Entrevista a testigo presencial en Katmandú
El 23 de abril, Li Onesto habló por teléfono con Stephen Mikesell, que está en Katmandú. Mikesell es antropólogo y experto sobre Nepal, y es autor de Class, State and Struggle in Nepal, Writings 1989-1995 (Clase, estado y lucha en Nepal: Escritos 1989-1995). De su conversación:
Stephen Mikesell: Ayer más o menos un millón de personas llegaron a Katmandú desde todas partes. Bloquearon el camino Ring Road, que rodea la ciudad, y muchas calles. Parecía como si iba a haber una gran confrontación, pero una tormenta disipó la situación. Hoy hubo manifestaciones menores en la ciudad y por todo el país. Los ministros del rey hacen las maletas y se preparan para abandonar las residencias gubernamentales, así que básicamente el gobierno se está desmoronando. A las 6 de la tarde caminé a la Ring Road y por todas partes vi grandes multitudes alrededor de fogatas.
Li Onesto: ¿Cómo describes el estado de ánimo de los manifestantes?
SM: Entusiastas, pero a la vez tensos y sombríos. Hay mucha resolución y tensión, pero también bailan, cantan y rodean a la policía. Es una mezcla compleja de emociones. Por lo general la multitud es muy joven, adolescentes y gente de veinte y pico años. Hay gente de todas las edades, por supuesto, pero la mayoría son jóvenes y los demás están en los márgenes. Muchos son campesinos que acaban de llegar a la ciudad; varios lahkhs llegaron desde el campo. [un lahkh son 100,000 personas]
LO: Hay informes de que a muchos nepalíes les molesta la intervención de las potencias extranjeras, como Estados Unidos e India; por ejemplo, el hecho de que aplaudieron la declaración del rey. ¿Has visto eso?
SM: Sí, así es. Piensan que los gobiernos extranjeros solo entienden superficialmente la situación, que aplaudieron la declaración del rey muy rápidamente y solo porque temen que los maoístas salgan más fuertes de estos sucesos. Esos gobiernos quieren un acuerdo entre el rey y los partidos políticos que excluya a los maoístas. Por eso decidieron apoyar al rey tan rápidamente. Pero por lo general, en Nepal nadie apoya la declaración del rey fuera de un puñado de monárquicos. Todos los que entrevisté me dijeron que este es el fin del rey. Y después no sé qué va a pasar…