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Revolución #113, 23 de diciembre de 2007
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Entrevista al acusado Richard Brown de los 8 de San Francisco
Los 8 de San Francisco: Un caso de injusticia y tortura
La entrevista de Revolución es una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en otras páginas de este periódico o la página web.
El 23 de enero de 2007, arrestaron a ocho ex militantes del Partido Pantera Negra y los acusaron de homicidio y conspiración por un caso de hace 35 años en el que murió un policía de San Francisco. Esta no es la primera vez que han acusado a unos de estos acusados de estos mismo cargos. Ya en 1973 anularon acusaciones parecidas en Nueva Orleáns cuando salió que les sacaron confesiones con la tortura. Ahora, en el 2007, parece que el gobierno quiere volver a entablar los mismos cargos y usar las mismas pruebas sacadas con la tortura.
Esto sucede en un momento en que el gobierno justifica la tortura y ataca los derechos fundamentales. Bill Goodman, director judicial del Centro pro Derechos Constitucionales, dijo: “El caso contra estos hombres se apoya en la tortura y nos recuerda que el gobierno de Estados Unidos, que ha cometido torturas horripilantes en la base Bagram, Abu Ghraib y Guantánamo, tiene antecedentes de tortura y maltrato aquí mismo, especialmente contra afroamericanos”.
El Partido Pantera Negra fue una poderosa fuerza revolucionaria en los años 60 y principios de los 70. Se opuso al terror policial, popularizó el Libro Rojo de Mao Tsetung y puso la política revolucionaria sobre el tapete de este país como nunca antes. El PPN contaba con el apoyo de millones de personas, tanto de las masas básicas como de las capas sociales privilegiadas. Por eso, el gobierno los atacó con saña y nunca ha perdonado ni olvidado. Ha seguido atacando a los ex militantes del PPN y ha querido borrar su legado revolucionario. Eso es especialmente cierto en la situación actual en la que se intensifican muchos crímenes del sistema, entre los cuales desempeña un papel importante la opresión de los negros, y en vista de que mucha gente de todas las nacionalidades quiere oponer resistencia y busca respuestas a grandes interrogantes.
Este caso ha empezado a generar amplio apoyo para los acusados, aunque se necesita mucho más. Los raperos Mos Def y Talib Kweli se han presentado en programas para los 8 de San Francisco que han movilizado a cientos de personas, entre ellos muchos jóvenes. El conjunto musical Ozomatli pidió a miembros de los 8 de San Francisco que hablaran en las cuatro funciones que realizó en San Francisco y también en Los Ángeles. Las audiencias para los ocho han estado repletas de partidarios. Hace poco, el consejo municipal de Berkeley aprobó una resolución a favor de retirar los cargos. Dos galardonados del premio Nobel, el arzobispo Desmond Tutu y Mairead Corrigan Maguire, iniciaron una petición firmada por grupos defensores de los derechos humanos y religiosos que pide retirar los cargos, y que el gobierno inicie una investigación de las acusaciones de tortura y ponga en libertad inmediatamente a Herman Bell y Jalil Muntaqim.
Los 8 de San Francisco son Richard Brown, Richard O'Neal, Ray Boudreaux, Hank Jones, Francisco Torres, Harold Taylor, Herman Bell y Jalil Muntaqim. Bell y Muntaqim han estado presos más de 30 años en Nueva York.
Revolución habló con Richard Brown, uno de los 8 de San Francisco, sobre el caso y su importancia. Por los últimos 25 años, Richard Brown ha trabajado de organizador comunitario con el centro Ella Hill Hutch en el barrio Western Addition de San Francisco.
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Revolución: ¿Qué me puedes decir sobre las acusaciones contra tú y los miembros de los 8 de San Francisco?
Richard Brown: Nos han acusado del ataque contra la delegación Ingleside en 1971 en el que murió el sargento John Young. Debido a que éramos Panteras, nos acusaron de ese homicidio y conspiración para matar a policías y cometer ciertos delitos. Nos acusaron de eso por primera vez en los años 70. Cuando el caso pasó a los tribunales, los tres acusados, John Bowman, Ruben Scott y Harold Taylor, dijeron que los torturaron para que dieran confesiones. Debido a eso y a que los interrogaron sin que tuvieran un abogado en Nueva Orleáns, el juez anuló las supuestas “admisiones de culpabilidad” y el caso entero. En enero de este año, el 2007, volvieron a arrestar a ocho de nosotros por los mismos delitos y, según lo que sabemos y lo que hemos escuchado, en las audiencias planean usar las mismas “confesiones” que los tribunales ya rechazaron. Según lo que han presentado ante el tribunal, lo que han dicho hasta la fecha, no tienen pruebas nuevas. Nos están acusando de nuevo con lo mismo que dijeron que era ilegal en los años 70.
