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Revolución #109, 18 de noviembre de 2007
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¿Quiénes REALMENTE tienen como rehén nuclear al pueblo del mundo?
Por qué hay que parar un ataque estadounidense contra Irán
En su tristemente célebre discurso a la nación en el 2002, “El eje del mal”, Bush puso a Irak e Irán en las miras de la próxima fase de la “guerra contra el terror”. Esbozó lo que fueron mentiras inventadas sobre las “armas de destrucción masiva” de Irak, que usaron para justificar una guerra que, según testimonio documentado, ha causado la muerte de más de un millón de personas y el desplazamiento de cuatro millones de refugiados internos y externos.
Ahora Irán está en las miras. En un escenario posible, se dice que Dick Cheney está preparando planes para que Israel ataque a Irán y, cuando Irán contraataque, Estados Unidos se meterá. Con la enorme armada que tiene en la costa de Irán, Estados Unidos podría atacar en cualquier momento. La Casa Blanca ha pedido 88 millones de dólares para modificar los bombarderos B-2 Stealth para llevar bombas nucleares de 30,000 libras para destruir búnkers, que se podrían usar en una guerra contra Irán.
El 17 de octubre, Bush habló de un elemento central de su “caso a favor de la guerra”: “He dicho que si quieren evitar la tercera guerra mundial, parece que les debe interesar impedir [que Irán] obtenga la información necesaria para construir un arma nuclear”.
Ante todo esto hay muy poca resistencia al peligro de un ataque estadounidense contra Irán. Tal vez incluso entre quienes están horrorizados por la muerte, destrucción y tortura que Estados Unidos ha desatado sobre Irak y Afganistán hay confusión sobre el peligro de que el reaccionario gobierno de Irán adquiera armas nucleares y amenace al resto del mundo con usarlas.
En este artículo examinaremos por qué si uno de veras está preocupado por el peligro de una guerra nuclear, hoy mismo lo más urgente e importante que necesita hacer es unirse a otros para organizar una oposición política masiva a un ataque estadounidense contra Irán de la forma que sea.
¿Quiénes tienen a los pueblos del mundo de rehenes nucleares?
Irán tiene un programa nuclear en desarrollo que tiene el potencial, algún día, de producir la tecnología para construir un arma nuclear. Sin duda, la proliferación de armas nucleares en una región sumamente inestable es una amenaza a todo el planeta, y armas nucleares en manos de ulemas reaccionarios no corresponde a los intereses de los pueblos de Irán, de la misma manera que las armas nucleares de Pakistán e India no corresponden a los intereses de los pueblos de esos países ni de ninguna parte.
Pero sin duda alguna, el peligro mayor y más inmediato del uso de las armas nucleares, incluso en el Medio Oriente, proviene de Estados Unidos.
Estados Unidos es el único país que ha usado armas nucleares. “Anunció” la era de su dominación imperialista, como resultado de la II Guerra Mundial, en parte con la aniquilación con bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Esa masacre, que dejó más de 200,000 muertos, definió el papel de “la bomba” en el poderío estadounidense mundial.
Hoy, Estados Unidos tiene 10,000 armas nucleares. Greenpeace señala: “Aunque se ha alejado la posibilidad de un desenfrenado intercambio nuclear entre Rusia y Estados Unidos, los 15 kilotones de destrucción que hicieron desaparecer a Hiroshima se puede lograr hoy con una bomba del tamaño de una lonchera. George Bush habla abiertamente de la necesidad de desarrollar nuevas armas nucleares ‘más utilizables’. Más alarmante, la administración sigue pidiendo aprobación para un programa para elaborar armas nucleares más poderosas y ‘utilizables’”.
Estados Unidos tiene 480 armas nucleares en Europa, y no son restos oxidados de la “guerra fría”. Son armas modernas y cargadas que podrían causar una destrucción masiva y son parte integral de la doctrina de guerra estadounidense, como para neutralizar la fuerza nuclear rusa. Así que no solo tiene 10,000 armas nucleares, sino que se ha adjudicado el derecho de usarlas en un ataque “preventivo”.
