Revolución #53, 16 de julio de 2006
La violación y el asesinato de Abeer Qassim Hamza:
La sangrienta realidad de la ocupación estadounidense
Abeer Qassim Hamza, de 14 años, vivía con su familia unos pocos kilómetros al norte de Mahmoudiya, Irak.1 Le dijo a su mamá que cuando pasaba por el retén cerca de la casa, los soldados yanquis le lanzaban miradas lascivas y la molestaban. El Washington Post escribió en un informe del 3 de julio que como estos sabían dónde vivía, su madre tenía miedo y la mandó a casa de unos vecinos.
Pero eso no la salvó.
Según la acusación del FBI, que se encuentra en el website FindLaw.com, cuatro soldados yanquis planearon y hablaron de lo que le iban a hacer a Abeer. La Associated Press informó que tardaron una semana planeando el ataque. El 12 de marzo se emborracharon y se cambiaron de ropa: se quitaron los uniformes y se pusieron ropa oscura; uno se cubrió la cara con una camiseta. En la tarde, se metieron a la fuerza en la casa de Abeer armados con “cuernos de chivo” (fusiles AK-47).
La acusación dice que Steven Green, un soldado raso, llevó a la mamá (Fikhriya Taha), el papá (Qassim Hamza) y la hermana de 5 años (Hadeel Qassim Hamza) de Abeer a una recámara y los mató. Salió con la ropa empapada de sangre jactándose. Luego él y otro soldado violaron por turnos a Abeer; después la mataron a balazos y la quemaron. Cuando regresaron al retén, la ropa todavía empapada de sangre, le dijeron al guardia que se callara la boca. Quemaron la ropa y siguieron de guardia en un retén por el que todos los días pasan mujeres y jóvenes.
El 1º de julio la Associated Press informó que la violación y los asesinatos se atribuyeron a la violencia sectaria entre facciones iraquíes. El Daily Telegraph de Sydney (Australia) informó que la verdad empezó a salir dos meses después cuando dos soldados de la unidad de Green cayeron en un ataque y otros soldados dijeron que pudo haber sido en represalia por la violación y los asesinatos en Mahmoudiya.
El 3 de julio, acusaron de violación y homicidio a Steven Green, quien podría ser condenado a muerte. A Green lo dieron de baja antes por lo que el ejército llama “trastornos mentales”.
El 9 de julio, la Associated Press informó que acusaron a otros cuatro soldados de participar en el ataque, y a un quinto de no denunciarlo. No se sabe si entre ellos figuran los oficiales de la unidad.
La pregunta no es si esta es la única violación o agresión que los soldados yanquis han perpetrado contra mujeres y hombres iraníes, o mujeres del ejército estadounidenses. La pregunta es: ¿cuántos y cuántos han sido encubiertos?
Durante toda la historia de Estados Unidos, allí donde las fuerzas armadas han librado guerras u ocupado territorios, o donde se encuentren estacionadas, las mujeres siempre han sido víctimas y botín de guerra. Empezando con las guerras de conquista de Norteamérica, las tropas mutilaban a las indígenas para llevarse trofeos y recuerdos;2 en el extranjero las bases yanquis están rodeadas de prostíbulos y clubes de strip-tease; las violaciones son comunes y en muchos países, como Filipinas, Corea del Sur y Japón, las tropas yanquis tienen inmunidad ante las leyes. Esa asquerosa tradición de las fuerzas armadas de Estados Unidos sigue en vigor en Irak hoy.
La violación y la agresión sexual más que tolerarse se fomenta en la ocupación de Irak. Miren lo que pasó en el penal Abu Ghraib: las violaciones y los ataques sexuales. Obligaron a los presos a masturbarse y posar desnudos, violaron a hombres, mujeres y niños, y lo documentaron en miles de fotos con soldados sonrientes que decían que hicieron esas cosas para “suavizar” a los presos antes de interrogarlos.
