Obrero Revolucionario #1205, 29 de junio, 2003, posted at rwor.org
Unos vendedores del Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker de San Franciasco nos enviaron esta carta:
El 15 de marzo falleció Michael Tom Uselton a los 58 años. Falleció tras una larga, ardua y heroica lucha contra la leucemia. Sus viejos amigos lo llamaban "Sasha" y sus camaradas "Bobby". Bobby dedicó la vida a los pueblos del mundo y distribuía la prensa revolucionaria en las entrañas de la bestia.
Sus esfuerzos se dedicaban a tender un hilo a los oprimidos y a sus aliados para que recibieran el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker. ¡A sus camaradas les decía que su meta era vender el OR/RW todos los días! Cada semana se encargaba de que librerías por todo el norte de California recibieran el periódico. Vendía el periódico en la comunidad y en programas políticos y culturales. Le encantaban las fotos porque le ayudaban a conectarse con los que no leían bien. Cuando le daba tiempo, bregaba con complicadas contradicciones políticas y se esforzaba por estar al tanto de las batallas contra el sistema, y participar en debates sobre la línea política y la filosofía.
Michael se crió en Texas y tenía un acento incomparable que nunca perdió. A pesar del racismo del Sur, él se caracterizaba por su internacionalismo y su política radical. Le encantaba burlarse del "inglés oficial" y estudiaba español para platicar directamente con inmigrantes, a quienes consideraba una importante fuente para tumbar este sistema.
Michael elaboró docenas de mantas con el punto de vista del proletariado internacional que los vendedores del periódico llevaron por todo el norte de California, mantas que han estado en cientos de luchas y protestas, ¡y que seguirán haciéndolo por mucho tiempo! Son parte del legado de Bobby de "servir al pueblo", ¡su consigna favorita!
Se crió en una región remota de Texas, cerca a campos petroleros. Su mamá era de la clase trabajadora, así como su padrastro. Desde joven odiaba profundamente a los opresores y a los que le mentían al pueblo. En la prepa jugaba fútbol americano. Fue la primera persona de su familia que estudió en la universidad. Sacó una licenciatura en educación y una maestría en bellas artes.
El odio hacia el racismo y la opresión nacional lo llevaron a participar en la Rebelión del parque Moody de Houston en 1978, una lucha de chicanos contra los asesinatos y la brutalidad de la policía. Estuvo en importantes luchas del pueblo: desde la lucha para defender la línea de Mao Tsetung tras el golpe de estado en China hasta la lucha contra la guerra contra Irak, y la lucha contra "la guerra contra el mundo".
Michael celebraba las victorias del pueblo y las derrotas del gobierno. Recordamos lo encantado que estaba cuando tumbaron helicópteros en Somalia, así como cuando veía graffiti y afiches revolucionarios aquí. Michael celebró cuando los estudiantes iraníes se tomaron la embajada yanqui, cuando el Presidente Gonzalo dio su discurso desde la jaula, y cuando Geronimo Pratt salió de la prisión. Le encantaba que personajes de renombre, como Susan Sarandon, Michael Moore y el abogado William Kunstler arriesgaran tanto para unirse al pueblo.
De vez en cuando tenía dudas sobre el cambio, como si los hombres cambiarán las ideas que tienen de la mujer. Pero sabía que para hacer los avances más radicales se necesita una base radicalmente nueva, con nueva cultura y nuevas instituciones capaces de nutrir las nuevas semillas de nuevas relaciones. Por tanto, dedicaba toda su energía a sentar las bases para una revolución radical.
Nunca dejó de ser rebelde. Manejaba una motocicleta Harley Davidson y una camioneta (pick-up) Ford de los años 50, que prestaba a Vidas Robadas para desfiles y marchas. Tenía un cinturón negro de sexto grado en karate y fue maestro por 15 años. Trabajaba como jardinero y varios años fue vegetariano. Le encantaban los géisers de California y los animales. En los últimos años era inseparable de su gato "Sweet Thing". En ese tiempo también empezó a pintar con acuarelas y acrílico. Le encantaba esquiar con sus hijos.
Lo recordaremos siempre por dar un ejemplo de lo que significa vivir y morir por el pueblo, contra viento y marea, a pesar del dolor emocional y físico, y la náusea y el cansancio que producen el cáncer y la quimoterapia. Vendió el periódico en las esquinas y en protestas hasta febrero, sin quejarse nunca del dolor. Era lo único a lo que quería dedicar la poca energía que le quedaba.
Una vez, cuando regresaba del tratamiento en un hospital, nos dijo que la enorme bandera a la entrada le enfermaba más que la terapia. Pero se alegró después de que un empleado coreano del hospital le contó de un incidente de resistencia al imperialismo estadounidense.
Cinco días antes de morir terminó una pintura sobre el movimiento de resistencia a la guerra en Irak y la red No en Nuestro Nombre. Cuando ya no podía hablar, seguía expresando su resolución con un fuerte saludo rojo con el puño en alto.
Una semana antes de morir les pidió a los camaradas organizar en su memoria un día de vender el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker en San Francisco. Con orgullo invitamos a todos, viejos o nuevos lectores, a que nos acompañen en un día de venta de nuestra gran prensa revolucionaria. [Consulta con tu distribuidor del periódico la fecha y planes específicos].
Hoy, ante el gran desafío de evitar la pesadilla de futuro que el gobierno quiere imponer en todo el mundo, nos hará falta el camarada Bobby. Pero aprenderemos de él y honraremos su memoria redoblando nuestros esfuerzos por enterrar este monstruo lo más pronto posible.
Vendedores del Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker
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