Editorial
Obrero Revolucionario #1206, 6 de julio, 2003, posted at rwor.org
Desde el 11 de septiembre, el mundo ha presenciado sucesos extraordinarios. El gobierno de Bush desata una guerra contra Afganistán y declara que es parte de una "guerra contra el terrorismo" que abarca todo el mundo y va a durar una generación. Anuncia una nueva doctrina de relaciones exteriores: se adjudica el derecho de iniciar una guerra preventiva contra cualquier país que pudiera constituir una amenaza en algún momento, y para demostrar que es en serio invade y ocupa a Irak con pretextos inventados. Manda tropas a muchos países, y se embarca en operaciones militares en Yemen, Filipinas, Colombia y otros países. Abre un campo de concentración en Guantánamo, Cuba, donde detiene a presos de muchos países en una situación de deprivación extrema sin respetar las convenciones de Ginebra sobre el tratamiento de presos de guerra ni las leyes de Estados Unidos. El discurso político oficial se salpica de términos como "imperio" y "nuevo imperialismo".
Esta nueva era de guerra en el extranjero viene acompañada de lo que el vicepresidente, Dick Cheney, llama una "nueva normalidad" en el país. La inocencia de esa expresión disimula un nuevo rumbo que no presagia nada bueno. El gobierno ha detenido a miles de inmigrantes sin juicio. El Congreso ha refrendado nuevas leyes (como la Ley Patriota) y le ha dado el visto bueno a decretos ejecutivos que restringen los derechos de los individuos. El Pentágono, la CIA y el Departamento de Seguridad de la Patria están apostando a ver quién puede idear y aplicar el plan de vigilancia más entrometido. De Bush para abajo, el discurso público tiene un tono de "o están con nosotros o están con los terroristas".
Estas medidas se han impuesto bajo la bandera de la "seguridad pública", de la mano con campañas para generar miedo. Pero mirando bien, se ve que en realidad el gobierno es el que está exponiendo a la ciudadanía al peligro. Las ocupaciones e invasiones prenden odio contra Estados Unidos, y su gente, en todo el mundo. El gobierno ha llevado a la gente a un pacto fáustico de vender sus derechos por una apariencia de seguridad pública. Pero las nuevas medidas de seguridad no tienen nada que ver con la seguridad de la ciudadanía: son una pesadilla injusta para miles de inmigrantes y presagian una pesadilla de represión y autoritarismo para toda la sociedad.
Nos parece que estas medidas tienen consecuencias inmediatas serias; pero además, creemos que debido a su dirección y lógica claramente presagian un estado policial. Ya se habla de "la guerra contra las libertades civiles". Tal es el tema de este número especial del Obrero Revolucionario.
Este número especial se propone dar la alarma. Queremos desenmascarar los distintos ataques y atar los hilos sueltos para dar una idea clara de lo que está pasando; queremos suscitar un análisis más profundo y un diálogo más extenso y vigoroso. De fondo, queremos estimular resistencia a esta "nueva normalidad".
Las características de los nuevos ataques del gobierno no están del todo claras todavía. En este número analizamos las principales líneas de ataque: la ola de represión contra los inmigrantes; graves cambios a las leyes y el sistema judicial; mayores poderes del gobierno para regular, controlar y reprimir protestas. Los artículos "La guerra contra los inmigrantes", "¡Cuidado! La Ley Patriota y otras medidas peligrosas" y "Aumenta el espionaje" describen la envergadura y la profundidad de estos frentes. El artículo de C. Clark Kissinger, "El nuevo orden nacional: Los cambios, las causas y las implicaciones", ata todos los cabos y describe su dinámica de fondo y su dirección.
El grupo que detenta el poder ahora tiene intenciones muy peligrosas. Tiene a su disposición directa el ejército y la policía, la burocracia y los jueces. La prensa y el Congreso se pliegan a todo, y a lo máximo hacen una pequeña objeción a la avalancha de nuevas guerras, nuevas leyes y nuevas órdenes ejecutivas. En pocas palabras, están en la cresta de la ola.
Pero no es una posición firme. El movimiento para impedir la guerra de Irak sorprendió a todo el mundo por su amplitud y pujanza. Y no se limitó a la guerra: empalmó con un profundo descontento por la dirección en que se encamina la sociedad, y especialmente por la represión. La oposición no logró, es cierto, impedir la guerra... esta vez. Pero demostró que existe el potencial de forjar un movimiento lo suficientemente fuerte para PARAR este monstruo de guerra y represión.
