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Revolución #120, 17 de febrero de 2008
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Elecciones 2008:
Les están engatusando para que apoyen el imperio
El cambio. ¿Quién, viendo el mundo como es, se opondría al cambio? Cinco años de guerra en Irak han dejado un saldo de más de un millón de iraquíes muertos y cinco millones desplazados. La mitad del planeta vive con menos de $2 al día. En Estados Unidos el valor neto de una familia negra promedia es un décimo del de una familia blanca. La tortura se legitima y se lleva a cabo en Guantánamo, Bagram y penales clandestinos por todo el mundo. El gobierno espía a la población de una manera sin precedentes. El calentamiento global amenaza el futuro de la vida.
La candidatura de Barack Obama promete cambio y mucha gente se ve atraída a su campaña, especialmente los jóvenes y los negros, que llenan estadios y van a las urnas en cantidades récord.
Pero les están engatusando. Son mentiras. Y los están reclutando para legitimar, acatar y contribuir a crímenes asesinos.
Los que se ven ENVUELTOS en las campañas de Obama o Clinton deben hacerse algunas preguntas difíciles.
Lo esencial de las tonterías de Obama acerca de “no existe un Estados Unidos liberal, no existe un Estados Unidos conservador, solo existe un Estados Unidos de América” es que debemos identificarnos no con los intereses de la humanidad, no con los intereses de los pueblos del mundo, sino como “estadounidenses” que apoyan patrióticamente a la clase dominante imperialista en sus conflictos con las fuerzas de oposición por todo el mundo. Y esto conduce a apoyar la “guerra contra el terror” y todos los horrores que esto ha llevado al mundo, incluso a las fuerzas fundamentalistas islámicas que fomentan al mismo tiempo que libran una guerra en su contra.
El “cambio” de Obama es darle una cara distinta y aceptable a los ataúdes de millones de iraquíes, a los monos de naranja que son símbolo internacional de la tortura Made in USA, al papel mayor de la Biblia en el gobierno y al creciente espionaje que fomenta la atmósfera de “ten cuidad de lo que dices”.
No cabe duda que se necesitan la esperanza y las miras elevadas en el mundo actual, pero la esperanza que ofrece Obama es falsa y dañina.
Primero, si se examina honestamente lo que dicen, ni Obama ni Clinton hablan de los problemas más urgentes ante la humanidad. Y no podrían hacer nada para resolverlos aunque querían hacerlo… y no lo quieren hacer. Para realmente tratar la enorme desigualdad y pobreza que hay en el mundo, o para resolver los problemas ambientales globales, se necesita una reestructuración radical de las relaciones económicas, sociales y políticas, y esto es algo que ninguno de los candidatos representa ni podría representar. Fomentar un espíritu de servicio público no lo hará, y en realidad obra en contra de la clase de cambio fundamental que se necesita; es como ponerle un curita al cáncer. Pero sin hablar de todo esto, ¿representa alguno de estos candidatos una ruptura fundamental con la trayectoria de guerra y represión en que está encaminado Estados Unidos?
Irak y la política exterior
Echemos un vistazo a la guerra de Irak. Estados Unidos es un imperio. La estabilidad relativa de la clase dominante (en comparación con el resto del mundo) depende de la dominación del capital estadounidense, y esto depende del poderío militar indiscutible. Por eso, y no la supuesta preocupación por “el problema que hemos creado”, ningún candidato que han permitido llegar a este punto de la contienda está a favor de retirar todas las tropas de Irak, a no decir nada de Afganistán. Por eso tanto Obama y Clinton como McCain apoyan las amenazas militares contra Irán.
Obama hace alarde de su oposición a la guerra desde el comienzo. Puede ser, pero sus objeciones no reflejan una oposición de principios a una guerra de prevención contra las naciones oprimidas, sino sus preocupaciones sobre si se podría “tener éxito”, o sea, si sería un éxito militar y político para el imperio yanqui. Y ahora que Estados Unidos está metido en Irak, Obama dice que quiere retirar las tropas en fases y que si es presidente espera retirarlas en un lapso de 16 meses. Pero se ha negado a prometer retirarlas todas en los primeros cuatro años de su gobierno.
Obama, igual que todos los demás candidatos “creíbles”, apoya la doctrina de Bush de la guerra de prevención. Por ejemplo, tras decir que es el “campo de batalla apropiado”, Obama dijo que ordenaría llevar a cabo ataques aéreos contra blancos en Pakistán si el presidente Musharraf no ataca al Talibán en las zonas tribales. “Si tenemos inteligencia útil acerca de blancos terroristas de mucho valor y el presidente Musharraf no hace nada, nosotros lo haremos”, dijo. (New York Times, 2 de agosto de 2007)
Hoy Estados Unidos gasta más en sus fuerzas armadas que todas las naciones del mundo en conjunto; pero tanto Obama como Clinton quieren gastar más. El columnista Robert Scheer escribió: “Tanto Hillary Clinton como Barack Obama tratan el presupuesto militar como si fuera sacrosanto en los votos del Senado y en la retórica de la campaña”. (Truthdig, 6 de febrero del 2008) Obama quiere agregar otros 92,000 soldados a las fuerzas armadas. Su portal dice: “Es esencial que nuestras fuerzas armadas sigan siendo las mejores del mundo”. Y para repetir, esto se debe a que en un mundo dominado por el capitalismo, el poderío militar defiende la posición dominante del imperialismo estadounidense. Imagínense cómo se haría añicos todo el sistema de opresión y explotación en este país si se debilitara esa dominación.
