La batalla de My Name Is Rachel Corrie
Revolución #040, 26 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us
Rachel Corrie
Foto:La Guerra di Rachel
Hace un par de semanas el New York Times dio a conocer la inquietante noticia de que el New York Theater Workshop (NYTW) pospuso, por razones políticas, la realización de la obra MY NAME IS RACHEL CORRIE (Me llamo Rachel Corrie), que se basa en las extraordinarias cartas que una joven estadounidense escribe para sus padres justo antes de que las Fuerzas de Defensa israelíes le pasaran por encima cuando ella intentaba impedir que tumbaran la casa de una familia palestina. De una manera pura, específica y profunda, las cartas expresan las incalificables cosas que el gobierno israelí, con el apoyo de Estados Unidos, le hace al pueblo palestino.
La batalla por la obra de teatro está causando consternación en el mundo del teatro, tanto en Estados Unidos como en Londres, donde se estrenó con mucho éxito en una producción del Royal Court Theater. En Estados Unidos la controversia se da en un ambiente en el que no se tolera la menor mención en público de las demandas legítimas del pueblo palestino. Esto ya lleva años. Pero últimamente espían y hostigan a los profesores árabes y hasta se les impide entrar al país, y a los palestinos no se les permite hablar en escuelas o participar en exhibiciones artísticas en universidades.
El NYTW que iba a realizar la obra es una institución de renombre conocida por presentar obras de dramaturgos que escriben sobre los abandonados y los oprimidos. La decisión de realizar esa obra seguía esa tradición. Pero justo antes de que empezara, el 22 de marzo, el director artístico, Jim Nicola, se rajó. Dijo que después de hablar con "miembros de la comunidad judía" y de enterarse "de que había una gran posibilidad de que varias facciones, de todos los lados del conflicto, aprovecharan el momento para promover sus intereses", el teatro necesitaba más tiempo para "contextualizar" la obra.
¡Este es el "contexto", carajo! Cualesquiera que sean sus intenciones, la postergación de la obra por esas razones políticas objetivamente acepta las condiciones desfavorables que Estados Unidos está imponiendo de manera inexorable: las únicas dos alternativas para la gente del planeta son "McCruzada" o "Jihad". En ese falso y fútil paradigma, las justas demandas del pueblo palestino se confunden con la agenda de los fundamentalistas islámicos. Y lo peor es que la resistencia palestina a seis décadas de limpieza étnica se pone al mismo nivel moral que los enormes crímenes del gobierno israelí: la plazafuerte y el perro de ataque de los imperialistas estadounidenses.
Esto empezó en enero, con el trasfondo del triunfo electoral de Hamas en Palestina, un partido cuyo reaccionario programa teocrático representa un horror para el pueblo palestino, aunque se hace pasar como la oposición más "militante" a Israel y Estados Unidos. Rachel no menciona nada de eso, aunque sus cartas, de una manera implícita, refutan la idea de que las opciones son conformarse con el imperialismo estadounidense o asumir ciegamente el fundamentalismo islámico. En primer lugar, ella deja ver la verdad de lo que significa vivir en un país que están convirtiendo en una prisión al aire libre para los hombres, las mujeres y los niños:
"Nada me pudo haber preparado para la situación que encontré. Es imposible de imaginar a menos que uno lo vea; y aun así, sé que para mí esto no es la realidad: el ejército tendría muchas dificultades si matara a una ciudadana estadounidense; tengo dinero para comprar agua cuando el ejército destruye los pozos; tengo la opción de irme. Puedo ir al mar. Me da furia entrar al mundo en que viven estos niños y me pregunto qué sentirían si entraran a mi mundo. Cuando uno ha visto el mar y vivido en un lugar silencioso donde se cuenta con el agua y no se teme que se la vengan a robar de noche con bulldozers; cuando uno pasa una noche sin pensar si le van a caer encima las paredes; cuando no estamos rodeados de torretas, taques y ahora una gigantesca muralla de metal, me pregunto si es posible perdonar al mundo por todos los años pasados en resistencia a la constante tentativa de borrarlo a uno de su casa. Me pregunto eso sobre estos niños. Me pregunto lo que pasaría si supieran”.
