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Los camisas pardas de Horowitz y el “equilibrio” en el salón de clase
En mi reseña del libro The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America (Los profesores: Los 101 académicos más peligrosos de Estados Unidos) de David Horowitz (Revolución #42, 9 de abril de 2006), enumeré una serie de hechos y verdades que no se podrán mencionar en las universidades si Horowitz se sale con la suya. A los que hablen del genocidio contra los indígenas de las Américas por los colonizadores europeos o de las mentiras de Bush sobre armas de destrucción masiva, los hostigarán, amenazarán y despedirán.
Ahora quiero responder a unas preguntas sobre Horowitz, basándome en cartas que he recibido. En particular, quiero hablar de cierta confusión que existe sobre la demagogia de Horowitz de “no apartarse del tema” y de “respetar el equilibrio” en el salón de clase.
En clave: equilibrio = intimidación
Horowitz dice que solo busca “equilibrio” en las universidades, como si ahora las controlara una dictadura izquierdista y a los estudiantes de física solo les dieran diatribas sobre las mentiras de Bush. ¡Como si eso fuera cierto! El impacto de esa tergiversación de la realidad se ve en un comentario que recibí en respuesta a la reseña:
“Usted critica varios puntos del libro (a veces con razón), pero no admite que hay una importante tendencia izquierdista en las universidades estadounidenses y que hay numerosos casos documentados y sin documentar de profesores liberales que imponen sus creencias a sus estudiantes. A los estudiantes conservadores no se les ha permitido expresar sus opiniones en numerosas ocasiones (o corren el riesgo de recibir malas notas o peor)”.
No, no hay una “tendencia izquierdista” en las universidades ni mucho menos las dominan “bravucones izquierdistas”. Lo que sí pasa es que algunas universidades son más abiertas (relativamente y por el momento, pero no por mucho tiempo si Horowitz se sale con la suya) a explorar las verdades que el sistema ha logrado suprimir en otras esferas de la sociedad. (El papel y la importancia estratégica de esa atmósfera de apertura a examinar distintas ideas se examina en el artículo “Dar la bienvenida a la efervescencia en las universidades ‘élites’” de esta página).
¿Verdaderamente quiere equilibrio? ¿En las escuelas primarias y secundarias, además de la Promesa de lealtad, por qué no le asignan el mismo tiempo a la crítica y protesta de la Promesa, que es una oda a la obediencia ciega, la teocracia y la hipocresía? ¿O por qué no le asignan el mismo tiempo a los dos lados de la historia de la guerra de Vietnam? ¿O a la historia del comunismo?
Lo central es si lo que se enseña es la verdad… y qué clase de atmósfera lleva a la verdad. ¿Un maestro dice algo que no concuerda con lo que el 700 Club o Fox News han programado a los estudiantes a creer? Bueno, que lo investiguen, hagan una pregunta o planteen un desacuerdo y lo discutan en la clase. Los profesores que ataca Horowitz en general fomentan tal atmósfera en sus clases.
Si un profesor de matemáticas dice que Bush mintió, que los estudiantes demuestren que está equivocado/a. Deben tener esa oportunidad. Pero si son perezosos y no investigan para demostrarlo, ¿por qué piensan que merecen un premio? No son mártires, sino haraganes. Los estudiantes deben defender sus creencias y, si resulta que no tienen razón, lo deben aceptar. Si no pueden probar su posición, no delaten al profesor. Significa que a) no tienen razón o b) tienen que investigar más para demostrarlo. La obediencia ciega no lleva a la verdad.
La verdad no se encuentra en cajas aisladas
Los grupos de camisas pardas “inspirados” por Horowitz delatan a los profesores que hablan de temas que no están en el plan de estudios (y por lo que dicen fuera de clase también). El libro de Horowitz está lleno de burlas y ataques contra los profesores que tienden puentes entre disciplinas, exploran el tema de estudio desde ángulos creativos o hablan de temas “externos”. Su método rígido y categórico no concuerda con el mundo como es ni facilita entenderlo. Construir muros rígida y artificialmente en el proceso de aprendizaje pone barreras a la verdad. ¿Cuántos descubrimientos importantes en ciencia, arte, historia… etc., son productos accidentales de “desviarse del tema”? Los avances en música, tecnología, ciencia y arte siempre se compenetran y se refuerzan. Por ejemplo, un descubrimiento importante de topología geométrica (el trazado de mapas del espacio) por Vaughan Frederick Randal Jones, un matemático de Nueva Zelanda, se debió a investigaciones y estudios de matemáticas y física que no se consideraban relacionados. ¡Qué bueno que Jones no tuviera a los camisas pardas de Horowitz en la clase para delatarlo cuando cruzó el límite de una disciplina a otra!
