Revolución #88, 13 de mayo de 2007
El veto de Bush, la respuesta de los demócratas y por qué millones de personas tienen que zafarse de la política imperialista
Esta semana el presidente Bush vetó un proyecto de ley para adjudicar $124 mil millones para la guerra de Irak. Declaró que lo hizo porque dicta que las tropas estadounidenses se empiecen a retirar de Irak a partir de octubre (aunque el proyecto de ley no tiene mecanismos para hacerlo cumplir).
El proyecto de ley, el veto y el choque entre Bush y los demócratas subrayan una vez más tres cosas.
Primero, Bush no acepta ninguna medida para ponerle fin a la guerra. Segundo, aunque los demócratas tienen profundas preocupaciones sobre los daños que Bush está causando al imperio, no quieren ni pueden parar la guerra. Y tercero, esta guerra inmoral e injusta que ya ha matado a 650,000 iraquíes (según informa la revista médica inglesa Lancet) y desplazado a tres millones, podría continuar indefinidamente a menos que millones de personas "preocupadas" se zafen de la actual parálisis de "esperemos hasta las elecciones del 2008", le hagan frente a la guerra y tomen medidas valientes para pararla.
Con el veto, Bush también puso en claro que demanda autoridad total para continuar la guerra de Irak (y la "guerra contra el terror"), no importa lo que quieran los iraquíes ni la ciudadanía de aquí (una encuesta tras otra muestra que la gran mayoría de ambos países quiere retirar las tropas). Demanda "carta blanca" sin restricciones ni fechas límite.
Las justificaciones que dio Bush para vetar el proyecto de ley son una mezcla de mentiras, ambigüedades y verdades (acerca de cómo la clase dominante ve sus necesidades).
Primero la gran mentira. Lo que el gobierno de Bush pintó como una campaña noble para proteger al mundo del terrorismo y llevar la democracia al Medio Oriente es en realidad una salvaje guerra imperial para extender la dominación estadounidense del Medio Oriente y Asia central, como parte de la campaña para crear un imperio mundial indiscutible e indisputable.
Los que detentan el poder, tanto demócratas como republicanos, no ven esa meta como algo caprichoso ni incidental. Por el contrario, se desprende de las más profundas necesidades e impulsos del sistema. La hegemonía en el Medio Oriente y la dominación global son cruciales para el funcionamiento y el poder del capitalismo estadounidense.
Así que cuando Bush dice que "incluso si uno piensa que fue un error entrar a Irak, sería un error mucho más grave retirarnos ahora", dice la verdad… desde el punto de vista imperialista: una retirada debilitaría el imperio estadounidense. Y lo dice en oposición a otras fuerzas de la clase dominante que, desde un punto de vista imperialista, ahora piensan que es un error grave no retirar las tropas.
Bush también vetó el proyecto de ley porque teme que una fecha límite para la ocupación le indique a la región y al mundo que Estados Unidos está perdiendo fuerza en Irak y en "la guerra contra el terror", y/o que la clase dominante está perdiendo el "empeño" de continuar. Bush teme que tal trayectoria tenga un efecto mortal en toda la guerra imperial, y por eso dice que una fecha límite es una "fecha de capitulación".
Además, Bush vetó el proyecto de ley para seguir adjudicándole al ejecutivo poderes sin revisión por las otras ramas del gobierno (el Congreso y los tribunales). El website Swoop.net, que la prensa burguesa considera que tiene evaluaciones fidedignas del pensamiento del gobierno, informó que un funcionario de la Casa Blanca le dijo: "A fin de cuentas, Bush no piensa que el Congreso es un participante legítimo". (Washington's World, 30 de abril a 6 de mayo)
Los demócratas: Un partido de la clase dominante que no quiere ni puede parar la guerra
A pesar de las protestas de los dirigentes demócratas, como la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (quien dijo: "que no quepa la menor duda, los demócratas estamos comprometidos a parar la guerra"), el proyecto de ley que enviaron a Bush y su respuesta al veto muestran que su posición sobre la guerra es cien por cien imperialista. Por eso no pueden ni quieren pararla.
Primero, el proyecto de ley no dicta una retirada completa de Irak, ni mucho menos del Medio Oriente. Recomienda una retirada en fases de la mayoría de las tropas de combate, pero permite dejar a miles de soldados en Irak indefinidamente para luchar contra los "terroristas", proteger las bases estadounidenses y entrenar a las tropas iraquíes. Las fuerzas reubicadas a otros países de la región podrían regresar a Irak o participar en ataques contra otros países. Es muy diciente que los demócratas no incluyeran en el proyecto de ley el requisito de que Bush consulte con el Congreso antes de atacar a Irán.
Segundo, la lógica del proyecto de ley es amenazar con retirar las tropas para presionar al gobierno iraquí a cumplir las demandas de aprobar una ley de petróleo, desarrollar las fuerzas armadas, desarmar a las milicias y frenar la dinámica de guerra civil y violencia sectaria que reina en el país. Esas son las mismas metas que Bush presentó en su Informe presidencial del 10 de enero para crear un gobierno pro estadounidense estable. Los demócratas también quieren limitar las pérdidas, preservar las fuerzas armadas y reagruparlas para defender los intereses regionales.
Cuando Bush vetó el proyecto de ley, y los demócratas no lograron invalidarlo, inmediatamente empezaron a hablar de hacer concesiones: darle a Bush el dinero que quiere sin una fecha límite para retirar las tropas. Ni siquiera mencionaron no financiar la guerra. (Hay más información en "No hay buenas opciones en la cúpula del poder:
Los demócratas aprueban $100 mil millones para continuar la guerra", de Larry Everest, en http://revcom.us/a/083-special/toolempire-es.html)
Toda la dinámica de aprovechar la oposición a la guerra para llegar al poder, decir que se oponen a la guerra y luego financiarla, refleja las necesidades en conflicto de los demócratas. Como representantes del imperialismo estadounidense, están comprometidos a mantener la dominación global. Pero temen que Estados Unidos se está deslizando hacia una debacle estratégica y que quizás ya haya perdido la guerra de Irak. Así que buscan la manera de sacar la mayoría de las fuerzas y reubicarlas para fortalecer la posición estadounidense en la región.
Están tratando de hacer esto y a la vez quieren convencer al mundo y a los que detentan el poder de que son igualmente duros y despiadados que Bush. Al comienzo del debate de los candidatos demócratas, Hillary Clinton y John Edwards contestaron a una pregunta acerca de ataques terroristas con declaraciones de que responderían "rápidamente" y "con fuerza".
En el debate, el senador Mike Gravel dijo brevemente una verdad cuando condenó a los demás candidatos por no querer rechazar un ataque contra Irán y demostró que "todas las opciones" es una frase imperialista que quiere decir ataque nuclear preventivo. Dijo: "Tengo que decirles que después de hablar con ellos [los demás candidatos demócratas], me dan miedo. Cuando los principales candidatos dicen que todas las opciones están sobre el tapete con respecto a Irán, quieren decir usar armas nucleares, dispositivos nucleares… Tengo que decirles, como presidente de Estados Unidos no permitiré guerras de prevención con dispositivos nucleares. A mi juicio es inmoral, y ha sido inmoral desde hace 50 años como parte de la política exterior estadounidense".
Además, los demócratas tienen que mantener la lealtad de sus partidarios (al partido y al sistema), a pesar de que millones se oponen a la guerra y están furiosos con ellos. Así que por un lado sueltan promesas de hacer cumplir "la voluntad de los votantes" y "poner fin a esta guerra"… mientras continúan los crímenes horrendos en Irak y no hacen nada para ponerles fin.
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