ME LLAMO RACHEL CORRIE
Sus correos electrónicos nos presentan seres de carne y hueso:
“El ingles de Nadil mejora todos los días. Es el que me llama ‘mi hermana’. Le está enseñando inglés a su abuela: ‘Hello. How are you?’Siempre se oye el traqueteo de los tanques y los bulldozers cerca, pero todas estas personas son muy alegres y cariñosas entre sí y conmigo. Cuando estoy con amigos palestinos siento menos terror que cuando estoy en el papel de observadora de derechos humanos, documentalista o militante. Dan un buen ejemplo de cómo luchar a largo plazo. Sé que la situación los afecta a muchos niveles, pero me asombra su fortaleza para defender su humanidad (la risa, la generosidad, la vida familiar) del increíble horror que viven y de la constante presencia de la muerte… Estoy descubriendo un grado de fortaleza de los seres humanos para conservar la humanidad en las circunstancias más nefastas, que no conocía. Creo que la palabra es dignidad. Me gustaría que los conocieras…”.
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Las consecuencias de posponer la obra han sido negativas por parte y parte:
- La obra no está programada en ningún teatro de Nueva York y es una obra que la gente de aquí debe ver.
- Un teatro progresista está bajo ataque (con razón) justo cuando se necesita más que nunca la clase de arte de la resistencia que ha presentado en el pasado.
Esta es una dinámica terrible y hay que cambiarla. No cabe duda de que el NYTW debe estar bajo enormes presiones, igual que cualquier institución cultural que quiera decir la verdad e ir contra la corriente en estos tiempos extremos. Pero hay tanto en juego que esto no se puede quedar así. Lo que se necesita es que el NYTW repudie su decisión política de “contextualizar” la obra, lo que quiere decir, seamos honestos, rodear con justificaciones de Israel la heroica voz de apoyo de Rachel a la justa lucha palestina.
También ayudaría poner los intereses de los pueblos del mundo por encima de preocupaciones más mundanas. ¿No sería bueno que todos los involucrados lucharan con el NYTW para que se porte como es debido y monte la obra en su teatro o en otro teatro sin marginarla?
Hay que tomar esto en serio: cuando uno empieza a ceder a las fuerzas de la reacción se pone a alimentar a un monstruo insaciable. En estos tiempos, en que se imponiendo un molde fascista en todas las esferas de la vida pública, es un hecho que “si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo”. (de la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar)
También podemos aprender a ser parte de la resistencia pues los individuos valientes pueden cambiar la historia. A todos se nos pondrá a prueba en circunstancias que no escogeremos y a veces sin estar preparados. Esa es la lección más importante que podemos sacar de la vida de Rachel. Ella viajó al otro lado del mundo a ser testigo de lo que hacía su gobierno y dio la vida para parar esos crímenes contra la humanidad. Pero al principio no era valiente ni sabía qué hacer.
Después de la muerte de Rachel, su madre comentó: “Recuerdo claramente su voz cuando llamó por primera vez de Gaza. Creo que estaba en la casa donde murió. Le temblaba la voz y decía: ‘¿Oyes eso? ¿Lo oyes?’ Era artillería disparada de la frontera. También recuerdo la última vez que hablé con ella, cinco días antes de que la mataran. Tenía más confianza y más convicción de que lo que estaba haciendo estaba bien. Pienso en el valor que adquirió nada más por estar entre los palestinos que viven en esa situación”.
El 16 de marzo fue el tercer aniversario de la muerte de Rachel Corrie y se realizaron programas y lecturas por todo el mundo: en Basora, Londres, Bruselas, Jenin, Jerusalén, Nueva York, San Francisco, Abuja, París, Kabul y El Cairo. Los programas siguen la tradición de las lecturas de la obra Lysistrata en más de mil ciudades en marzo del 2003: “un acto de disentimiento teatral contra la inminente guerra”
En la iglesia Riverside de Nueva York se leerán las cartas de Rachel el 22 de marzo.