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Revolución #75, 7 de enero de 2007
Indignación por el asesinato policial de Sean Bell: Comentarios de nuestros lectores
Revolución recibió muchos comentarios sobre la oleada de asesinatos policiales del mes pasado. Estos son algunos de ellos.
Quiero darle el pésame a la familia de Sean Bell y los otros dos señores que apenas se salvaron la vida. No puedo seguir de brazos cruzados con todo lo que le está pasando a nuestra gente y en este mundo… ¿Qué persona sana y cuerda puede dejar que esas cosas continúen? Desde antes tenemos este problema con la policía, y esta vez le pasó a Sean Bell como si no fuera nada. Era hijo, padre y casi esposo. En otras palabras, tenía una familia. La verdad… ahora me estoy dando cuenta de que somos “un blanco”, sobre todo los hombres negros.
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Tengo que decirlo: aquí tenemos otro caso perturbador de brutalidad policial. No es justo y deja un ejemplo malísimo. Quisiera que este sistema dejara de proteger a esos agentes. Todo mundo tiene los nervios a punta. Por ejemplo, la policía de Nueva York me ha hostigado tres veces. Soy legal cien por cien, soy muy culto y no tengo antecedentes penales; la policía anda intimidando a la gente de color. A mí no me van a intimidar. Mi padre es policía en Michigan y no se porta así. ¿Qué está pasando? Lo que se me ocurre me da miedo y la verdad aún más.
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Bueno, quiero darle fuerza a la familia y las hijas de Sean Bell. En los días que vienen, no olvidemos que a la policía no les importaba si Sean tenía familia o una novia que le esperaban. Quiero que se haga justicia para la familia Bell y para sus hijitas.
Mi dolor es mayor para las hijas de Sean Bell, pues jamás podrán andar con su padre, ni siquiera el día del padre. Por el resto de la vida estarán pensando en qué tipo de padre hubiera sido para esas bellas niñas. Por el resto de la vida tendrán que decidir si confiar en la policía o si la policía las matará como a su padre…
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Ese club ha sido un constante problema; por eso iniciaron una investigación, que fracasó terriblemente. Pienso que todo ocurrió muy rápido, que Bell y el policía por igual pensaban que iban a morir. Por un lado, no puedo imaginar cómo se sentiría uno si piensa que la vida está en peligro. El temor le hace reaccionar de maneras que jamás se imaginaría. ¿Qué haría uno para proteger la vida? ¿Y si tuviera un arma? Por otro lado, es imposible justificar la cantidad de disparos…
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Tengo rabia por este terrible acto de violencia y porque una vez más la víctima es una minoría, un hombre que tenía toda la vida por adelante, a pocas horas de casarse. Lo mataron, y ¿por qué? ¿Lo han acusado? Claro que no. Es otro ejemplo del cruel mundo en el que vivimos. Para servir y proteger, ¡háganme el favor!
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Estoy de acuerdo de que el caso de Sean Bell puede verse como un ejemplo del exceso de fuerza policial. Sin embargo, no me gusta para nada que sus artículos condenan a la policía como si fuera el “Ku Klux Klan”. Fue un acontecimiento horroroso, pero no se dice nada de los muchos hombres negros que arrestan a diario, sin incidente alguno, por delitos que sí cometieron. La naturaleza y gran cantidad de delitos con que la policía tiene que lidiar a diario casi garantiza que esas cosas ocurrirán de vez en cuando. La verdad de lo que pasó esa noche está entre la versión de los testigos y la versión de los policías.
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Pienso que usaron fuerza excesiva y que hay mejores maneras de capacitar a la policía para que maneje mejor esas situaciones. Pero nosotros como negros, en particular los jóvenes, tenemos que entender que ya nos tienen en las miras y que la acción sencilla es la mejor. Los agentes tienen parte de la responsabilidad porque es su deber proteger y servir, pero los jóvenes no son totalmente inocentes pues hubo un altercado.
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Al diablo la policía de Nueva York. Soy estudiante de criminología y, en mi opinión, desde un principio le han dado demasiado poder a la policía… [Esto] les da más oportunidades para abusar de él. Le digo a la familia que rezaré por ustedes. Por otro lado, que haga una demanda por muerte indebida. En cierto momento quería ser policía… Pero ya no.
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Es valiente lo que están haciendo. El tipo de individuo que decide ser policía es una mezcla ente bravucón violento, en el mejor de los casos, y asesino racista, en el peor. Sepan por favor que su trabajo de dar a conocer los crímenes de estos intrusos fascistas no cae en oídos sordos. Gracias.
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Mi prima y yo estábamos desayunando y leyendo el periódico. La miré confundido tras leer sobre el incidente en el USA Today. Me preocupa mucho lo que les pasó a Sean Bell y sus dos amigos. Rezaré por la familia de las víctimas. Me da mucho coraje lo que le pasó a este joven de 23 años a quien le tendrán que enterrar su madre y su novia. La respuesta del alcalde no tuvo sentido. ¿Cómo se puede pedir que no se precipite a sacar conclusiones cuando un hombre desarmado está MUERTO? Mi prima expresa su coraje por el policía que disparó 31 tiros, dos recámaras completas. En esta casa estamos furiosos. ¿Qué explicación pueden darle a la familia y a los residentes de Nueva York? Se nos hace muy difícil no apoyar la idea de ojo por ojo y diente por diente. Que Sean descanse en paz y que Dios les dé consuelo a las muchas personas que velan por él. Rezaremos por la pronta recuperación de sus dos amigos.