Pero el potencial solo no nos llevará muy lejos. La pregunta que hay que contestar en la teoría y en la práctica es: ¿cómo se puede derrotar este nuevo orden represivo?
Para comenzar, tenemos que ver qué se está haciendo. Mucha gente está sacando a la luz estos ataques. Muchos se están organizando para pelear contra ellos. No pocos ya han tomado posturas valientes. Es necesario apoyar y ampliar esto. Con ese fin, nuestro corresponsal Osage Bell ha trabajado con unos chavos para destacar unas "voces de resistencia" y dar una idea de lo que está pasando. Pero se necesita mucho más.
En el artículo "Forjar la resistencia y el movimiento de oposición contra la escalada de represión", nuestro presidente, Bob Avakian, plantea principios y normas esenciales del movimiento que necesitamos.
Bueno, ¿cómo y por dónde empezar? ¿Nos permiten recomendar que uno de los primeros pasos debe ser... soñar? Esta monumental tarea exige que todos nos salgamos de los estrechos confines de lo que nos parece posible hoy y que pensemos en serio en lo que se necesitará para ganar... a fin de volver a la realidad y definir los pasos para alcanzar ese fin. Esperamos que el artículo "El futuro nos pertenece: La resistencia que tenemos que crear", de Sunsara, prenda un diálogo sustancial sobre lo que hay que hacer. En "El arte es importante", D. Firebrand habla del papel de los artistas para crear una cultura de resistencia.
Nuestro partido es partidario de la revolución. La racha actual de guerra y represión no se debe únicamente a la cábala atávica que detenta el poder hoy; se desprende de una estrategia de predominio global para el capitalismo/imperialismo del siglo 21, que se viene refinando hace 15 ó más años. Se destapó el 12 de septiembre del 2001, pero ya existía. Nuestra meta es parar este monstruo; nuestra meta, igualmente , es extirpar y abolir las relaciones económicas y sociales capitalistas-imperialistas de donde surgió tal monstruo, y de donde surgirán continuamente nuevas monstruosidades hasta que deje de existir este sistema.
Tal es nuestra meta; pero también queremos hablar con los que no están convencidos de que se necesite una revolución e incluso con los que rechazan tal posibilidad. Creemos que la gente del movimiento debe dialogar sobre los diversos puntos de vista de las raíces y las soluciones de esta situación, y trabajar unida para pararla. De hecho, uno de los grandes logros del movimiento contra la guerra de Irak fue una firme unidad con principios y mucha amplitud. Cuando el movimiento creció, esa unidad cayó bajo ataque (y en especial nuestro partido) de cagatintas pro Bush bien conectados y, también, de gente que dice que se opone al programa de Bush. Damos nuestra respuesta en "En defensa de los luchadores y los soñadores".
Quisiéramos hacer una observación sobre la cita del pastor alemán Martin Niemoeller de cómo los nazis aislaron a cada grupo de oposición potencial, barrieron con él y pasaron al siguiente... hasta que no quedó oposición: los que se oponen a la guerra y represión deben reflexionar sobre las lecciones de Niemoeller, y en especial sobre la necesidad de defender a todos los grupos que caen bajo ataque de un estado represivo.
Muchos que detestan la dirección actual de la sociedad están depositando sus esperanzas en las elecciones presidenciales del año entrante. Hemos expresado en muchas partes, y expresaremos de nuevo, por qué creemos que esas esperanzas serán frustradas. Pero sea cual sea la posición de cada quien sobre la política electoral, unámonos en una cosa: que los que quieren parar esta peligrosa trayectoria deben concentrar sus esfuerzos en la resistencia popular. Solo una gran resistencia popular puede despertar a millones y hacerles ver la magnitud de lo que se está haciendo en su nombre... y contra sus derechos. Solo una resistencia masiva, bien organizada, puede confrontar y empezar a derrotar las nuevas infamias, y hacer retroceder lo que ya está en marcha. Solo tal resistencia puede prepararnos para las tormentas que se avecinan y las oportunidades que se podrían presentar en los próximos meses y años.
Toma este periódico.
Léelo.
Repártelo.
Estimula la Resistencia.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en
La Neta del Obrero Revolucionario en:
rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497