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Revolución #114, 30 de diciembre de 2007
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New Orleans
CARTA
Así funciona la democracia
A la redacción de Revolución:
La noche de jueves, después de que el consejo municipal de Nueva Orleáns votó a demoler las viviendas de miles de residentes pobres y principalmente negros —eso cuando miles de residentes siguen desparramados y dispersos, y con el peligro de tener que vivir en la calle— quedé mirando una y otra vez el reportaje de Youtube, en que la policía rocía con gas pimienta a los que protestan contra el voto, los golpea y luego los arresta por el simple delito de observar y alzar la voz contra este voto de sus “representantes” sobre el futuro de la vivienda.
Bill Quigley, profesor de la Universidad Loyola de Nueva Orleáns que toma partido con las masas y ahora se encuentra amenazado, le preguntó al equipo de televisión: “¿Así funciona la democracia?”. Es una pregunta que hay que contestar: así ES la democracia capitalista, y cuando los intereses de los capitalistas están en juego (y puedes leer los artículos recientes de Carl Dix desde Nueva Orleáns para ver por qué es así) y tu derecho de protestar obstaculiza lo quieren hacer los representantes políticos del capital, pues te van a golpear, rociar, arrestar... y votar en contra lo que tú quieres de todos modos.
Al día siguiente, estaba repasando “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, la nueva charla de Bob Avakian, y encontré lo siguiente:
“Cuando un monopolio del poder político —y, de una manera concentrada, el monopolio de la fuerza armada ‘legítima’— está en manos de un grupo de la sociedad, y ese grupo excluye a otros de ese monopolio de poder y fuerza, pues esto es una dictadura del grupo —o clase— en el poder, no importa si ese grupo en el poder permite que los que excluye del poder, y que domina en los hechos, participen en elecciones para escoger entre diferentes representantes de la clase dominante, como ocurre en Estados Unidos y varios otros países”.
Tengo que decir que, a raíz de ver el video de Youtube, eso me impactó con fuerza. Fue un “trato hecho”. Los peces gordos se habían asegurado de que el consejo municipal votara “correctamente”: a favor de limpiar los multifamiliares, desparramar aún más a la gente negra de Nueva Orleáns y abrir el camino para desarrollar la ciudad de una manera mucho más conveniente a los intereses económicos y políticos del capital. Para eso, el consejo municipal disponía de la fuerza armada del estado para poner fin a cualquier protesta que siquiera les pusiera en una situación embarazosa y, tal vez más importante, para dejar en claro que si te opongas, te las verás... y con severidad.
Gozaban de un MONOPOLIO de esa fuerza. Piénsalo. No hay manera —no la ha habido jamás y nunca la habrá en este sistema— en que los residentes de los multifamiliares puedan llamar a la policía a protegerse de los funcionarios del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) que mandan arrasar sus viviendas. Esta es una dictadura, una dictadura de la clase capitalista sobre las masas. Y el hecho de que las masas pueden votar por sus dictadores no cambia eso en nada.
El pasaje citado es la verdad; describe lo que es, de hecho, la realidad. Se podría citar literalmente miles y miles de otros ejemplos que comprueban también que la democracia de Estados Unidos es en esencia una dictadura de clase: sea por el uso de las tropas y las milicias para aplastar las rebeliones de los esclavos; o el asesinato de Fred Hampton, un líder del Partido Pantera Negra, mientras dormía en su cama; o lo que pasó ayer a la entrada al consejo municipal; o lo que se les hizo a los migrantes que hacían protesta en Los Ángeles el 1º de Mayo.
Un reto: ¿Alguien puede mostrarme un solo hecho que desmiente todo eso?
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