Issue and Date
Revolución #110, 25 de noviembre de 2007
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
“Tomar partido con la humanidad”
Liliana y la iglesia de santuario para migrantes de Simi Valley
En mayo de este año, Liliana oyó alguien tocar a la puerta; era la Migra. “Hemos venido por usted”, le dijeron los cinco agentes que la iban a llevar de su hogar en Oxnard, California, para deportarla a México.
Liliana había solicitado residencia legal hace años, pero no aceptaron su solicitud porque cuando tenía 19 años la detuvieron al cruzar la frontera ilegalmente. Estaba en la lista de deportación, pero pasaron años sin que tuviera noticia de la Migra… hasta esa mañana en mayo.
Liliana, que ahora tiene 29 años, les rogaba a los agentes para que no la separara de sus tres hijos. Les dijo que todavía le estaba dando pecho a Pablito, de dos meses. No la llevaron en ese instante, pero la ordenaron presentarse en cinco días un centro de detención desde donde la deportarían.
Ahora Liliana está solicitando santuario para evitar que la deporten en la iglesia United Church of Christ, en Simi Valley, California. Ella y Pablito viven día y noche en una casa en el terreno de la iglesia. Desde que la iglesia se declaró santuario, Liliana, su hijo y la iglesia mismo han estado en el centro de una asquerosa persecución contra los migrantes.
Protestas contra migrantes frente a la iglesia
Simi Valley es un suburbio predominantemente blanco y muy conservador. Ahí es donde en 1992 se hizo el juicio que absolvió a los cuatro policías blancos que se ven en un video golpeando a un negro, Rodney King, después de que lo pararon por exceso de velocidad.
La United Church of Christ es una de más de 50 iglesias en Los Ángeles, Chicago, Nueva York y San Diego que forman parte del Nuevo Movimiento de Santuario. Su meta es: “Proteger a los inmigrantes contra el odio y la discriminación en el lugar de trabajo, y deportaciones injustas”. (newsanctuarymovement.org). Al Nuevo Movimiento Santuario lo inspiró el movimiento de los años 80, cuando iglesias por todo el país abrieron sus puertas para dar santuario y proteger a centroamericanos que venían huyendo de los escuadrones de la muerte apuntalados por Estados Unidos, en países como El Salvador.
Desde hace semanas, todos los domingos grupos paramilitares como los Minutemen han protestado frente a la iglesia. Al principio, cuando Liliana solicitó santuario, las protestas eran muy reñidas en ambos lados. Una vez, un Minutemen le roció gas pimienta en la cara a un activista defensor de los migrantes, y tuvo que ser hospitalizado. Un racista rapado portaba una pancarta que decía: “Inmigración no vigilada: Una hoguera que consumirá a nuestra nación... Alto a la invasión”. Otras pancartas decían: “No vayan a la iglesia rompe-leyes” y “Defender nuestras fronteras”.
Estos Minutemen y otros que se oponen a los migrantes son los que ven las cosas patas arriba. Su país fue el que invadió a México dos veces, la primera vez para robarse la mitad de su territorio en 1846 para extender la esclavitud, y la segunda vez durante la Revolución Mexicana de 1916. Su país es el responsable de la destitución del pueblo mexicano, ya que domina el país y ha arruinado la agricultura a tal punto que la gente ya no puede cultivar sus propios alimentos, porque si lo hiciera estaría profundamente endeudada. Su país es el que los obliga a trabajar en maquiladoras para sobrevivir, y que después las cerró para abrirlas en China donde la mano de obra es aun más barata, lo que dejó a muchos de esos trabajadores y a millones más sin ninguna otra alternativa que cruzar la frontera para buscar trabajo. Su país es el que explota despiadadamente a los migrantes una vez que están aquí, a la misma gente que pone la comida en su mesa al trabajar como esclavos en las carnicerías del Sur, en los campos del valle Central y, en el caso de Liliana, en una empacadora de Oxnard, al mismo tiempo que los persiguen y cazan como animales los agentes de ICE, los Minutemen, los rapados y otros que colaboran para hacer cumplir todo eso. Ustedes han tomado partido con el lado equivocado.