Quisiera agregar que desde ese entonces muchas cosas han cambiado, debido a la Ley Patriota y la Seguridad de la Patria y el clima en este país en este período, en el que piensan que ahora pueden usar lo que antes no podían usar ya que no está del todo claro si [la tortura] es ilegal o no.
Revolución: ¿Nos puedes pintar un retrato de cómo fue la tortura en Nueva Orleáns?
Richard Brown: En 1973, arrestaron en Nueva Orleáns a tres militantes del Partido Pantera Negra, John Bowman, que era Pantera de San Francisco, Ruben Scott, que era Pantera de San Francisco y Harold Taylor, que era Pantera de Los Ángeles. En realidad arrestaron a 13 Panteras. Los apartaron y los torturaron por varios días. Los desnudaron, los esposaron, los aislaron y los golpearon constantemente, les privaron del sueño, alimentos y muchas cosas así. Los golpearon en el estómago y la espalda. Los golpearon en las canillas y piernas con aparatos que los torturadores usan para no dejar huellas. Les hicieron lo que hoy llaman el submarino. Técnicamente usaron cobijas calientes y mojadas. También les cubrieron la cabeza con bolsas de plástico hasta que se desmayaban. Les aplicaban picanas a sus partes privadas y el ano. Fue un tratamiento tan inhumano que es difícil describirlo, por no decir nada de aguantarlo. Y mis amigos que tuvieron que aguantar eso, yo he visto cómo los ha afectado. Cómo se ven cuando lo describen. Honrada y verdaderamente, es horripilante y para mí es difícil hablar de eso. Es horroroso que unos seres humanos traten a otros de esa manera y por días.
Los torturaron por tres o cuatro días.
Revolución: En la tortura de Nueva Orleáns participaron dos policías de San Francisco. ¿Qué papel desempeñaron?
Richard Brown: Ed Erdelatz y Frank McCoy eran detectives de homicidio de San Francisco que ya antes del incidente de Ingleside se metían contra los Panteras. En 1973, estaban en Nueva Orleáns. De hecho ellos nunca los tocaron. Entraban al cuarto con los detectives de Los Ángeles y Nueva York y agentes del FBI. Entraban y hacían preguntas, y si no les gustaba la respuesta salían y entraban los policías de Nueva Orleáns que eran los que los torturaban. De hecho, la tortura empezó antes del interrogatorio. Cuando los arrestaron se los llevaron y los desnudaron, los aislaron y empezaron a darles golpizas. Les encantaba torturar. Los dejaban jodidos y les decían que iban a regresar. En eso entraban los detectives para hacerles preguntas. Al principio les decían a los detectives que los estaban torturando y los detectives salían y regresaban los policías de Nueva Orleáns. Eso duró días. No los dejaban dormir, los despertaban a cada rato, cada hora más o menos. Les tiraban encima cobijas mojadas, y agua hirviente para que no pudieran ni respirar. Eso es lo que tuvieron que aguantar por días.
Ed Erdelatz y Frank McCoy son los que en el 2005 vinieron a tocar nuestras puertas durante la investigación del jurado acusatorio. Decían: “¿Se acuerdan de nosotros?”, y nos daban las órdenes para comparecer ante el jurado acusatorio. Ya estaban jubilados, pero el Departamento de Seguridad de la Patria los contrató cuando empezó a reabrir estos casos cerrados [los casos del Partido Pantera Negra que estaban cerrados —Revolución] por todo el país.
Revolución: ¿Qué paso con la investigación del jurado acusatorio?
Richard Brown: La primera vez que vinieron nos dijeron que querían hacernos preguntas sobre unos blancos a quienes conocemos. Pero cuando empezaron con sus preguntas estaba claro que lo que les interesaba era el papel de los negros en el ataque de Ingleside. Ya habían llegado a la conclusión de que los Panteras eran los responsables. Fue un caso de tratar de hacer que los hechos cuadraran con la teoría y que desde entonces eso es lo que han estado tratando de hacer.
