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Revolución #71, 3 de diciembre de 2006
Riñas agudas en la cúpula y gran descontento popular
México: Protestas por todo el país contra la toma de posesión
La toma de posesión de Felipe Calderón como presidente de México está programada para el 1º de diciembre. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su candidato de las elecciones pasadas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han declarado que la van a impedir mediante actos de resistencia pacífica en el interior y en el exterior del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde se realiza la ceremonia de toma de protesta del presidente. Esto ha hecho que el 1º de diciembre sea un punto focal de lucha por todo México, y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) ha convocado a protestas en todo el país contra Calderón.
En México millones ven a Calderón como un usurpador ilegítimo de la presidencia y creen que su victoria se debió a fraude y manipulaciones de poderosas fuerzas, entre ellas Estados Unidos. Ven que la imposición del programa de Calderón es la entrega total de México a Estados Unidos. Aunque AMLO y las fuerzas de los círculos dominantes que él representa no ofrecen una ruptura fundamental con la dominación, opresión y explotación imperialista, millones intuyen que el gobierno de Calderón traerá más opresión y más represión, y es cierto.
La lucha postelectoral en la cúpula ha lanzado a millones a la política y a las calles a debatir qué dirección debe seguir la sociedad. El resultado es una mezcla compleja de dos conflictos fundamentalmente diferentes pero entrelazados: luchas intestinas en la cima de la sociedad, y extensa protesta y rebelión en el fondo de la sociedad. No está claro qué pasará el 1º de diciembre, pero desde la revolución de 1910 no se han visto tantos conflictos en la cúpula centrados en la toma de protesta de un presidente.
Desde hace varias semanas, están militarizados los alrededores del Palacio Legislativo, supuestamente debido a amenazas del PRD. El Palacio Legislativo está rodeado por 1,200 agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP) en equipo de motín y cercas de metal de más de tres metros. Los vecinos tienen que pasar por retenes del Estado Mayor Presidencial y mostrar identificación. El gobierno federal mandó cancelar una exposición de fotografías históricas donadas por la familia de Pancho Villa para conmemorar el aniversario de la revolución de 1910 el 20 de noviembre.
Estas medidas no son apenas maniobras defensivas para prevenir una movilización popular. Marcan una pauta sobre el poder del estado, como lo dijo explícitamente Calderón el 20 de noviembre (el día que AMLO se declaró “presidente legítimo”): “Mi gobierno hará uso de toda la fuerza del Estado mexicano, con la ley en la mano y el poder de sus instituciones. Esa guerra la vamos a ganar; con el respaldo del Congreso habré de librar las primeras batallas exitosas”.
Calderón ha declarado que a pesar de los planes para impedir la toma de protesta, asumirá puntualmente la presidencia en el día y en el lugar designados. Los senadores de su partido (Acción Nacional—PAN) recibieron instrucciones de no permitir que el PRD se tome la tribuna de la Cámara de Diputados, como sucedió cuando el presidente Fox iba a leer el Informe Presidencial en septiembre. El PAN declaró que va a respaldar a Calderón “cueste lo que cueste y caiga quien caiga”. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) también respalda a Calderón.
Primeras decisiones de Calderón: Al servicio de Estados Unidos
Calderón era el candidato preferido del imperialismo estadounidense. Es el consentido de los inversionistas, la derecha cristiana, George Bush y luminarias del Partido Demócrata como Bill Clinton (quien le ofreció sus servicios como asesor económico). Se ha entrevistado con Bill Richardson, gobernador demócrata de Nuevo México, y Antonio Villaraigosa, alcalde de Los Ángeles. Calderón ha prometido implementar “reformas” económicas y políticas que harán que México sea más explotable: eliminar todas las barreras comerciales; continuar la tarea de aplastar los sindicatos; poner impuesto de venta a los alimentos y las medicinas, y otras medidas que perjudicarán a los pobres.
El periódico La Jornada comentó que, a pesar de la batalla que se acerca y de la inestabilidad política, los analistas financieros de Wall Street creen que la selección del gabinete de Calderón garantiza la estabilidad social y económica de México. El gabinete de Calderón dice mucho de la dirección que tendrá su gobierno: el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, fue subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, la institución que ha dictado medidas de reestructuración de gobiernos a fin de facilitar la penetración del capital internacional. El secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez Kuensler, orquestó la modificación del Artículo 27 constitucional, cuyos cambios en el sistema de tenencia de la tierra expulsaron del campo a gran cantidad de agricultores y fueron uno de los principales detonantes de la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994. El secretario de Economía, Eduardo Sojo, ha declarado que su meta es hacer de México el país con las mejores condiciones para la inversión extranjera, lo que quiere decir “las mejores condiciones para explotar al pueblo”. La secretaria de Energía, Georgina Kessel, fue una ideóloga del Plan Puebla-Panamá, el megaproyecto de infraestructura que busca facilitar la explotación de los recursos del sur de México y de Centroamérica.
La Secretaría de Gobernación quedará a cargo de Sergio Ramírez Acuña, gobernador de Jalisco con licencia, quien se hizo famoso en el 2004 por el arresto y la tortura de participantes en una protesta contra la globalización. Esto sucedió poco después de darse a conocer las fotos de Abu Ghraib y los parecidos eran escalofriantes. Los altermundistas contaron que les pusieron bolsas de plástico en la cabeza y les dieron electrochoques, y que a las mujeres las desnudaron y las humillaron en público. Mientras esto ocurría, Ramírez Acuña estaba en una reunión del PAN para pedirle a Felipe Calderón que se postulara a la presidencia. El conocimiento de la tortura de los altermundistas causó gran consternación internacional. En respuesta, Ramírez Acuña otorgó a los torturadores medallas de gratitud por sus servicios.
