Sur Centro, Los Ángeles: confrontación en retén
Revolución #039, 19 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us
Como lo contaron lectores del periódico Revolución:
Sur Centro, Los Ángeles, es un lugar donde viven negros e inmigrantes latinos. Es también lugar de extrema brutalidad y asesinatos policiales. En este lugar hay un alto porcentaje de desempleo, las viviendas están en pésimo estado y todos los días se lucha por cubrir las necesidades básicas hasta cada fin de mes, sin lograrlo con frecuencia. El viernes 24 de febrero el departamento de policía (LAPD) estableció un retén "antialcohol", pero era solamente un pretexto. La policía paraba a las personas que pasaban en sus autos y les pedía que mostraran su licencia de conducir. Muchos inmigrantes indocumentados no pueden tener licencia de conducir, sin embargo, tienen que conducir; necesitan ir a trabajar --si tienen la suerte de tener empleo--, dejar a sus hijos a la escuela, ir al hospital o a comprar alimentos, y el supermercado más cercano está a millas de distancia y el transporte público es atroz. El retén de "rutina" del LAPD no terminó como lo planearon.
Un lector de Revolución se dio cuenta del retén y nos llamó a mí y a un amigo. Eran cerca de las 9 de la noche. Llegamos corriendo. La policía pus el retén en el bulevar Martin Luther King y estaba parando a la gente, llevándose sus coches y arrestando a los conductores. Algunas personas estaban enojadas pero no sabían qué hacer. También había algunos chavos de entre 11 y 13 años en sus bicicletas que no paraban de ir y venir tratando de alertar a los conductores de los coches que se dirigían hacia el retén. Cuando llegamos, nuestro amigo Miguel estaba hablando acaloradamente con la gente acerca de la naturaleza del operativo de la policía. Algunos se creyeron las mentiras de la policía de que se trataba de un retén antialcohol para prevenir accidentes. Miguel decía: "¿Por qué se están llevando los coches y arrestando a las personas sin aplicarles el alcoholímetro? ¿Están casi todos borrachos? ¡No! Son inmigrantes indocumentados". La gente ponía atención a lo que Miguel decía y empezó a enojarse. Empezamos a gritar: "Fuera, puercos" y "La Migra, la policía la misma porquería". Algunas personas gritaban con nosotros.
La policía dio órdenes de dispersarse o si no, al bote. Una muchacha les preguntó: "¿Por qué me van a arrestar?". La policía le respondió con la típica excusa: "Por bloquear la vía pública". Entonces ella les dijo: "No tienen derecho a decirnos que no podemos estar aquí en la banqueta". La policía la esposó, pero más tarde la soltó. Empezamos a caminar de una intersección a otra y tocamos a las puertas de las casas para que saliera la gente. Algunos salieron y vinieron con nosotros. Mientras, organizamos a los chicos para que fueran en sus bicicletas a las intersecciones de una cuadra a la redonda y se pararan con unos carteles que hicimos ahí mismo.
Repartimos ejemplares de Revolución a todo el mundo y conocimos a varias personas que quieren seguir en contacto con nosotros. Una persona que compró Revolución dijo: "La gente necesita entender la importancia de este periódico, leerlo y dárselo a otros para que lo lean. Para cambiar esta situación, debemos leer este periódico".
La acción de la gente obstaculizó el operativo de la policía. Los coches daban vuelta y rodeaban el retén. Pero no solo los indocumentados evitaban el retén; los negros también lo hicieron y nos agradecieron por haberles avisado. Un repartidor de pizzas nos agradeció y nos regaló un par de cajas de pizza para los que estábamos ahí. Un negro se nos unió y dijo que la policía es como los nazis. Hizo un cartel con una esvástica y se quedó, y a pesar de que la barrera del idioma nos impedía entendernos bien, él sabía lo que ocurría y eso era suficiente. Algunos decían: "Debemos unirnos y organizarnos para no permitir que esto suceda de nuevo".
Al rato no pasaron más coches por el retén y la policía tuvo que dar por terminado su operativo antes de lo planeado. No sabemos cuánta gente cayó presa de esta feroz táctica gestapiana del LAPD, pero nos dimos cuenta de que una escuela cercana les dio permiso de usar su estacionamiento para guardar los coches que confiscaron. Hablamos con los vecinos y decidimos que el lunes en la mañana los padres de familia deberían confrontar a la administración de la escuela acerca de su cooperación con el LAPD. Nos reunimos el sábado para hacer un cartel que decía: "La escuela apoyó a la policía hoy. Mañana puede apoyar a la Migra". El lunes, a las 6:30 de la mañana estábamos frente a la escuela. Hablamos con algunos padres de familia acerca de lo que ocurrió el viernes en la noche. Una maestra permitió que sus estudiantes investigaran lo que ocurría y que luego escribieran un artículo para el periódico de la escuela.
En la administración de la escuela se pusieron nerviosos y dijeron que se reunirían con los padres de familia el siguiente fin de semana para discutir el asunto. Nosotros llamamos al periódico en español Hoy para invitarlo a que viniera con nosotros el lunes en la mañana. Los periodistas del diario que vinieron con nosotros esa mañana escribieron un artículo que se publicó el 28 de febrero con el encabezado: "Activismo: Protestan contra un ‘retén’ cerca de escuela".