Revolución #91, 10 de junio de 2007
Informe de nuestra corresponsal en Coachella
Zambullirse en música en vivo tres días seguidos es algo singular. Tiene un efecto diferente de ir a un solo concierto o a varios en una semana. El ritmo y el tempo son diferentes en este ambiente; se aprecian de una manera diferente las representaciones en vivo y la comunidad que se forja entre el público y las bandas.
Al comienzo de mayo, unas 60,000 personas asistieron cada uno de los tres días al festival de música de Coachella, donde más de 120 conjuntos tocaron en el desierto, a dos horas de Los Ángeles. Docenas de miles de aficionados acamparon en los lugares designados. El festival fue un ruidoso jaleo de música sin parar.
Fue una amplia gama de conjuntos: pop alternativo, fenómenos como los Red Hot Chili Peppers y Roots, MUCHO rock y música internacional (como Manu Chao, de España/Francia, y Konono No.1, de Kinshasa, Congo/Zaire), música country-folclórica alternativa y hip hop. ¡Pero lo principal fue la reunión del conjunto RAGE AGAINST THE MACHINE!
Vi a varias personas con playeras contra la religión. Un chavo punk tenía una que decía: “Señor, protégeme de tus seguidores”. Había muchas playeras de Rage. La mayoría eran jóvenes blancos, con unos pocos negros y unos asiáticos y chicanos. El último día fueron más chicanos y mexicanos, y varias personas viajaron de ciudad de México para ver la reunión de Rage.
Se sentía un espíritu de rechazo a lo que pasa en el mundo y a la cultura dominante: la guerra, el presidente, la tortura y todo lo demás. Fue algo que se sentía de comienzo a fin.
El aspecto principal fue el espíritu de rebelión, pero con pocas excepciones esto no se extendió a la actitud sofocante sobre la opresión de la mujer. No era una burda objetivación de la mujer… pero para forjar una cultura nueva y liberadora, un elemento central será hacer añicos la noción de que a la mujer la define su sexualidad y desencadenar la furia de la mujer.
Al final de la primera noche, hablé con una amiga sobre lo que falta en la cultura hoy. Hay una clase de música muy popular que es interesante y alegre al nivel musical, pero que es tan auutocentrada que parece que el mundo le vale un carajo y es muy misógina. Así que eso subrayó lo importante que fueron la rebeldía y oposición que expresaron la música y muchos de los músicos, especialmente los más reconocidos, en Coachella.
La música
Muchos sobresalieron y no pude ver a todos. El grupo The Roots hizo una interpretación magnífica de “Masters of War" (Amos de la guerra). Manu Chao dijo algo así: “Me entristece tener que dedicar esta canción hoy, como todas las noches, al mayor terrorista del planeta, el presidente de Estados Unidos, George Bush… ¡No se puede combatir el terrorismo con terrorismo! No se puede combatir el terrorismo con Guantánamo…”. No recuerdo exactamente las palabras, pero la multitud brincó, coreó y bailó hasta que terminó.
Tom Morello, en el papel de Nightwatchman, pidió que Boots de The Coup y Perry Ferrell (antes de Jane’s Addiction y ahora de Satellite Party) lo acompañaran en la plataforma. Perry dijo que le encantaba estar con otros revolucionarios y los tres interpretaron una hermosa versión de “This Land is Your Land” (Esta es tu tierra), con todas las estrofas que muchas veces no se oyen. The Coup cantó con el respaldo de un conjunto muy funk que recibió muchos aplausos y mucha gente los acompañó cantando toda la letra rebelde.
Otro conjunto que para mí sobresalió fue Arcade Fire. Un músico me dijo que dos de sus canciones son sublimes en el rock. Su nuevo éxito "Neon Bible" (Biblia de neón) habla mucho sobre la situación actual, especialmente sobre el matrimonio de la iglesia y el estado, la vigilancia y la represión. Un estribillo dice: “No quiero luchar en tu guerra sagrada”.
¡Rage Against the Machine!
Pensé que estaba lista para esto y lo estaba ESPERANDO, pero no hay nada como la experiencia viva, y carajo, ¡me olvidé lo radical que es esta banda! No les dan un respiro a este sistema, este país o su historia y realidad actual. Pero no es solo que denuncia a este país; además, como nadie más, les dan a sus aficionados una identidad. Después de siete años sin ellos, debe ser que no los recuerdo muy bien (y que la situación ha empeorado radicalmente), pero me pareció que estaban abriendo el mundo. Me hizo más claro lo asfixiante que ha sido la cultura durante los últimos siete años sin ellos, y cuánta gente (toda una generación) ha crecido sin ellos.
Oír a 50,000 chavos “comunes y corrientes” gritar y bailar al son de la letra de “Sleep Now in the Fire”: “…la Niña, la Pinta y la Santa María, la soga y el violador, el capataz, el agente naranja y los curas de Hiroshima…”, me hizo sentir que los que quieren una población dócil tendrán grandes problemas y que hay grandes esperanzas de que la nueva generación se forje como luchadores. Es un conjunto que va al chile, y por eso lo quiero tanto. Además, es magnífico. Morello estaba más vivo que nunca y Zack oscilaba entre una calma intensa y una letra que estallaba como las salvas de una batalla. A veces se callaba (sin siquiera estirar el micrófono), con plena confianza de que el público continuaría la canción sin perderse una palabra.
Un grupo de chavos escaló los altoparlantes (a varios metros de altura) y empezó a bailar ahí mismo. Seguro se sentían en la cima del universo rebelde.
Más o menos a la mitad del set de Rage, unas 10 personas estábamos bailando y brincando en una mesa. Temía que iba a ceder bajo el peso, pero no me podía bajar: el espectáculo y la enorme multitud eran impresionantes. Un joven chicano volteó y me dijo: “Si me muero hoy, me voy satisfecho”. Todo el programa fue así: una experiencia que probablemente nadie pensaba igualar en la vida. En este momento tan peligroso y oscuro para la humanidad, que estos tipos hayan tomado el escenario y anclado un sentimiento que ha crecido debajo de la superficie para tantos, aunque muchos no lo reconocen, era electrizante e histórico.
Mientras escuchaba se me ocurrió lo perfecto que esto captaba este momento de la historia humana: la nueva Roma globalizada y de alta tecnología que da golpes a diestra y siniestra, y amenaza mayor gravedad a la humanidad… pero se pudre desde adentro y la fuerza musical más ruidosa y roquera del planeta le da duro. ¿Cuál ganará? Todavía no se ha determinado, pero el impacto que tendrá la reunificación de Rage definitivamente es favorable para la humanidad.
En cierto momento Zack empezó a corear “levántense”. Siempre en los reventones de Rage llega el momento cuando la multitud empieza a corear “Al carajo, no haré lo que me mandas”, pero esta vez el coro de “levántense” lo superó. Una y otra vez gritaban: “¡levántense!”. Me da escalofríos pensar en eso. Repito, se me olvidó lo radical que es esta banda. Rage le dio al público una identidad, lo empuja a hacer algo, y hace una acusación incondicional y gran música roquera y rap. Pero para mí lo que todavía falta es una visión de otro mundo y de cómo la humanidad puede forjar relaciones diferentes.
Al final, todos los músicos se pararon juntos hombro a hombro. Zack juntó las manos y le agradeció al público. Parecía que estaban sonriendo y por un par de minutos, que es bastante tiempo para un concierto, se quedaron parados hombro a hombro, unidos y absortos en la energía de la multitud y presentándose a ella.
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