democracia burguesa, sin romper ni transformar las estructuras e instituciones del poder ni las relaciones de poder que dominan la sociedad y el mundo, sin la transformación de las relaciones sociales y las relaciones económicas y procesos subyacentes que esclavizan a la vasta mayoría de la humanidad, y sin un cambio radical de la manera de pensar; convertirá el "comunismo" en una noción utópica sin sentido, en un ensueño irrealizable. En resumen, "desvirtuará" la revolución, el socialismo y el comunismo, y los desconectará de lo que sucede en cualquier momento dado y de las "necesidades prácticas" de la presente lucha.

Así que la posición no es suficiente. La teoría es el factor dinámico de la ideología. Para conservar la posición correcta, y para avanzar en el conocimiento y la aplicación de la ideología comunista, hay que abordar las cuestiones cardinales de línea y teoría, no reducidas a la importancia que tengan en la situación y la lucha del momento, sino en una dimensión mucho más amplia, mundial e histórica, y la conexión entre esa dimensión y la situación inmediata. Hay que empaparse una y otra vez de la esencia del comunismo como concepción del mundo y método; hay que examinar una y otra vez por qué y cómo es un enfoque científico de la realidad: el enfoque más meticulosa, sistemática y exhaustivamente científico de la realidad, su movimiento y desarrollo. Si los camaradas no abordan de esa forma el estudio de la teoría comunista y la aplicación de eso,y no de otra cosa, a las muchas cuestiones sociales y los asuntos mundiales que consideran y manejan; si, como parte de eso, no se familiarizan continuamente con la obra y el método de nuestro presidente; pues, la influencia de la espontaneidad y las ideas que circulan en los movimientos de oposición y en la sociedad y el mundo los llevarán a adoptar y aplicar más y más OTRA concepción del mundo y otro método.

Tomemos por ejemplo algo que se está volviendo un campo de lucha muy crucial e intenso, con profundas implicaciones para la dirección de la sociedad y del mundo: la religión, y en particular el fundamentalismo religioso de varias clases, especialmente la creciente influencia del fascismo cristiano fundamentalista en este país en general y en concreto en las estructuras del gobierno y su papel en el mundo. En la situación de hoy, hay varios libros sobre aspectos cruciales de esto con puntos muy valiosos (o invalorables); algunos los han escrito religiosos progresistas. A mí personalmente me gusta y me parece importante leer muchos libros sobre religión de autores de muy diversos puntos de vista. Me parece útil y estimulante. Pero no me parece que es más importante ni más estimulante que el análisis (y síntesis) de quienes abordan estas cuestiones con la concepción del mundo y el método comunista, y teniendo en mente los objetivos de la revolución comunista. Lo que a uno le parece interesante e importante fundamentalmente depende de sus objetivos, está condicionado por ellos. O sea, solo aplicando la concepción del mundo y el método comunista es posible abordar la realidad, captar sus rasgos y dinámicas esenciales, y transformarla de la forma más fundamental con la meta de la emancipación de la gran mayoría de la población de la humanidad y a la larga de toda la humanidad. Es muy importante entender que otros, con otras concepciones del mundo y métodos, hacen análisis importantes y contribuyen a entender aspectos clave de la realidad. Pero inclusive para captar profundamente y de lleno los análisis de personas que proceden de otros puntos de vista, para aprender lo máximo de ellos (sobre la religión, el fundamentalismo religioso y otros temas cruciales), es necesario seguir profundizando nuestro conocimiento y aplicación de la concepción del mundo y el método científico del comunismo.

En ¿Qué hacer? Lenin afirma que para tener conciencia de clase, los proletarios no pueden limitarse a las luchas relacionadas con sus condiciones de trabajo y de vida; que tienen que abordar la lucha general contra el sistema, entender lo que pasa en todas las capas de la sociedad y reconocer cómo se plantean y se abordan diferentes fenómenos en las distintas capas. Pero también dice: tienen que aprender a hacer eso desde el punto de vista comunista, y no otro.

Ese es un punto profundamente importante. Para enfatizarlo más, voy a leer las siguientes reflexiones de un camarada:

"En estos meses, al volver a leer¿Qué hacer?, y al estudiar y reflexionar sobre la campaña de divulgar y popularizar a nuestro presidente y otras cuestiones, me he dado más cuenta de la enorme fuerza de la espontaneidad, que por cierto es muy parecida a la fuerza de la gravedad. Por muy alto que uno quiera volar, si no se esfuerza en todo momento, caerá a tierra. ¡Fíjense cuántos revolucionarios, tanto partidos como individuos, se han estrellado contra el suelo! Casi todos empezaron con convicciones revolucionarias genuinas, pero un buen día, después de años o incluso décadas de lucha, terminaron claudicando o vendiéndose, quizá sin querer o sin siquiera saber cómo llegaron a ese punto. Ahí vemos la fuerza de la espontaneidad; por fuertes que sean nuestras convicciones, si no encontramos la manera de zafarnos de la corriente de la espontaneidad, nos llevará adonde juramos nunca ir…

"¿Estamos haciendo lo máximo para hacer la revolución?; ¿nos estamos concentrando en los asuntos debidos?; ¿luchamos con toda nuestra energía, y correctamente, para rebasar los límites de hoy?; ¿estamos analizando todo con las miras puestas en la meta final y forjando las conexiones más fuertes entre dicha meta y las tareas apremiantes del momento?… ¿estamos examinando rigurosamente las críticas de los que nos pueden enseñar algo importante, aunque no coinciden con nosotros sobre estrategia…?"

Todo esto es de importancia decisiva para que los comunistas efectivamente seamos comunistas, sistemáticamente y en el sentido completo que debemos ser, basados firmemente y cada vez más profundamente en la naturaleza científica, crítica y creativa de la concepción del mundo y el método comunista, su aplicación a la realidad y su continuo desarrollo; guiados por nuestras metas estratégicas de revolución, socialismo y a la larga un mundo comunista, y como encarnación en todo momento del vínculo vital entre esos objetivos estratégicos y lo que hay que hacer en el momento dado, a fin de seguir avanzando hacia esos objetivos globales y de no dejarnos desviar, descarrilar ni derrotar estratégicamente en la lucha por alcanzar esas metas histórico-mundiales para la emancipación del mundo.

Notas:

1. Además de una extensa discusión del tema en el libro Democracy: Can’t We Do Better Than That? (Banner Press, 1986), en la charla "Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo" Avakian explica en detalle que la democracia en la sociedad capitalista --la democracia burguesa-- es una forma de gobierno capitalista en el cual, fundamentalmente, solo hay democracia en el seno de la clase dominante capitalista y para beneficio de esa clase que domina completamente la economía y el poder político de la sociedad; para el proletariado y otros sectores de la sociedad hay un gobierno represivo, que sofoca con toda la fuerza que sea necesaria cualquier actividad política y a cualquier grupo que la clase capitalista perciba como una amenaza seria. Por eso la democracia burguesa es, en esencia, una forma de dictadura: la dictadura de la clase dominante capitalista, o la burguesía.

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