Obrero Revolucionario #1198, 11 de mayo, 2003, posted at rwor.org
Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
1. Antecedentes
28 de abril de 2003. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La epidemia de SRA ha generado gran pánico en todo el mundo. El SRA (Síndrome Respiratorio Agudo) es una enfermedad similar a la gripe pero es mucho más peligroso. En los diarios, los titulares hablan del síndrome y las páginas interiores informan de su propagación. Casi todos los gobiernos del mundo se preocupan. El gobierno chino despidió al ministro de Salud y puso a personas en cuarentena (aislamiento obligatorio en sus hogares o en campamentos remotos). Por temor a la enfermedad, han cerrado hospitales. Hasta acordonan a pueblos y no permiten que los habitantes entren o salgan. Cierran escuelas y colegios. Restringen los viajes de los estudiantes universitarios durante las fiestas del Primero de Mayo. El gobierno indio convocó a una reunión especial ministerial para tomar medidas contra el SRA. El gobierno canadiense tomó medidas extraordinarias y la Organización Mundial de Salud puso a Toronto en una lista de lugares a donde recomienda no ir. Los gobiernos de muchos países han alertado a los doctores en los aeropuertos internacionales para impedir que ingrese cualquiera que pueda estar contagiado. Tales medidas tan drásticas a nivel mundial no tienen precedente en la historia reciente.
Se dice que la enfermedad apareció por primera vez en Foshan, en el sur de China, en noviembre de 2002. Pero recientes investigaciones han revelado que incluso antes, se habían manifestado los síntomas en Mongolia Interior. Luego, se extendió a la provincia de Guangdong y de ahí, al vecino Hong Kong. Ahora se cree que se ha extendido a hasta 25 países, de Singapur al Canadá y de la India a los Estados Unidos. No obstante, no se ha investigado plenamente dónde se originó la enfermedad, sus causas ni su sistema de propagación.
En China, se informa de aproximadamente 2,000 personas contagiadas; en Hong Kong 1,500; en Singapur 200; en Canadá 150; y en los Estados Unidos, 40. Hay reportes de todo el mundo de unos 4,000 casos. Asimismo, se informa de 86 muertes en China, 94 en Hong Kong, 16 en Singapur, 14 en Canadá y un total de 218 en el mundo. El número de personas contagiadas y el número de muertes van en aumento día tras día. Algunas personas conocedoras dudan de la precisión de estas cifras. La Organización Mundial de Salud cree que el gobierno chino está ocultando cientos de casos.
Aunque es posible que los científicos hayan identificado el virus y que esperen impedir que se extienda la enfermedad, el pánico que el mal ha generado en la población del mundo tiene mucho fundamento. Primero que todo, el gobierno chino no asumió la responsabilidad de combatir el nuevo virus y ocultó su existencia por mucho tiempo, lo que demoró su identificación y la instrumentación de medidas preventivas. Segundo, la enfermedad se extendió a Hong Kong, un importante eje de transporte, de donde los viajeros lo llevaron a otros países. Tercero, todavía no se tiene un diagnóstico preciso de la enfermedad, y por ende los doctores no pueden decir con seguridad si una persona la tiene o no.
Ningún gobierno o sistema social puede prevenir la aparición de enfermedades nuevas y peligrosas. Pero se espera que todo gobierno asuma una responsabilidad mínima y tome medidas firmes para proteger la salud de la población. El gobierno chino asumió una actitud y medidas contrarias que agravaron mucho más la situación. Dejó sola a la población en un asunto crítico de vida o muerte.
