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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Sobre la muerte de Saddam Hussein
Al cierre de esta edición, el mundo recibió la repentina noticia de la ejecución de Saddam Hussein. Los obituarios escondieron cuidadosamente o dieron poca importancia a sus muchos años de colaboración con Estados Unidos, antes de que lo desobedeció e invadió a Kuwait en 1990. Específicamente, Estados Unidos le alentó y respaldó durante la guerra con Irán, que empezó en 1980 y cuya meta era reforzar la dominación estadounidense del golfo Pérsico (y en que murió casi un millón de iraquíes e iraníes).
La ejecución de Hussein plantea más preguntas de las que contesta. ¿Por qué tanta prisa? ¿Quién tomó la decisión? El New York Times , un periódico liberal imperialista, citó a uno de los abogados de Hussein que dijo poco antes de la ejecución que “hablo por muchos" cuando dijo que "nadie sabe cuándo lo van a ejecutar menos dios y el presidente Bush”. ¿Cierto? ¿Por qué?
¿Al gobierno estadounidense le preocupaba lo que podría salir en otros juicios, en particular sobre el uso del gas venenoso contra los curdos de Irak y sobre su propia responsabilidad? ¿Le preocupaba que podrían dar a conocer más detalles de su papel en la guerra de 1980 y que eso podría limitar sus “opciones” contra Irán hoy? ¿O quería el gobierno (y varias fuerzas dentro de Irak) simplemente “deshacerse de este problema” en esta encrucijada explosiva, cuando la camarilla de Bush está reunida en Texas para ajustar su estrategia? ¿Será por eso que apresuraron la ejecución, aunque la ley iraquí prohíbe ejecuciones durante celebraciones religiosas?
En el próximo número tendremos más que decir sobre Hussein y su espeluznante vida, especialmente su relación con Estados Unidos.
Pero de una cosa no cabe duda: una clase dominante que mató a millones de personas (sí, millones ) en Indochina; que auspició, por medio de sus sustitutos, la muerte de cientos de miles de personas en los años 80 en Centroamérica, Sudáfrica, Afganistán y durante la guerra entre Irán e Irak; y que durante la década pasada impuso sanciones al pueblo iraquí que llevaron a la muerte de 5,000 niños iraquíes al mes (lo cual la secretaria del Estado, Madeleine Albright, admitió y defendió en una entrevista con el programa60 Minutes) … que esta clase dominante auspicie y luego celebre la ejecución de uno de sus antiguos secuaces como un golpe contra la “tiranía” es el colmo de la hipocresía, la injusticia y la desvergüenza.
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