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Revolución #68, 5 de noviembre de 2006
Hay que ver: Bulworth
¿Estás hasta el cogote de la locura e hipocresía electoral? ¿O has votado y ahora tienes los blues? Te recomendamos que alquiles la película de 1998 Bulworth.
En la película, Warren Beatty es Jay Billington Bulworth, un senador en campaña para la reelección. Está en medio de una crisis nerviosa, busca esquivar a un asesino y se la pasa en el ghetto. Como está al borde de la locura, tiene una gran diferencia con los demás candidatos: dice la verdad.
Rechaza el guión normal de “voten por mí” y va a una iglesia negra del barrio Sur Centro de Los Ángeles. Les dice: “La mitad de sus hijos están desempleados y la otra mitad están en la cárcel. ¿Hay un demócrata que haga algo para mejorar la situación? ¡Yo no lo hago, por supuesto! Pues, ¿qué van a hacer, votar por los republicanos? ¡Ni modo! ¡No van a votar por los republicanos!”. En un debate televisado, dice: “Aquí tienen a tres tipos ricos pagados por unos tipos superricos haciéndoles preguntas a un par de tipos ricos acerca de la campaña. Pero los que financian nuestra campaña son los mismos tipos ricos que les pagan su salario”.
Bulworth conoce a Nina (Halle Berry) y cuando van a su casa en Sur Centro, la situación se pone muy loca. Se entera un poco de cómo viven los negros. Un vendedor de crack (Don Cheadle) lo llama “político codicioso” y le explica por qué los chavos terminan vendiendo droga. Cuando Bulworth se quita el traje y la corbata y se viste de rapero, aprende en carne propia lo que es la brutalidad policial. Más tarde, en otra parada de su campaña, deja salir la verdad otra vez, en forma de rap: “Ricos/demócratas/republicanos/es un club”. Les explica a los blancos comunes y corrientes que tienen más en común con los negros que con los ricos.
Cuando salió la película Bulworth en 1998, Beatty dijo: “El tema central es la disparidad de riqueza en este país. No se reconoce ni trata. A los traidores a su clase los marginan en los debates políticos. Los tratan como si fueran locos, con motivos incomprensibles. Son la antítesis de nuestras inversiones”.
Desde esa fecha eso no ha cambiado, ni otra cosa que dijo Beatty: “Hay cosas que se pueden decir en una película. Se puede decir que tratan mal a los negros en este país. Es una simplificación excesiva, pero hay que decirlo. Se puede decir que los ricos controlan la política. Es otra simplificación excesiva, pero hay que decirlo”.
Esta es una película que hay que ver. Da en el blanco y hace reír. Como dijo Beatty: “En la película hay un loco que tiene una crisis nerviosa, anda en shorts, se porta como adolescente y habla en una voz que no es suya. Su mensaje es una simplificación excesiva, pero es muy divertido”.
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