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Revolución #63, 1 de octubre de 2006
México: Nueva etapa de la crisis poselectoral
El fin de semana del 15 y 16 de septiembre fue un punto nodal de la crisis poselectoral de México. Las instituciones encargadas de decidir el resultado de las elecciones declararon que el ganador fue Felipe Calderón, del PAN, pero los seguidores de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del PRD, siguieron sosteniendo que las elecciones fueron chuecas y sin validez. Ahora, el movimiento de resistencia que se manifestó en campamentos en el centro de la ciudad ha entrado a una nueva etapa.
Al acercarse el Día de la Independencia aumentó la tensión y todos los lados maniobraron y presionaron. El 13 de septiembre, terminó el bloqueo de 48 días que montó (AMLO) para poner presión a su demanda de recuento de los votos. Se dijo que el bloqueo se levantó para no interferir con el desfile militar del 16. Fox juró que daría el “Grito” desde el balcón del Palacio Nacional, en el Zócalo. AMLO y el PRD también hicieron planes de dar su propio “Grito” en el Zócalo. A último momento, Fox salió corriendo para Guanajuato, su estado natal, donde se dio el primer “Grito”, y le dejó el Zócalo a AMLO y sus seguidores. Fue la segunda vez en dos semanas que Fox no pudo cumplir sus deberes presidenciales debido a la oposición y a las maniobras de los círculos dominantes.
El 16 de septiembre, después del desfile militar, AMLO inauguró la Convención Nacional Democrática en el Zócalo, organizada por la Coalición por el Bien de Todos, con un millón de delegados de todo el país.
La CND declaró que AMLO es el “presidente legítimo de México”, y tomará posesión el 20 de noviembre. La mayoría rechazó “la usurpación y se desconoció a Felipe Calderón como presidente de la República”; también pidió “la abolición del régimen de privilegios”. Se decidió formar un “gobierno en resistencia”, que tendrá su propio gabinete con “secretarios de Estado” y demás. La capital será la base del gobierno, pero tendrá un “carácter itinerante”. AMLO propone un gobierno que “sería un acto permanente de desobediencia civil, ante la violación a la voluntad popular y la usurpación”. AMLO viajará por el país para desarrollar una “resistencia civil pacífica”, y posiblemente organizará un referendo para ver si existe la voluntad de convocar un “nuevo constituyente que transforme las instituciones y reforme la Constitución”.
La CND aprobó un plan de resistencia civil: protestas pacíficas donde quiera que asome la cara el usurpador, boicot a los productos y servicios de compañías que financiaron la campaña de Calderón (Coca-Cola, Kimberly Clark, Banamex, etc.), boicot de la prensa mentirosa, actividades culturales relacionadas con sus demandas, una campaña nacional contra la usurpación, poner letreros detrás de los reporteros, llamadas a los programas de radio y televisión, una página web, un canal de TV virtual y campañas mediáticas sorpresivas y creativas. También se planea bloquear la toma de posesión de Calderón el 1º de diciembre. Pero han dejado en claro que el PRD seguirá por la vía electoral. Leonel Cota, líder del PRD, puntualizó: “Si algo debe quedar claro es que el PRD no se aparta de la lucha electoral; por el contrario, sigue creyendo que la lucha electoral debe llevarnos, justamente, a las transformaciones que el país necesita”.
Del otro lado del conflicto, las fuerzas de Calderón (en México y Estados Unidos) se apresuraron a generar las reformas económicas que buscan. Tienen la esperanza de que la crisis de las elecciones se haya resuelto y de que puedan poner manos a la obra. En reunión reciente de ejecutivos (Forbes CEO Forum), organizada en ciudad de México por Steve Forbes, capitalista y ex candidato presidencial, los empresarios discutieron planes para “diseñar un Nuevo México” y alternativas para “modernizar” el sector de energía, las leyes laborales y el sistema fiscal (de impuestos) a fin de eliminar las barreras a la inversión y generar más ganancias.
Los fallos de los tribunales y la difusión de la confrontación en las calles de la capital han llevado a cierta resolución de la situación, pero es claro que la lucha interna no ha terminado. Dentro de las instituciones de gobierno, seguirá la lucha por definir el programa de la nación, pero el nuevo presidente confrontará un serio desafío de legitimidad y rebelión de las fuerzas de los círculos dominantes reunidas en torno a AMLO, que seguirán presionando por su programa, lo que se cruzará con el descontento de los de abajo.
Hay una nueva situación que puede permitir un auténtico debate y lucha de las masas sobre cuál es la solución a los graves problemas económicos, políticos y sociales. A pesar de que la controlaba AMLO, la resistencia que llenó las calles en buena medida estaba en manos de las masas, y se dio mucho debate de toda clase de tendencias e ideas políticas. Se organizaron círculos de lectura, bibliotecas, obras de teatros, conciertos, pintura, escritura, poesía, presentaciones de libros, debates de toda clase de temas, filmación de películas y demás. Sucedieron matrimonios, muertes y nacimientos: fue una ciudad dentro de una ciudad, con docenas de miles de habitantes, con sus propias patrullas de seguridad, estructura por estados y organizaciones de masas, cocinas regionales en las que no faltó la comida (cada día llegaban puntualmente 100 kilos de tortillas; de Jalisco mandaron tres novillos, y de todo el país llegaron alimentos), clínicas gratuitas de médicos y enfermeros que atendían de noche con sus propios recursos, etc. Se vieron muy pocos delitos. Todo esto mostró el gran potencial de que las masas manejen la sociedad con mucha creatividad.
En resumen, aunque el movimiento de resistencia ha estado esencialmente bajo la influencia de un partido oficial, se abrieron muchas posibilidades y espacios en estos intensos meses. Queda por verse adónde llevarán las cosas las fuerzas e individuos que abrieron más los ojos y la conciencia en estos días.
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