Levantamiento popular contra el rey
Estados Unidos se entromete
Revolución #044, 23 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us
Docenas de miles de personas han salido a las calles a protestar en Nepal. Una alianza de siete partidos políticos propuso llevar a cabo una huelga general de cuatro días a partir del 6 de abril en contra de la monarquía autocrática feudal del rey Gyanendra. Y el 17 de abril, fecha de nuestra publicación, ya suman casi dos semanas de manifestaciones en la capital y a lo largo del país.
Desde la fecha de inicio, el gobierno ha tratado de controlar la huelga al arrestar a cientos de personas y al prohibir las reuniones públicas. Docenas de personas fueron arrestadas el 5 de abril durante la protesta en contra de esa prohibición. La policía atacó a un grupo de periodistas y de personas con discapacidades en una manifestación organizada por la Asociación de Periodistas de Nepal. Las fuerzas de seguridad también hicieron redadas en casas de líderes de la oposición y arrestaron a muchos activistas.
A pesar de tanta represión, miles de personas salieron a las calles de Katmandú y de muchos otros lugares. La rutina diaria se vio paralizada por completo: comercios y escuelas cerradas; solo unos cuantos carros en las calles. Mil arrestos se llevaron a cabo en todo el país durante el primer día de huelga.
Docenas de miles de personas continúan manifestándose después de los cuatro días del llamado. Más de 70 distritos participaron durante los primeros cinco días de manifestaciones. El 7 de abril, más de 50,000 personas salieron a las calles de Chitwan en Terai, una zona cercana a la frontera con India. En algunas zonas los caminos están bloqueados con llantas en llamas y troncos de árboles. Grandes cantidades de brigadas de policías se han desplegado para enfrentar a los manifestantes, quienes han quemado autos y han aventado piedras y ladrillos a las fuerzas de seguridad. Las brigadas utilizan gases lacrimógenos, balas de salva y de plomo, y han herido a muchos. Al menos cuatro personas han muerto y hay docenas de lesionados con armas de fuego. Hay miles de arrestados, inclusive niños.
Hace 14 meses, el primero de febrero del 2005, el rey Gyanendra declaró estado de emergencia, disolvió el parlamento, destituyó al primer ministro y suspendió muchos derechos constitucionales en un acto de desesperación al no poder destruir la guerra popular que dirige el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) [PCN (M)]. El PCN (M) comenzó la lucha armada en 1996 en contra del gobierno y ahora controla un 80 por ciento del territorio nacional. Tiene bases de apoyo con nuevas formas revolucionarias de gobierno. (Para saber más sobre la guerra popular en Nepal entra a http://rwor.org/s/nepal_s.htm).
A pesar de la brutal contrainsurgencia del Ejército Real de Nepal (ERN) de Gyanendra, respaldado económica y políticamente por Estados Unidos, India e Inglaterra, la guerra popular sigue expandiéndose y es lo que ha preparado el terreno para las manifestaciones actuales lideradas por los partidos parlamentarios.
Los maoístas suspendieron las operaciones armadas en Katmandú y sus alrededores durante los primeros días de la huelga a manera de apoyo. En el tercer día de la huelga, el Ejército Popular de Liberación (EPL) atacó una base militar del gobierno en la región central de Terai. Alrededor de 12 cuarteles fueron destruidos, dos docenas de soldados murieron y una gran cantidad de armas fueron confiscadas.
El Partido Comunista de Nepal (Maoísta) informa que ha habido docenas de acciones militares por parte del EPL: tomas de sedes administrativas de distritos, ataques de comando y batalles frontales en las regiones centrales, el este y oeste del país. El 6 de abril, el EPL tomó Malangwa, la sede administrativa de Sarlahi, en la región este de Terai. Esto dejó docenas del personal de seguridad muertos y heridos. Destruyeron todas las oficinas del gobierno y arrestaron a varios oficiales. Alrededor de 125 prisioneros fueron liberados, la mayoría prisioneros políticos.
En cualquier parte del mundo, ya sea Irak o Los Ángeles, los helicópteros se utilizan en contra el pueblo, y Nepal no es la excepción. El Ejército Real de Nepal los ha utilizado para bombardear y dispararles a los soldados del EPL y a la gente común. El 6 de abril, un helicóptero del ejército fue derribado por el PLA mientras volaba sobre Malwanga, y murieron 10 militares. Fue la primera vez que el PLA derribó un helicóptero del ERN.