2. Diferencias de intereses y de clase
Un examen de cómo el gobierno chino abordó la epidemia pone al desnudo la naturaleza reaccionaria de la nueva clase dominante capitalista. Cuando apareció la enfermedad por primera vez en Mongolia Interior y más tarde en el sur de China en noviembre de 2002, el gobierno no hizo nada al respecto. Solo se preocupó de que si se difundía la noticia de la epidemia, traería "inestabilidad social", como lo expresó después. La provincia de Guangdong es el centro de inversión internacional en fábricas y maquiladoras. Es probable que el gobierno temía que la noticia de la enfermedad refrenaría a los viajeros e inversiones del occidente. Cuando la enfermedad se extendió al rico Hong Kong, donde su existencia se hizo patente a todo el mundo, el Ministerio de Relaciones Extranjeras chino hizo varias declaraciones engañosas de que la enfermedad estaba "prácticamente bajo control". Pero las noticias acerca de la epidemia hicieron que la Organización Mundial de Salud lanzara una alerta y centrara la atención en el papel oculto del gobierno chino. Por último, la situación manchó la reputación del gobierno chino y sacudió su llamada "estabilidad social". Para salvar las apariencias, el gobierno despidió a varios altos funcionarios importantes. Estos incidentes y la actitud del gobierno chino muestran que a este no le preocupaba el bienestar del pueblo sino la amenaza a sus negocios en el mundo.
La idea de que el gobierno chino escondería tal enfermedad y pondría en peligro la vida del pueblo a fin de mantener la "estabilidad social" ha suscitado cuestionamientos muy fuertes. Las respuestas tienen que ver con el sistema social y las relaciones de clase en el aparato estatal. En cada sociedad, el gobierno es la cara del sistema. Es fácil ver esto comparando la China maoísta y la China bajo la actual camarilla capitalista. La diferencia entre la China maoísta y el falso comunismo de la actual China es la diferencia entre la sociedad socialista y la sociedad capitalista.
3. ¿Es China un país socialista?
Hoy, China ya no es un país socialista y su Partido Comunista es capitalista. Mao Tsetung, quien dirigió la revolución china, advirtió de esta posibilidad. Hoy, la clase dominante capitalista china es el descendiente de esos burócratas que Mao llamaba los "seguidores del camino capitalista" porque se opusieron al avance del socialismo y trabajaron por restaurar el sistema capitalista basado en ganancias.
Justo después de la muerte de Mao, la camarilla encabezada por Deng Xiao-ping organizó un contrarrevolucionario golpe de Estado, arrestó a los íntimos camaradas de armas de Mao e instauró una nueva dictadura capitalista.
4. Las diferencias entre el socialismo y el capitalismo
En la sociedad socialista, el máximo bien son los intereses de las grandes masas populares. Del otro lado, la fuerza motriz de la sociedad capitalista son las ganancias, que quiere decir los intereses de un puñado de explotadores, la burguesía. En la sociedad socialista, se mide el desarrollo de acuerdo a la creciente participación del pueblo trabajador en la toma de decisiones a todo nivel y los beneficios para la sociedad en conjunto. La sociedad capitalista ignora a las masas populares, y un puñado de reaccionarios monopoliza el poder político y se beneficia de la riqueza de toda la sociedad. La sociedad socialista se organiza mediante la dirección de la ideología y política del proletariado. La sociedad capitalista se organiza mediante las decisiones de los burócratas y tecnócratas capitalistas de acuerdo a lo que traerá las mayores ganancias. El hecho de que la burguesía china cometió el crimen de no asumir la responsabilidad de combatir el mal cuando apareció, se debe a su carácter de clase capitalista y a su afán de ganancias.
Si China fuera una sociedad socialista, el Estado definitivamente no habría respondido rehuyendo a la responsabilidad, sino se habría puesto a identificar la enfermedad y sus causas, y habría desarrollado medicinas y tomado las medidas inmediatas posibles. Habría movilizado a las masas en las zonas afectadas para combatirla y tratado a los enfermos sin costo. El Estado habría asumido la responsabilidad principal de eliminar el mal, no por los posibles efectos negativos en sus negocios sino porque la vida del pueblo tiene enorme valor en una sociedad socialista. Pero los reaccionarios gobiernos capitalistas miden todo con el dinero y no tratan al pueblo como seres humanos sino como medios para producir ganancias.
5. Algunas experiencias
Examinemos cómo la China maoísta solucionó el problema de la enfermedad conocida como fiebre de caracol o esquistosomiasis, una vez considerada una enfermedad incurable (ver el libro del Dr. Joshua S. Horn, Hay que exterminar todas las plagas, 1971). El primer y más importante principio de una sociedad socialista como la China maoísta es que todas las actividades del Estado deben servir a los intereses del pueblo. Segundo, debe llevar a cabo estas actividades aplicando el concepto materialista dialéctico. La política, la filosofía y hasta la estrategia y tácticas militares de la revolución china se aplicaron firmemente en el campo de la salud en la China revolucionaria.
