¡Hacia la finalización del
Programa del PCR!
En estos tiempos histórico-mundiales necesitamos
respuestas histórico-mundiales, ultura:
Obrero Revolucionario #1213, 21 de septiembre, 2003, posted at rwor.org
A continuación publicamos un intercambio de opiniones entre Gary Grant, el Presidente de la Asociación de Granjeros y Agricultores Negros (BFAA), y un equipo de trabajo del Borrador del Programa del PCR sobre la posición del Programa acerca de la agricultura en la nueva sociedad y cómo atender las necesidades de los granjeros negros. Este diálogo es parte de la discusión pública del Borrador del Programa que se está llevando a cabo actualmente; los comentarios de Gary Grant salieron en el website 2changetheworld.com y le agradecemos el permiso de publicarlos aquí.
En este número publicamos los comentarios de Gary Grant y la primera parte de una respuesta del equipo de trabajo, que elabora los siguientes temas del Borrador del Programa : ¿cómo se entiende la nacionalización de la tierra?; ¿cuál es la naturaleza y las limitaciones de la agricultura privada?; y ¿cuáles son las posibilidades de organizar la agricultura de otra forma? La segunda parte de la respuesta saldrá en el próximo número; abordará más por qué la propiedad social de la tierra es necesaria para la construcción de un nuevo sistema económico y social, y cómo el socialismo atenderá las necesidades y las justas demandas de los granjeros negros.
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Hace unos meses usted hizo varios comentarios sobre la posición del Borrador del Programa del Partido Comunista Revolucionario acerca de la agricultura. Se los agradecemos mucho, y el equipo de trabajo que escribió esa parte del Programa los ha estudiado. Esperamos que nuestra respuesta responda a sus inquietudes y que abra las posibilidades de más diálogo.
Usted plantea varios puntos importantes, pero consideramos que dos de ellos son especialmente pertinentes a la discusión y debate sobre el Borrador del Programa . Primero, discrepa con nuestro punto de vista sobre la nacionalización: "Pero no entiendo por qué ustedes presentan la nacionalización de la tierra como el eje del plan de revolucionar la agricultura en el socialismo. ¿Debemos buscar la solución en lo que produce el agricultor o, como yo sostengo, en la distribución de ese producto?". Y agrega: "¿Por qué no nacionalizamos el mercado? ¿Por qué no podemos conservar la propiedad privada de nuestra tierra y socializar la distribución del producto por el bien de la sociedad?".
El segundo asunto tiene que ver con el derecho histórico de los negros a la tierra. Le preocupa que el granjero negro, que ha sufrido el despojo sistemático de sus tierras y otros recursos, sea dueño de tierra y mantenga su propiedad de la tierra en el nuevo sistema: "...dado el robo de nuestras tierras que sigue hasta la fecha, no se nos antoja cambiar un `amo' por otro, ya sea capitalista, socialista o comunista".
Al responder a sus comentarios, queremos centrarnos en por qué el partido hace hincapié en la nacionalización (propiedad socializada) de la tierra, y en cómo la nueva sociedad atenderá las necesidades y respetará las justas demandas de los granjeros negros y de otras nacionalidades oprimidas, quienes por generaciones han luchado por conseguir y defender la tierra.
La nacionalización de la tierra ha sido muy debatida, en algunas respuestas al Borrador del Programa , y por eso nos gustaría abordar esta cuestión más a fondo.
Cuando decimos que se nacionalizará la tierra, eso implica que toda la tierra, y no solo la tierra cultivable, pasará a ser propiedad social/pública. La revolución socialista transformará en propiedad social las tierras de individuos, corporaciones e instituciones, y pondrá fin a la compraventa de la tierra, la tierra como inversión o bien especulativo y el derecho de los dueños de la tierra a cobrar renta.
En el socialismo, la nacionalización de la tierra implica esencialmente ponerla a la disposición colectiva de la sociedad como un recurso colectivo que se utiliza para el beneficio colectivo.
Si echamos un vistazo a la sociedad estadounidense hoy, vemos que el paisaje (las fábricas y los campos; las ciudades, zonas suburbanas y rurales; los centros comerciales, parques, caminos y carreteras) se reparte y se degrada según los principios capitalistas de la ganancia al mando. No existe planificación de la sociedad; las autoridades no se preocupan por el ambiente ni el futuro, pues la división de la tierra en parcelas de propiedad privada administradas individualmente es un obstáculo a todo eso.
La sociedad socialista funcionará de otra manera. La nacionalización de la tierra permitirá implantar medidas coherentes y sustentables de uso, desarrollo, protección y rescate de la tierra. La tierra cultivable se administrará a nivel de la sociedad como parte de un sistema de agricultura que proteja el ambiente. La sociedad será el guardián de la tierra y la conservará, y mejorará el suelo para las futuras generaciones. Esto se hará en el marco de un gran proyecto social de dirigir conscientemente el desarrollo económico.
Todo eso requiere un sistema de propiedad y planificación social. En la etapa socialista de la revolución, que es la transición al comunismo, la propiedad social de la tierra y otros grandes medios de producción se concretiza como propiedad estatal. En el comunismo, se concretiza como propiedad de todo el pueblo, de la sociedad comunista sin la existencia del estado.
La revolución socialista se propone socializar los grandes medios de producción, entre ellos la tierra. Pero al implantar la socialización de la propiedad, la revolución distingue entre las corporaciones y grandes explotadores, por un lado, y los dueños de pequeña escala, por el otro. El estado socialista expropiará más o menos de inmediato y sin compensación los bienes de los grandes capitalistas y las corporaciones. En el caso de los dueños de pequeña escala, el proceso será más paulatino y recibirán compensación del estado.
¿Qué tipo de estado implantará estas y otras medidas? El poder del estado al cual nos referimos será cualitativamente distinto de todos los estados anteriores. No defenderá los intereses de una minoría de explotadores ni dominará ni reprimirá al pueblo; no será un "nuevo amo", como usted teme.
El nuevo estado proletario concentra y representa los intereses revolucionarios del proletariado y sus aliados, y se dedica a la meta de eliminar la explotación, abolir las clases y las distinciones de clase, eliminar la desigualdad entre nacionalidades y entre el hombre y la mujer, y acabar con toda forma de opresión.
En el socialismo no se emplearán los recursos económicos para aumentar las ganancias de una pequeña clase de explotadores sino para atender las necesidades e intereses fundamentales de las masas. La propiedad y planificación del estado socialista se distinguen por el hecho de que las metas políticas y sociales se orientan al crecimiento y desarrollo económico, y una tarea central de la nueva sociedad y economía es eliminar el legado de opresión de los negros y otras nacionalidades oprimidas.
De igual modo, los métodos del nuevo estado proletario lo distinguen del estado burgués. El nuevo estado se apoya en la actividad consciente del pueblo, y potencia la energía y conocimientos de los explotados y oprimidos en la vieja sociedad para dar a luz un mundo nuevo. Ayuda a crear las condiciones que permitan a las masas asumir más y más conscientemente la responsabilidad de dirigir la sociedad. Fomenta amplio debate y discusión de los propósitos del desarrollo económico, así como las metas políticas y sociales de la revolución. La nueva sociedad se organiza de acuerdo a principios socialistas de cooperación y moviliza y motiva a las masas a "servir al pueblo", y no de acuerdo a intereses estrechos y egoístas.
Ciertamente este tipo de estado y sistema de instituciones político-sociales no se logrará automáticamente. Habrá lucha en todos los niveles de la sociedad, especialmente en los altos niveles del mismo estado socialista, acerca de esta amplia visión de la emancipación y las medidas concretas para alcanzarla. De igual modo, habrá lucha en todos los niveles de la sociedad sobre la cuestión de continuar la revolución o arrastrar la sociedad de nuevo a los viejos moldes. Para librar esta lucha hasta el final en aras de los intereses de las amplias masas se necesitan un estado de nuevo tipo y una dirección de vanguardia visionaria (y nuestro partido se compromete a cumplir ese papel).
Usted pregunta por qué la nacionalización (y propiedad social) de la tierra es un principio central del nuevo sistema económico y social. Para nosotros hay tres razones básicas:
1) La nacionalización de la tierra es esencial como una medida política del proletariado para consolidar su gobierno de clase.Asesta un golpe decisivo al poder económico de los capitalistas dueños de grandes extensiones de tierra, los bancos y otras instituciones que controlan la tierra a través de hipotecas y préstamos. El control de los grandes medios de producción es la base del poder económico de la burguesía que le permite explotar a millones de personas. La revolución socialista tiene que acabar la explotación y romper el dominio de la economía por la vieja clase explotadora. Tiene que arrebatarle a la vieja clase de dueños los medios de producción, y para hacerlo es necesario convertirlos en propiedad social/pública bajo la dirección del nuevo estado proletario.
2) La propiedad social de la tierra es una condición económica esencial para el desarrollo de un sistema de agricultura socializado, equilibrado y sustentable al servicio del desarrollo de una economía liberadora. El proletariado se propone establecer un sistema económico y social que permita la movilización de los recursos de la sociedad y el talento, creatividad y conocimiento de la gente para atender las necesidades sociales y superar las terribles cicatrices, desigualdades e injusticias de la sociedad de clases. La nueva economía socialista creará un sistema de agricultura que conserve las fuentes de recursos y produzca alimentación abundante, sana y nutritiva.
Nuestro Borrador del Programa propone una sociedad en que la agricultura y la industria se vinculen de otra forma, en que la población viva y trabaje más cerca de las tierras donde se producen los alimentos y se turne entre varios trabajos y actividades (en las zonas urbanas y rurales) y donde, en lugar de ganancias, "inversiones lucrativas" y "soluciones tecnológicas" fáciles, a la sociedad la guíen una preocupación por las consecuencias ecológicas inmediatas y a largo plazo de la actividad económica y social y una apreciación de la naturaleza.
3) La propiedad social de la tierra es la base necesaria para la unidad del proletariado y sus aliados granjeros (los que explotan poca o ninguna mano de obra) y para que el proletariado los dirija . Se motivará a los granjeros a participar en el nuevo sistema de agricultura, y el socialismo les dará seguridad económica: primero, cancelará las deudas e hipotecas, y les garantizará un ingreso estable y digno. Muchos recibirán parcelas de tierra nacionalizada para cultivar; es decir, asumirán la responsabilidad de cultivarlas al servicio de la sociedad.
La revolución estimulará los conocimientos y energía de los granjeros en la nueva economía socialista que venimos esbozando. Procurará socializar las condiciones de trabajo y vida de los granjeros, romper su aislamiento y vincularlos más con otros granjeros, trabajadores del campo, personal industrial/servicio, personal científico, la juventud y otros sectores de la sociedad.
Esta visión de la nueva sociedad es imposible con la propiedad privada de la tierra. Solo la propiedad y el control social de la tierra y de los grandes medios de producción necesarios para cultivarla permitirán el desarrollo planificado, multifacético e igualitario.
Usted y otros que han comentado sobre el Borrador del Programa han preguntado: ¿por qué no expropiar solo la propiedad de los capitalistas monopolistas y conservar la propiedad privada de los pequeños agricultores y agricultores independientes?
Vemos dos aspectos del problema: la cuestión de la pequeña granja de una sola familia, como existe hoy, y el potencial de lograr algo diferente y mejor.
La granja que es propiedad de una familia (o arrendada) funciona como parte de la red del sistema económico capitalista. Produce para el mercado, depende de él para recibir insumos y procura potenciar los ingresos en el marco de la competencia capitalista y las relaciones del mercado. La pequeña granja (o incluso grande) de una familia no es igual a las corporaciones y la agroindustria de los grandes capitalistas; sin embargo, le toca funcionar de acuerdo a las leyes y principios de la economía capitalista. Y como la economía estadounidense es dominada por el capital monopolista, esas granjas --que dependen de la agroindustria para recibir insumos y ventas-- tienen una existencia muy precaria.
Los ingresos de la mayoría de las pequeñas granjas del país provienen de actividades fuera de la granja. Además, la tercera parte de las ventas se hacen a grandes corporaciones a precio fijo, lo cual significa que muchos granjeros, como por ejemplo los avicultores, tienen una posición socioeconómica entre granjero y trabajador asalariado. Más y más granjeros pequeños se especializan en cultivos de "nicho" lucrativos. Muchos granjeros pequeños y medianos cubren sus gastos a duras penas, y muchos van a la quiebra.
La pequeña granja de una familia está a la merced de las vicisitudes de la naturaleza y el mercado. Como consecuencia, el granjero tiende a sacrificar la planificación a largo plazo por mantener la solvencia, aunque luche cuesta arriba para trabajar de acuerdo a un plan que abarque varias cosechas a fin de conservar la fertilidad del suelo.
Al formular las medidas del Borrador del Programa , procuramos hacer un análisis completo de la situación de la granja familiar.
Reconocemos que la pequeña granja tiene ciertas ventajas, como la fuerte motivación del dueño; su conocimiento profundo de la tierra y los animales, que lleva a emplear alternativas tecnológicas y adaptaciones acordes con las condiciones locales y a sembrar diversos cultivos que, a diferencia de los monocultivos de la agroindustria, fomentan agricultura sustentable. Pero si evaluamos todo el panorama, llegamos a la conclusión de que la pequeña granja deja mucho que desear. ¿Por qué?
Por una parte, la pequeña propiedad y la propiedad privada en general no concuerdan con la planificación social que se necesita en un sistema agrícola racional y de veras sustentable. En el socialismo la agricultura sustentable debe fijar prioridades de producción y coordinar diversos niveles y unidades de la economía. Debe tomar en cuenta la ecología de las combinaciones de cultivos y manejar el riego y la lucha contra insectos y plagas a escala local, regional y a mayor escala, para lo cual se necesita planificación integrada. Debe lograr un equilibrio entre el desarrollo urbano y rural, lo cual requiere un proceso de tomar decisiones y asignar recursos a nivel de la sociedad.
Esos son rasgos indispensables de un sistema agrícola en que haya justicia social, productividad económica y racionalidad ecológica. No es posible lograr este tipo de planificación y administración si la tierra se reparte en unidades privadas y cada cual toma decisiones por su cuenta porque no se pueden fijar metas de producción ni coordinar e integrar adecuadamente los esfuerzos al nivel social indicado. Tampoco se puede fomentar el espíritu y compromiso social necesario para encaminar la sociedad hacia un nuevo rumbo. La propiedad privada es un gran obstáculo. Fomenta el punto de vista de "cada cual por su cuenta", es decir, que cada unidad y esfera ponga sus intereses individuales por encima de los demás.
Nosotros abordamos la cuestión de la propiedad privada en la agricultura (de pequeña o gran escala) desde la perspectiva del potencial de lograr algo mejor. A nuestro juicio, es posible organizar las cosas de una forma mucho más social y cooperativa.
En este país, todo granjero o ranchero, por solitario e "independiente" que sea, está ligado a la red de producción y actividad social y depende de ella. Necesita semillas, fertilizantes, riego, tractores y otros bienes; transporte, sistemas de comunicaciones e infraestructura; investigación y conocimientos científicos y sociales. Todas esas cosas son productos sociales, es decir, los producen las actividades integradas de trabajadores de muchos sectores de la economía (y de muchas partes del mundo).
Consideramos que el carácter altamente desarrollado e interdependiente de la producción agrícola del país crea la base material para planificar, producir y cooperar en una amplia escala social. Usted menciona un ejemplo muy ilustrativo. Dice que los granjeros tienen su propia experiencia de lidiar con las vicisitudes de la naturaleza y que unos salen mejor que otros. Un sistema de propiedad social los alentaría a compartir sus conocimientos, a aprender unos de otros y a ayudarse mutuamente. No vivirían aislados de los demás como ahora.
Precisamente porque los granjeros pequeños tienen vínculos muy estrechos con la tierra, consideramos que pueden elevar su conciencia y verse no como dueños sino como guardianes de la tierra de la sociedad.En realidad, uno de los motivos de elaborar el Borrador del Programa y circularlo a los granjeros y otros sectores del pueblo es fomentar este espíritu, y estimular discusión y debate sobre estos temas. A medida que la lucha revolucionaria cobre fuerza y se desenvuelvan más formas colectivas de resistencia, consideramos que se creará una mejor base para llevar a sectores de granjeros pequeños a adoptar este punto de vista.
Hemos recalcado que la pequeña granja privada no utiliza óptimamente el potencial humano y tecnológico, pero eso no implica que en el socialismo la producción y administración agrícola se hace únicamente a través de grandes unidades. Más bien planteamos una agricultura mixta y diversificada.
La economía socialista puede aprovechar el cultivo de grandes extensiones de tierra y operaciones a gran escala para obtener mayor rendimiento, aunque es muy distinto al modelo de la agroindustria y los monocultivos comercializados, que son muy dañinos para el ambiente y la salud. Por otro lado, las granjas pequeñas y medianas también son elementos vitales del sistema alimenticio y de la agricultura socialista.
Las unidades de producción y administración de pequeña y mediana escala se adecuarán más a ciertas circunstancias, debido a las condiciones regionales o las características de los cultivos. La nueva economía socialista también fomentará los policultivos [combinaciones complementarias de cultivos, árboles y animales - Red.] de pequeña y mediana escala, y fomentará el diseño y producción de maquinaria apropiada para ese tipo de agricultura.
Las granjas pequeñas y medianas también serán lo más indicado en ciertos casos debido a factores históricos y sociales, como por ejemplo la necesidad de respetar los derechos de los granjeros negros, chicanos, amerindios y de otras nacionalidades oprimidas y facilitar la siembra de cultivos tradicionales, etc.
Además, la organización a pequeña y mediana escala será importante en otros sectores de la nueva economía socialista y le dará cierta flexibilidad y adaptabilidad.
Nuestro Borrador del Programa recalca que la economía socialista necesita tanto control y coordinación a nivel de toda la sociedad como iniciativa y responsabilidad descentralizada. Este principio político y práctico es un rasgo esencial de la economía maoísta.
Continuará.
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