Revolución #57, 30 de agosto de 2006
Ned Lamont: Falsas esperanzas y falso marco. ¡El tiempo apremia!
La victoria del demócrata Ned Lamont en las elecciones primarias de Connecticut para el Congreso se ha recibido como una declaración de rechazo a Bush y a los demócratas por ser sus perritos falderos. Pero el hecho de que Lamont le haya ganado a Joe Lieberman (otro demócrata, que es un entusiasta defensor de la guerra), no es algo que tendrá impacto en la intolerable dirección por la que avanza este país. En cambio, hay otra avenida que sí tiene el potencial de parar concretamente los crímenes del gobierno de Bush. Esto nos lo dice clarito el sistema (la prensa y los meros meros) si prestamos atención.
La cadena televisiva MSNBC presentó este análisis después de las elecciones: “Aunque las encuestas demuestran que la opinión pública se ha volteado contra la guerra, la victoria de Ned Lamont aumentará la vulnerabilidad de los demócratas a que los acusen de que no son confiables en la guerra contra el terror”.
Paremos un minuto y pensemos en esto: las encuestas demuestran que la opinión pública se ha volteado contra la guerra, ¡pero la victoria de Ned Lamont aumentará la vulnerabilidad de los demócratas! ¿Que qué? ¿No dice la “lógica de la democracia” que adoptar una postura popular es una ventaja y no una “vulnerabilidad”?
No. Ya se ha decidido que el marco de este debate será quiénes pueden continuar más agresivamente la supuesta “guerra contra el terror”. Por supuesto, nadie nos preguntó si ese debe ser el marco; no más nos informaron. Para los que no están de acuerdo con ese marco, autoengañarse no ayuda. ¡Tienen que depositar sus energías y sus recursos en algo distinto!
Al mismo tiempo que MSNBC nos dijo lo que iba a pasar, la máquina de propaganda derechista llenó las ondas radiales con mensajes de las personas más poderosas del país que prácticamente acusaban a Lamont de ayudar a Al Qaeda. ¿Exagero? El vicepresidente dijo que la elección de Lamont podía alentar a “los del estilo de Al Qaeda” que quieren “quebrantar la voluntad de los americanos en lo que respecta a seguir la pelea y terminar la tarea”.
Por otro lado, aunque Lieberman perdió, sigue en la contienda electoral: se inscribió como candidato independiente y ha ganado apoyo de gente del campo de Bush. En vez de arrepentirse por su apoyo a la guerra y su servil asociación con Bush, Lieberman tomó la ofensiva y dijo que la posición de Lamont sobre la guerra “la considerarán una gran victoria los que querían explotar aviones en el complot fraguado en Inglaterra”.
Como telón de fondo de todo esto, el gobierno de Bush (con el unánime y, se podría decir, furibundo apoyo de los líderes del Partido Demócrata) sigue dándole a Israel permiso de demoler a Líbano; sigue adelnate con la sangrienta ocupación de Irak, que va camino a una guerra civil; y sigue maniobrando y poniéndose en posición para una guerra contra Irán y posiblemente Siria.
Engaño y autoengaño… O confrontar la realidad
En la blogoesfera, los liberales y progresistas corrieron un maratón de autoengaño. Proclamaban que la victoria de Lamont es la primera salva de la “reconquista” del Partido Demócrata por las bases y que es un indicio de que el país finalmente se está plegando a la voluntad de la mayoría, que se opone a Bush y sus guerras.
Primero, Ned Lamont no se opone tanto a la guerra. En su portal, su posición sobre la guerra empieza con esta declaración: “Nuestras tropas enorgullecen a nuestro país con su servicio”.
No, no es verdad. A esas tropas les ordenaron invadir a Irak al servicio del imperio. Abu Ghraib, Haditha… Las violaciones y masacres que se empiezan a conocer, que es posible que se hayan cometido por órdenes o por lo menos con el estímulo de los oficiales… Esta guerra no es para enorgullecerse. Esta guerra contra el mundo, y la ocupación de Irak (y de Afganistán), no están mal porque “van mal”. Están mal porque son ilegítimas, injustas e inmorales.