Obama se rodea de asesores de política exterior que son operativos comprobados del imperialismo yanqui. Uno de sus principales asesores de política exterior es Anthony Lake, el asesor de seguridad nacional de Bill Clinton de 1993 a 1997, que desempeñó un papel en imponer las sanciones económicas contra Irak que causaron la muerte de cientos de miles. Otro importante asesor de Obama es Zbigniew Brzezinski, el asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter que, entre otros crímenes, tiene la culpa de dar ayuda militar y política al dictador indonesio Suharto para librar una campaña genocida contra la población de Timor Oriental, en que murieron docenas de miles de personas.
En el Senado, Obama votó en contra de la Ley de Comisiones Militares, que le permite al presidente decidir qué constituye tortura, encarcelar indefinidamente sin juicio, ejecutar con “pruebas” sacadas por la tortura, etc. Pero Obama, como Clinton y todos los demás senadores demócratas, se negaron a realizar un filibuster (una maniobra dilatoria para impedir que entrara en vigor). Obama dijo: “El problema con este proyecto de ley no es que es demasiado duro con los terroristas. El problema con este proyecto de ley es que es descuidado”. Calificar de “descuidado” a este proyecto de ley, que cambió ciertos derechos fundamentales como hábeas corpus que datan de hace cientos de años, es como criticar a Adolfo Hitler por tener mala caligrafía. Obama también dijo que no se opone a las comisiones militares para juzgar a los detenidos, sino solamente que cree que no las organizaron bien. Tanto Obama como Clinton votaron a favor de la Ley Patriota y de renovarla.
El papel de Obama
¿Cómo se debe ver las diferencias que tiene Obama con lo que dice McCain (por ejemplo, Obama habla de retirar las fuerzas de Irak de una manera que proteja los intereses estadounidenses, mientras que McCain habla de quedarse cien años más)? Primero, su razonamiento se basa en la misma suposición: hay que perpetuar los “intereses globales” estadounidenses y Estados Unidos tiene que derrotar a las fuerzas fundamentalistas islámicas en el Medio Oriente, que representan un obstáculo a su control de esa región estratégica.
Además, para entender el papel de Obama tenemos que mirar detrás de la cortina del Mago de Oz y examinar cómo las elecciones se utilizan para atraer a la población a identificarse con un sistema que no representa sus intereses. Una manera de hacer esto es postular dos tipos de candidatos: inicialmente, en las primeras rondas de debates y asambleas de los partidos, permiten participar a ciertos candidatos que reflejan los auténticos deseos de la población. Pero a estos candidatos los eliminan muy rápidamente; su papel es atraer a la gente al proceso, para luego caer en la trampa de tener que apoyar a otro candidato que dicen que es la opción “realista”.
Ahora mismo Obama desempeña un papel doble un tanto inusual. Primero, unas fuerzas de la clase dominante lo han escogido como candidato serio. Recolectó $30 millones en un mes… y no solo de la “base”. Los de la clase dominante que lo apoyan creen que sería la mejor opción para conseguir el apoyo patriótico de las masas para su programa interno e internacional en los años venideros. (Ver “Andrew Sullivan sobre Barack Obama: Un argumento a favor de darle la ‘mejor cara’ al imperialismo”, en #118, 3 de febrero de 2008)
Pero también desempeña el papel del candidato que atrae a la población al proceso. Así que puede prometer algunas cosas ahora —como la reconstrucción de Nueva Orleáns de una manera que tenga en cuenta su larga historia como centro de la cultura afroamericana y las necesidades de la población— que desaparecerán más tarde, cuando llegue a la Casa Blanca. En este caso, sería el jefe de estado de un sistema impelido por la lógica demente de acumular ganancias y todo lo que esto conlleva. Y ser negro no tendrá ningún significado: en este país, el capitalismo y la supremacía blanca han ido de la mano desde el principio. Si el sistema necesita a un presidente negro para reforzar la opresión de las masas negras, lo puede hacer. Para ver esto solo hay que ver la historia de los alcaldes negros, como Wilson Goode de Filadelfia, que aprobó el bombardeo de un barrio negro en 1985 en que mató a 11 personas, entre ellas cinco niños, y destruyó 61 casas.
Y existe la posibilidad de que el Partido Demócrata nombre a Clinton en vez de Obama, y que encauce a los nuevamente atraídos al proceso a apoyar su candidatura de política como siempre. Porque una vez que uno cae en la trampa, ¿qué más puede hacer? ¿Apoyar a un republicano?
Si quiere un cambio auténtico…
No hay nada bueno para el pueblo en esto, y hay mucho que es perjudicial. Nos dicen que las elecciones son la manera realista de cambiar la situación. Nos dicen que si no participamos en esto somos cínicos o peor. En realidad el proceso electoral se aprovecha de las esperanzas y sueños de la población para atraerla a apoyar al sistema y sus crímenes que al comienzo rechazan. No hay nada más cínico que esto.
Pero hay otra opción si queremos un cambio de a de veras. Podemos demandar que este gobierno PARE la tortura, que PARE el espionaje, que PARE las guerras imperiales y que PARE la destrucción del planeta. Podemos y debemos meternos en la resistencia a todo esto, y al hacerlo romper con todo el marco político que apaga la resistencia y restringe la protesta a lo que los que tienen el poder consideran aceptable. Y podemos distribuir este periódico, que ofrece una auténtica alternativa: una solución revolucionaria que va a las raíces del problema, un movimiento radical cuya meta es la revolución y una sociedad mucho mejor sin la explotación, opresión y divisiones que son elementos fundamentales del sistema que tenemos ahora. Por esto sí vale la pena soñar y luchar por plasmar en realidad.
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