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Revolución #93, 24 de junio de 2007
Las escuelas públicas de Nueva York y la criminalización de los estudiantes
¿Qué clase de sistema le hace esto a la juventud?
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"Nos tratan como si fuéramos delincuentes, como si fuéramos animales".
Estudiante de la prepa Curtis High, Staten Island, Nueva York
"A veces el salón de clase parece una celda".
Jane Min, estudiante de la prepa Flushing High, Queens, Nueva York
Imagínense si en las escuelas trataran a los jóvenes como personas valiosas, valoraran y alentaran su creatividad, curiosidad y pensamiento crítico. Imagínense si, en las escuelas y afuera, estimularan a los jóvenes a discutir y debatir todo: Shakespeare, la religión, el estado del planeta y cómo se debe manejar la sociedad y las escuelas. Imagínense si en vez de aplastar y acorralar el espíritu rebelde y la mente inquisitiva de la juventud, los valoraran como una parte crucial de revolucionar la sociedad.
Pero en esta sociedad, eso solo se puede imaginar, y la experiencia de muchos jóvenes es todo lo contrario. Las escuelas están rodeadas de cercas y detectores de metal; en vez del sonido de debate y discusión de teorías científicas y la globalización, se oyen los gritos de policías armados con armas automáticas que sueltan órdenes. Cuando los jóvenes llegan a la escuela, en vez de saber que es un lugar seguro donde aprender y enseñar, viven con miedo: ¿los van a cachear y humillar frente a los demás por nada? ¿Los van a arrestar si se salen de la fila de los detectores de metal? ¿Llegarán a casa al final del día, o se los llevarán a la cárcel por decir palabrotas o pelear?
En marzo la Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU) publicó un informe titulado "La criminalización del salón de clase: La actuación policial excesiva en las escuelas de Nueva York" (que está en línea en www.nyclu.org/pdfs/criminalizing_the_classroom_report.pdf). Es una fuerte crítica del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) por hostigar, degradar, maltratar y criminalizar rutinariamente a miles de estudiantes; también habla de la experiencia parecida de jóvenes, especialmente negros y latinos, por todo el país. Tiene entrevistas a padres de familia, maestros, administradores escolares y, lo que es muy importante, a unos mil estudiantes.
Los agentes del DPNY empezaron a patrullar las escuelas públicas en 1998. En el año escolar 2005-2006, 4,625 agentes (200 de ellos armados) patrullaron como "Agentes de Seguridad Escolares". El informe dice que si esa división del DPNY fuera un departamento de policía, sería el décimo del país y sería mayor que los de Washington, D.C., Detroit o Boston.
Como carceleros
El nuevo programa de "seguridad" escolar dice que todo estudiante de las preparatorias y secundarias públicas (junior high y high school) tiene que pasar por un "detector de metal portátil" cuando se lo manden. Los agentes entran a una escuela sin previo aviso como si fueran un ejército de ocupación. Se parece mucho a lo que pasa en Irak: los agentes se apoderan de la cafetería o del gimnasio, y convierten la escuela en una zona policial. Los estudiantes tienen que esperar horas en filas mientras los agentes registran las mochilas y confiscan los celulares (prohibidos) y las cámaras (no prohibidas). El 21% de las escuelas tienen detectores de metal permanentes. En la secundaria Wadleigh High de Manhattan, un estudiante llamó a su madre y le pidió que fuera a recoger su celular porque no quería que se lo confiscaran; al estudiante lo arrestaron por no quedarse en la fila.
Los agentes son como carceleros: gritan órdenes, empujan a los estudiantes y toman decisiones arbitrarias sobre qué se permite y no se permite. Requisan las mochilas y confiscan una gran variedad de cosas, como llaves y monedas. Por ejemplo, les confiscaron los celulares a unos estudiantes que tenían permiso. Confiscan iPods y no los devuelven. En una escuela técnica, les confiscaron equipo de ingeniería dizque por ser "armas". Han confiscado comida (que se comen). Rutinariamente gritan a los estudiantes, y los empujan hacia los detectores o contra la pared para cachearlos, no importa si hacen sonar el detector o no. En una escuela, se burlaron de un estudiante con un abrigo caro y lo acusaron de ratero. Un agente encontró un CD en blanco en una mochila y le dijo al estudiante: "¿Es rap? Por eso te registramos". En un período de ocho meses, confiscaron más de 17,000 objetos: el 70% eran celulares y el 29% iPods y otros aparatos similares. No encontraron ni una sola pistola.