En el 2005 todos nos negamos a dar testimonio ante el jurado acusatorio. A cinco nos detuvieron por desacato: Hank Jones, Ray Boudreaux, Harold Taylor, John Bowman (fallecido) y yo. Nos detuvieron por desacato hasta que se venciera el plazo del jurado acusatorio. Nos dejaron salir el 31 de octubre del 2005.
Revolución: ¿Por cuánto tiempo los detuvieron?
Richard Brown: A mí me detuvieron aproximadamente un mes. A todos nos detuvieron por diferentes plazos, dependiendo de cuándo pasamos ante el jurado acusatorio. Creo que Hank Jones fue el primero y el que más tiempo pasó detenido. John Bowman fue el último que cuestionaron y el que menos tiempo pasó detenido, creo que fue ocho o nueve días. Creo que a Hank lo detuvieron dos meses y medio. No éramos culpables de ningún delito. Nos amparamos bajo la quinta enmienda [a la Constitución] y por eso me apartaron de mi familia y me encerraron. Me tuvieron en diferentes lugares. En realidad nadie, ni siquiera mi abogado, sabía dónde estaba. Tardaban días en encontrarme, y cuando me encontraban me trasladaban a otro lugar. Nos hacían esas cosas para presionarnos o simplemente porque eran vengativos, lo que sea que motiva a esa gente, eso es lo que hicieron. Me imagino que en su mente perversa, esa gente siempre tendrá un motivo para torturar, mentir y matar, para encerrar a personas aunque saben que son inocentes. Obviamente pueden justificar a sí mismos esas porquerías que hacen, porque lo hacen y porque lo siguen haciendo. Pero para mí es difícil entender.
Revolución: ¿Podrías hablar un poco más sobre por qué decidieron no cooperar con el jurado acusatorio?
Richard Brown: En primer lugar porque me quieren condenar de algo del que soy inocente. El jurado acusatorio ha adoptado el cuento que ese conglomerado de agencias de Nueva Orleáns se inventó, un caso en el que torturaron, para atacarme y acusarme de cometer delitos. Y ahora vienen a pedirme que pase ante un jurado acusatorio para decir cosas que me podrían perjudicar. Yo sé que como hombre negro en Estados Unidos y como Pantera, el sistema judicial y los tribunales no me han tratado con justicia. En todas las veces que he ido a los tribunales jamás he visto justicia. ¿Así que por qué hacerlo? Estamos hablando de un asesinato, un homicidio. ¿Y quieren que coopere con ellos? Y yo sé, de los hechos, que esto es una injusticia; me quieren condenar de algo de lo que no soy culpable.
Pero aun si dejáramos eso a un lado, esa misma gente, Ed Erdelatz y Frank McCoy, los departamentos de policía, el FBI y los demás torturaron a mis amigos. Da pena. Jamás olvidaré lo que les hicieron a mis amigos. Jamás, pero nunca cooperaré con gente así. Jamás les tendré respeto. No me gustan. Creo que los deben arrestar y juzgar por los crímenes que cometieron. Hasta que eso suceda, ni piensen que les vaya a decir algo decente. No quiero tener nada que ver con ellos, y creo que los demás comparten ese sentimiento. Jamás cooperaré con ellos, no lo hice entonces y jamás lo haré.
Por las cosas que les hicieron al Partido Pantera Negra el programa Cointelpro y los departamentos de policía por todo el país, y por la manera que me trataron en los tribunales, solo tengo desdén para ellos. Aun si hubiera algo sobre lo cual cooperar, no lo haría.
Revolución: Estás hablando de Cointelpro y antes lo mencionaste. Este caso tiene mucho que ver con el Programa de Contrainteligencia del FBI con que atacaron al Partido Pantera Negra. ¿Podrías hablar más sobre Cointelpro, ya sea cualquier experiencia personal que tengas o el papel que jugó en general?