Guiados por los principios maoístas, en los años 1960 los científicos y médicos chinos se pusieron a eliminar esta enfermedad en todo el país. En ese entonces, este mal también azotaba a unos 250 millones de personas de Asia, África y América Latina. Es una enfermedad horrible que causa inflamación intestinal, sangrado, anemia y obstrucción intestinal. El estómago se hincha enormemente y llega a pesar hasta diez kilos en lugar de la norma de medio kilo. Se trunca el crecimiento de los niños. Las aldeas azotadas por la enfermedad paso a paso quedan sin habitantes.
Pero en China se identificó el mal y se eliminó mediante una campaña de masas para buscar y eliminar los caracoles que lo portan. Se debatieron deslindes fundamentales de política acerca de cómo usar los recursos del país, la riqueza producida por el pueblo trabajador. ¿Se deben concentrar todos los servicios de salud en las ciudades grandes y las zonas más ricas como en el pasado? ¿O, se debe prestar atención a las zonas más necesitadas y atrasadas para eliminar las enormes disparidades del país? ¿Cuán importante es la salud de los campesinos pobres en una zona remota? Podemos ver cómo el gobierno chino de hoy responde a tales preguntas. Pero cuando China era socialista, las cosas eran diferentes.
El partido dijo que si no podía dirigir a los más pobres a liberarse de cosas como las enfermedades que los reducían a algo menos que humanos en cuerpo y mente, se perderían las contribuciones de aquellos que más se beneficiarían de la construcción de una China nueva. No cambiaría la sociedad y el país no contaría con el avance material que era posible. Se diría que el socialismo era lo mismo que el capitalismo. Para dirigir la campaña, el Partido Comunista de China aplicó tres conceptos importantes: la línea de masas, la concentración de fuerzas y la teoría del tigre de papel. ¿Cómo se pudo aplicar estas estrategias y tácticas políticas y militares en las ciencias de la salud? La doctrina militar no da una solución particular a un problema particular, por ejemplo, cómo se debe usar una medicina particular contra una enfermedad particular, pero la filosofía maoísta tiene un concepto general: apreciar a las masas populares y buscar las soluciones a los problemas en su actividad consciente.
El concepto de la línea de masas parte de la idea que las personas comunes tienen gran fuerza y sabiduría y que, cuando se desata plenamente su iniciativa, pueden hacer milagros. Para movilizar a las masas, los líderes tienen que explicar el problema, su naturaleza y los métodos para resolverlo. Una vez que las masas capten eso, ellas mismas se movilizan para resolver el problema. Si el gobierno de hoy se hubiera apoyado en las masas para combatir el SRA -por ejemplo, llevando a cabo campañas para esterilizar los lugares y las cosas que lo propagan, y cuidándose el uno al otro y buscando síntomas-, las masas definitivamente habrían jugado un enorme papel en su prevención. Pero el gobierno no informó a la población acerca del problema y no la movilizó para resolverlo, sino lo ocultó. Además, como el egoísmo es una "virtud" en la China de hoy tanto como en las demás sociedades capitalistas, es muy difícil persuadir a los potenciales portadores del mal a que se identifiquen por temor a tener que someterse a una cuarentena.
El segundo concepto es la concentración de una fuerza superior contra el enemigo principal: "En cada batalla, concentrar una fuerza superior absoluta, cercar completamente a las fuerzas enemigas, esforzarse por aniquilarlas totalmente y no dejar que ninguna se escape". Se aplicó este principio para encontrar los caracoles, seleccionar las zonas más afectadas, suministrar todo el equipo médico posible, aplicar todos los recursos humanos posibles y eliminar todos los caracoles a fin de eliminar el mal.