El informe de la NYCLU tiene una larga lista de ejemplos de hostigamiento y brutalidad contra los estudiantes. En una escuela, los agentes persiguieron a los estudiantes que esquivaron un punto de control gritando: "¡Agárrenlos!". En la prepa Samuel Tilden High de Brooklyn, Biko Edwards, un estudiante de 17 años de edad caminaba a su clase de química cuando lo paró el subdirector. Cuando Biko protestó porque quería ir a clase, el subdirector llamó a un agente. El informe describe lo que pasó: "El agente Rivera lo agarró y lo estrelló contra un muro de ladrillos; le laceró la cara y Biko empezó a sangrar. En vez de ayudarlo, el agente Rivera pidió refuerzos y lo esposó… lo llevaron al hospital, y lo trataron unas dos horas; pasó casi todo el tiempo esposado a una silla… Lo acusaron de cinco delitos".
¿Qué les pasa a las jóvenes en estas escuelas? ¿Las tratan como seres humanos con valor e inteligencia, o como objetos sexuales? En las escuelas, ¿animan a los jóvenes y las jóvenes a debatir la opresión de la mujer y cómo acabarla? No: son lugares donde los agentes armados del estado las hostigan y las manosean. Una estudiante informó que "a los agentes les gusta tocar a las estudiantes sin razón". El 27% de las estudiantes entrevistadas dijeron que los agentes las tocaron o las trataron de tal manera que se sentían incómodas. Cuando los aros de metal de un sostén hacen sonar los detectores, las mandan levantarse la blusa para demostrar que no tienen armas, o abrirse los pantalones para demostrar que no tienen celulares. Las registran hombres; el informe dice: "Los estudiantes y maestros se quejan de que los agentes masculinos se comportan de manera indebida con las jóvenes, y coquetean y flirtean con ellas". En una prepa, oyeron a los agentes comentar sobre el cuerpo de una estudiante. En otra escuela, humillaron a un estudiante gay todos los días: echaban a cara o cruz para ver cuál tenía que registrarlo.
Agresión contra los maestros
¿Qué pasa con los maestros que quieren hacer algo para mejorar la situación… a quienes les importa la suerte de los estudiantes a pesar de los bajos salarios, recortes, edificios destartalados y medidas fascistas… que quieren conectarse con los estudiantes y darles una buena educación… a quienes no les gusta que hayan convertido las escuelas en cárceles?
El informe de la NYCLU dice que también han atacado a los maestros que protestan contra esas medidas o que intervienen cuando los agentes maltratan a los estudiantes, para que no quepa duda de que: "Nadie los va a defender. Miren lo que le pasa a cualquiera que piense hacerlo". El informe dice:
"El 8 de marzo de 2005, cuando unos maestros de la prepa New School for Arts and Sciences llamaron al 911 para pedir ayuda médica para un estudiante herido en una pelea, unos siete agentes del DPNY fueron a la escuela. Varios maestros pararon la pelea y estaban en control de la situación, y Cara Wolfson-Kronen, una maestra de estudios sociales, le informó eso a la operadora del 911. Pero de todos modos un agente ordenó que los maestros identificaran a los estudiantes que pelearon y dijo que los iba a esposar.
"Cuando Quinn Kronen, un maestro de inglés, contestó que los estudiantes estaban sentados en la clase sin más problema, el agente Bowen le gritó: 'Pinches maestros, sirvan para algo. Estos muchachos andan desenfrenados. Hay que echarlos'. Kronen puso objeciones, y la sargento Walter le dijo que 'se callara la boca' o lo iba a arrestar. La señora Wolfson-Kronen puso objeciones, y la sargento Walter dijo: 'Ya basta, clávenle unas esposas a esta puta'. La arrestaron, se la llevaron de la escuela esposada y la dejaron afuera en temperaturas bajo cero sin abrigo. También arrestaron al señor Kronen. Los pusieron en libertad después de aproximadamente dos horas en la delegación 41. En la audiencia inicial retiraron la acusación de alteración del orden público, porque no hicieron nada ilegal. El 22 de marzo de 2005, el señor Kronen y la señora Wolfson-Kronen recibieron una carta anónima firmada por 'La Hermandad'; amenaza con hacerles daño por 'interferir con nuestros hermanos' y dijo: 'Les aconsejamos que se larguen de Nueva York pronto'".
En octubre de 2006, Adhim Deveaux, un maestro de matemáticas en la prepa Urban Assembly of History and Citizenship, se enteró de que un agente golpeaba a uno de los estudiantes y salió corriendo. Cuando el agente lo estrelló contra un carro, Deveaux se le acercó y le dijo: "Es mi estudiante. Soy su maestro. Apenas es un muchacho". En respuesta el agente golpeó y agarró a Deveaux por atrás, lo empujó a la acera y lo esposó. Se lo llevaron a la delegación y lo acusaron de agresión contra un agente, resistencia a la autoridad y obstrucción de una función oficial.
Este maestro trataba de calmar la situación. En una sociedad donde la policía está al servicio del pueblo, agradecería esto; cooperaría y confiaría en el maestro, y lo escucharía cuando dijo: "Apenas es un muchacho". Pero estos policías lo arrestaron porque imponer medidas represivas y una atmósfera de cárcel en las escuelas es su función… y no resolver problemas.