Se informa que Calderón y Ramírez Acuña son miembros de la organización católica fascista El Yunque. El semanario Proceso y varios periódicos han informado que El Yunque le dio fondos a Calderón para la campaña presidencial.
El nuevo muro que Estados Unidos está construyendo en la frontera pone de relieve la relación entre los dos países y a quién obedece Calderón. Aunque este ha hecho críticas del muro, cuando se reunió con Bush hace poco ni siquiera lo mencionó.
Fuertes conflictos de la cúpula, aperturas para el pueblo
Al otro lado del conflicto en la cúpula están los sectores agrupados en torno a AMLO y el PRD, que convocaron protestas multitudinarias contra el resultado de las elecciones. El 20 de noviembre, AMLO tomó posesión como “presidente legítimo” en el Zócalo de la capital con la presencia de 300,000 personas, a pesar de temperaturas muy bajas. Muchos llevaron las fotografías y mantas de la ocupación del centro, que AMLO organizó para presionar un recuento electoral en julio y agosto, en que participaron millones. Una vez más llegaron camionadas de simpatizantes de todo el país. Muchos comentaron que fueron a ver qué hacer ahora. Un miembro del gabinete de AMLO pidió que alzaran la mano los que van a presentarse a las 7 de la mañana el 1º de diciembre a impedir la toma de protesta de Calderón. AMLO les dijo a los presentes: “Ustedes podrían actuar como representantes del gobierno en donde quiera que se encuentren”. Planteó las primeras 20 medidas de su gobierno y señaló que son sus diferencias programáticas con Calderón, por ejemplo, impedir la privatización del sector energético.
AMLO recibió ese día muchas críticas de los círculos oficiales de México y del mundo. El Wall Street Journal en particular responsabilizó a Fox por dejar que la situación llegara a este punto, acusó a AMLO de “alentar a los extremistas de Oaxaca” y exhortó a Calderón a “trazar una raya en la arena”.
Para el imperialismo estadounidense está en juego la estabilidad de su “patio” y la implementación de las medidas económicas para reestructurar a Latinoamérica. México es una piedra angular del imperio y “un importante elemento ‘estabilizador’ en la estrategia de dominación de Latinoamérica. Un aspecto de esa estrategia es integrar todo el hemisferio occidental en una sola zona de comercio, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)… Pero el ALCA ha prendido fieras protestas e incluso muchos gobiernos latinoamericanos se oponen”. (“México: El volcán político retumba”, Revolución #60, 10 de septiembre de 2006) En América del Sur existe otro polo, encabezado por Hugo Chávez, que busca mayor autonomía y acuerdos con otras potencias fuera de Estados Unidos, aunque dentro del mismo marco de relaciones imperialistas globales. Para Calderón, los intereses de México están fuertemente ligados con los intereses de Estados Unidos y por eso fue su candidato preferido.
AMLO dice que Calderón es un “neofascista” y un “títere” de Estados Unidos, pero su propio programa, tal como el de Calderón, se basa en atraer inversiones extranjeras y aumentar la explotación del pueblo. De fondo, lo que busca es llegar a un mejor precio con el mismo patrón. Un ejemplo claro de estas diferencias, en la esfera de estrategia económica, son los planes de los dos para PEMEX, la industria petrolera paraestatal que aporta el 60% de los ingresos del gobierno. A pesar del alto precio actual del crudo, PEMEX tiene una fuerte deuda y necesita urgentemente una gran dosis de capital de inversión. La producción del principal campo petrolero ha empezado a disminuir y, sin nuevas inversiones para abrir otros pozos, la producción de PEMEX bajará. El plan de Calderón pondrá el desarrollo de PEMEX en manos de la inversión extranjera. Por contraste, AMLO quiere que la inversión extranjera siga pasando por intermedio del estado. El PAN y el PRD también tienen diferencias sobre el papel de la religión, la educación y la moral tradicional, el papel de los sindicatos y las medidas de beneficencia social, y otros asuntos concernientes al carácter de las instituciones y las relaciones de la sociedad. Otro punto de debate es la posición del gobierno mexicano con respecto al panorama internacional, y en particular cómo afecta los planes de Estados Unidos. Todo esto está entrelazado de una manera compleja y multifacética en la crisis que ha surgido a raíz de las elecciones presidenciales. AMLO quiere seguir luchando por su programa con la ayuda de la movilización popular pero, a pesar de su retórica, planea mantener la lucha dentro de estos estrechos límites.
Las contradicciones de la cúpula han permitido que se desborde el descontento del pueblo. En el estado de Oaxaca, lo que empezó como una huelga de maestros hoy es una rebelión popular de uno de los sectores más pobres del país para echar al gobernador Ulises Ruiz Ortiz. Esta lucha, que no se ha sometido a los límites de la protesta aceptable, ha prendido manifestaciones de apoyo por todo México y el mundo.
Este choque de fuerzas sociales toca los cimientos de la sociedad y se entrelaza con la profunda conexión de México con Estados Unidos. De un modo u otro, este desplazamiento de placas tectónicas en una zona estratégica del mundo tendrá grandes repercusiones para el imperialismo y para el pueblo. Es sumamente importante seguir apoyando políticamente la lucha de las masas en esta volátil situación y contribuir a que se salga del marco de los conflictos entre facciones de la cúpula. Igualmente, es muy importante sacar a la luz y cuestionar las opresivas relaciones económicas, políticas y sociales que son la base de la sociedad mexicana y de sus problemas.
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