Richard Brown: Lo que hicieron, en un sentido general, fue destruir lo que fue el Partido Pantera Negra. En una palabra, el papel de ese programa era destruir el movimiento, destruir todos los movimientos políticos progresistas de ese tiempo. Si no me equivoco, en ese entonces Hoover [el director del FBI J. Edgar Hoover] declaró que el Partido Pantera Negra era el mayor peligro [interno] a la seguridad del país. Y nosotros que militábamos en el Partido Pantera Negra, no teníamos la menor idea… yo de hecho no recuerdo que haya dicho eso. Yo estaba muy ocupado sirviendo a la comunidad. Era un joven negro en una comunidad negra. Y los negros en ese entonces tenían un montón de inquietudes, de hecho todavía las tienen. Nada estaba a nuestro favor. El gobierno no nos representaba para nada. No hacía nada para nosotros. Lo único que veíamos a diario era la represión policial. La policía era como un ejército de ocupación en nuestras comunidades; nos querían mantener bajo la bota e intimidarnos para que no hiciéramos nada contra otros sectores de la sociedad. Éramos los que estaban más al fondo. No teníamos viviendas decentes, no teníamos comida decente, no teníamos escuelas decentes, no teníamos trabajos decentes… no teníamos trabajos. Así que cuando el Partido Pantera Negra vino a decirnos que podíamos hacer todo eso por nuestra propia cuenta, muchos como yo nos unimos al partido, cientos se unieron al partido para servir a la comunidad negra y ayudar a la gente. Nos interesaba alimentar a los niños, organizar a la comunidad, unificarla y conseguir el voto para poder controlar a los políticos de nuestra comunidad, abrir escuelas para los niños, clínicas… todas las cosas que el gobierno no había hecho para nosotros, nosotros estábamos dispuestos a hacer por nuestra propia cuenta y empezábamos a hacerlo.
Por eso el programa de contrainteligencia nos consideró la amenaza número uno a Estados Unidos y nos atacó con una intensidad que hasta hoy me parece asombrosa. En ese entonces no lo podía creer. No creíamos que el FBI y el Programa de Contrainteligencia y todas esas otras agencias gastaban tanto dinero, hacían todas esas trampas, hacían todo lo que podían para minar nuestros esfuerzos por ayudar a nuestra gente: complotar contra nosotros, agotar todos recursos llevándonos a la cárcel casi a diario, falsificar documentos y pruebas para meternos presos hasta por vida y destruir nuestra dirección, torturar y hasta matar. Se ha comprobado que fueron culpables de todo eso. En realidad nunca se nos ocurrió que harían cosas así, que las estaban haciendo. Hasta hoy me entero de las cosas que hicieron.
En los años 70, la investigación del Comité Church del Senado concluyó que el Programa de Contrainteligencia fue ilegal y anticonstitucional. Hasta condenaron a un par de agentes eran culpables de ciertos cargos, pero no pasaron tiempo presos porque el presidente conmutó la sentencia. Decidió que se debe perdonar y olvidar. Pero 40 años después no me han perdonado ni olvidado, ¡y ni siquiera soy culpable! Esos tipos fueron culpables de delitos.
Revolución: Este caso lleva más de 35 años. ¿Por qué piensas que lo han vuelto a entablar?
Richard Brown: En primer lugar, quieren legalizar la tortura. Pensaron que les iba a dar resultados porque todos somos negros y es más fácil condenar a negros que a blancos u otros. Para ellos era un caso fácil. Pensaron que podrían crear opinión pública contra nosotros porque murió un policía y los acusados son ocho negros. Querían ver si este caso tuviera resultados debido a las nuevas leyes que tienen y la revocación de ciertos derechos constitucionales que teníamos en el pasado. Eso se llama “relajación”, que las teníamos, pero que ya no las tenemos. Pensaron que si tuvieran resultados con nosotros, entonces lo podrían generalizar en todo el país y hacer lo mismo contra todos los que se oponen y se opondrán a ellos por la dirección en que está encaminado el país. Están perdiendo el apoyo de las masas y tienen que encontrar una manera de tenerlas a la raya e intimidarlas para que sepan que “si se oponen a nosotros jamás lo perdonaremos. Una y otra vez vendremos por ustedes. Sufrirán. Así que ni lo piensen”.
Revolución: Dos de tus coacusados, Herman Bell y Jalil Muntaqim, han estado presos por más de 30 años. Yo sé que quieres hablar de ellos.
Richard Brown: De ellos y de todos los presos políticos que sufren como consecuencia del Programa de Contrainteligencia, o Cointelpro. Se ha comprobado más allá de toda duda que complotaron contra ellos, que se inventaron pruebas, que pagaron a gente para mentir y suprimieron pruebas que hubieran demostrado que eran inocentes. Tenemos el caso de Geronimo Ji Jaga, a quien metieron preso 27 años antes de que el gobierno tuviera que admitir que sabía que no fue culpable. Suprimieron las pruebas de que él estaba en otro lugar cuando se cometió el crimen. Esas son las cosas que me gustaría que los estadounidenses vieran y entendieran. No solo nos afecta a nosotros, los negros, en este momento… y la mayoría de los presos políticos, aunque no todos, son negros. Lo que quisiera es que se volviera a ver todos los casos de los presos políticos. Quisiera que se volviera a ver los casos de todas las personas afectadas por el programa Cointelpro, y que se hiciera algo para remediar esa situación.
