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Revolución #63, 1 de octubre de 2006
La rebelión popular de Oaxaca
4 páginas |
Edición especial de Revolución sobre México |
Con los artículos: |
En el estado de Oaxaca, en el sur de México, las masas populares se han levantado en una rebelión popular contra el viejo orden en un momento crítico para México. Lo que empezó como una huelga militante de maestros que ocupó el centro de la capital con demandas salariales, se ha convertido en una lucha política independiente para expulsar al gobernador priísta Ulises Ruiz Ortiz.
Por casi cuatro meses maestros y partidarios se han apoderado del zócalo, bloqueado carreteras, clausurado edificios gubernamentales, y tomado emisoras de radio y canales de televisión.
La fuerza policial no puede funcionar; en su lugar, hay 1,500 barricadas de vecinos montadas con camiones de la policía, autobuses y llantas que prenden cuando viene la policía. Las amas de casa llevan pan, atole, café y comida a los que patrullan las barricadas y al campamento del zócalo. Las masas organizan sus propias patrullas para proteger a la comunidad de ataques policiales y para resolver contradicciones entre ellas. Una brigada móvil de 200 personas se ha apoderado de los edificios gubernamentales.
Al gobernador lo han proscrito y lo han exiliado; no se sabe dónde está. Los senadores estatales anunciaron que iban a sesionar en un hotel, pero las organizaciones populares les dijeron a los dueños del hotel que “lo ocuparían pacíficamente”. Los maestros y los estudiantes cuentan con el apoyo de campesinos, trabajadores, médicos, abogados, artistas y amas de casa, así como de algunos tenderos, pequeños empresarios y sacerdotes que también quieren que el gobernador renuncie. En una sociedad muy tradicional, las mujeres han desempeñado un importante papel en la lucha.
Las masas sienten nueva fuerza ya que cada conato de represión ha acicateado la lucha, ha movilizado a más gente y redoblado su resolución. En los últimos meses, la policía y otros hampones del gobierno han matado a cinco personas; una de ellas es un arquitecto que murió en una balacera de la policía contra una emisora tomada. Hay muchos heridos por balas y gas lacrimógeno, muchos arrestados, e informes de torturados y desaparecidos.
La huelga de maestros se convierte en rebelión popular
El 15 de mayo, el Día de los Maestros en México, los maestros de Oaxaca establecieron un campamento en el zócalo para demandar un aumento de salario y reformas al sistema educativo, y ahí se quedaron para que cumplieran sus demandas. El 14 de junio, el gobernador, con el apoyo de la legislatura estatal, compuesta de miembros del PRI, el PAN y el PRD, mandó a reprimirlos salvajemente, pero eso suscitó amplio apoyo de las comunidades vecinas.
En la madrugada, cuando unos 3,000 maestros y partidarios dormían con sus familias en el zócalo, la policía lanzó gas pimienta desde helicópteros. Unos 2,000 policías atacaron el campamento con porras y gas lacrimógeno. La policía destruyó el campamento y los maestros se dispersaron, pero regresaron con miles más de maestros, universitarios y gente de pueblos cercanos, se defendieron de la policía con palos y piedras, y volvieron a ocupar el zócalo.
A raíz de esta de la lucha se formó la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, una coalición de maestros, organizaciones indígenas y un amplio sector de la población del estado.
En APPO, así como en el movimiento en general, hay una variedad de fuerzas políticas de “izquierda” que tienen diferentes puntos de vista sobre las causas de la situación en que se encuentran y sobre su solución. Hay tendencias anticapitalistas, fuerzas radicales y revolucionarias, otros que quieren reformar el sistema existente y, muy importante, hay comunistas revolucionarios que luchan por una visión radical de la solución. Aunque APPO es una coalición con muchos puntos de vista, líneas políticas e ideologías, ha sido un medio por el cual las masas han podido tomar mucha iniciativa, en medio de debates y acciones, para dar a conocer su lucha a gente por todo el estado y el país.
El 1º de agosto, hartas de las mentiras de la prensa oficial, miles de mujeres se apoderaron de la Corporación de Radio y Televisión Oaxaqueña del Canal 9. Dijeron: “Sabemos que por este medio nos desinforman y nunca nos dejan expresar la realidad que vivimos”. Empezaron a transmitir y a invitar a todos a denunciar, debatir e informar al público sobre el movimiento APPO. Las noticias del movimiento llegaron a comunidades indígenas lejanas, donde por mucho tiempo se ha luchado contra empleados públicos despóticos, y por la protección de los bosques y la tierra que las corporaciones multinacionales quieren robarse.
Las mujeres se tomaron la emisora por tres semanas y hablaron de la vida del pueblo, del Tratado de Libre Comercio (TLC), el Plan Puebla Panamá, el saqueo por parte de las corporaciones de papel y de las pésimas condiciones de vida de la mayoría. El Canal 9 presentó un documental de la vida del pueblo palestino en los territorios ocupados.