Cambio de gobierno disfrazado de desarme
En su libro Target Iran (Blanco Irán), el ex inspector de armas de la ONU Scott Ritter dice que la patraña de las armas de destrucción masiva con que se justificó la guerra contra Irak “se está repitiendo, con los objetivos de la política estadounidense una vez más ocultados detrás de un velo de engaño y de cambio de gobierno disfrazado de desarme”.
Una y otra vez, Irán ha intentado desarrollar un programa nuclear que sea aceptable a las potencias imperialistas mundiales. Peter Galbraith, ex embajador estadounidense, escribió: “En mayo del 2003, las autoridades iraníes le mandaron al gobierno estadounidense una propuesta a través del embajador suizo en Teherán, Tim Guldimann, para negociar un acuerdo conjunto que incluiría el congelamiento de su programa nuclear con tal que Estados Unidos cesa sus hostilidades. El documento iraní proponía ‘transparencia total de que Irán no tiene intenciones de desarrollar o poseer armas de destrucción masiva y completa cooperación con la AIEA y la adopción de todos los instrumentos pertinentes’. Los iraníes también ofrecieron apoyar ‘el establecimiento de instituciones democráticas y un gobierno no religioso en Irak’; cooperar completamente en la lucha contra el terrorismo (y ‘sobre todo contra Al Qaeda’); y parar el apoyo material a grupos palestinos como Hamas. A cambio los iraníes pidieron que los tacharan de la lista de los países que apoyan el terrorismo y del ‘eje del mal’; que se levantaran las sanciones económicas; que Estados Unidos apoyara la petición iraní sobre indemnizaciones por la guerra con Irak como parte de un acuerdo global sobre la deuda iraquí; que tuvieran acceso a la tecnología nuclear con fines pacíficos; y que Estados Unidos persiguiera a los terroristas anti iraníes”. (“The Victor?”, Peter Galbraith, New York Review of Books, 11 de octubre de 2007)
¿La respuesta a la propuesta de Irán? Según Flynt L. Leverett, que tuvo una posición alta en el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y la CIA: “La respuesta formal de la administración a esto fue entablar una queja ante el ministerio de relaciones exteriores suizo porque el embajador suizo en Teherán se había sobrepasado sus responsabilidades al aceptar el documento iraní y transmitirlo”.
Las acusaciones estadounidenses de que Irán no cumple los requisitos del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) tapan y justifican una campaña estratégica cuya meta es un cambio de gobierno en Irán, en la que la guerra sea “una de las opciones”. Los que gobiernan Estados Unidos sienten la necesidad de reconfigurar de manera radical el Medio Oriente, para aplastar y domar a las fuerzas fundamentalistas islámicas. En las páginas de Revolución hemos abordado y analizado los factores de eso (para un análisis global ver Forjando otro camino de Bob Avakian en revcom.us/avakian/otrocamino). La “debacle” en Irak—como lo ve la clase dominante estadounidense—ha subido las apuestas iniciales para ellos en el Medio Oriente. Esa agenda de transformar radicalmente el Medio Oriente en aras del imperio estadounidense es lo que impulsa las maniobras de Estados Unidos y no una supuesta preocupación por una guerra nuclear.
Llegar a un mundo sin armas nucleares
Las armas nucleares están al servicio de un mundo dominado por el imperialismo. Y las potencias imperialistas usan su arsenal nuclear para competir y defender “su parte” del dominio imperialista.
El imperialismo es un sistema en el que enormes monopolios e instituciones financieras controlan la economía y el sistema político, no solo en un país sino por todo el mundo. El imperialismo quiere decir que los explotadores capitalistas oprimen a miles de millones de personas por todo el mundo. También significa la guerra… para aplastar la resistencia y rebelión de los oprimidos… y entre estados imperialistas rivales.
