Obrero Revolucionario #1199, 18 de mayo, 2003, posted at rwor.org
A mediados del mes, vamos a ver el comienzo del núcleo del nuevo gobierno iraquí que trabajará con la coalición".
General Jay Garner, capataz de Irak, comienzos de mayo
"Es un factor sumamente valioso que comparten nuestros valores, entienden lo que representamos como país y, en la mayoría de los casos, son ciudadanos de nuestro país, pero hablan el idioma, comparten la cultura y están familiarizados con Irak".
Subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz
Los conquistadores yanquis necesitan figuras políticas iraquíes para ayudarles a gobernar el país. También necesitan soldados y policías iraquíes para controlar la población. Hay 12,000 soldados yanquis en Bagdad, una ciudad de 5 millones de habitantes, y el alto mando militar sabe que es un volcán listo a estallar. El 7 de mayo, un hombre se acercó a un soldado yanqui en un puente y lo mató con una pistola. Les decían a los soldados que los iraquíes les darían la bienvenida, pero son una fuerza de ocupación asustada por las bombas suicidas, francotiradores y la ciudadanía en general.
A fin de cuentas, Estados Unidos tiene que crear un gobierno neocolonial: o sea, independiente de palabra pero leal a los imperialistas en realidad.
El primer paso es reunir a los profesionales y comerciantes iraquíes pro Occidente, pro capitalistas, seglares en el exilio y persuadirlos a regresar a Irak para ponerse al servicio de la ocupación. Empezaron antes de la guerra. El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz (que ahora llaman "Wolfowitz de Arabia"), reunió a los exilados en Kuwait para trabajar con sus homólogos estadounidenses.
Las principales fuerzas políticas organizadas en Irak hoy son los nacionalistas curdos en el norte y los fundamentalistas chiítas en el sur. Washington no puede contar con ellos.
Marines, mullahs y lacayos
¿Cómo planean encontrar colaboradores iraquíes?
Primero, hay un principal grupo de exilados pro Estados Unidos, el Congreso Nacional Iraquí (CNI) de Ahmed Chalabi. Tiene el apoyo de altas figuras del Pentágono porque es confiable, pro yanqui y seglar. Pero en Irak se le considera agente de la CIA y una bola de corruptos.
Segundo, hablan de encontrar "un centro moderado auténticamente iraquí" para establecer una "democracia islámica".
A millones de iraquíes les horroriza que Estados Unidos, que dice estar librando una guerra contra el "fundamentalismo islámico", ha fortalecido precisamente a esas fuerzas en Irak. Hay mucha preocupación de que la mezcla de marines y mullahs apriete las reaccionarias restricciones religiosas, especialmente a la mujer.
Los comandantes militares yanquis recorren el país en busca de títeres: figuras políticas, profesionales, religiosas y ex funcionarios del gobierno.
Tercero, nombran a iraquíes a dirigir los gobiernos municipales y varias instituciones. Muchas veces son ex funcionarios del gobierno de Saddam Hussein y miembros de su partido Baath, lo que enfurece a la población.
El general Garner ha celebrado reuniones con ex funcionarios de alto nivel del viejo gobierno, inclusive varios ministros. A Philip J. Carroll, ex ejecutivo de la corporación Shell Oil, lo nombraron principal asesor de la industria petrolera, y dos ex ejecutivos iraquíes serán la cara iraquí para firmar los contratos con la compañías extranjeras. El director del Ministerio de Petróleo será Thamir Ghadhban, ex director del departamento de Planificación del ministerio durante el gobierno de Saddam Hussein. El subdirector será Fadhil Othman, ex director de la agencia de exportación de petróleo.
Además, a un ex general de la Guardia Republicana de Hussein lo nombraron alcalde de Tikrit y gobernador de la provincia de Salah ad-Din. El subalcalde será un ex coronel de la fuerza aérea.
Pusieron a un ex funcionario del partido Baath, Muhammad al-Rawiback, a cargo de la Universidad de Bagdad. Otro ex general baathista rige en Mosul y el director del Ministerio de Relaciones Exteriores fue alto funcionario de política exterior de Hussein.
A comienzos de mayo, a Ali al-Janabi, un alto miembro del partido Baath, lo nombraron director del nuevo Ministerio de Salud. "Es un placer trabajar con él", dijo un funcionario yanqui. Pero los trabajadores de la salud de Bagdad no están tan entusiastas. El 7 de mayo, centenares de médicos, enfermeros y trabajadores médicos realizaron una marcha por las calles de Bagdad para protestar contra al-Janabi, coreando: "¡Una nueva era limpia!". Los trabajadores de la salud han estado trabajando día y noche en horribles condiciones, sin salario, sin electricidad, y están dispuestos a confrontar las armas yanquis para oponerse al regreso de la vieja guardia.
También han mandado regresar al trabajo a la policía del viejo gobierno. El general Hamid Othman, ex jefe de policía, estará a cargo.
Un participante en la protesta médica dijo que fue a quejarse a las fuerzas yanquis pero que el iraquí que está a cargo de permitir hablar con ellas es Ali al-Jabouri, el salvaje ex alcaide del penal Abu Ghraib.
Una cara "civil"
Por otro lado, la Casa Blanca decidió colocar una cara "civil" a la cabeza del nuevo gobierno colonial. L. Paul Bremer III estará a cargo de seleccionar el "gobierno iraquí de transición" y oficialmente es el jefe del general Garner.
Los medios pintan su nombramiento como una victoria para las fuerzas moderadas y diplomáticas del gobierno, o sea, una victoria del secretario de Estado, Colin Powell, sobre el secretario de Defensa Rumsfeld. No debe sorprenderle a nadie que eso es precisamente lo que la Casa Blanca quería que dijeran.
Estados Unidos ha iniciado negociaciones en la ONU con las demás potencias imperialistas para fijar el lugar de cada una en la jerarquía. Nombrar a Bremer, un diplomático de carrera, supuestamente señala que la ocupación será más multilateral y diplomática.
Es pura mentira.
Desde hace mucho Bremer está en las primeras filas de la "guerra contra el terrorismo". En 1981, cuando era asesor especial del secretario de Estado (y ex general) Alexander Haig, Bremer estaba a cargo del centro del manejo de crisis. En esos días el gobierno de Ronald Reagan trazaba planes para una invasión de Nicaragua, una posible guerra nuclear global y el arresto en masa de disidentes políticos, y daba miles de millones de dólares a escuadrones de la muerte en Nicaragua y otros países.
Luego lo nombraron embajador de contraterrorismo, o sea, recorrió el mundo trazando planes con varios gobiernos para aplastar la resistencia palestina, el movimiento contra el apartheid en Sudáfrica y otros movimientos parecidos. Hace 20 años, ya usaba el "terrorismo" como pretexto para asesinatos y "guerras de prevención".
Más tarde se hizo miembro del centro de investigaciones de alto nivel de Henry Kissinger, que negoció acuerdos entre la compañía petrolera Unocal y los talibanes en la década de 1990 y muchos otros tratos para la clase dominante. En 1996, propuso una versión de la teoría del "eje del mal" de George Bush. Dijo que Estados Unidos debe atacar a Libia, Siria, Irán y Sudán porque apoyaban fuerzas anti estadounidenses. Por eso entró en los más altos niveles del gobierno tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001, donde propuso eliminar las restricciones a las "operaciones clandestinas" de la CIA (como asesinatos).
Con Bremer a cargo de seleccionar al nuevo gobierno iraquí, ¿qué clase de justicia o libertad tendrá el pueblo iraquí?
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