Obrero Revolucionario #1207, 20 de julio, 2003, posted at rwor.org
"No se puede distinguir entre los que quieren matarnos y los que no. La única manera de soportar esta situación es matar a tanta gente como sea posible, a todos los que quieren matarlo a uno. Matarlos primero y regresar".
Sargento John Meadows, Tercera División de Infantería, London Evening Standard
"Hay muchos aspectos de la situación que deben preocuparnos. La resistencia se extiende geográficamente, prolifera en las zonas sunitas, se adapta tácticamente, proviene de sectores múltiples de la sociedad sunita y crece en respuesta a nuestras operaciones, que crean enemistades, causan bajas civiles, trastornan la vida, humillan a la población y destruyen las propiedades".
Jeffrey White, ex analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Washington Post
"No podemos irnos de Irak porque esto tiene que ser un éxito. Si no lo es, la credibilidad de Estados Unidos como líder del mundo libre caerá por los suelos. Eso no lo podemos permitir".
Congresista Ike Skelton, un demócrata de peso
La promesa de una victoria y una salida rápidas era mentira. La resistencia aumenta en Irak, y la lógica de esta guerra lleva a una ocupación más larga y dura.
El punto de partida del gobierno estadounidense es que la conquista no puede fracasar. Irak no es Somalia, de donde le tocó irse en 1993 con el rabo entre las patas. En esta guerra, Estados Unidos se apoderó de uno de los territorios de mayor importancia estratégica del mundo. Los representantes de la clase dominante dicen que las ambiciones del imperio requieren que haga lo que anunció que iba a hacer: imponer un nuevo gobierno, estabilizar la ocupación y reestructurar la región.
La respuesta oficial a la resistencia es mostrar el puño de hierro. El 2 de julio, Bush dejó atónito al mundo cuando dijo: "En Irak algunos piensan piensa que la situación les permite atacarnos. Mi respuesta es: ¡que lo hagan!".Un comentarista dijo que fue la primera vez en la historia que un presidente ha desafiado a un enemigo extranjero a atacar a soldados estadounidenses.
Una semana después en Botswana, Bush dio una versión un poco más moderada: "No cabe duda de que tenemos problemas de seguridad en Irak. Tendremos que responder a esta situación persona por persona. Tendremos que mantenernos firmes".
Pero para Estados Unidos el problema es que solo puede contar con su propio ejército de ocupación. No tiene aliados iraquíes confiables, ni tampoco fuerzas armadas o policiales iraquíes leales. No ha podido organizar una fuerza títere de iraquíes para participar en el gobierno del país, y no tiene aliados extranjeros (con la excepción de Inglaterra) dispuestos a ayudarlo a "cargar el peso".
Ni siquiera sabe a ciencia cierta contra quiénes está peleando, o si la resistencia tiene un centro coordinador. Oficialmente los voceros del gobierno dicen que la guerrilla son elementos intransigentes del partido Baath y "terroristas extranjeros". Pero en entrevistas y ante el Congreso, admiten que en realidad no saben mucho.
Como consecuencia, el alto mando militar ha desplegado unidades blindadas y fuerza aérea contra las iniciales fuerzas escurridizas de una guerra de guerrillas. Inició tres "ofensivas" entre el 1° de mayo y el 6 de julio y promete lanzar más.
Grandes convoys de vehículos blindados, apoyados por aviones y helicópteros, realizan redadas en aldeas y pueblos. Tumban puertas, y arrestan y brutalizan a la población al azar.
Esperan "tener suerte"; en particular, esperan que capturar o matar a Saddam Hussein desanimará a la resistencia. "Creo que es importante capturarlo o matarlo", le dijo Paul Bremer, virrey estadounidense en Irak, a la emisora BBC. "No hacerlo permite que los elementos que quedan del gobierno digan en las plazas y aldeas que Saddam regresará, así que no cooperen con la coalición".
En Estados Unidos los medios de comunicación no lo mencionan, pero hay muertes civiles a diario debido a las operaciones militares: muertos en los retenes porque no obedecen órdenes gritadas en inglés, muertos porque piensan que los soldados son saqueadores y van a defenderse, niños muertos por las ametralladoras que acribillan a balazos las aldeas.
Esta es la clásica, brutal y reaccionaria lógica de una fuerza de ocupación: amenazar y brutalizar a la población, lo que atiza la hostilidad popular y la aísla más.
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