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Revolución #119, 10 de febrero de 2008
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Comentarios de nuestros lectores
La Ley Hudood de Pakistán
Nota de la Redacción: Las siguientes cartas fueron seleccionadas de comentarios de lectores y cartas a. Las publicamos aquí (y seguiremos publicando más cartas) para dar al lector una idea de lo que el periódico recibe, y para animar más interactividad entre el periódico y sus lectores y entre los lectores. La selección y publicación de una carta no implica concordar con ni discrepar de las opiniones que expresa.
Saludos. Leí el artículo “Tras el asesinato de Bhutto, Pakistán: Un caldero peligroso se calienta”. (#115, 13 de enero de 2008) Era muy interesante y me hizo pensar en varias cosas distintas. He aquí un aspecto de la vida en Pakistán que posiblemente les interesará a ustedes y sus lectores.
En febrero de 1979, Zia ul-Haq promulgó la Ley Hudood, una ley sharia islámica particularmente atroz. Se refiere a “zina”, que es el sexo ilícito, o sexo fuera del matrimonio. Bajo esta ley, todo sexo extramatrimonial es ilegal y castigable. La violación y cualquier relación sexual fuera del matrimonio se califican del sexo ilícito. La única manera que una mujer puede comprobar que ha sido violada es si tiene cuatro testigos musulmanes varones. Si no puede comprobarlo de esa manera, y si ha reportado la violación a la policía, entonces por confesión propia ha cometido el delito de “zina”, o sexo ilícito, el castigo por el cual va de latigazos a la cárcel, hasta a la muerte a pedradas. Por lo tanto, cualquier mujer que reporte una violación, como es casi imposible comprobar, efectivamente se ha confesado culpable del delito del adulterio por el cual se le castigará. A muchas mujeres las han acusado sus parientes por desobedecer, por casarse por su propia voluntad o por muchos otros motivos.
Jehan Mina, una muchacha de 15 años, quedó embarazada tras ser violada por un tío y un primo. Su familia denunció la violación ante las autoridades, pero como no hubo testigos, estas consideraron el embarazo y la misma denuncia como pruebas del sexo extramatrimonial y la sentenciaron a 100 latigazos en público. Después cambiaron la sentencia a tres años de cárcel y 10 latigazos. Según otro informe: “Saman, una muchacha de 18 años del pueblo de Parachinar, en el norte, nos relató que se casó con un hombre al cual se oponían los padres. Ellos acusaron al esposo de zina e hicieron que lo arrestaran; a ella la arrestaron unos días después. Los padres produjeron un nikahnama (acta de matrimonio) falso y declararon que ella se había casado antes. Por ende anularon el "nuevo" matrimonio y lo declararon crimen contra el estado”. [The Hudood Laws of Pakistan, Voices from Prison & A Call for Repeal, New Politics (Las leyes Hudood de Pakistán, Voces de la prisión y un llamamiento a revocarlas, nueva política)]
Según un artículo, en 1979 hubo 70 mujeres encarceladas en Pakistán, pero en 1988 hubo 6,000. Unos informes cuentan que el número de mujeres encarceladas por “zina” se aumentó 3,000% de 1979 a 1988. El BBC citó a un abogado que dijo que en el 2005 aproximadamente 60% de las mujeres en la prisión estaban allí por la Ley Hudood.
Cuando Bhutto asumió el poder por primera vez, muchas mujeres tenían grandes expectativas de que ya vendría el nuevo día que tanto ansiaba la mujer paquistaní. Como era la primera mujer jefa del estado de una nación islámica, muchas mujeres esperaban que iba a revocar la horrenda Ley Hudood, la cual durante su campaña había prometido revocar. Desde que se instituyeron estas leyes, grupos y organizaciones femeninos se formaron en lejanas partes del país a favor de revocarlas, y cuando Bhutto llegó al poder muchas mujeres creían que iba a luchar por lo que había prometido.
Durante los dos mandatos de Bhutto, nunca revocó la Ley Hudood. ¿Por qué? Según el blog del PPP, porque así funciona la democracia: “Un sistema democrático obliga al ejecutivo a trabajar junto con todos los otros órganos del estado para hacer e imponer las decisiones”. [www.pppblog.org/labels/member.html] Durante este mismo período, el gobierno de Bhutto apoyó la toma de poder del Talibán en Afganistán. Con su origen en los intereses de clase de una sección de la clase dominante de Pakistán, le ha de haber sido demasiado “difícil” tomar posición firme contra estas leyes brutales cuando su prioridad era alinearse con fuerzas islámicas en Pakistán y el Talibán. Otro informe dice: “Sin embargo, ningún régimen, sea democrático o militar, liberal o moderado, ha podido revocar estas leyes discriminatorias, principalmente debido a la presión de los partidos religiosos derechistas”. ¿Qué tipo de sociedad se necesita para acabar en realidad con estas atrocidades?
Para mí, esta es una de las injusticias profundas que da ganas de gritar: “Dictadura del proletariado”. Como Avakian dice en la segunda parte de “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”: “...lo que se le ocurre, si lo aborda como comunista, es dictadura del proletariado: esto es lo que se necesita para lidiar con esto, para deshacernos de las injusticias profundas como estas, y todo lo que representan. Con la dictadura del proletariado, con una revolución que lleva al gobierno del proletariado y cuya meta es el comunismo, será posible abordar estas cosas de una manera que nunca se las puede abordar con el sistema actual y su clase dominante de capitalistas. Este sistema y su clase dominante nunca pueden resolver todo esto—salvo de una manera que perjudique a las masas”.
Hasta la fecha, el presidente Musharraf aún no ha revocado la Ley Hudood, a pesar de que se ha publicado mucha información falsa sobre el tema. En noviembre del 2006 promulgó la Ley de Protección de la Mujer que “enmienda” la Ley Hudood. Esencialmente separa el delito de violación del de adulterio; ahora la violación es castigable bajo el código penal civil también, así como la ley sharia. Como Hudood sigue vigente, siguen acusando a mujeres del “sexo ilícito” (si bien se le require al estado unas pocas pruebas más para comprobarlo), aunque luego de promulgar la nueva ley dejaron en libertad a miles de mujeres presas por falta de pruebas. Lo más importante es que no se ha eliminado ni se ha desafiado de manera fundamental el modo de pensar que sostiene las leyes “zina”, según el cual la mujer no debe tener ningún control en absoluto sobre su cuerpo y sexualidad.
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