Horowitz ataca los nuevos campos de estudio, como estudios étnicos, estudios de la mujer o estudio de la paz. ¿Saben qué? El mundo cambia, el conocimiento evoluciona, surgen nuevos campos al captar nuevas verdades. Y muchas veces esos nuevos campos se desarrollan por medio de la lucha contra los intereses atrincherados que, por ejemplo (para dar un ejemplo destacado), buscan prohibir la investigación de la historia del pueblo negro en este país.
Además, el mundo es más complicado, diverso e imprevisible que un plan de estudios. En la sociedad se necesita dar espacio (y esto se aplicará en una sociedad socialista revolucionaria cuya meta es llegar al comunismo) a la investigación académica enfocada, intensa y hasta cierto punto “aislada”. Pero no es algo absoluto. Hay momentos cuando los sucesos del mundo “interrumpen” inclusive la investigación académica más enfocada… tanto los sucesos de otros campos de investigación como los estallidos de protesta política y otras formas de oposición a la injusticia.
Horowitz tiene una agenda política, pero también tiene una agenda epistemológica. En un mundo regido por los ataques draconianos de Horowitz contra la investigación académica y el pensamiento crítico, la investigación académica y el pensamiento crítico en sí se prohibirán. O para decirlo de otra manera: ¿qué tiene de bueno enseñar a los estudiantes a ser borregos? Si no se enseña nada de biología en una clase de biología, pues es un problema. Pero si uno está estudiando biología y el profesor hace una pregunta acerca de la guerra de Irak, ¿qué tiene de malo? ¿Por qué se debe compartimentar todo tan rígidamente? Los profesores deben permitir y alentar la crítica de lo que dicen, por supuesto, y eso es precisamente lo que hacen los profesores que ataca Horowitz.
Una atmósfera vibrante y tumultuosa de desafiar a la autoridad no es simplemente algo que tolerará una sociedad socialista auténticamente revolucionaria… es algo que tiene que fomentar si busca hacer realidad su misión de ser una transición a un mundo libre de todas las formas de explotación y opresión. (Ver, por ejemplo, “Conversación de Bob Avakian con unos camaradas sobre epistemología: Sobre conocer, y cambiar, el mundo”).
La represión fascista no es libertad de expresión
Horowitz dice que si uno calla a gritos a Bush es una violación de la primera enmienda de la Constitución, que es pisotear la libertad de expresión.
En un artículo futuro hablaré de los lazos de Horowitz con el gobierno de Bush y su papel como agente importante del programa de Bush. En un folleto de Horowitz que adoptó la campaña presidencial de Bush en el 2004, recomienda tergiversar conscientemente (y volver patas arriba) ciertos conceptos y creencias.
Eso es lo que Horowitz ha hecho cuando dice que su movimiento está a favor de la “libertad de expresión” y defiende la primera enmienda. La primera enmienda supuestamente es para proteger a la ciudadanía del gobierno, y no al gobierno de la ciudadanía.
Horowitz y los que representa no son víctimas de una dictadura izquierdista en las universidades. Lo que dice de fondo es: “si no está de acuerdo conmigo (y, fundamentalmente, con el programa que represento), está despedido”.
Horowitz es un bravucón y un cobarde. Si cree en los méritos de su posición, ¿por qué pide que despidan a los que están en desacuerdo? ¿Por qué busca imponer su programa por ley? ¿Por qué manda a los camisas pardas a los salones de clase a delatar a los profesores con quienes no está de acuerdo? ¿Y por qué aprovecha las peroratas incendiarias de Pat Robertson para crear una atmósfera de asedio?
En artículos futuros, hablaré de los lazos de este representante del programa de Bush, así como de un tema político central de Horowitz (y las fuerzas que representa): la afirmación fascista de que los negros, en vez de merecer indemnizaciones por la esclavitud, “están endeudados con América”. Entretanto, exhorto a los lectores a seguir enviando cartas sobre el tema.
Varios profesores que Horowitz ha atacado en su libro nos enviaron comentarios sobre la reseña de Alan Goodman de The Professors… y la polémica de si contestarle o no. Los comentarios y la reseña están en revcom.us.
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