El gobierno no lo pudo tolerar y en las primeras horas del 20 de agosto mandó destruir la torre de transmisión; unos paramilitares ametrallaron el edificio para que no pudiera seguir funcionando. APPO hizo un llamamiento a las masas: “Ante este panorama de provocación, terror y represión, hacemos la más amplia convocatoria a nuestro pueblo para concentrar todas nuestras fuerzas en torno a la demanda única que es la caída del tirano y, por consiguiente, a reforzar los puntos fijos, los campamentos y las distintas tomas de oficinas”.
El 22 de agosto, el estado lanzó otro ataque contra la antena, pero las masas contestaron apoderándose de 12 emisoras más. Las campanas doblaron, quemaron fuegos artificiales y extendieron las barricadas del centro varias cuadras. Cuando se acercó un convoy de 30 vehículos blindados con policías enmascarados, la emisora anunció: “¡Compañeros, no se duerman, deténganlos!”. Montaron barricadas de fuego, piedras, ladrillos, árboles, llantas y carros viejos. “Entre el humo pululaban decenas de siluetas con piedras en las manos, resorteras, bates de béisbol, varillas, mangos de madera sin el hacha. Autobuses atravesados por todas partes. La resistencia se expandió más rápido que los comandos de la policía”. La emisora informaba sobre los movimientos de la policía. Más tarde se apoderaron de 12 emisoras y al momento han consolidado dos.
También se han dado megamarchas para denunciar los ataques y para exigir la renuncia del gobernador.
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La ira y furia del pueblo oaxaqueño ha estado al rescoldo por mucho tiempo. Oaxaca es uno de los estados más pobres y marginados, con el mayor porcentaje de población indígena. Las condiciones de vida son de extrema pobreza, desnutrición, desempleo, migración a las ciudades (y al Norte) en busca de trabajo y una profunda discriminación contra los indígenas. El TLC, el Plan Puebla Panamá y la “modernización imperialista” han invertido en maquiladoras, la expansión del comercio, la deforestación y otros medios de apoderarse de los recursos naturales que han arruinado a los campesinos y hecho la vida imposible.
En los últimos dos años, Oaxaca ha sufrido una sangrienta represión contra los campesinos, los estudiantes y las organizaciones de oposición. El actual gobernador tomó posesión en diciembre del 2004 y a los pocos meses 250 policías rodearon una comunidad en Santiago Xanica durante un día de trabajo comunal y abrieron fuego contra 80 personas. El gobernador también ha reprimido la lucha de los universitarios con cientos de policías armados de porras, gas lacrimógeno y perros, porque se oponen al Plan Juárez, que entre otras cosas quiere privatizar la educación. La víspera de tomar posesión, hubo un ataque contra la imprenta del El Diario, que tiene mucha circulación en Oaxaca. Unos meses después volvieron a atacar las oficinas del periódico y esa vez secuestraron a 31 empleados; la policía hostiga a los vendedores del periódico.
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Acaba de empezar una marcha de miles de personas desde Oaxaca a ciudad de México para dar a conocer la lucha a todo el país, así como para presionar al gobierno federal a que intervenga del lado del pueblo y de su demanda de que renuncie el gobernador. Otras demandas son: alto a la represión contra el movimiento y partidarios, libertad para los presos políticos, castigo para el gobernador y otros empleados del gobierno, especialmente los policías asesinos, y un aumento de salario para los maestros.
El Congreso de Oaxaca acaba de redactar un decreto dirigido al presidente Fox que pide tropas federales para acabar con el campamento del zócalo, levantar las barricadas y reestablecer el “orden”. La represión contra APPO y las masas de Oaxaca es una clara posibilidad. En Los Ángeles, California, ha habido marchas de apoyo al pueblo de Oaxaca frente al consulado mexicano. Unas organizaciones oaxaqueñas en Estados Unidos le escribieron al presidente Fox para que no mande tropas federales. Además, acaba de llegar a Oaxaca un contingente de 30 activistas de organizaciones de derechos de latinos en Estados Unidos para conversar con APPO sobre la lucha.
La cupúla está maniobrando para controlar la situación de ingobernabilidad en Oaxaca. Lo que buscan todos los partidos oficiales es cómo desarmar la situación y sacarle ventaja. Por ejemplo, los gobernadores priístas le advirtieron a Fox que si permite la destitución del gobernador de Oaxaca como resultado de este levantamiento, la posición de Calderón también estaría en peligro. Andrés Manuel López Obrador también se ha distanciado de la lucha de APPO, aparentemente porque no quiere ese tipo de lucha popular independiente, a pesar que fuerzas ligadas al PRD también pertenecen a APPO.
La heroica rebelión de las masas oaxaqueñas está demostrando el potencial de las masas cuando se apoyan en su propia fuerza y creatividad y no se subordinan a los partidos electorales. A nivel social se abren nuevas vistas y las masas empiezan a ver nuevas ideas y posibilidades; en medio de esto se debate cómo podría ser el futuro y qué clase de sistema necesitan las masas.
La situación está abriendo las puertas para una lucha por un nuevo amanecer en México, y está repercutiendo por todo el país y a este lado de la frontera. Es una lucha que hay que apoyar en todo el mundo.
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