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Revolución #111, 9 de diciembre de 2007

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“Nos pusieron ahí, a los soldados israelíes, para castigar a los palestinos”

19 de noviembre de 2007. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar.

Los siguientes son pasajes de un artículo que apareció en la edición en hebreo del periódico israelí Ha’aretz (21 de octubre de 2007) titulado “Nuevo estudio israelí confirma lo que más temíamos”. El título refleja un punto de vista a menudo expresado en Ha’aretz, el cual cree que el estado sionista ha perdido su impulso idealista y que puede y debe operar con compasión hacia los palestinos. Sólo se puede darle la bienvenida a la oposición a las innumerables y continuas atrocidades de ese estado. No obstante, la palabra “puede” de esa idea no sólo va contra la lógica, ya que ese estado se construyó sobre la exclusión forzada de los palestinos, sino también contra la experiencia que relatan esta y otras denuncias valiosas similares.

El artículo trata un trabajo de investigación de los psicólogos Nofer Ishai-Karen y Joel Elitzer, basado en las entrevistas que Ishai-Karen hizo a soldados en un pelotón en que ella había prestado servicio 20 años antes. Los soldados describieron sus experiencias cuando los enviaron al pueblo de Rafah en Gaza para sofocar el levantamiento palestino de 1990. Los participantes de la primera Intifada, “la rebelión de las piedras”, no lucharon con fusiles.

Con excepción de uno, los soldados hablaron de forma anónima. El ejército israelí impidió que Elitzer, el profesor de Ishai-Karen, hiciera una investigación similar.

Testimonio del soldado “A”:

“Decidimos transformar una vieja ducha en nuestra base en una celda de detención improvisada. Llevamos a un palestino al lugar, esposado y amordazado para que no pudiera hablar o moverse. Nos ‘olvidamos’ de él por tres días”.

Testimonio del soldado “B”:

“Estaba en mi primera patrulla. Los otros simplemente disparaban a lo loco. Empecé a disparar como ellos. [Pusieron su arma en automático]. Cogí mi arma y disparé. No había nadie que me dijera lo contrario”.

La psicóloga Ishai-Karen se impresionó al encontrar que los soldados disfrutaban de la “intoxicación del poder”, y sentían placer al usar la violencia. Dijo: “La mayoría de los entrevistados disfrutaban de su propia violencia instigada durante su servicio de ocupación”.

Testimonio del soldado “C”:

“De verdad que me encanta este desorden. Lo disfruto. Es como drogarse. Si no fuera a Rafah a sofocar alguna rebelión al menos una vez por semana, me volvería loco”.

Testimonio del soldado “D”:

“Lo maravilloso es que no tienes que seguir ninguna ley o norma. Sientes que eres la ley; que decides. Una vez que estás en los Territorios Ocupados, eres dios”.

Testimonio del soldado “E”:

“Estábamos manejando un portatropas blindado por Rafah. Un hombre de 25 años caminaba cerca. No nos arrojó ninguna piedra ni nada. De repente, sin ninguna justificación, ‘X’ le disparó en el estómago. Lo dejamos tirado en la acera”….

Nofer Ishai-Karen: “Algunos oficiales subalternos animaban a los soldados a comportarse con brutalidad, y les daban su propio ejemplo”.

Testimonio del soldado “H”:

“Después de dos meses en Rafah llegó un nuevo oficial subalterno como comandante. Se realizó la primera patrulla, que él comandaba, a las 6:00 de la mañana. Rafah estaba bajo toque de queda. No había nadie en la calle. Vimos a un niño, de unos cuatro años, jugando en la arena del patio de su casa. Levantaba un castillo de arena. De repente el oficial subalterno, un tipo del Cuerpo de Ingenieros, corrió a perseguir al niño. Lo seguimos. Capturó al niño y le quebró el codo. ¡Le quebró el codo al niño! ¡Que me manden al infierno si no digo la verdad! Luego el oficial pisó el estómago del niño tres veces. No dábamos crédito a los ojos. Pero al día siguiente fuimos de patrulla con ese tipo y los soldados empezaron a emularlo”.

¿Y qué pasó?

“Unos tipos no lo pudieron soportar. El caso del maltrato severo de tres adolescentes, a quienes un sargento les ató de pies y manos, hizo que avisaran a un oficial superior. Cuando el médico llegó, los muchachos ya estaban sangrando por todas partes, la ropa estaba empapada de sangre. Estaban temblando de miedo. Los obligaron a arrodillarse como perros y tenían miedo de moverse. Al oficial lo castigaron con tres meses de detención. Pero el comandante del pelotón respaldó al oficial y criticó a los soldados por ‘difamar al pelotón’”. (El soldado que reportó el incidente terminó aislado por el resto de la unidad).

Ilan Vilenda fue el único soldado que permitió que Nofer mencionara su nombre y le tomara una foto. Fue el sargento a cargo de “operaciones”. (El título de este artículo es una cita suya).

¿Quién es responsable?

El general Matan Vilna’i (ahora al servicio del primer ministro Ehud Barak como viceministro de Defensa) era en ese entonces el jefe del Comando Sur de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI, o ejército israelí). Visitaba a menudo al pelotón y platicaba con los soldados, dice Nofer.

Seguro que el general Matan Vilna’i sabía lo que sucedía. Oficiales de alto rango que prestaron servicio en la Cisjordania ocupada habían expresado advertencias similares contra el comportamiento del ejército israelí. “Las órdenes dejaban una amplia brecha, un margen… una ‘zona gris’ intencionalmente indeterminada, la cual fomentaba el comportamiento violento de los soldados”, dijo la coronela de Reserva Elisha Shapira, quien prestó servicio en la zona de Nablus al mismo tiempo. A los soldados se les decía “no golpeen a los palestinos, pero tráiganlos al interrogatorio con la ‘cabeza hinchada’, reventada”.

Notas de los traductores

Los sucesos que Nofer Ishai-Karen investigó sucedieron hace 17 años. La situación se ha deteriorado más desde entonces. Hoy los generales del ejército israelí y de la fuerza aérea se ufanan abiertamente de los actos de venganza en contra de civiles palestinos.

Que yo sepa, el ejército israelí no ha presentado cargos en una corte en ningún caso de maltrato o asesinato de palestinos por parte de soldados.

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