Revolución #58, 27 de agosto 2006


 

Katrina: Un año después
¡Ni olvidar… ni perdonar!

Hace un año, el 29 de agosto de 2005.
Nueva Orleáns. Katrina.

Lo recordamos.
Familias enteras que caminaban con el agua hasta el pecho.
Cadáveres que flotaban por el agua tóxica; una abuela muerta dejada a podrir al sol.
Desesperación, hambre y sed en techos infernales.
Gente, la mayoría negra, apiñada en el estadio como si fuera un barco negrero moderno.
Más de 100,000 habitantes abandonados y criminalizados.
Soldados, policías y mercenarios de la compañía Blackwater que encañonaban, golpeaban, disparaban y mataban a los que trataban de sobrevivir.
Familias separadas por una cruel evacuación.

 Muchas, muchas muertes innecesarias.

Recordamos a los pobres de Nueva Orleáns, en su mayoría negros, que el gobierno abandonó pero que se organizaron por su cuenta, casi siempre para apoyarse y ayudarse mutuamente, y especialmente a los más necesitados. Recordamos a los chavos que caminaban con las aguas hasta el pecho para rescatar a los atrapados, que se apoderaban de camiones de pasajeros y escolares parar ponerlos a salvo, y que repartían comida y agua tomada de las tiendas abandonadas. Recordamos a la gente que expresaba su indignación contra el gobierno y el sistema, que los abandonaron y los acorralaron a la fuerza.

Recordamos a la gente de todo el país y de muchos sectores que se ofreció para ayudar de mil maneras, pero cuyos esfuerzos frustró el gobierno.

Y recordamos a Bush que, sin corazón, no hizo nada para ayudarlos. Recordamos que primero el Congreso y luego Bush recortaron los fondos destinados a reparar y reforzar los diques, a pesar de las advertencias de que se iban a reventar. Recordamos que su madre dijo que “estar aquí les cae muy bien” a las víctimas de Katrina… a pesar de que muchas familias se encontraban separadas y no sabían qué les había pasado a sus seres queridos. Recordamos al congresista de Louisiana que dijo que llevaban años tratando de deshacerse de la vivienda pública pero que ahora “Dios lo ha hecho” por medio del huracán.

Lo recordamos… y nunca debemos olvidar… ni perdonar.

Declaración de los techos

“No necesitamos la religión, sino la revolución. No necesitamos ‘someternos a dios’ sino deshacernos de este sistema”.

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Después del huracán Katrina, Bush y los demócratas compitieron para hacer promesas. Hoy, un año más tarde, se ve que esas promesas tienen tanto valor como el barro que todavía atasca las casas del barrio Lower Ninth Ward. Los meros meros esperan que la gente no recuerde las vívidas imágenes de Nueva Orleáns ni saque las debidas lecciones.

Katrina demostró una vez más que los cimientos de este sistema son sacar ganancias y proteger la propiedad capitalista, y que la vida humana no cuenta para nada. La gran mayoría del sufrimiento fue innecesario. La humanidad tiene la capacidad de cuidar el medio ambiente, prepararse para los desastres naturales y hacerlo de una manera cooperativa. Pero la organización social del capitalismo no lo permite. Hoy, un año después, docenas de miles de personas siguen sufriendo, no reciben ayuda gubernamental y no pueden regresar ni reconstruir. Tropiezan con un sistema que considera que la devastación y el desplazamiento son una oportunidad para deshacerse de la vivienda pública y del “problema” de los pobres. La gente está, el deseo de reconstruir existe, los medios para hacerlo existen… pero no se puede hacer nada hasta que se calcule cómo sacar ganancias y quiénes las sacarán.

Katrina demuestra que las instituciones de supremacía blanca y las ideas del racismo están profundamente entrelazadas en el sistema de capitalismo estadounidense, y que los que detentan el poder refuerzan todo esto conscientemente. El hecho de que los que vivían en las peores viviendas y que no tenían con qué escapar eran en su gran mayoría negros… acorralar a los negros en el Superdome como si fuera un barco negrero moderno… demonizarlos con mentiras y descartar cruelmente su sufrimiento… el salvajismo de la policía, que reprimió violentamente a los negros que huían de la ciudad… ¿qué demuestra todo esto si no es que sigue vivo el legado de la esclavitud y la discriminación? ¿Y qué significa que al año los desplazados negros siguen dispersos a los cuatro vientos y siguen sufriendo, y que se les prohíbe reconstruir? ¿No demuestra lo profundamente que corre el veneno de la supremacía blanca en esta sociedad… y que lo refuerzan constantemente las medidas y decisiones del sistema?

