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Revolución #102, 23 de septiembre de 2007
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Jena… La hora que es…
Mucho en juego en la lucha de libertad para los 6 de Jena
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Jena, Louisiana, chilla sobre la hora que es en Estados Unidos y adónde van las cosas.
Piénsalo: dogales colgados de un árbol. Un árbol “solo para blancos” en el patio de una escuela sureña. ¡En el 2006!
Después de que docenas de estudiantes negros valientes se paran debajo del árbol en protesta, el fiscal amenaza con arruinarles la vida “de un plumazo” si se quejan.
Después de meses de conflictos entre los estudiantes negros y blancos, instigados principalmente por los blancos, seis jóvenes negros podrían ir al penal por décadas.
El gobierno federal interviene y dice que todo eso es “normal”.
Pero piensa también en la respuesta a todo eso: una oleada de protesta contra todo eso en todas partes del país. Miles de personas ya se han movilizado para protestar: han hecho correr la voz por la radio y la internet, han organizado protestas en las universidades y el centro, han recaudado fondos para la defensa y han contratado camiones en muchas partes para ir a Jena.
Todo eso demuestra cómo se puede poner alto a la injusticia en Jena y poner en marcha una dinámica completamente diferente en la sociedad.
¿Qué hora es en Estados Unidos?
Miremos el panorama.
Las masas negras están atrapadas en extrema pobreza, trabajando cuando pueden en trabajos de salario mínimo, con educación, servicios médicos y vivienda en decaimiento. Para muchos jóvenes, hay un futuro de cárcel o muerte a una edad temprana.
Mira lo que ha sucedido en los últimos años.
Hace dos años el sistema abandonó en Nueva Orleáns a decenas de miles de personas pobres y negras cuando azotó el huracán Katrina. El mundo entero se quedó asombrado y espantado al ver a la gente atrapada sin alimentos o agua, muchos atrapados como presos en el Superdome, y luego evacuados sin manera de regresar a sus hogares. Vimos la represión de gente de todas las nacionalidades y capas sociales que fueron a ayudar y le pidieron al sistema que ayudara. En la “reconstrucción” de Nueva Orleáns, vemos el desdén que el sistema tiene por una ciudad que es la fuente de un tesoro de música y cultura afroamericanas. Vemos que el sistema sigue abandonando a la gente de Nueva Orleáns.
Todo eso arroja luz sobre el plan que el sistema tiene para el pueblo negro.
Mira la epidemia de brutalidad y asesinatos policiales. En Nueva York, la policía mató a Sean Bell el día de su boda. Ese asesinato y las protestas que lo siguieron rompieron el silencio sobre los asesinatos policiales desde el 11 de septiembre y dio la alarma sobre muchos casos parecidos. ¿Pero dónde está la justicia?
Se supone que hace 50 años la Suprema Corte anuló la segregación escolar, lo cual resultó en un “sueño postergado”. Este año, la Suprema Corte de hecho revocó esa decisión. La corte prohibió que el gobierno hiciera cumplir medidas para eliminar el confinamiento de los niños afroamericanos en escuelas segregadas, inferiores o que parecen cárceles. Otra promesa traicionada.
Un informe de la Unión de Derechos Civiles de Nueva York denunció la brutalidad policial generalizada en las prepas de Nueva York, con agresiones, insultos y arrestos no justificados, así como arrestos de maestros y directores que se atreven a defender a sus alumnos.
Para dar una idea de cómo está la situación y hacia dónde va: en 1954 había 98,000 negros en la cárcel; ¡50 años después, en el 2004, la cantidad de presos era 910,000! Casi 10 veces más. Ese es el “progreso” del sistema. Ese es el futuro que promete. Esa es la “respuesta” que este sistema tiene al problema de siglos de opresión que ha creado y que refuerza constantemente.
No hay futuro en este sistema
El sistema de Estados Unidos es capitalista-imperialista. Ese hecho fundamental y salvaje establece los parámetros de la vida de los negros de este país. Para entender cómo y por qué es y ha sido así hasta hoy, lean los pasajes de la serie La opresión de los negros y la lucha revolucionaria para acabar con toda la opresión de Bob Avakian en este número.