Todas las manifestaciones que se están dando en todo el país son una muestra clara de cuán aislado está el rey Gyanendra y cuán odiado es por un gran número de personas en Nepal. La brutalidad del gobierno y sus amenazas solo han incrementado el coraje y la determinación de la gente, que continúa manifestándose a pesar de las represalias.
Los estudiantes son parte fundamental de las manifestaciones en todo el país. Docenas de periodistas han sido arrestados durante protestas en contra de los arrestos de otros periodistas. Los activistas de derechos humanos que monitorean las manifestaciones también han sido arrestados. Cada vez que escritores, actores, músicos, comediantes y poetas hacían alguna parodia de las atrocidades del gobierno, los atacaban con balas, gas y macanas.
También los campesinos y obreros se han unido a las protestas, y han viajado desde sus pueblos hasta las ciudades a participar. En un pueblo se distribuyó una lista de policías y soldados que han reprimido a la población y se les recomendó a los residentes que no les rentaran.
Las protestas han sido organizadas por grupos de distintas índoles: académicos, grupos de mujeres, la Asociación Médica de Nepal, ingenieros, abogados, contadores, etc. Miles han tomado las calles. Los empleados del gobierno han suspendido sus labores.
La policía atacó a un plantón de oficinistas y arrestó y golpeó a más de 50 de ellos. Miles de agentes de seguridad respondieron con arrestos y palizas a un acto en memoria de los muertos.
Las fuerzas de seguridad le han estado disparando indiscriminadamente a los manifestantes o atacándolos con gases lacrimógenos y han herido a cientos. Solo en un día en Katmandú más de 200 personas fueron heridas con balas. Después de que las fuerzas de seguridad entraron a los dormitorios de estudiantes de medicina y los golpearon, los médicos y trabajadores de la salud se manifestaron en todo el país y se pusieron brazaletes negros.
Los estudiantes de Ciencias de Siddhanath en Kanchanpur boicotearon las clases y quemaron llantas diciendo que no tomarían los exámenes hasta que triunfara el movimiento. Los estudiantes tomaron toda la zona de la escuela y la declararon zona prohibida para la policía.
La situación en Nepal es muy compleja. Existen y compiten distintas fuerzas, con distintos intereses y agendas. Estados Unidos continúa repitiendo lo de siempre: “los maoístas no deben ganar”. Han puesto oficialmente al Partido Comunista de Nepal (Maoísta) en su “lista de terroristas”, a pesar de que la política y práctica de este no tiene nada en común con grupos como Al Qaeda. Estados Unidos ha respaldado con millones de dólares, armas y entrenamiento militar una contrainsurgencia brutal en contra de la guerra popular. El embajador estadounidense en Nepal, James Moriarty, le ha pedido en repetidas ocasiones a los partidos parlamentarios que se unan al rey para derrotar a los maoístas y los ha criticado duramente por negociar con ellos.
Estados Unidos está manipulando un resultado que le convenga a sus propios intereses en caso de que Gyanendra ya no pueda mantenerse en el poder y está promoviendo la idea de que los maoístas no son una fuerza política legítima. Las noticias dicen que Moriarty se ha estado viendo con líderes de los dos partidos parlamentarios principales, con el Partido del Congreso de Nepal y el PCN-UML. El 10 de abril, Estados Unidos obligó a Gyanendra a realizar pláticas con los partidos de oposición.
El 7 de abril, Richard A. Boucher, subsecretario de Asuntos de Asia Central y del Sur, habló ante la Confederación de Industrias de India. Como respuesta a una pregunta sobre la posición de Estados Unidos respecto a Nepal, Boucher dijo: “Los maoístas son gente deplorable. Creo que tenemos que trabajar lo más que se pueda para presionar al rey para que restablezca la democracia, exigir que los partidos se mantengan unidos y propongan una democracia que funcione. Tenemos que expulsar a los maoístas de la sociedad nepalesa. Creo que depende mucho de la actitud de los gobiernos de la región, especialmente India, y tuvimos una discusión muy buena sobre cómo conseguir nuestros objetivos”. Después continuó: “Nuestros diplomáticos se mantienen en contacto con todos en Katmandú, con todos los involucrados, los partidos políticos y el rey, dejando mensajes claros todos los días y coordinando con otros países que tienen representación allá”.
En tal situación, hay una posibilidad seria de una intervención más directa de Estados Unidos en Nepal, lo cual sería terrible para la mayoría del pueblo.
La ingerencia de Estados Unidos en Nepal no es para “restituir la democracia” sino para mantener un gobierno subordinado al dominio extranjero que refuerce las relaciones económicas y sociales de opresión que benefician a los intereses imperialistas.