Katrina surgió del océano con poca advertencia (aunque sí hubo suficiente advertencia para llevar a cabo una evacuación). La respuesta al huracán no vino de la nada… sino de un sistema que desde hace mucho merece extinción. El capitalismo estadounidense lleva 400 años cebándose de la opresión del pueblo negro y reproduciéndola constantemente y de varias formas. Este sistema, que carece totalmente de valor, seguirá haciendo lo mismo, cada vez peor, hasta que lo tumbe la acción revolucionaria de millones y millones de personas.

Esa es la clara declaración de los techos.

Como dijo nuestro partido en una declaración poco después de Katrina:

“Vistos correctamente, estos sucesos muestran la necesidad y la posibilidad de la revolución y de una sociedad radicalmente diferente. El gobierno dejó a las masas populares de las zonas afectadas por Katrina sufrir, día tras día, en una situación no apta para seres humanos, pero las masas demostraron su humanidad de muchas maneras y desmintieron las calumnias de que son unos delincuentes y animales”.

La declaración señaló cómo se vio eso y que la gente de Nueva Orleáns recibió apoyo de todo el país. Continúa: “En todo esto se ve el potencial de movilizar a las masas a forjar una sociedad con relaciones sociales radicalmente diferentes de la competencia por subsistir que impone el sistema capitalista”.

Esto todavía existe en potencia y hay mucho que hacer para plasmarlo en realidad. Hay que ayudar a la gente a, como dice la declaración, “captar completamente que este sistema está directa y profundamente en conflicto con sus intereses fundamentales”. Hay que llevarle los libros y las charlas de Bob Avakian, presidente del PCR, distribuir ampliamente el periódico Revolución, ayudarla a elevar las miras y a captar más profundamente, y exhortarla a conocer al partido, a acercarse a él y a su dirección revolucionaria.

Como dijimos hace poco: “…quienes ven la necesidad de una revolución y quieren contribuir a ella tienen que concentrar sus esfuerzos en aumentar la conciencia política e ideológica de las masas y en forjar una gran resistencia política a las medidas y acciones de la clase dominante y sus instituciones y dependencias que más concentran a cada momento la naturaleza explotadora y opresora de este sistema, con el objetivo de habilitar a más y más gente a captar la necesidad y la posibilidad de la revolución, cuando surjan las condiciones necesarias por medio del desenvolvimiento de las contradicciones del sistema, así como del trabajo político e ideológico de los revolucionarios”. (“Puntos esenciales de orientación revolucionaria: En oposición a los alardes y las tergiversaciones infantiles de la revolución”, Revolución #55, en revcom.us)

Por medio de todo esto --de la lucha y el trabajo ideológico y político-- se puede forjar un pueblo revolucionario: millones y millones de personas conscientes de la necesidad del cambio revolucionario y resueltas a luchar por realizarlo.

"A George Bush no le importan los negros"

Esas son las palabras del rapero Kanye West, por las que recibió críticas y aplausos. Pero el asunto es más complicado y apunta a la lucha más crucial del momento: la necesidad de unir a millones de personas para SACAR CORRIENDO AL GOBIERNO DE BUSH.

Bush es la continuación del mismo sistema capitalista y es una expresión perversa del mismo. Busca un orden social muy diferente en este país, una mezcla de una dictadura religiosa fascista con una política exterior imperialista mucho más agresiva. Y está comprometido a cumplirlo cueste lo que cueste.

Por eso Bush ha pisoteado las concesiones que surgieron a raíz de las luchas de los años 60. Quiere forjar un sector de pastores negros que nos digan que somos culpables del infierno en el que el sistema nos tiene, y que sean parte de un movimiento político para imponer una teocracia (una dictadura religiosa fascista) en la sociedad. Lo hace rebajando el nivel de vida de las masas negras y repartiendo fondos por medio de esos pastores para satisfacer las necesidades básicas.

Bush dice, hipócritamente, que lo hace por el bien de los negros. ¿Pero cuál es el verdadero problema? Esos tipos no son cristianos comunes y corrientes; son fascistas cristianos y quieren abolir la separación de poderes y someter a la sociedad a su interpretación de la ley bíblica. Pat Robertson, un fascista cristiano de peso y uno de los principales partidarios de Bush, dice que hay que reemplazar el sistema penal, que tiene un millón de negros, con uno más severo. Dice que los presos "manchan a la sociedad con el sello del pecado" y que se debe aplicar el "modelo bíblico" y “echar de la sociedad de manera permanente a los reincidentes con la pena capital".