Hoy, el capitalismo ha trasladado su industria pesada a los suburbios y a otros países. Los jóvenes negros de las ciudades quieren trabajar: hace poco 3,000 personas, casi todos negros, se presentaron en Newark para solicitar trabajo de conserjes, limpieza, servicios alimenticios y seguridad.
Pero para los capitalistas, la juventud negra es “demasiado rebelde”. En las últimas décadas han dejado que las escuelas urbanas se deterioren y que el narcotráfico florezca. Han creado una dinámica en la que la única alternativa para millones de jóvenes negros es la prisión o la muerte. En la prensa los caracterizan cada vez más como “salvajes” e “incorregibles”. Y, claro, durante este tiempo han abierto ciertas puertas —pero solo un poquito— para permitir que un puñado de ellos “salgan adelante” e ingresen a la clase media. Pero su posición es muy precaria, y siguen sufriendo discriminación y opresión de muchas maneras a manos del sistema— como el riesgo que corren por solo manejar un carro.
Para la juventud negra esta no es una época de expectativas, sino de encarcelamientos en masa, demonización y desenfrenada criminalización.
Eso es lo que se ve clarísimo en Jena, Lousiana. ¿Qué quiere decir que Mychal Bell, uno de los 6 de Jena, ha estado preso más de nueve meses y que el fiscal ha mencionado sus “antecedentes penales” de delitos menores para negarle libertad condicional? ¿Qué quiere decir que el juez use una metáfora racista y perversa, diciéndoles a los familiares de Bell y otros que hablaron por él que “son como una cerca que rodea al ganado” y amonestándolos por no haber levantado la cera antes? ¿Qué quiere decir cuando les dicen a los estudiantes de la prepa Jena que los castigarán si se ponen playeras de “Libertad para los 6 de Jena”? A estos jóvenes les dicen lo mismo que a jóvenes negros por todo el país: no tienen futuro en este sistema, y que más vale que se callen y no digan nada sobre el racismo y las demás injusticias que sufren.
La necesidad de resistencia
Este sistema traicionó al pueblo negro. Lo que este sistema le ofrece al pueblo negro no es solo “volver a otra época” sino algo peor: un programa con implicaciones genocidas. Eso es lo que significa que la cantidad de negros en las cárceles haya crecido más de 10 veces en 50 años, que gente como Pat Robertson diga que los presos son “una mancha en la sociedad”, que otros digan que “hay que darles más duro” y que se refieran a esos jóvenes como “superdelincuentes imposibles de rehabilitar”, y que las pocas oportunidades que tienen se las estén quitando.
Tendría que darse una nueva oleada de resistencia política contra toda la opresión, que unifique a muchas personas con diversos puntos de vista. Si eso no se da, no puede haber un cambio fundamental; sin eso, la gente sería golpeada más y sufriría mayores horrores.
Todo eso recalca la importancia de la lucha para liberar a los 6 de Jena. De Carolina del Norte a Texas, de Detroit a los pueblos rurales de Louisiana, en las universidades, en las emisoras, en los salones de belleza y en la calle la gente está haciendo correr la noticia, organizándose en las bases y contratando camiones, retando a todos a que denuncien, a que participen y a que ESTÉN en Jena. Muchos negros de todas las capas, y otros también, sienten que estos jóvenes negros deben salir libres, y que hay que desenmascarar y erradicar la fuente de todo esto.
Algo que podría ser muy importante está surgiendo como resultado de esta lucha de libertad para los 6 de Jena. La oleada de indignación que vimos por todo el país es algo que no se ha visto en muchos años, y hay que generalizarse, tiene que conectarse con otras luchas y batallas importantes contra el sistema y con la necesidad de la revolución.
Hay mucho en juego en esta lucha. Hay una batalla que hay que GANAR. El pueblo no puede permitir que se cumpla esta injusticia. Tiene que parar, por medio de la acción política de las masas, esta imposición violenta de la supremacía blanca e impedir que más jóvenes negros desaparezcan en las mazmorras de este sistema. ¡Hay que liberar a los 6 de Jena! Y todo esto tiene que pasar a ser parte de un creciente movimiento revolucionario.
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