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Revolución #69, 19 de noviembre de 2006
Resistencia en Oaxaca
El 29 de octubre, el gobierno federal mandó a Oaxaca 4,000 efectivos fuertemente armados de la Policía Federal Preventiva (PFP) para aplastar la lucha del pueblo.
Por cinco meses, los maestros y sus partidarios montaron un campamento en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, bloquearon las carreteras, y se apoderaron de edificios gubernamentales, y de emisoras de radio y televisión. Sus demandas son un salario digno y la renuncia del gobernador Ulises Ruiz Ortiz (URO).
Las fuerzas invasoras de la PFP han atacado las barricadas y campamentos, y han desalojado a los maestros de la mayoría de las emisoras de radio y televisión. Desde la invasión de la PFP, las fuerzas del gobierno, junto con escuadrones de la muerte, han arrestado, asesinado y atacado con salvajismo. A la fecha hay 15 muertos, 120 presos y docenas de desaparecidos y torturados.
Sin embargo, a pesar de los ataques, el pueblo sigue luchando y ganándose apoyo y solidaridad.
El 3 de noviembre, la PFP intentó entrar a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), pero cientos de personas, armadas con palos y piedras, combatieron por siete horas hasta que la PFP tuvo que retirarse en medio de gritos de “¡No aguantaron! ¡Sí se pudo!”.
El 4 de noviembre hubo una marcha de apoyo en Los Ángeles de 250 personas. Empezó en el barrio Pico Union y se dirigió al consulado mexicano. En el trayecto muchos hablaron del sufrimiento del pueblo mexicano. Un señor de Oaxaca dijo: “La humanidad es capaz de muchas cosas, pero el gobierno nos asfixia, nos hace trabajar como animales y nos tiene peleando unos contra otros”.
El 5 de noviembre, desafiando retenes policiales en los alrededores, las calles de la ciudad de Oaxaca rebosaron con la primera megamarcha desde la incursión de la PFP. Cientos de miles de personas recorrieron la carretera 190 para demandar que se largue URO, que se retire la asesina PFP y que se libere a todos los detenidos por la policía y sus pandillas de reaccionarios. Ante la descarada brutalidad del gobierno, la multitud coreaba: “¡Morir por Oaxaca no es mucho que pedir!”. Ese día, la odiada PFP tuvo que quedarse en sus fortificaciones en el centro de la ciudad.
El 7 de noviembre, 10,000 mujeres marcharon en protesta contra los asesinatos y arrestos. A la cabeza de la marcha iban familiares de desaparecidos y maestros. Demandaban la libertad inmediata de los presos políticos y la presentación de todos los desaparecidos. La PFP contraatacó con tanquetas que disparaban agua y canicas, y las mujeres les gritaban: “¡asesinos!”.
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