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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
El Gran hermano y los periodistas
El 15 de mayo, el noticiero ABC News informó que el gobierno está monitoreando las conversaciones telefónicas de unos periodistas del New York Times, Washington Post y ABC News, y que dice que la Ley Patriota le da permiso.
Brian Ross, corresponsal de ABC News, informó que un funcionario del gobierno le dijo que han intervenido sus llamadas y las de otro periodista, Rich Esposito, y que “debemos comprar otro celular que no esté vinculado a nuestro nombre”.
El gobierno admite que ha intervenido las llamadas de varios periodistas, con el pretexto de que está investigando la filtración de información clasificada. Ross y Esposito sospechan que están en las miras del gobierno debido a que escribieron un informe sobre los países donde la CIA tiene cárceles secretas.
Gracias a funcionarios del gobierno se ha conocido información sobre la base de datos de llamadas telefónicas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la existencia de las cárceles secretas de la CIA y la tortura de presos.
A los que denuncian esos crímenes, el gobierno los considera “criminales” o “traidores”. Hace poco Bush salió por TV y dijo: “Cada vez que se divulga inteligencia secreta, perjudica nuestra capacidad de derrotar a este enemigo”.
Hablando con Amy Goodman en el programa radial Democracy Now, Ross describió cómo monitorean las llamadas:
“Usan una cláusula de la Ley Patriota… ideada para terroristas, pero la utilizan contra los periodistas. Se llama carta de seguridad nacional. En esencia, un agente del FBI escribe una carta y la lleva a una compañía telefónica (o a cualquier parte), y la Ley Patriota requiere que esta entregue la información. Además, prohíbe que la compañía le diga al cliente, a mí o a cualquiera, que el gobierno ha pedido la información”.
Con una carta de seguridad nacional, no hay que pedir permiso de un juez. El Departamento de Justicia ha admitido que el FBI preparó 9,254 cartas de seguridad nacional el año pasado contra 3,500 ciudadanos y residentes legales.
En Democracy Now, Ross describió la atmósfera que están creando con estos ataques: “Pues es muy difícil. Uno tiene que pensar como un capo de la Mafia y hacer llamadas con una bolsa de monedas de un teléfono público. Da consternación”.
Este programa de intervenciones telefónicas contra periodistas, así como la base de datos de las llamadas de millones de personas de la NSA, demuestra hasta qué punto están destripando derechos fundamentales supuestamente garantizados en la sociedad burguesa, e imponiendo nuevas normas fascistas. A la par con la guerra de Irak, la amenaza a Irán con armas nucleares y la reestructuración de regiones enteras del globo, el gobierno está apretando las clavijas en el país.
Todo esto es un gran peligro para el pueblo y para la resistencia. Todos los que no quieran ver una sociedad donde criminalizan a los periodistas por denunciar los crímenes de guerra del gobierno, donde el Gran Hermano monitorea todo lo que hagan y donde llaman “enemigos” a los que oponen resistencia… tienen que montar una gran oposición ya.
Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo.
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