Revolución #89, 20 de mayo de 2007
Antecedentes de una confrontación:
Estados Unidos e Irán: Una historia de dominación imperialista, intriga y guerra
Primera parte: Irán y el "gran juego" imperialista
Durante más de 100 años, Estados Unidos y las demás potencias imperialistas han dominado Irán con intrigas clandestinas, intimidación económica e intervenciones e invasiones militares. Es esencial examinar esta historia para entender los verdaderos motivos de las actuales amenazas yanquis de guerra y ataques nucleares contra Irán.
Esto es lo que vamos a hacer en esta serie. La primera parte empieza a mediados del siglo 19, cuando Irán era un premio gordo del "gran juego" de dominación y control global de las potencias imperialistas.
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En 1889, lord Curzon, virrey inglés de India, escribió que Irán y sus vecinos eran "las piezas de un tablero de ajedrez sobre el cual se juega un partido cuya meta es la dominación mundial". Agregó: "Ahí se decidirá el futuro de Gran Bretaña… no en Europa". (Amin Saikal, The Rise and Fall of the Shah, p. 13)
Por más de 150 años, con la expansión del capitalismo por todo el globo y el surgimiento del imperialismo, Irán y el Medio Oriente han sido el blanco de un puñado de potencias occidentales ansiosas de controlar la región y sus recursos, e impedir que sus rivales hagan lo mismo.
Los mecanismos y las líneas de esta batalla han evolucionado y cambiado, pero el capitalismo es un sistema espoleado por las compulsiones entrelazadas de la competencia económica de compañías rivales y la competencia estratégica de naciones rivales. Para el capitalismo es esencial tener mercados, oportunidades para invertir y recursos naturales. Eso requiere controlar grandes extensiones del globo, especialmente del tercer mundo, o sea los países oprimidos donde vive la gran mayoría de la humanidad.
En el Medio Oriente, eso ha llevado a esclavizar países enteros, quitarles la autodeterminación y los recursos, imponer brutales tiranías, empobrecer a poblaciones enteras, asesinar a miles y miles de personas, y paralizar el crecimiento y desarrollo en todas las esferas. En respuesta, han surgido olas de resistencia, guiadas por una variedad de ideologías y programas, que a su vez han llevado a más intrigas y agresiones imperialistas. En el Medio Oriente hay fuertes divisiones nacionales, sociales y de clase, pero la dominación extranjera ha sido (y es) el principal obstáculo a un orden social más justo.
Batalla imperial
En los umbrales del siglo 20, Irán era una sociedad atrasada y feudal. La mayoría de la población vivía en el campo y trabajaba la tierra. Había una variedad de tribus unidas por la religión y una monarquía débil. La voluntad del monarca era absoluta.
A partir de finales del siglo 18, Irán sufrió una serie de derrotas militares y tuvo que ceder territorio a las potencias europeas, especialmente a Inglaterra y la Rusia zarista. En la segunda mitad del siglo 19, Irán fue un punto focal de una lucha prolongada entre Rusia e Inglaterra por territorio y control político y económico. Para Inglaterra, Irán desempeñaba un papel crucial en las comunicaciones con el subcontinente indio, que era la "joya de la corona" de su imperio, y un amortiguador contra la expansión de Rusia. Por su parte, para Rusia era muy importante para proteger su flanco sur e impedir los avances de Inglaterra.
Ambas potencias manipularon las diferencias de etnicidad, religión y tribu para mantener la debilidad y dependencia del gobierno central iraní. Robaron a Irán por medio de concesiones económicas y políticas que adjudicaban el derecho de explotar las riquezas y recursos a cambio de una miseria.