En un ambiente en el que la mujer tiene motivos para no denunciar una violación, es imposible saber a cuántas mujeres han violado y agredido en Irak. Muchas veces, a la mujer se le echa la culpa por la violación y la castigan. La mujer violada sabe que la pueden acusar de “manchar el honor de la familia” y castigar severamente, y hasta matarla. (La sharia, o la interpretación estricta del Corán, condena a la víctima de una violación a la muerte por el delito de “tener relaciones sexuales fuera del matrimonio”).
Esta es la quinta vez en solo dos meses que se da a conocer el asesinato de civiles por tropas estadounidenses. El servicio noticioso Reuters publicó una cronología de 18 incidentes graves en tres años: marzo de 2006, matan a siete adultos y un adolescente durante una invasión de hogar; febrero de 2006: un soldado mata a un señor desarmado en Ramadi y otros dos soldados ponen un fusil AK-47 a su lado para hacer creer que era un “insurgente” (una táctica que la policía aplica aquí cuando mata). La emisora National Public Radio informó el 21 de junio que siete soldados mataron a un señor incapacitado de 52 años, a quien arrastraron a una zanja y le dispararon. Luego le pusieron un AK-47 y una pala para decir que estaba poniendo una bomba. (Ver “Chronology: U.S. troops and civilian complaints in Iraq”.)
Así y todo, después de cinco incidentes en dos meses, el coro oficial repite: “Son incidentes aislados, aberraciones, malas hierbas”.
Estos crímenes NO son aberraciones. Concentran y reflejan la naturaleza de las fuerzas armadas yanquis y de la ocupación de Irak.
El temor constante de que te maten en una boda o en la calle o en el hogar; el saber que acechan a tu hija adolescente; el temor de que te maten al cruzar un retén o cuando abres la puerta; la humillación diaria de soldados con miradas lascivas.
Esa es la naturaleza de la ocupación yanqui. La autorización extraoficial de violaciones y asesinatos tiene el propósito de quebrantar el espíritu del pueblo. Estados Unidos está imponiendo una ocupación odiada y salvaje. Y para ello necesita meterles en la cabeza a sus tropas la mentalidad colonial que trata a los iraquíes como inferiores e inservibles. Las violaciones, las masacres y la tortura son inevitables cuando se tiene esa mentalidad, y se fomenta y se respalda en los más altos niveles militares y de la Casa Blanca.
¿Qué quiere decir que un oficial de la 4a División de Infantería del Ejército diga: “Lo único que estos niggers del desierto entienden es la fuerza y yo les voy a mostrar lo que es la fuerza”? (De Cobra II: The Inside Story of the Invasion and Occupation of Iraq, citado en la reseña de Andrew Bacevich en el London Review of Books, 6 de junio). O la letra de la canción “Haji girl” escrita por un infante de marina, que celebra la matanza de iraquíes:
“Luego me escondí tras la tele
cargué mi M-16
e hice añicos a esos hijos de puta.
¿Pos no sabían que yo era un marine?”
(Sale en la página web Neveryetmelted.com)
¿Qué quiere decir que en el entrenamiento los marines corean: “La sangre alimenta el césped, los marines hacen la sangre correr”?
Hay que sumar la sangre de Abeer y de su familia a los cien mil asesinados por la ocupación yanqui de Irak.3 Esa es la verdadera naturaleza de las fuerzas armadas yanquis.
¿Cuántas Abeers más habrá? ¿Cuántos Abu Ghraibs, Ramadis y Hadithas habrá?
Hay que parar a esta guerra y ocupación criminales.
1. Hay diferentes informes sobre la edad de Abeer, pero el 9 de julio Associated Press informó que según un médico tenía 14 años.
2. Ver el libro de Dee Brown Bury My Heart at Wounded Knee; en línea en http://www.lastoftheindependents.com/chivington.html
3. Ver el número del 29 de octubre de 2004 del periódico The Guardian: “Desde la invasión, aproximadamente 100,000 civiles iraquíes, la mitad mujeres y niños, han muerto, principalmente debido a bombardeos aéreos de la coalición (según el primer estudio fidedigno sobre el saldo de muertes de expertos de salud pública de Irak y Estados Unidos)”.
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