Lamont en efecto tiene sus diferencias con Bush. Dice que “esta guerra no nos está dando más seguridad. Es hora de que nuestras tropas pasen a un segundo plano y dejen que los iraquíes pasen al frente y se hagan cargo de su propio destino”. Pero el punto de partida de Lamont es incorrecto. Bush lanzó esta guerra para expandir el imperio, no para buscar “más seguridad”. La posición de Lamont sobre el retiro de las tropas de Irak es sumamente vaga. Últimamente ha dicho que está a favor de un plazo de un año.
Hora de mirar la realidad cara a cara. ¿Qué creen que pasará en un año si no se frena la avanzada de Bush? Como escribió Larry Everest en Revolución #56:
“Aquí opera una lógica asesina y explosiva. Por un lado, el gobierno de Bush tiene que seguir a la ofensiva para realizar sus metas. Aflojar el paso podría descarrilar toda la campaña. Lo que hace a escala mundial requiere una ofensiva implacable, una dinámica en que vacilar o retirarse socava las metas y podría desenmarañarlo todo. Por eso no se retiran cuando tropiezan con obstáculos y dificultades, como por ejemplo en Irak. Su visión es crear un nuevo orden mundial por medio de años de caos… Tienen que seguir avanzando e inclusive ‘escapar acelerando’ de las contradicciones que encaran y crean al extender la guerra, para mantener el impulso y porque piensan que solo pueden resolver sus problemas en un escenario mayor”.
Poco después de conocerse el resultado de las elecciones primarias, Lamont salió en el programa de TV del derechista Bill O’Reilly y dijo que si la situación “empeora” (definida como una guerra regional) Estados Unidos no se debe salir de Irak.
¿Qué pasaría si Lamont absorbe las energías y los recursos de los que odian lo que está haciendo el gobierno de Bush, y sale elegido al Senado? Puede que luche solo por la retirada de las tropas de Irak, un día; puede. Mientras tanto, Bush y la bola de cruzados fascistas cristianos y los fanáticos neocons que quieren imponer McWorld a la fuerza siguen en las mismas, y la situación se vuelve más horrible y más peligrosa cada día. Lo más trágico, como explicaré, sería que chupe todas las energías y los recursos de los que quieren parar los crímenes del gobierno de Bush.
Los demócratas están amarrados al mástil de la nave estatal… ¿Pero por qué nos vamos a amarrar nosotros ?
Los demócratas a veces critican cómo empezó la guerra de Irak o incluso cómo la están conduciendo, pero ahora que la guerra está en marcha su principal preocupación es preservar la fuerza y los intereses generales de Estados Unidos como imperio, en Irak y el Medio Oriente, sin desafíos. Si ponemos atención, se ve que esa es la perspectiva de las críticas de Lamont a ciertos aspectos de la guerra: “Cuando se trata de la guerra contra el terror… somos un país más fuerte cuando respetamos lo que representamos, y en los últimos años hemos cedido mucho en eso… eso debilita nuestro país”. Los demócratas notan, por supuesto, cuánta gente de “su base” odia esta guerra, pero el papel que desempeñan como partido es defender los intereses imperialistas y convencer a “su base” de que están siguiendo sus deseos.
En un artículo reciente de la revista Rolling Stone, Al Gore dijo: “Todos estamos amarrados al mástil de la nave estatal. Porque ese grupito que está al timón debería renunciar. Rumsfeld y esa gente han cometido errores horribles, uno tras otro…”.
Esta metáfora de locos al timón y de los demócratas amarrados al mástil de la nave dice mucho del papel que ellos desempeñan. Puede que no les guste el grupo que está al timón, pero están “a bordo” y de acuerdo con el plan de dominación imperialista mundial, y desde esa perspectiva, retirarse de Irak pondría en peligro todo el barco.
