Revolución #54, 23 de julio de 2006
México: Tensiones poselectorales
El 6 de julio las autoridades declararon que Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), ganó las elecciones presidenciales. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se ha declarado ganador. Antes, durante y después de las elecciones, hubo evidencia de fraude, por ejemplo, un video de la destrucción de papeletas. AMLO está pidiendo un recuento y que el Tribunal Federal Electoral determine el resultado.
Los medios mexicanos han publicado acusaciones de “fraude cibernético”. El programa de computadora para las elecciones contó 30,000 votos más para los candidatos presidenciales que para los senadores en los estados en que ganó el PAN y 300,000 menos votos en los estados en que ganó el PRD. En el conteo de las casillas donde AMLO ganó, se rasuraron votos y se duplicaron los de Calderón. Supuestamente salieron en blanco 827,000 papeletas de los distritos pobres, donde AMLO tiene mayores probabilidades de ganar. El programa de computadora que sumó los votos es de una empresa del cuñado de Felipe Calderón.
Al Instituto Federal Electoral (IFE), el organismo a cargo de las elecciones y del conteo, lo dominan el Partido Revolucionario Institucional (PRI, hasta hace poco el partido oficial) y el PAN. Muchos integrantes del IFE apoyan a los ricos banqueros del país, de PEMEX y a los representantes de las corporaciones extranjeras.
Con anticipación se rasuró del padrón a los potenciales electores del PRD, y hubo amenazas a los que recibían fondos del gobierno si no votaban por el PAN. La prensa alternativa informó de la muerte de dos trabajadores electorales del PRD en Guerrero. Las organizaciones del PAN en Estados Unidos recibieron 4 millones de dólares de la Fundación Ford para organizar el voto a favor del PAN. Con la ayuda de los consulados mexicanos y las bases de datos estatales, identificaron a potenciales electores del PRD y los borraron del padrón. Cuando unos mexicanos fueron a Tijuana a votar, no había suficientes papeletas.
La “gran agenda de pobreza aplazada” y la dominación estadounidense de México
La situación es intolerable para la gran mayoría de los mexicanos. Las elecciones se montaron (y se manejaron) para canalizar la furia popular hacia un proceso que no resolverá los problemas fundamentales del pueblo. Esta furia podría salirse de las manos del sistema ante el masivo fraude y si AMLO acepta los resultados.
Un asesor electoral estadounidense de AMLO dijo: “Esta sociedad tiene una gran agenda de pobreza aplazada y AMLO habla por el pueblo. Si él no defiende el voto, es posible que esa furia se exprese fuera de la esfera electoral y eso no sería bueno para nadie”.
AMLO no “habla por el pueblo”, pero sí existe una “gran agenda de pobreza aplazada” en México. El 10% de la población controla el 40% de la riqueza, el tercer hombre más rico del mundo es un empresario mexicano y la mitad de la población (50 millones) vive de menos de 4 dólares al día.
Lo que moldea todo aspecto de la sociedad mexicana es la profunda penetración del capital estadounidense. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha desterrado a millones: el 10% de los mexicanos emigran a Estados Unidos y lo que remiten a sus familias en México es la segunda fuente de divisas (después del petróleo). La crisis del campo ha desterrado a 15% más de la población hacia las ciudades y a las maquiladoras de la franja fronteriza del norte.
El TLCAN eliminó las barreras al capital y la mercancías estadounidenses, recortó los programas sociales y privatizó las paraestatales. Los productos de bajo costo provenientes de Estados Unidos han inundado el país. Los agricultores mexicanos no pueden competir con la agroindustria estadounidense, que recibe enormes subvenciones del gobierno. Millones de campesinos y pequeños negocios están en quiebra. Cada año, se pudren tres millones de toneladas de maíz mexicano a causa de su alto costo y los importadores mexicanos reciben préstamos de bajos intereses para comprar productos agrícolas en Estados Unidos.
Ni el programa de Calderón ni el de AMLO cambiará de fondo la relación entre Estados Unidos y México. Pero AMLO tiene la consigna “Para el bien de todos…” y su objetivo principal es “promover la esperanza” de los que más han sufrido bajo el TLCAN.
AMLO tiene una plataforma que no se opone a la dominación de México por el capital estadounidense. Pero nunca estuvo en las cartas una victoria de AMLO. El candidato que Estados Unidos considera más confiable es Felipe Calderón, quien promete completar la reestructuración económica de libre comercio que Fox no pudo llevar a cabo, como abrir el sector energético del gobierno a los inversionistas privados. En este contexto ocurrió la manipulación electoral, y las “indagaciones” que haya las hará el IFE.
Tensiones poselectorales, peligros y oportunidades potenciales para el pueblo
Las tensiones poselectorales se están desarrollando en un ambiente social de potenciales estallidos. En los meses previos a las elecciones, el gobierno desató una extrema represión contra los movimientos sociales. Pero AMLO no ha dicho nada al respecto. Cuando una explosión y derrumbe mataron docenas de mineros, el gobierno atacó a los familiares que protestaban por el lento rescate. En Michoacán, las fuerzas del gobierno mataron a dos trabajadores metalúrgicos en huelga. En Oaxaca, pasó lo mismo con varios maestros en un plantón. En represalia por la defensa de la tierra en Atenco, la policía mató a dos personas, arrestó a casi cien y violó a muchas mujeres. En Chiapas, el candidato senatorial del PRD, fuertemente odiado por las masas, dijo que hay que aplastar a los zapatistas.
Esta situación explosiva podría tener un desenlace impredecible y desbocarse. Está preñada de opciones y no se debe descontar más represión en uno o ambos lados de la frontera. Millones buscan soluciones y cambios radicales. La actual crisis electoral podría extenderse y generar oportunidades para la lucha de los de abajo y para el avance de la actividad revolucionaria.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.