Auge del petróleo
La importancia del petróleo para el capitalismo global aumentó considerablemente a comienzos del siglo 20. Por consiguiente, aumentó la importancia estratégica de la dominación de Irán y el Medio Oriente. En el suroeste de Persia (bautizado Irán en 1935) se descubrió petróleo hace mucho tiempo y en 1901 William D'Arcy, un inglés, obtuvo una concesión de 500,000 millas cuadradas (o casi el 85% de lo que hoy es Irán) por 60 años. Le daba el derecho exclusivo de explotar el petróleo por un pago al gobierno de 20,000 libras esterlinas, 20,000 libras en acciones y el 16% de las ganancias. En colaboración con el gobierno inglés, D'Arcy estableció la compañía Anglo-Persian Oil (que más tarde pasó a ser Anglo-Iranian Oil y después British Petroleum). BP es una de las mayores compañías petroleras del mundo y empezó exclusivamente con el petróleo del Medio Oriente. (Larry Everest, Oil, Power & Empire: Iraq and the U.S. Global Agenda [Petróleo, poder e imperio: Irak y el plan global de Estados Unidos], p. 30)
En 1907, Inglaterra y la Rusia zarista firmaron un pacto (el Convenio de San Petersburgo) que le dio la parte norte de Irán a Rusia y la parte sur a Inglaterra (donde, no por casualidad, estaban los principales yacimientos petroleros). Ni siquiera consultaron con el gobierno iraní.
Anglo-Persian empezó a extraer petróleo en 1908, o sea, Irán fue el primer país productor de petróleo comercial a escala industrial del Medio Oriente. A continuación, la I Guerra Mundial estableció el papel central del petróleo para el imperialismo en la época moderna. En esa época, las marinas eran la principal arma de dominación global, y los nuevos buques de guerra que funcionaban con petróleo eran más rápidos y de mayor alcance que los buques de carbón. En 1912, Winston Churchill, a cargo de la marina inglesa, abandonó el carbón y adoptó el petróleo, así que el control del petróleo se volvió esencial para la supremacía naval y la hegemonía global. Tras la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial, lord Curzon declaró que los aliados "flotaron a la victoria encima de una ola de petróleo". (Everest, p. 31)
Pero la importancia del petróleo iba más allá de su papel militar. Pasó a ser un insumo económico esencial (cuyo precio afectaba el precio de producción, las ganancias y la competencia) y un instrumento de rivalidad: el control del petróleo implicaba control de los que dependen de él y de la economía global en general. Además, el petróleo del Medio Oriente era una fuente de las enormes "superganancias" que necesita el capitalismo en los países imperialistas. El petróleo iraní desempeñó un papel importante en el desarrollo industrial de Inglaterra. Winston Churchill dijo que el petróleo iraní era "un premio de fantasía que rebasa nuestros sueños más ambiciosos". (Stephen Kinzer, All the Shah's Men)
La enorme brecha entre los imperialistas y sus víctimas se veía claramente en Abadán, una gran ciudad en el suroeste de Irán donde Anglo-Persian construyó sus refinerías. Manucher Farmfarmaian, un funcionario del gobierno iraní encargado del petróleo, describió los dos mundos que chocaron en Abadán:
"Pagaban un salario de cincuenta centavos al día, nada por vacaciones o por estar enfermo o discapacitado. Los trabajadores vivían en una barriada llamada Kaghazabad, o Ciudad de papel, sin agua corriente ni electricidad, por no decir nada de los lujos como heladeras o ventiladores. En el invierno había inundaciones y la barriada se convertía en un lago plano. El barro llegaba hasta la rodilla y utilizaban canoas para transportarse… El verano era peor… Las casuchas de Kaghazabad, hechas de barriles de petróleo oxidados aplanados con martillos, se convertían en hornos… Todas las grietas apestaban de azufre por el petróleo que quemaban… En el sector británico de Abadán, había céspedes, jardines de rosas, canchas de tenis, piscinas y clubes; en Kaghazabad no había nada, ni una tienda de té, un baño ni un árbol". (Manucher Farmfarmaian y Roxane Farmfarmaian, Blood and Oil: Inside the Shah's Iran, Nueva York: Modern Library, 1999, citado en Kinzer, p. 67)
La brutalidad y la humillación de la dominación colonial prendieron muchas veces resistencia masiva del pueblo iraní. En 1905, surgió un movimiento democrático de la nueva clase media urbana; en el verano de 1906 manifestaciones por todo el país pedían un parlamento elegido democráticamente y el fin del control absoluto del sha. Participaron maestros, intelectuales, artesanos, tenderos y comerciantes, trabajadores industriales y del campo, y hasta un sector influyente de los clérigos islámicos. Se redactó una constitución y a finales de 1906 se inauguró el majlis (parlamento). En 1908 el sha envió a sus matones y una brigada de cosacos entrenados en Rusia a atacar el majlis y poner fin a la "revolución constitucional". En 1911, con la ayuda de Inglaterra y Rusia, el sha cerró el parlamento y arrestó a muchos delegados.
