Revolución #51, 18 de junio de 2006
Del testimonio del periodista Dahr Jamail:
Crímenes de guerra de la ocupación yanqui en Irak
El periodista independiente Dahr Jamail, que ha publicado extensos informes desde Irak, dio testimonio en la última sesión de la Comisión Investigadora Internacional de Crímenes contra la Humanidad perpetrados por el gobierno de Bush (bushcommission.org). En la parte que publicamos aquí, habla de los ataques contra civiles y otros crímenes de las fuerzas estadounidenses que él vio.
Su testimonio refuerza lo que señalamos la semana pasada sobre la muerte a sangre fría de 24 civiles iraquíes por los marines en Haditha: que no es un “incidente aislado”. La masacre es una concentración de la ilegal e inmoral ocupación estadounidense de Irak y de los crímenes de guerra que comete a diario contra el pueblo iraquí.
El mayor cargo contra el gobierno de Bush con respecto a Irak es que su conducta, el despliegue de las fuerzas armadas y el tratamiento de los civiles y presos es excesivo e indiscriminado. Es un incumplimiento de las leyes de guerra y de los Convenios de Ginebra. Para demostrarlo mencionaré ejemplos que yo vi durante los ocho meses que estuve en Irak…
Castigo colectivo. El ejemplo más claro de la conducta del gobierno de Bush es el sitio de Faluya, donde violó las leyes de guerra con acciones como matar a niños y otros civiles con francotiradores; disparar contra ambulancias; poner francotiradores en los techos de los hospitales para que los civiles heridos no fueran atendidos; usar armas ilegales…
También hay que señalar que las fuerzas armadas de Estados Unidos, repito, cumpliendo las órdenes de su comandante en jefe, declararon que la ciudad entera, con sus 350,000 habitantes, era un campo de tiro al blanco. Eso quiere decir que desde que empezó la guerra en noviembre de 2004, las fuerzas armadas podían disparar contra todo… Los bombardeos destruyeron el 70% de la ciudad y dejaron por lo menos de 4,000 a 6,000 civiles muertos. Tanto antes como después de la toma de la ciudad, cortaron el agua, la entrada de alimentos y de personal médico. Este castigo colectivo, que he visto también en Ramadi y Samara, llevó a la ONU a declarar en octubre del año pasado que es “una flagrante violación del derecho internacional”.
Estas medidas también se han aplicado, en parte o por completo, en Ramadi, Samara, Haditha, Faluya, Alkaim, Bilad, Abuhishima, Sania, Najaf, Kut, Bagdad, Mosul, por mencionar solo unas ciudades.
Armas ilegales. En Irak han usado y siguen usando bombas de fragmentación, municiones de uranio (conocidas como uranio disminuido), fósforo blanco y bombas incendiarias. Todo esto está prohibido por el Protocolo 1, Sección 1 de los Convenios de Ginebra sobre “Métodos y medios de guerra”. El Artículo 35 dice: “En todo conflicto armado, el derecho de las Partes en conflicto a elegir los métodos o medios de hacer la guerra no es ilimitado. Queda prohibido el empleo de armas, proyectiles, materias y métodos de hacer la guerra de tal índole que causen males superfluos o sufrimientos innecesarios”.
Falta de reconstrucción, o sea, el saqueo de Irak por las corporaciones. Las 100 “Órdenes de Bremer”, que dictó el procónsul estadounidense de la ocupación, Paul Bremer, cambiaron muchas leyes en Irak, lo cual en sí es una violación del derecho internacional. En particular cambiaron las leyes que afectan a la economía. El resultado fue abrir las fronteras de Irak a productos del extranjero y los bancos a compañías extranjeras, y decretar que los militares y contratistas estadounidenses son inmunes a la ley iraquí. Esto también permitió que las corporaciones, como Bechtel y Halliburton, sean inmunes a las leyes iraquíes y que no tengan que responder ante nadie por sus medidas contra el ambiente y de personal. Por eso es que hoy la infraestructura está hecha añicos.
¿Cómo afecta todo esto a la población iraquí? Agua: aun en la capital, Bagdad, a veces pasan días sin agua corriente. Electricidad: el iraquí promedio recibe tres horas de electricidad al día. Desempleo: el desempleo es de 50%, más alto que en la época de las sanciones, cuando oscilaba en 30%. Huelga decir que no hay seguridad para nadie, ni para las tropas estadounidenses. El sistema médico, que era el mejor del Medio Oriente, está completamente en ruinas. Hoy, el que entra a un hospital tiene el 80% de probabilidad de contraer una infección. Desnutrición: la ONU indica que es el doble de lo que era durante las sanciones genocidas…
Bloqueo de servicios médicos. Nota: uno de los propósitos de los Convenios de Ginebra fue la protección de los establecimientos médicos y del personal médico. La toma el 7 de noviembre del Hospital General de Faluya es un ejemplo del incumplimiento de esta ley. Según los militares, atacaron el hospital porque durante el sitio de abril de 2004 fue un “centro de propaganda” que difundía rumores sobre bajas civiles. Durante el sitio, a los pacientes y médicos los pusieron boca abajo en el piso con los brazos esposados por detrás. Ese es otro crimen de guerra. Dos días después, bombardearon el principal centro de salud de Faluya, otro crimen de guerra que mató 20 enfermeras y doctores y una cantidad desconocida de pacientes. Ni durante ni después del sitio de Faluya han permitido que entren equipos médicos de urgencia, un crimen de guerra. No han permitido que los médicos trasladen heridos a hospitales fuera de la ciudad, también un crimen de guerra. Han disparado deliberadamente contra ambulancias en todas partes de Irak, lo cual es sin duda alguna un crimen de guerra. Los ataques a hospitales son un gran incumplimiento del Artículo 147 del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949. Los ataques a hospitales militares también son un incumplimiento grave del Primer Convenio de Ginebra. El gobierno de Bush desobedece abierta y orondamente los Convenios de Ginebra.
Ataques deliberados a civiles. Negarle alimento, agua y atención médica a la población civil como método de guerra es un crimen de guerra. Las fuerzas militares no deben privar de alimentos a los civiles. Las fuerzas militares no deben privar de alimentos, agua, medicinas ni rescate. El propósito de los Convenios de Ginebra fue atender a estos asuntos. Las fuerzas armadas estadounidenses han disparado contra los periodistas independientes que han ido a informar sobre Faluya, lo que también es un crimen de guerra. Una orden de Estados Unidos de marzo de 2004 le dio al gobierno grandes poderes para controlar la prensa. El primer ministro Alawi dijo en una carta a la prensa, en noviembre de 2004, que la prensa debía “adherirse a lo que dice el gobierno sobre la ofensiva dirigida por Estados Unidos en Faluya so pena de sanciones penales”. Lo primero que hicieron las fuerzas estadounidenses fue cortar el agua, un crimen de guerra. Desde ese momento, por más de un mes, las mujeres y los niños quedaron atrapados en sus hogares sin comida, agua, asistencia médica ni electricidad, a consecuencia de los toques de queda y los francotiradores. Han dejado que las familias de Faluya enfrenten ese flagelo sin electricidad, drenaje ni servicios de primera necesidad, también un crimen de guerra…
Quiero terminar con la invasión como acto de agresión, el mayor de todos los crímenes de guerra…
(La grabación del testimonio de Dahr Jamail, así como de otros testimonios de la Comisión sobre los Crímenes de Bush, está en bushcommission.org. Los escritos sobre Irak de Dahr Jamail están en dahrjamailiraq.com).
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.