En el artículo, “Para entender el crecimiento del fundamentalismo islámico y la ‘guerra contra el terror’, hay que saber”, dijimos:
“Después de la II Guerra Mundial, con el debilitamiento de otras potencias colonialistas, tanto del lado de los vencedores como de los vencidos, Estados Unidos puso bajo su dominio enormes territorios en la forma de ‘neocolonias’; en realidad, controló y saqueó a países por todo el tercer mundo, con terribles consecuencias para miles de millones de personas, a pesar de que a esos países los llamaban ‘independientes’. Cuando los gobiernos de esos países del tercer mundo se volvían un obstáculo al dominio y a la explotación estadounidenses, aun si fueran gobiernos elegidos por el pueblo (y más o menos laicos), Estados Unidos, por medio de la CIA, los tumbaba con golpes de estado sangrientos—como por ejemplo en Irán en 1953 e Indonesia en 1965—y los reemplazaba hasta por décadas con gobiernos salvajes y opresivos, y serviles a Estados Unidos”. (Revolución #105, 21 de octubre de 2007)
Después del colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha tenido en sus miras y ha atacado a gobiernos reaccionarios que no son suficientemente sumisos a los imperialistas, o que son un obstáculo al dominio del imperialismo estadounidense. En eso no se guían por una preocupación altruista de que esos gobiernos “oprimen a su propia gente” (un sinnúmero de lacayos estadounidenses oprimen salvajemente a sus pueblos), sino el mismo impulso de dominar el mundo.
El programa nuclear de Irán es a la vez una respuesta a las amenazas estadounidenses y un vehículo para promover sus propias ambiciones regionales. El desarrollo del programa nuclear iraní podría inclinar el equilibrio a favor de Irán en el Medio Oriente, contra los gobiernos lacayos de Estados Unidos no populares. Y es un desafío al monopolio de las armas nucleares de Estados Unidos e Israel, con sus 400 armas nucleares y sistemas modernos de lanzamiento. En respuesta al programa iraní, se dice que varios gobiernos mesorientales del establo yanqui están desarrollando sus propios programas nucleares. A medida de que Estados Unidos promueve agresivamente su agenda, eso fortalece a las fuerzas islámicas reaccionarias y su carrera para robustecer sus aspiraciones.
Del lado que sea, McMundo vs. Jihad, no hay nada positivo para los pueblos del mundo. Apoyar a un lado de este choque, acabará fortaleciendo toda la dinámica reaccionaria. Y nos toca a nosotros forjar algo completamente diferente.
La enorme y muy avanzada tecnología y capacidad de producción que existen hoy son producto del trabajo colectivo de millones de personas por todo el mundo. Y todo eso se podría usar, y se debería usar, para alimentar, vestir y hospedar a la gente, educarla y darle reino para transformar de manera consciente el mundo en los intereses de la humanidad. La aberración de que enormes cantidades de recursos se dedican a la producción de una ingente cantidad de armas nucleares es una expresión de las relaciones sociales predominantes en el mundo actual. Cuando uno ve lo que el imperialismo le hace a la gente por todo el mundo—incluyendo la amenaza de la guerra nuclear—entonces se debe reconocer la necesidad de oponerle resistencia. Y, además, uno ve la necesidad de efectuar un cambio fundamental a todo el orden mundial opresivo. Ese cambio fundamental requiere una revolución, que solo se puede hacer en un momento en que hay una mayor crisis social y solo puede ser el acto consciente de millones de personas. Una revolución así en Estados Unidos le asestaría un golpe poderoso al sistema imperialista mundial, y levantaría un enorme peso que agobia a los pueblos del mundo.
Una revolución socialista transformaría inmediatamente la relación entre Estados Unidos y el resto del mundo, de vampiro global a base de apoyo de la revolución mundial. Una meta fundamental de tal revolución sería atacar lo que Bob Avakian ha llamado el “desequilibrio” mundial. “En el mundo actual las fuerzas productivas avanzadas están concentradas en un puñado de los países avanzados—es decir, imperialistas—y las economías de la mayoría de los países del mundo son subdesarrolladas, es más, deformadas y desarticuladas en su desarrollo debido a la dominación y saqueo del imperialismo”. (Ver, “Tenemos un mundo que ganar: Bob Avakian sobre el imperialismo y el internacionalismo”, Obrero Revolucionario #1032, 28 de noviembre de 1999 en revcom.us)
Forjar una dinámica totalmente diferente
Un aspecto de la dinámica paralizadora que se ve en el mundo hoy es que a los dos lados del conflicto McMundo/Cruzada vs. Jihad les conviene decirle a la gente que su única alternativa es el uno o el otro de estos polos opresivos y reaccionarios. Pero en realidad, apoyar a uno de ellos contra el otro fortalece a los dos.