Criminalizan a la juventud
El informe de la NYCLU detalla numerosas veces que la policía ha atacado o arrestado a estudiantes por ofensas insignificantes y ridículas, como decir palabrotas, llegar tarde o no querer entregar sus celulares. Su portal menciona el caso de una estudiante de 13 años que arrestaron y esposaron en mayo por dibujar en un escritorio. Estos jóvenes no cometen ningún delito, pero los arrastran al sistema penal y los tratan como si fueran criminales.
La criminalización de la juventud no se limita a Nueva York. En varias columnas del New York Times, Bob Herbert ha descrito varios incidentes atroces de brutalidad policial contra jóvenes: a una niña negra de 6 años la esposaron y la llevaron a la cárcel en Florida por hacer un berrinche en el kinder; a un niño negro de 7 años lo esposaron en Baltimore por andar en bicicleta en la acera. Herbert destaca el aspecto racista de los incidentes: por ejemplo, en 2006 en Texas sentenciaron a una muchacha negra de 14 años a siete años de cárcel por darle un empujón a un empleado de su escuela (la pusieron en libertad hace poco). Por otro lado, en el mismo pueblo a una muchacha blanca condenada de incendiarismo la sentenciaron a libertad condicional.
Herbert dice que a los estudiantes “los denigran, les gritan, los insultan, los registran y los tocan indebidamente… Ese comportamiento policial venenoso es una extensión a las escuelas del tratamiento humillante que practica la policía con los jóvenes desde hace mucho tiempo, especialmente con los negros y latinos, en las calles de Nueva York”. (New York Times, 2 de junio de 2007)
¿Qué dice esto a los jóvenes? Las escuelas deben animarlos a experimentar, empujar los límites y cometer errores, y deben desafiar y desencadenar la mente. Pero en esta sociedad no es así. Cuando esposan a una joven por dibujar en un escritorio o a una niña de 6 años por un berrinche, esto indica lo que la sociedad opina de la juventud. No cabe duda de lo que le dice a los jóvenes: este mundo no les pertenece a ustedes. Su vida no importa un comino. El único futuro que este sistema les ofrece es un trabajo monótono o la cárcel. Después, dicen que los arrestos injustos e ilegítimos son "prueba" de que los chavos son una bola de delincuentes, y los usan para aislarlos del resto de la sociedad.
No es simplemente que los policías son una bola de matones brutales y racistas que odian y temen a los chavos (y no cabe duda de esto al leer el informe). Su conducta en las escuelas es una extensión de su papel: imponer las relaciones sociales de explotación y opresión, y la opresión nacional. No están para “proteger y servir” a la población, sino para mantener la pobreza, miseria y degradación en que viven muchos jóvenes.
El informe dice: “Durante el año escolar 2004-2005, 82% de los estudiantes de las escuelas con detectores de metal permanentes eran negros y latinos, o sea 11% más alto que el promedio de toda la ciudad. La preparatoria DeWitt Clinton High en el Bronx, la mayor escuela con detectores de metal permanentes, tiene 4,511 estudiantes y ni un solo bibliotecario”.
¿Qué clase de sistema relega a los jóvenes a escuelas atestadas sin fondos, que más parecen cárceles que lugares de educación y crecimiento? ¿Qué clase de sistema trata su energía, creatividad y rebeldía como algo que hay que sofocar, en vez de celebrar y desencadenar? ¿Qué clase de sistema envía matones a hostigarlos por no asistir a la escuela, y luego a hostigarlos y arrestarlos por ridiculeces cuando asisten?
Los que trafican la mentira de que Estados Unidos es "la tierra de la oportunidad, donde cualquier niño puede llegar a ser presidente", del "gran valor de la educación" y de "no dejar atrás a ningún niño" --pero no dicen nada de que las escuelas parecen cárceles--, no tienen derecho de hablar de "responsabilidad individual" y "mejores opciones".
Para citar la canción "Dear Mr. President" de Pink: "¿Cómo puede decir que no hay que dejar atrás a ningún niño?/ No somos tontos ni ciegos. Todos están en sus celdas mientras pavimenta el camino al infierno…".
Desperdiciar de esa manera el potencial humano y deshumanizar así a la juventud es inaceptable e intolerable. Se necesita una sociedad totalmente diferente… una sociedad que no necesite llenar las escuelas de matones armados que hostigan y reprimen a los estudiantes… una sociedad donde la juventud tiene un papel y un futuro importante: construir un mundo nuevo… una sociedad donde no haya un grupo reprimido y alejado de las ideas, y encerrado en escuelas que parecen cárceles, y otros capacitados a dominar las ideas para "salir adelante" o controlar a los demás… una sociedad socialista, donde el poder estatal esté en manos de las masas, que lo utilizan para acabar con la explotación y desarraigar todas las relaciones sociales, instituciones e ideas correspondientes y para llegar a un mundo comunista donde esta clase de dominación y maltrato NO EXISTAN.
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