Obrero Revolucionario #1197, 4 de mayo, 2003, posted at rwor.org
Los proletarios conscientes de clase y las masas revolucionarias del mundo conmemoran el Primero de Mayo de 2003 en condiciones extraordinarias. Los pueblos de todo el mundo se han enfurecido por la vil violación de Irak por el imperialismo yanqui y están decididos a saldar cuentas. Mediante su resistencia en los primeros días de la guerra, las masas iraquíes mostraron su determinación de luchar. Un movimiento de decenas de millones de personas asaltó el escenario mundial. La repentina caída del gobierno de Saddam Hussein mostró, de nuevo, que no se puede librar una resuelta lucha contra el imperialismo con la dirección de las clases reaccionarias. Ese gran deber le corresponde al proletariado, y únicamente a este: unir y dirigir al pueblo en una lucha revolucionaria apuntada al imperialismo y a los gobiernos reaccionarios de todos los países.
Únicamente el proletariado internacional, la clase contrapuesta a los imperialistas en todo el mundo, tiene intereses que corresponden a la destrucción del sistema imperialista, a la liberación de todas las naciones y a la creación de una sociedad libre de clases y de explotación: el comunismo. Los propagandistas del enemigo llevan muchos años diciendo que esta visión y esta misión es un sueño imposible y peligroso. Pero es un sueño que parte de las condiciones materiales del propio proletariado internacional, de su trabajo colectivo, de las condiciones de explotación y de su lucha común. Es un sueño que debe luchar y lucha constantemente por plasmarse pese a montones de mentiras y tergiversaciones, y sigue sembrando entusiasmo, dirección y propósito. Lo que es verdaderamente peligroso y engañoso es pensar que es posible resolver los problemas de la humanidad sin arrancar de raíz el mismo sistema capitalista, es decir, el sistema social cuya propia fuerza motriz es la explotación del hombre por el hombre, que fomenta toda opresión y disparidad, que ha sacrificado millones de personas en injustas guerras de agresión y rapiña. Jamás será posible reformar ese sistema.
Los beneficiarios y los protectores del sistema mundial depredador jamás escucharán las razones ni cederán a las demandas del pueblo, aunque se exprese esa voluntad de una manera masiva y consecuente. En la boca de los imperialistas, sean con la elocuencia de Tony Blair, los gruñidos de George Bush o traducidas al francés o al alemán, las palabras "derecho internacional", "democracia", "consentimiento de los gobernados" y "libertad" son sólo adornos para tapar esta vil realidad.
Los imperialistas y los reaccionarios son una minúscula minoría y solo pueden mantener su dominación del planeta mediante sus ejércitos, policías y servicios de espionaje, ni hablar de sus enormes arsenales de armas de destrucción masiva que quieren seguir monopolizando con tanto afán. La guerra contra Irak confirma otra vez la verdad de las palabras de Mao Tsetung: "El Poder nace del fusil".
Por fuertes que parezcan los imperialistas, básicamente son débiles. ¿Por qué? Porque su explotación, opresión, injusticia y agresión hacen que los odien los pueblos del mundo, incluso la población de sus propios países.
La ciencia e ideología comunista, el marxismo-leninismo-maoísmo, es poderosa porque analiza correctamente el mundo y porque corresponde a los intereses de la mayoría de la humanidad. Cuando el proletariado y los oprimidos la comprendan, se transforma en una fuerza material y puede transformar el mundo.
De nuevo, lanzamos nuestro llamamiento a mirar hacia los montes Himalaya, donde los millones de oprimidos se están alzando con armas en mano para tomar el Poder para la abrumadora mayoría de la población. La Guerra Popular está transformando progresivamente a Nepal de un país muy atrasado en un luminoso ejemplo del futuro del proletariado y los oprimidos del mundo. En el Perú, Turquía, la India, las Filipinas y otros países, con perseverancia los revolucionarios maoístas están enarbolando en alto el estandarte de la guerra popular.
La invasión imperialista estadounidense de Irak ha estremecido toda la estructura socio- política del Medio Oriente, donde sin duda se agudizará aún más la lucha de clases en los meses y años por venir. Hoy, lo que urge en la mayor parte de la región es la poderosa presencia del movimiento comunista auténtico.
El sur de Asia es un importante centro de las tempestades de la revolución proletaria mundial. Los cientos de millones de habitantes de la India, Pakistán, Sri Lanka y Bangla Desh padecen enormes penurias bajo el imperialismo y la semifeudalidad. A diferencia de otras regiones del mundo donde la energía revolucionaria de las masas no se manifiesta de manera positiva, en esta región la presencia de partidos maoístas auténticos allana el camino hacia una alternativa revolucionaria concreta.
En Europa, América del Norte, el Japón y Oceanía, también se vislumbran posibilidades de grandes avances en la lucha de clases. El poderoso movimiento contra la agresión yanqui en Irak es una manifestación de la oposición a los capitalistas monopolistas y su dominación del mundo, incluso en los propios países imperialistas.
En África, las enfermedades y la desnutrición agobian al pueblo. Los tiranos de poca monta que gobiernan en nombre de sus amos imperialistas son débiles, y han brotado guerras y conflictos en uno tras otro país. Hoy, el pueblo sufre debido a estas guerras de rapiña, pero también es claro que se están madurando las condiciones para otra clase de guerra, una de auténtica liberación.
Desde hace mucho, el imperialismo yanqui ha considerado a América Latina como su "traspatio", y es evidente en esos países lo que han causado la dominación neocolonial y la subordinación de sus economías. Bajo el dominio del Fondo Monetario Internacional, el hambre ha regresado a Argentina, que antes tuvo una economía fuerte, y la amenaza de mayor crisis y trastorno cunde en toda la región.
Por eso, una nueva ola de la revolución mundial se nos viene en todo el mundo. El pueblo quiere un mundo diferente y está más decidido a luchar por él.
Por eso, es aún más urgente y crucial formar partidos de vanguardia marxista- leninista-maoístas. Donde tales partidos no existan, es necesario formarlos. Donde existen, es necesario fortalecerlos para que puedan cumplir con sus tareas revolucionarias. Y estos partidos deben unirse en una nueva internacional comunista, de la cual el Movimiento Revolucionario Internacionalista es un primer paso importante.
Las batallas de los últimos meses dan un pequeño vislumbre de lo que está por venir. Los imperialistas yanquis se ven obligados a reconfigurar el mundo mediante la violencia y a chupar aún más la sangre del pueblo. Pero los pueblos del mundo no han tolerado ni tolerarán nunca tal futuro. Vendrán nuevas tormentas de resistencia. Por fuerte que parezca el enemigo imperialista, nuestra fuerza potencial de cientos de millones de seres es mucho mayor. La arrogancia del enemigo de nuestra clase jamás podrá ocultar el hecho de que lucha por defender un sistema obsoleto condenado al museo, al igual que los antiguos imperios de esclavistas y sistemas feudales de antes. ¡Redoblemos la lucha y preparémonos para las batallas mayores que se vislumbran!
¡Oponérsele, resistir y derrotar la guerra del imperialismo yanqui contra el mundo!
Mirar hacia los montes Himalaya: ¡El mundo va a cambiar de base!
¡Construir y fortalecer los partidos de vanguardia maoístasunidos en el Movimiento Revolucionario Internacionalista!
¡Viva el internacionalismo proletario!
Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del
Obrero Revolucionario en:
rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497