I Guerra Mundial: La división de la región y del botín
Durante la I Guerra Mundial, una vez más Irán fue campo de batalla de las potencias imperialistas rivales. Se declaró neutral, pero las fuerzas inglesas invadieron el sur para proteger el transporte petrolero y se libraron muchas batallas.
Las potencias occidentales, especialmente Inglaterra y Francia, anunciaron que peleaban para liberar al Medio Oriente de la dominación feudal y autoritaria del imperio otomano. En realidad, peleaban para determinar cuál potencia iba a controlar la región, su posición estratégica y su riqueza petrolera.
En público prometieron independencia a los pueblos de la región, pero en secreto Inglaterra, Francia y Rusia negociaban cómo repartírsela. Eso solo se sabe porque en 1917 los bolcheviques de Lenin tumbaron al gobierno del zar y, en un despliegue de internacionalismo, publicaron los tratados secretos, como el Pacto Sykes-Picot de 1916, que descubrieron en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El gobierno revolucionario de Rusia repudió el Pacto Sykes-Picot, que le dio a Rusia Constantinopla (ahora Estambul, en Turquía), tierra en ambos lados del Bósforo y grandes extensiones de las provincias a lo largo de la frontera. Además, anuló todas las demandas territoriales de los zares en Irán, exhortó a Irán a rechazar la dominación inglesa, y prometió amistad y apoyo a su independencia e integridad territorial.
Pero Inglaterra redobló la intervención en Irán y se comprometió a "parar a toda costa la propagación del comunismo a Irán, utilizarlo como una base de primera línea en la campaña contra los bolcheviques" y ayudar a los contrarrevolucionarios rusos en el norte de Irán. (Saikal, p. 17)
En 1919, Inglaterra impuso el Acuerdo Anglo-Persa a Irán. Con ese acuerdo se adjudicó el control exclusivo del "ejército, la hacienda pública, el sistema de transporte y la red de comunicaciones de Irán". Inglaterra "impuso la ley marcial y gobernó por decreto". (Kinzer, p. 39) A partir de 1921, apoyó una serie de golpes militares del despiadado Reza Khan, que se declaró sha en 1926. Así empezó la dinastía Pahlavi, y Reza Shah gobernó como títere del imperialismo británico y llevó a cabo una brutal represión contra toda rebelión popular.
Estados Unidos pelea para agarrar su parte del botín
Como hasta ese momento Estados Unidos no había desempeñado un papel importante en el Medio Oriente, muchos pensaban que era un país dedicado a la reforma y sin metas imperialistas. Esa idea errónea la fortaleció la declaración de "14 puntos" del presidente Woodrow Wilson, que defendía de palabra el derecho a la autodeterminación de las naciones después de la I Guerra Mundial.
Pero tras bastidores se estaba tramando una intensa rivalidad imperialista por el petróleo y el poder. Tras la guerra, surgieron temores de una escasez de petróleo. En 1920, Estados Unidos protestó vigorosamente contra la monopolización de los recursos petroleros del Medio Oriente por Inglaterra y Francia, y se dio una fuerte lucha entre carteles rivales (y los estados que representaban).
En 1928, Inglaterra se vio obligada a darles a las compañías estadounidenses una tajada del petróleo iraní, en vista de su creciente poder global y de la fuerza de sus compañías: Standard Oil (ahora Exxon) abastecía la mitad del petróleo a Inglaterra. El historiador del petróleo John Blair describió el resultante acuerdo "Línea roja" como "un ejemplo sobresaliente de una combinación restringida para el control de una gran porción del petróleo mundial por un grupo de compañías que juntas dominan el mercado mundial de esa mercancía". (Everest, pp. 38-39)
Próxima parte: 1953: La CIA pone al sha en el poder
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