Paul Miller, el alcalde de Simi Valley, ha dicho una y otra vez que no quiere que su ciudad sea un santuario. Después de las protestas, le mandó a la iglesia una factura de $40,000 por los policías que han movilizado durante las protestas semanales. La reverenda June Goudey de la iglesia dijo: “Esto pone el peso de la responsabilidad por los problemas recientes sobre la iglesia, por su posición de ser un santuario, en vez de responsabilizar a los grupos extremistas ajenos a la comunidad que, por su comportamiento, son un peligro para la seguridad pública”.
Después, el alcalde mandó una carta a Michael Chertoff, secretario del Departamento de Seguridad de la Patria, para pedir que intervenga personalmente. La carta le pide al Departamento de Seguridad de la Patria que “tome una decisión determinante con respecto a la situación del individuo y le permita [a Liliana] quedarse o deportarla”.
Si bien los agentes de ICE no han intentado sacarla a la fuerza, los funcionarios de la Migra dicen que tienen el derecho de hacerlo cuando quieran. Chertoff dijo: “Nos reservamos las opciones, y hacemos lo que nos parece apropiado… No les aseguramos a las personas de que tienen santuario, ni tampoco decimos con anticipación cuando vamos a hacer algo. Están solos si van a desobedecer la ley”.
Transformar lo que se piensa de los migrantes
Liliana vino de México en 1998, cuando tenía 19 años de edad. En México solicitó una visa estudiantil para venir a estudiar, pero la negaron. Solo le dijo que “no cumplió los requisitos”. Así que, al igual que millones de otras personas hizo el cruce. La primera vez la detuvo la Patrulla Fronteriza, que con regularidad les toma fotos y las huellas digitales así como otros datos personales antes de deportarlas, y esa información la entran en un banco de datos. Unas semanas después intentó cruzar otra vez y tuvo éxito. Llegó al condado Ventura donde empezó a trabajar en una empacadora de maíz cerca de Oxnard. Poco después se casó y solicitó la ciudadanía; su esposo se hizo ciudadano con la esperanza de que eso agilizaría el proceso para Liliana. Pero ahora la amenazan con separarla de sus hijos y esposo.
La reverenda Goudey y otros miembros de la iglesia United Church of Christ dicen que ser santuario para migrantes es algo nuevo, y que en un principio algunos miembros de la iglesia estaban inciertos y preocupados por las consecuencias negativas de tomar esa posición. Pero ahora que conocen a Liliana, su manera de ver a los migrantes ha experimentado una transformación.
La reverenda Goudey dice: “La migración es un asunto enorme y complicado, pero Liliana le ha dado al Nuevo Movimiento de Santuario una cara, y ese es uno de los objetivos del movimiento. El simple hecho de estar con ella en la casa ha sido una experiencia transformadora... Cuando uno está con Liliana se ve que tiene una calidad y dimensión conmovedoras”.
Otro miembro de la iglesia dijo: “Me gustaría que otros pudieran ponerse en la misma situación en que está Liliana y pensar en lo que harían”.
Otra habló de un señor que tenía muchas preocupaciones sobre el hecho de que la iglesia se había convertido en santuario, pero al mismo tiempo contribuyó un cheque grande para la renovación del hogar en que está Liliana y su bebé. Ella dijo: “Es increíble la diversidad de las personas que han contribuido... Unos han llamado para decir: ‘Hola, no soy miembro y nunca sabía de las leyes de migración, pero ahora le miro a mi vecino como un ser humano. Y quiero que sepan lo importante que es lo que están haciendo’... Unos han mandado $40 y dicen: ‘Estoy jubilado, y no tengo mucho dinero, pero quiero que sepan lo importante que es que han tomado esta posición’”.
La miembro de la iglesia agregó: “Me enorgullece tomar partido con la humanidad”.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.