El tercer concepto, la teoría del tigre de papel, subraya la importancia de tener confianza estratégica en que el pueblo puede superar los problemas como esta enfermedad, por terrible que sea ahora. El pueblo es el factor más poderoso para conocer e identificar el problema y hallar la solución. En China, para cazar este caracol pequeño, se movilizaron 300,000 día- personas de trabajo en una zona pequeña durante un lapso de dos meses. Principalmente, lo realizaron los propios campesinos junto al personal médico cuyo trabajo no sólo era aplicar sus conocimientos sino enseñar a otras personas a combatir la enfermedad. ¿Aborda la actual burguesía china desde este punto de vista los problemas y el pueblo?
Irónicamente, la China actual no es tan pobre como lo era al inicio de la revolución. Entonces, la China maoísta se desarrollaba sobre las cenizas del saqueo imperialista y feudal. Las hazañas del socialismo que ha heredado el gobierno de hoy dejaron una infraestructura desarrollada fuerte. No obstante, debido a su carácter reaccionario, el actual gobierno ha sido mucho menos capaz de solucionar los problemas médicos serios que la China maoísta de hace casi tres décadas.
6. Enfermedad y dictadura
La aparición de una enfermedad desconocida en cualquier país no es sorprendente. Es posible eliminar completamente muchas enfermedades gracias al desarrollo de las ciencias y la tecnología. Pero, en muchos casos, las enfermedades desarrollan una resistencia a los medicamentos y requieren medidas más vigorosas para eliminarlas. Aun cuando no es posible curar una enfermedad, como el VIH/SIDA, en la medida en que se conozca, ha sido posible tomar precauciones y desarrollar tratamientos, pero estos se proporcionan principalmente a las poblaciones de los países imperialistas. Hoy, existen mucho menos casos de contagio y muerte por SRA que en el caso de otras enfermedades que se pueden prevenir fácilmente. Por ejemplo, cada año diez mil personas mueren de rabia en Gujarat, India. Cientos de miles de personas mueren de malaria en el sur de Asia, África y América Latina. Miles de personas mueren en Bangladesh por haber bebido agua contaminada con arsénico. Por lo menos un millón de personas mueren de tuberculosis cada año en África. No obstante, ninguna de estas enfermedades es tema de artículos apanicados en la prensa ni de advertencias de emergencia de las organizaciones de salud. El tiempo que se requiere para identificar una enfermedad y la capacidad de combatirla con que cuenta un Estado son asuntos secundarios. Lo principal es si el Estado asume la responsabilidad que tiene con el pueblo y por el pueblo, lo que quiere decir qué sistema social representa.
Ocultar enfermedades y burlarse de la vida del pueblo son cosas sumamente frustrantes y una idea reaccionaria. Como en el dicho "una mente enferma tiene una solución enferma", el falso comunismo, esta sociedad enferma, tenía la solución enferma de sacar ganancias ocultando una enfermedad. Esta falta de responsabilidad hacia el pueblo pone al descubierto la relación antagónica entre el pueblo y el gobierno.
La clase de enfermedad que tiene la burocracia china ha quedado al desnudo ante el mundo. Por ejemplo, el departamento de salud de la provincia de Henan ocultó por varios años que decenas de miles de campesinos se contagiaron de VIH y SIDA en los bancos de sangre comerciales. Una vez conocido como un gran pueblo revolucionario bajo el liderato del Presidente Mao y el socialismo, hoy al pueblo chino se le ha robado el poder político, y los dictadores reaccionarios y nuevos explotadores han dejado en la pobreza a cientos de millones de personas. Mientras que unos cuantos dictadores multimillonarios, alabados por el imperialismo estadounidense, se ceban del botín robado al pueblo y se han desarrollado gracias a la infraestructura construida por la China maoísta, millones y millones de personas viven en la miseria y para sobrevivir tienen que vender su sangre. Ni siquiera extraen la sangre con agujas limpias.
7. Conclusión
De fondo, la propagación y el temor de una epidemia de SRA están inextricablemente ligados a la naturaleza de la dictadura burguesa en China. El pueblo padece los actos del gobierno, y es importante analizar no solo las instalaciones técnicas y la capacidad del gobierno sino también las diferencias de clase entre la burguesía y el proletariado.
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