Obrero Revolucionario #1219, 16 de noviembre, 2003, posted at rwor.org
Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
6 de octubre de 2003. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.Hace poco, el gobierno israelí aprobó la construcción de 600 unidades habitacionales adicionales en asentamientos israelíes existentes en territorio palestino y reafirmó que iba a seguir construyendo un alto muro que penetre profundamente en lo que se supone será territorio palestino en Cisjordania.
Construyen los asentamientos en cerros estratégicos y se apoderan del agua. Para tener los asentamientos al "lado israelí" de lo que el gobierno sionista llama la "cerca de seguridad", unos segmentos del muro penetrarán profundamente en el territorio donde viven los palestinos. En los últimos diez años, se duplicó la cantidad de colonos a 230,000, con un crecimiento anual de 10,000 al año en los últimos tres años. A esos colonos el gobierno les paga $10,000 al año más que a otros habitantes judíos (con fondos de Estados Unidos).
Construyen los macizos muros, con altas cercas de concreto, alambre de púas, electrificación y torres de vigilancia, por toda Cisjordania y así imponen fronteras nuevas. Rebanan los suburbios árabes de Jerusalén. Separan aldeas del resto de Cisjordania. Para no perder sus cultivos, los campesinos palestinos, aislados de sus tierras, han tenido que trasladar a sus familias a dormir en tiendas cerca de sus parcelas. Para ir a la escuela y regresar a casa, sus hijos tienen que hacer cola por horas en los retenes. La ciudad de Qalqilya está rodeada por el muro porque tiene la mala suerte de estar ubicada cerca de la estratégica Carretera Trans-Israel. Un laberinto de "caminos de circunvalación" para los colonos, cerrados a la mayoría de los palestinos, separa ciudades, aldeas y pueblos los unos de los otros. Los retenes del ejército, los muros de concreto y los kilométricos escombros de las niveladoras bloquean el paso en todas partes.
"Hemos vivido en una cárcel abierta y ahora se cerrarán las rejas", dijo un maestro de 43 años de edad de una aldea palestina. Antes vivía a cinco minutos en carro de la escuela; ahora tiene que caminar 45 minutos. Se refiere al muro como "una barrera de muerte" porque separa los olivares que mantienen a muchas familias. Se le llama el "Muro de Berlín". Un obrero de construcción que trabaja en la zona árabe de Jerusalén oriental se levanta a las 3:30 horas en Yatta, Cisjordania. Toma varios caminos secundarios, cruza cerros a pie para evitar los retenes, toma un taxi en cada camino. En total, camina 8 km y usa seis taxis. Después de restar sus gastos de ida y venida, apenas le queda para dar de comer a la familia.
Las obras de demolición israelíes compaginan con las obras de construcción. Un joven observaba mientras soldados israelíes nivelaron el puesto de su tío a la orilla del camino en que vendía plantas sin permiso. Solicitó varias veces el permiso, pero los israelíes siempre se lo negaron. Está en la mira de los niveladoras israelíes una casa que construyó una pareja palestina y que está dedicada a la memoria de Rachel Corrie, una judía estadounidense de 23 años de edad que fue a apoyar a lospalestinos, y a Nuha Swaidan, una palestina embarazada. Las dos mujeres, y la hija que estaba en los brazos de Swaidan, murieron durante demoliciones israelíes en Gaza. La casa, construida sin permiso (con múltiples rechazos de la solicitud), se ha convertido en el eje de una batalla política y símbolo de resistencia contra el ejército israelí. Hace poco, los padres de Rachel Corrie hicieron una visita de apoyo.
Un visitante a Cisjordania se sorprendió ante los cambios de los últimos tres años. Dijo que durante su visita anterior había un aire de esperanza y normalidad, pero que ahora la situación es un infierno en vida para el pueblo. El 50% de la población masculina no tiene empleo. Conscientes de los planes de construcción del muro y de los asentamientos, muchos palestinos temen lo que traerá el futuro.
La decisión de levantar los nuevos asentamientos y el muro es un acto flagrante de sabotaje contra la "hoja de ruta de paz", por la cual Israel aceptó dejar de ampliar y con el tiempo tumbar los asentamientos. Aunque Bush ha sido el patrocinador principal de la "hoja de ruta", respondió con una minúscula amenaza: restar el relativamente pequeño costo de la construcción del muro y de las casas al paquete de ayuda de muchos miles de millones de dólares a Israel. Muchos comentaristas dicen que la "hoja de ruta" ha muerto. Ya sea que el gobierno estadounidense le ordene a Sharon que lo resucite o no, el muro dejará pedacitos de territorio no colindantes que no serán suficientes para formar un estado palestino viable. Israel sigue una estrategia deliberada de extinguir la existencia nacional palestina.
Cuando Israel amenazó con asesinar o secuestrar al presidente palestino Yasir Arafat a fin de reemplazarlo con un "interlocutor confiable" (o sea, un lacayo), de nuevo se puso al desnudo la colaboración mutua entre Israel y Estados Unidos: el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que advertía a Israel que tal medida sería ilegal, y Estados Unidos la vetó.
"Cuando nos quitan la tierra, matan a nuestros hijos, niega comida a nuestras familias, demuelen nuestras casas y nos niegan toda libertad de movimiento, ¿qué esperan que hagamos?", dijo un palestino de 52 años de edad quien recién volvió de Kuwait, donde había trabajado y ahorrado dinero por 20 años, en plan de cultivar un olivar que por mala suerte está cerca de un camino de circunvalación. "Escribiré en mi diario todo lo que han hecho, todo lo que hemos sufrido, para que mis hijos y mis nietos puedan leerlo. Jamás nos rendiremos. Escríbalo. Jamás nos rendiremos".