Uno no “conquista” al Partido Demócrata; el Partido Demócrata lo conquista a uno. Cuanto más uno trate de conquistarlo, más atrapado queda en él. Es como una arena movediza: cuanto más trate uno de salirse, más inmovilizado queda, hasta que al final se ahoga. Lamont es un ejemplo perfecto: ofrece tomar el dinero y las energías de los descontentos y tirarlos por la borda, mientras la dirección demócrata sigue trabajando por los intereses generales del SISTEMA al que sirven.
Recordemos lo que pasó hace unos meses, cuando se hablaba mucho de hacerle un juicio de destitución a Bush. Un ejecutivo de una empresa de encuestas admitió que el público estaba sumamente interesado en ver una encuesta sobre el juicio de destitución, pero que su empresa no la iba a hacer porque no era un tema de discusión de los demócratas de alto nivel y, por tanto, no era legítimo. Después, cuando el senador demócrata de Wisconsin Russ Feingold propuso un voto de censura contra Bush, a pensar de un enorme apoyo popular, solo dos demócratas lo secundaron.
¡Hay una manera!
¡Hay un día!
Los que creen que tienen que votar, eso es una cosa. Pero darle el tiempo, la energía y el dinero a Lamont y los demócratas no es apenas un desperdicio; es contraproducente. En vez de eso, hay que salirse de todo el marco de las elecciones y forjar una nueva dinámica por medio de lucha política independiente de los canales oficiales.
La gente progresista tiene que dejar de entretener falsas esperanzas de “reconquistar” el Partido Demócrata y ponerse a debatir a fondo por qué poner las esperanzas en los demócratas y las elecciones de este año llevará al desastre. Millones tienen que ver que el 5 de octubre, el día de protestas convocadas por todo el país por El Mundo No Puede Esperar y otras organizaciones, es la única manera de parar al gobierno de Bush.
Permítanme citar una declaración de El Mundo No Puede Esperar: “5 de octubre: ¡Hay una manera! ¡Hay un día!”:
“Piensen en todas las personas que están profundamente angustiadas por la dirección en que el gobierno de Bush ha encaminado al país… y al mundo… en todas las personas que están indignadas por la manera en que este arrogante gobierno busca someter a golpes a los pueblos del Medio Oriente y de todo el mundo, y pisotea nuestros derechos aquí… en todas las personas a quienes les preocupa el futuro de la humanidad y del planeta donde vivimos, y que reconocen que el gobierno de Bush representa una grave amenaza a esto… en todas las personas que sienten una profunda inquietud pero tienen miedo de estar solas e impotentes; o que dicen que les gustaría que se haga algo para dar marcha atrás a toda esta dirección desastrosa pero que nada lo logrará; o que esperan que los demócratas hagan algo para cambiar todo esto, a pesar de que cada día es más y más claro que no lo harán… en todas las personas que son una gran parte de la población de este país y cuyos sentimientos básicos los comparte la gran mayoría de la población del mundo.
“Imaginen si, de esta enorme represa de gente, se desencadena una gran ola, y por medio de su firme resolución y gran cantidad de participantes hace una poderosa declaración política que no se pueda pasar por alto: faltar al trabajo (o salirse del trabajo), faltar a la escuela (o salirse de clases), unirse, participar en marchas y mítines, atraer a muchos más y, con muchas formas de protesta política creativas y significativas durante todo el día, dejar saber que están resueltos a parar toda esta dirección desastrosa y sacar corriendo al gobierno de Bush por medio de movilizaciones de una oposición política masiva.
“Si esto ocurre, la posibilidad de enderezar la situación y encaminarla en una dirección mucho más favorable adquirirá una nueva dimensión de realidad.
“Pasará de ser una esperanza imprecisa de millones de individuos aislados, y la acción de unos pocos miles hasta la fecha, a ser una fuerza moral innegable que tendrá un impacto político sin precedente”.
¡Esa es la visión que puede crear un nuevo marco para toda la sociedad y mandar shocks de esperanza realista por todo el mundo!
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.