Issue and Date


Revolución #103, 7 de octubre de 2007


Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate

Muerte en un centro de ICE

Victoria Arellano: Encadenada y privada de medicina que la hubiera salvado

La sala de la madre de Victoria Arellano está llena de sus fotos. En una, Victoria y sus amigas se aprietan para caber. En otra, su sonrisa alumbra una foto en la que toma una pose estilo Charlie’s Angels, juguetona y llena de alegría.

En mayo, ICE arrestó a Victoria y la llevó a uno de sus campos de detención en San Pedro, Los Ángeles. Hace un par de años le diagnosticaron VIH y tomaba medicina recetada para personas con SIDA. Aunque las autoridades del centro de detención sabían que Victoria estaba enferma y que necesitaba medicina, no le dieron las medicinas que le hubieran salvado la vida, para impedir una infección pulmonar y así mantener fuerte su sistema inmunológico y combatir los agentes que podrían ser mortales en su situación.

En julio, Olga Arellano, la madre de Victoria, recibió una llamada telefónica del hospital donde estaba internada Victoria sobre su situación grave.

Cuando vio a su madre, Victoria intentó levantar los brazos para abrazarla pero no tuvo suficiente fuerza para descansar en sus brazos. Olga casi no podía hablar al contarnos sobre los últimos días de su hija.

Victoria respiraba con un tubo, un pie estaba esposado a la cama y dos guardias vigilaban la puerta.

Victoria murió unos días después.

*****

Víctor Arellano nació en Jalisco, México, donde vivió hasta que hizo el viaje a Estados Unidos. Se cambió de nombre cuando decidió ser una persona transgénera. Su madre dice que sabía que la vida era muy difícil por ser transgénero, pero que cualquier maltrato lo superó lo que le hicieron en el centro de ICE.

Otros detenidos se dieron cuenta de que su salud se estaba deteriorando. Le rogaban constantemente a los carceleros darle la medicina que necesitaba. Desesperados, le llamaron a su madre para decirle lo que pasaba. Olga dijo: “Me dijeron que se la pasaba tirado en la cama sin comer y con fiebre alta, que no podía levantarse, que lo tenían que cargar al baño, que era una situación bien grave, pero que no les hacían caso [cuando pedían ayuda]”.

Walter Ayala, un salvadoreño que compartía un espacio con Victoria, dijo: “Nosotros hacíamos requests para la enfermería pidiendo ayuda porque ella estaba tan enferma. No comía. Siempre tenia diarrea y vomitaba sangre. La enfermera que contestó era totalmente inhumana. Nos dijo: ‘O, ¿es esta la misma persona de quien se quejaban antes? Dale Tylenol y agua, y se le pasará’. Esto pasó cada vez que hicimos este request por seis días”.

Ante el temor de que Victoria muriera, 80 personas protestaron en el centro de detención. Unos coreaban: “¡Hospital, hospital, hospital!”, y 52 detenidos firmaron una petición para demandar que la atiendan los médicos.

*****

Cada año, ICE detiene a más de 300,000 hombres, mujeres y niños, y esa cantidad está creciendo a medida que intensifican los ataques contra los migrantes. “Es un sistema que ha crecido rápido. Hace 10 años, los centros de detención tenían unos 20,000 detenidos al año. Ha crecido a pasos agigantados debido a los cambios en las leyes de migración de Estados Unidos”, dijo Michele Garnett McKenzie, de Minnesota Advocates for Human Rights.

A los detenidos de ICE, que no tienen antecedentes penales, los tienen en unos 400 centros locales y estatales, privados de atención médica adecuada y tratados como criminales sin humanidad. Desde el 2004, más de 60 personas han muerto en los centros de detención de ICE. Según un informe de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que salió este año, entre los muertos están una señora mexicana que estaba embarazada y se desmayó en un centro de detención de El Paso y un señor brasileño que murió en el centro de detención de Rhode Island cuando no le dieron la medicina para la epilepsia que su familia rogaba que le dieran.

Con el pretexto de la “privacidad”, ICE no ha comentado sobre el caso Arellano. Megan McLemore de Human Rights Watch visitó el centro de detención de San Pedro donde estaba detenida Victoria, para entrevistar a los compañeros de celda e investigar el tratamiento de los detenidos que padecen de VIH/SIDA. Sin embargo, ya se había trasladado a más de 20 personas que fueron testigos de la manera que trataron a Victoria.

*****

“En veces mi Victoria quería darse la vuelta pero no podía porque estaba encadenada”, dijo Olga Arellano, quien les pidió a los guardias desencadenarla antes de que muriera. “Creo que ningún ser humano merece eso”, dijo Olga.

Si bien las fotos de Victoria nos hacen recordar su vida —riéndose con amigos, acariciando rosas, haciendo volteretas en la playa—, también hacen recordar una vida robada demasiado temprano. La Migra le arrebató la humanidad cuando la detuvo, le arrebató más cuando la trató como criminal por no tener papeles “legales”… y, como si eso no fuera suficiente, le arrebató más cuando la tenía encadenado a una camilla de hospital a punto de morir.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond