Confrontación en Cancún

Protestas de miles contra la OMC y la globalización capitalista

orfeo

Obrero Revolucionario #1213, 21 de septiembre, 2003, posted at rwor.org

"Los gobernantes del país quieren cambiar el rumbo de México. Pues, nosotros también lo queremos cambiar... y nosotros somos más numerosos. Nosotros pertenecemos a nuestras tierras. No pertenecemos a los extranjeros que nos quieren chingar. Aunque nos están atacando, y guerras de baja intensidad que afectan a nuestros pueblos, vamos a resistir".

"Nos quieren saquear todo, pero no los vamos a dejar. Vamos a pelear hasta las últimas consecuencias".

Dos campesinos de Chiapas en la protesta de Cancún

Cancún, Quintana Roo, México: ¡Saludos desde Cancún, el último frente de batalla contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el capitalismo global!

La OMC vino a celebrar la V Conferencia Ministerial, protegida por cercas metálicas y miles de federales mexicanos. Pero por todas partes la han recibido resueltas protestas.

Las autoridades montaron barricadas a las entradas de la zona hotelera, a varios kilómetros del centro de reuniones de la OMC, y ahí han estallado batallas diariamente. El 10 de septiembre, unos 15,000 campesinos y partidarios de todo el mundo celebraron una protesta. En medio de una fiera confrontación con la policía, un agricultor coreano se apuñaló para expresar su rechazo a la OMC.

Existe un fuerte contraste entre la zona turística de Cancún y los barrios donde vive la gente común y corriente (vea el recuadro "Apartheid en Cancún"). En estos barrios hubo protestas, campamentos, foros y veladas culturales en las calles y demás lugares públicos. Un titular del periódico decía: "¡Desbordan protestas!".

Vinieron miles de personas de todo el mundo: campesinos mexicanos y centroamericanos; agricultores de Corea del Sur y otros países; estudiantes; militantes del movimiento contra la globalización de Estados Unidos, Europa, Canadá y Australia; filipinos opuestos al imperialismo; ambientalistas, sindicalistas, anarquistas y revolucionarios de México y Estados Unidos; y más. Los representantes de muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) también expresaron su oposición a la globalización capitalista y la OMC.

Floreció un espíritu de solidaridad a pesar de las diferencias nacionales, culturales y geográficas.

La marcha de campesinos y agricultores

El 10 de septiembre, los campesinos y agricultores se reunieron en la Casa de Cultura, donde montaron campamentos y celebraron foros. Cuando llegamos, la delegación coreana, encabezada por unos tamboristas, marchaba por la zona con banderas multicolores. Constaba de militantes de la Liga Coreana de Agricultores, el Consejo Coreano de Sindicatos, organizaciones de maestros y grupos políticos, con un total de 700,000 miembros.

Una representante vinculó las consecuencias devastadoras de la globalización capitalista con la guerra yanqui contra Irak y las amenazas a Corea del Norte. Me dijo: "Creemos que la OMC, los acuerdos sobre el libre comercio y la militarización son parte del mismo proceso: la globalización. La llamamos la globalización militarizada".

La mayor parte de la protesta eran contingentes de campesinos de Chiapas, Veracruz, Quintana Roo, Oaxaca, Puebla y otros estados mexicanos. Muchos llevaban los paliacates verde brillante de Vía Campesina, uno de los principales grupos organizadores, con las palabras "Globalicemos la lucha. Globalicemos la esperanza".

Un campesino de Chiapas nos dijo que vinieron a protestar porque la OMC amenaza destruir los cultivos agrícolas naturales y las semillas, y aumentar el uso de productos químicos tóxicos. Dijo: "Envenenan la tierra y al pueblo".

Unos manifestantes se vistieron de delfines para protestar contra la captura y uso de estos animales como atracción turística.

Los manifestantes se tomaron la calle y alzaron banderas de todos los colores. Los tamboristas coreanos tocaron y otos cantaron y alzaron el puño. Corearon: "¡Zapata vive vive, la lucha sigue sigue!"

Llegamos a la cerca de tres metros que rodeaba la zona hotelera con enormes vallas publicitarias que decían: "Bienvenidos todos a Cancún". Detrás de las barricadas estaba la policía de motín en filas.

La delegación coreana fue al frente y colgó un estandarte que decía: "NO a la OMC, resistencia a la globalización imperialista". Corearon: "Abajo, abajo la OMC. Abajo, abajo USA".

Los campesinos pidieron permiso para cruzar las barricadas para hacerse oír y la policía respondió que no. A la gente trabajadora de Cancún nunca le permiten pisar las playas. Los manifestantes se indignaron y empezaron a escalar la cerca y a sacudirla. Empujaron una carroza de madera contra la cerca. Le lanzaron pedazos de concreto a la policía. Esta respondió rociando gas lacrimógeno y lanzando de regreso el concreto, e hirió a varios manifestantes.

Los manifestantes lograron tumbar cien metros de la cerca, pero la policía de motín llenó la brecha. Unos peleaban con palos y proyectiles, y la policía con porras. Un periódico informó que 19 policías resultaron heridos.

Varias organizaciones campesinas pidieron retirarse y mucha gente se fue. Pero otros se quedaron. Un campesino de Puebla nos dijo: "Me tocó ver el policía que se le pudo quitar todo lo que tenía... Si nos está pegando, ¿cómo chingados nos vamos a dejar? Así como nos hacen ellos, hay que darles. Si, porque nos garrotean como animales".

La protesta pasó a ser una celebración con aplausos al ritmo de un grupo de mariachis; unos indígenas en ropa tradicional bailaron al ritmo de los tamboristas del Infernal Noise Brigade, en sus uniformes de color de naranja, café y plata. Un delegado coreano habló a un grupo de campesinos mexicanos; tras oír la traducción, corearon: "¡Co-re-a! ¡Co-re-a!".

Los chavos mostraron con orgullo los trofeos de la batalla: escudos y porras que agarraron de la policía. Le preguntamos a un señor dónde consiguió su escudo. Un compañero nos contestó riéndose: "¡Hay una tienda que los vende baratísimo!". Un joven de Cancún nos dijo que mucha gente de la ciudad se sumó a las protestas. Dijo que la vida de los pobres ahí es "una porquería" y que "lo que va a pasar hoy es muy simple... no importa lo que hacen, vamos a entrar. No somos turistas, estamos aquí para pelear".

"Todos somos Lee"

Poco después de que la marcha llegó a las barricadas, un agricultor coreano de 56 años, Lee Kyung Hae, escaló la cerca y se enterró una navaja en el pecho. Tenía una pancarta que decía: "La OMC mata a los agricultores". Los manifestantes lo cargaron al hospital y murió. Sacudidos y tristes por la muerte del "compañero Lee", al día siguiente lo conmemoraron y se comprometieron a seguir luchando.

El 11 de septiembre marcharon de nuevo al lugar donde murió Lee, encabezados por campesinos de Vía Campesina y agricultores coreanos cogidos del brazo. Llevaron flores para hacer una ofrenda y corearon "Todos somos Lee". Se forjaron fuertes lazos entre los agricultores de los dos países en el curso de la lucha. Miles de personas fueron a un velorio en el campamento.

La delegación coreana le echó la culpa de la muerte de Lee a la OMC y el capital global. Debido a las decisiones de la OMC, las corporaciones transnacionales han inundado el mercado coreano con arroz barato. Esto ha arruinado a los agricultores dedicados al cultivo de arroz. En una rueda de prensa, la delegación coreana prometió seguir protestando contra la OMC, y exigió que la cumbre se suspendiera y que la delegación surcoreana se retirara.

Otras acciones

Esa no fue la única protesta. El 9 de septiembre, 1500 personas participaron en un día de acción global contra la OMC frente a la cerca. Entre ellas estaban estudiantes mexicanos que llegaron en una caravana de ciudad de México y jóvenes de muchos países. Un grupo de maoístas mexicanos inspirados por el Movimiento Revolucionario Internacionalista coreó: "¡Viva la guerra popular de Nepal! ¡Viva la guerra popular de Perú!". Un chavo maoísta escaló una fuente y ondeó una bandera roja con la hoz y el un martillo. Otro chavo me dijo: "En este mundo la revolución es la única solución. No hay otro camino. No hay paz. Las masas tienen que conquistar el poder. Sin el poder todo es ilusión".

El 11 de septiembre, miles de chavos se tomaron las calles tras una velada cultural en el parque Palapas del centro. El restaurante Pizza Hut resultaron perdió unas ventanas. Integrantes de la organización Health Gap se vincularon con cinta adhesiva roja y condenaron las medidas de la OMC que impiden que millones de los países pobres reciban medicinas necesarias para graves enfermedades. Corearon: "¡Medicinas para todas las naciones!". Se celebraron otras protestas en la zona hotelera el 12 de septiembre.

Contra la globalización y la guerra

El 13 de septiembre, 10,000 personas se tomaron las calles para condenar la globalización y la guerra: sindicalistas, representantes de grupos no gubernamentales, chavos y estudiantes mexicanos e "internacionales". Unos chavos tenían un estandarte de un puño aplastando una bandera estadounidense. Bautizaron el parque a la entrada de la zona hotelera "plaza Lee", en memoria de Lee Kyung Hae.

Participó un contingente de No en Nuestro Nombre (NION) de la costa del oeste de Estados Unidos. Me dijeron que vinieron a Cancún para solidarizarse con la lucha contra la OMC y la globalización, y para divulgar la resistencia contra las guerras de agresión de Estados Unidos.

Un "internacional" de San Francisco me relató que el 12 de septiembre un grupo de 100 manifestantes bloqueó la calle de la zona hotelera cerca del centro de reuniones.

En cierto momento un contingente de mujeres corrió a la cabeza de la marcha y, con la colaboración de otros manifestantes, hizo añicos la cerca con martillos, barras, cortadores y manos. Siempre que tumbaban una parte de la cerca, la policía la reemplazaba con barricadas de tráfico. Pero siguieron tumbándola.

Luego, ataron cuerdas a la cerca y formaron filas para jalarlas. Cuando tumbaron una sección, aplaudieron, corearon y tocaron tambores. Los chavos se la llevaron. Muchos chavos llegaron listos para la batalla, con máscaras, ropa acolchada; carritos llenos de piedras, ladrillos y palos; e incluso una palma como ariete.

A fin de cuentas tumbaron toda una sección de la cerca y se sentaron en la calle. Quemaron una efigie de la OMC y una bandera estadounidense.

La lucha continúa

El sistema capitalista es la fuente de miseria, pobreza, ruina y muerte para miles de millones de seres humanos por todo el mundo. Y los capitalistas de la OMC fueron a Cancún para trazar planes para explotar a los pueblos y los recursos del planeta todavía más.

Han apretado el control imperialista de la agricultura en los países pobres; quieren "privatizar" los servicios de salud, el agua, la educación y el transporte para que obtengan ganancias las corporaciones transnacionales; y tienen un nuevo plan de inversiones y aprovisionamiento gubernamental para apoderarse de la industria también.

Varias contradicciones en el seno de la OMC que surgieron ponen en peligro la posibilidad de un acuerdo. De todos modos la OMC quedó condenada ante los pueblos del mundo.

Desde 1999 la OMC se ha esforzado por superar la derrota que sufrió en la "batalla de Seattle", cuando tuvo que suspender la cumbre por las enormes protestas. En Cancún, una vez más ha sido el blanco de protestas populares que han denunciado y condenado todo el sistema y han forjado una nueva unidad de gente de muchos países. La lucha contra la OMC, la globalización capitalista y la guerra imperialista continuará.

Ha sido un honor especial colaborar en la preparación de este artículo con los compañeros de México, San Francisco, Seattle y Los Ángeles. ¡Les agradezco a Zara, Luciente, Nikolai y a todos los NIONistas!

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Apartheid en Cancún

Por todo el mundo Cancún se conoce como un paraíso turístico donde va gente de los países ricos para tomar el sol, nadar con los delfines y festejar. Pero hay otra realidad muy distinta para las 750,000 personas que viven ahí.

Su ciudad está aislada de la zona hotelera donde se reunió la OMC, y no solo por la geografía. Como señalaron los activistas del Comité Bienvenidos a Cancún (que organizó las protestas y foros), en Cancún se ven patentemente las desigualdades, corrupción y pobreza que ha llevado la globalización capitalista: una vida de abundancia para un puñado, y de trabajo moledor y pobreza para la mayoría.

Las autoridades han dicho sin pelos en la lengua que la zona hotelera es para los turistas. Los habitantes de Cancún solo pueden entrar para trabajar. De no ser así, la policía los hostiga. De ninguna manera pueden pisar las hermosas playas.

Los grandes hoteles y negocios los empezaron a construir hace 30 años para aprovechar la belleza física y sacar lujosas ganancias. Los pobres de Quintana Roo y otros estados llegaron en busca de trabajo, pero no hicieron nada para acomodarlos. Viven lejos de la zona hotelera en colonias destartaladas.

Muchos viven en extrema pobreza. Hace poco la revista Nation informó que unos 40,000 indígenas mayas ni siquiera pueden pagar un departamento: viven en pequeñas palapas.

El Comité Bienvenidos a Cancún informa que hay pocos servicios básicos, como agua potable, alcantarillado y basura, en los barrios pobres. El agua está contaminada y hay que comprar agua potable, pero un litro de agua potable cuesta más que la misma cantidad de gasolina.


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