El presidente de Estados Unidos le dijo al primer ministro palestino, Mahmoud Abbas: “Dios me mandó atacar a Al Qaeda y lo hice, luego me mandó atacar a Saddam”. (“‘Road map is a life saver for us’, PM Abbas tells Hamas”, Haaretz, Arnon Regular, 24 de junio de 2003) La República Islámica de Irán está gobernada por clérigos oscurantistas. Esta es una situación muy peligrosa. El imperialismo estadounidense y la jihad islámica se oponen mutuamente pero también se refuerzan. Cuando Estados Unidos invade a Afganistán y a Irak, y cuando amenaza (y posiblemente ataca) a Irán, eso no solo fortalece su posición militar en el mundo sino también su capacidad de explotar y oprimir a miles de millones de personas. Al mismo tiempo, ante la ausencia de una verdadera alternativa poderosa, los fundamentalistas islámicos pueden movilizar a la gente bajo su bandera de oscurantismo, opresión y formas de oponerse a Estados Unidos que no contribuyen a una auténtica lucha de liberación. Donde esas fuerzas gobiernan no cambian la opresión o el sufrimiento feudal del pueblo ni la subordinación de sus economías en la división de trabajo imperialista.
Lo que necesitamos es una dinámica completamente diferente por todo el mundo, una dinámica de lucha revolucionaria que le da a los pueblos del mundo otra salida de esta locura. El imperialismo es el enemigo común de los pueblos del mundo. Aunque hay diferentes corrientes de la revolución mundial, y la revolución en cada país es un proceso singular, la revolución comunista solo puede triunfar si apunta a un mundo libre de toda la opresión. Por todas partes la gente necesita la revolución y el poder estatal para poder cambiar cualquier parte de todo esto de una manera fundamental y para aun empezar a realizar el sueño de forjar en los hechos un mundo libre de armas nucleares.
PARAR la guerra estadounidense contra Irán
Sí, los que gobiernan este país están comprometidos a aterrar al resto del mundo con su “guerra contra el terror”. Nosotros tenemos que estar más resueltos a librar una lucha política para pararlos. La convocatoria de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno, escrita en el verano del 2005, incluye este pasaje muy profético: “Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo. No hay de otra: hay que PARAR el desastroso rumbo del gobierno de Bush, y tenemos que asumir la responsabilidad de hacerlo”.
La convocatoria también dice: “Hay una forma de hacerlo. Estamos hablando de algo en una escala que podría efectuar un enorme cambio en este país y en el mundo. Es necesario dejar de luchar contra las atrocidades de Bush una por una, perdiendo terreno constantemente. Debemos y podemos crear un clima político que repudie el gobierno de Bush, que lo saque corriendo y que cambie el rumbo por el que ha encaminado la sociedad. Nosotros, a millones, debemos y podemos responsabilizarnos por cambiar el curso de la historia”.
Este reto sigue siendo urgente y crítico. Bush no es un presidente en sus últimos meses que no puede hacer nada. Sus mentiras sobre las armas nucleares de Irán no buscan el desarme. Le está apretando las clavijas a Irán en aras de los intereses del imperialismo estadounidense y está aumentando enormemente el peligro de una guerra completamente injusta contra Irán.
Este no es el momento para relajarse y ver qué sucederá en un año ó 14 meses. ¡Este es el momento de movilizarse! En nuestros millones tenemos, y podemos, asumir la responsabilidad para cambiar el curso de la historia.
Cuando en los años 60 se impidió que usaran armas nucleares contra Vietnam
En 1969, durante la guerra de Vietnam, el presidente Richard Nixon y su asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger, consideraron seriamente usar armas nucleares contra Vietnam (una opción que llamaron “Duck Hook", o sea, gancho de pato). Un artículo de los Archivos de Seguridad Nacional dice: “Nixon decidió no proceder con la opción entre el 2 de octubre y el 6 de octubre [de 1969]... Nixon dudó que podía mantener el apoyo público durante los tres a seis meses que hubiera requerido Duck Hook. Otra preocupación fue que las tres manifestaciones contra la guerra planeadas para el 15 de octubre y del 13 al 15 de noviembre (que por casualidad coincidían con el comienzo de Duck Hook) podían erosionar más la confianza pública en su liderato y llevar a mayores protestas contra la guerra...”. (“Nixon White House Considered Nuclear Options Against North Vietnam”, editores William Burr y Jeffrey Kimball)
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