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En mi opinión están pasando por alto unos hechos obvios que apoyan a la policía. Se trataba de un club de strip-tease bajo vigilancia por narcotráfico, prostitución y armas. Los jóvenes llevaban a casa a una chica, eran las cuatro de la mañana y trataron de atropellar a un policía que intentaba pararlos.
Entiendo que la causa de su periódico es demostrar que la derecha radical no tiene razón, pero no lo hagan a expensas de la verdad. Si lo hacen, la gente no creerá las cosas que sí son ciertas.
Respuesta de la redacción de Revolución
El profundo coraje y las duras experiencias que reflejan muchas de estas cartas es algo justo y positivo. Hay que transformar ese coraje en acción, pero también, y esto es muy importante hoy, hay que dar con la causa de estos ultrajes y cómo acabar con ellos. Rezar a un dios que no existe solo nos despista del camino que tenemos que tomar; lo que hace falta para verdaderamente entender lo que enfrentamos y cómo hacer revolución para cambiarlo todo es la ciencia . Hay que entrarle a esta ciencia… hay que leer este periódico.
Éntrale a la obra del líder del PCR, Bob Avakian. Escucha sus charlas en bobavakian.net [en inglés] y consigue el DVD Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. Ese DVD descifra y contesta esos interrogatorios de una manera amplia y profunda (y, como parte de eso, analiza de fondo el papel y razón de ser de la policía en este sistema).
A los que escribieron para dar excusas por el comportamiento de la policía o que se tragaron la “versión oficial”, aunque no les parece bien lo que le hicieron a Sean Bell, queremos decirles que abran los ojos. ¿Cómo se puede justificar dispararle 50 balas a un hombre desarmado? Pero también deben entrarle más a fondo a nuestro periódico y a la obra de Bob Avakian. Presten atención a lo que dicen las otras cartas y a la realidad que reflejan. A la persona que se opone a la comparación al KKK y que levanta el fantasma de la delincuencia: antes de hablar de la delincuencia o de delincuentes, pregúntate esto: más allá del hecho de que no han acusado a Sean Bell de ningún delito… ¿qué tipo de sistema encierra a todo un sector de jóvenes en escuelas destartaladas, en comunidades con pocos empleos, y encarcela a tantos —la mayoría por infracciones no violentas— que este país tiene el índice de encarcelamiento más alto del mundo? ¿Qué tipo de sistema es este en que “el crimen es una elección racional” para la juventud de las nacionalidades oprimidas, como incluso admiten algunos de sus teóricos? ¿Qué relación tiene con toda la historia de esclavitud y segregación racial (como el sistema de Jim Crow), y con la realidad actual de discriminación en cada esfera que es la marca de este país y sus sistema? ¿En qué difieren la policía que defiende e impone este sistema y el KKK que imponía la segregación? ¿Quiénes son los VERDADEROS criminales? ¿Es esto lo que de veras quieres defender?
Considera esto: en la primavera del 2000, durante una oleada de asesinatos policiales, un chota le pegó un tiro a Patrick Dorismond y lo mató. Al inmigrante haitiano de 26 años lo había parado un policía vestido de civil y le preguntó dónde se podía comprar marijuana en ese barrio. Dorismond le mandó a la jodida, empezaron los puñetazos y los policías mataron al joven desarmado. Para justificar el asesinato, el alcalde Rudolph Giuliani publicó el expediente juvenil de Dorismond (que no se permite) e hizo parecer que estaba vendiendo droga. Luego la alcaldía mandó cientos de policías antimotines a patrullar el entierro; asaltaron a los dolientes y los rociaron con gas pimienta. Solo después se supo la verdad… y aún así un gran jurado se negó acusar a los policías.
Ahora multiplica esta historia cientos, hasta miles, de veces. El Proyecto Vidas Robadas (un proyecto de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, www.october22.org) ha documentado los asesinatos de más de 2,000 personas en la década pasada. Según el Proyecto, desde que la policía de Nueva York acribilló a Amadou Diallo en 1999 en una lluvia de 41 balas, ha matado a balazos a 133 personas. Vidas Robadas calcula que a nivel nacional más de 2,000 personas más han muerto a manos de la policía en la primera mitad de esta década.
Dos mil personas. Si eres un ser humano responsable tienes que conseguir el libro del Proyecto Vidas Robadas o visitar su página web para conocer los hechos sobre estos casos: cómo los policías las acribillaron y luego mintieron; cómo casi nunca acusan a los policías y casi siempre salen libres. De allí, pregunta por qué, y qué tipo de sistema permite eso.
Mira a esa realidad… y apártate de ella.
A todos nuestros lectores: sigan escribiendo.
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