Piénsenlo. Han relegado a un gran sector de las masas negras a una vida desesperada… y debido al racismo hasta una congresista negra que entra al Capitolio o un empresario negro que maneja un Lexus corre el riesgo de que la policía lo trate mal. A los negros los meten presos con pruebas chafas. En estas condiciones, la pena capital para "reincidentes" tiene implicaciones genocidas. No olvidemos las órdenes de Bush de "cero tolerancia" con los "saqueadores" en Nueva Orleáns (o sea, con gente que buscaba comida, pañales y medicinas). ¿No es esa la misma lógica de Robertson? Y si no fuera suficiente, ¿qué quiere decir que la supuesta organización benéfica de Robertson era una de las tres principales que recomendó FEMA para enviar dinero para las víctimas de Katrina?

Pero eso también es parte de algo mayor, de toda una agenda y dirección para la sociedad. La negligencia criminal y la brutalidad perpetradas en Nueva Orleáns se suman a los intentos del gobierno de Bush de desacreditar a científicos ambientalistas, descartar las pocas reglas de protección del medio ambiente y aumentar el uso de combustibles fósiles que contribuyen al calentamiento global… todo lo cual agravará los huracanes en el futuro. Se suman a las injustas guerras en Irak y Afganistán… a la invasión de Líbano por Israel con el apoyo de Estados Unidos… a los intentos de llenar los tribunales de jueces fascistas, a "legalizar" la tortura y meter a la cárcel sin juicio o abogado… al apoyo gubernamental a los fundamentalistas cristianos… a los ataques al aborto y el control de la natalidad, la demonización de los gays, los ataques a la evolución y el fomento de la ignorancia e intolerancia en general… y a la ofensiva contra los inmigrantes para declararlos delincuentes.

¿Quién sabe qué nos espera si no los paramos? ¿La invasión de Irán o un ataque con armas nucleares? ¿Otra infamia como Katrina aquí? ¿O algo parecido? No podemos darnos el lujo de sentarnos a esperar la próxima infamia. Tenemos que actuar ya.

¡Demos el veredicto!

Urge dar marcha atrás a este curso criminal y desastroso. El pueblo tiene que dar su veredicto sobre los crímenes que el gobierno de Bush ha cometido y sigue cometiendo en Nueva Orleáns: culpable de asesinato en masa. Por ahora, la principal manera de hacer eso es preparar el terreno durante las próximas seis semanas para que el 5 de OCTUBRE sea una poderosa expresión de la resolución del pueblo DE PARAR TODO ESTO y SACAR CORRIENDO AL GOBIERNO DE BUSH.

El 5 de octubre habrá poderosas manifestaciones en las calles. Pero no será la política de costumbre, sino algo radicalmente diferente: "faltar al trabajo (o salirse del trabajo), faltar a la escuela (o salirse de clases), unirse, participar en marchas y mítines, atraer a muchos más y, con muchas formas de protesta política creativas y significativas durante todo el día, dejar saber que están resueltos a parar toda esta dirección desastrosa y sacar corriendo al gobierno de Bush por medio de movilizaciones de una oposición política masiva.

"Si esto ocurre, la posibilidad de enderezar la situación y encaminarla en una dirección mucho más favorable adquirirá una nueva dimensión de realidad". (De la convocatoria al 5 de octubre: "¡Hay una manera de hacerlo! ¡Hay un día!")

Por eso vale la pena lanzarse con ambos pies. Para los que sufrieron con Katrina y para los que no lo vivieron pero saben cómo es por experiencia propia, es hora de forjar unidad, compartir experiencias y empezar a cambiar la situación de veras. El 5 de octubre, y de ahí en adelante, hay que oír las voces de quienes este sistema ha explotado y reprimido. Los que hirvieron de furia por Katrina y aprendieron algo nuevo y más profundo sobre esta sociedad, también deben contribuirlo a la lucha para forjar en los hechos el 5 de octubre.

Como dice la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar: "La historia está repleta de luchas justas que triunfaron contra enemigos superiores. Pero también está llena de ejemplos de gente que se mantuvo al margen, esperando pasivamente que pasara la tormenta, y quedó ahogada por horrores que no se imaginó. El futuro no está escrito. EL FUTURO QUE NOS TOQUE DEPENDE DE NOSOTROS”.

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