Hasta hoy tenemos a gente como Herman y Jalil en la cárcel por las cosas que hicieron con ese programa de contrainteligencia durante muchos años.
Complotaron contra mí, abiertamente, me abrieron un expediente. En ese entonces estaba a cargo de nueve niños, y me llevaron preso por más de dos años por nada. Me separaron de mi familia por casi dos años y medio con esas pendejadas. Sigo diciendo que tuve suerte, porque no tuve que pasar 27 años ó 35 años en la cárcel como mis otros camaradas que siguen presos. Y yo pude haber pasado mucho más tiempo preso si no hubiera sido por el trabajo que hicieron mis abogados para comprobar que era inocente.
Esto tiene que cambiar. Tenemos que hacer algo. Hay cientos y cientos de personas en todo el país que están presas, y que parece que nunca salgan libres, por las cosas que hizo ese programa de contrainteligencia. Las masas no son las que deciden si saldrán o no saldrán. El gobierno fascista sigue diciendo que considera que esas personas son una amenaza, como dijo que yo era una amenaza por dar de comer a los niños de la comunidad negra. Y no los van a poner en libertad, y ese es uno de los mayores crímenes que ha cometido este gobierno.
Revolución: ¿Qué sustenta tu lucha?
Richard Brown: El amor de mis bisnietos, mis nietos y mis hijos, mi amor por el pueblo. El hecho de que no soy la clase de persona que se va a dar por vencido y aguantar cualquier cosa. Si me pegas, te pego. Creo en la gente. Esa es otra cosa que me enseñó el partido, el verdadero poder viene del pueblo. Amo a las masas. De hecho, amo a Estados Unidos y a los estadounidenses. Pero hay una diferencia. No estoy hablando del tal llamado gobierno estadounidense. El tal llamado presidente y su administración. Si partes de la definición de lo que es un presidente, él no cabe. Él se asemeja más a un dictador y por tanto está a cargo de un régimen. No tiene nada que ver con el pueblo estadounidense. Creo que la mayoría de los estadounidenses son personas decentes, que creen en la libertad, justicia e igualdad para todos, que en el corazón quieren que esta sea la “tierra de los libres y los valientes”. No es hoy, pero podría ser y tengo fe que algún día será si seguimos haciendo el esfuerzo y tratamos de presentar la contradicción, que es lo que yo estoy haciendo, y educar a la gente para que entienda lo que está pasando, para que la situación sea mejor, no solo para mis nietos y bisnietos, sino para los hijos de todos.
No puedo parar. Si la gente entiende y toma las cosas en sus manos como lo puede hacer, podría cambiar todo esto. Mientras pueda seguir haciendo algo, continuaré haciéndolo y seguiré trabajando para eso. Creo que lo estoy haciendo por el amor al pueblo y el amor a la paz y la libertad. Y hasta que las tengamos seguiré luchando.
Revolución: ¿Hay algo más que quieres decir?
Richard Brown: Los presos políticos y los prisioneros de guerra. Honesta y verdaderamente, eso es algo que quisiera que la gente entienda. Hemos formado un Comité por la Defensa de los Derechos Humanos, eso es lo que hemos hecho los 8 de San Francisco. Y con eso queremos que inicien una nueva investigación del programa de contrainteligencia. Es un poco ridículo pensar que el gobierno nos está arrebatando las libertades y los derechos constitucionales, y nosotros estamos hablando de las mismas cosas que el gobierno hizo contra nosotros. Es para que la gente en Estados Unidos entienda lo que verdaderamente está pasando, y hasta que pintemos un cuadro de lo que pasó y de lo que está pasando con los presos políticos no tendrán ni la posibilidad de regresar. No solo queremos que regresen; también queremos que a los que cometieron estos crímenes contra ellos y contra todos nosotros se les imputen la responsabilidad.
Honrada y verdaderamente, cuando pienso en Jalil y Herman y otros presos políticos, me siento muy, pero muy mal. Siento que no estoy haciendo lo suficiente. Me preguntaste qué me da ánimo. El amor que siento por esos compañeros, que ofrendaron tanto por su amor al pueblo, y que están sufriendo como sufren. Quiero poner fin a eso.
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