Operación Martillo de hierro
Obrero Revolucionario #1222, 14 de diciembre, 2003, posted at rwor.org
"Desde mayo, cuando anunciaron el fin del combate, la guerrilla ha realizado 2,227 ataques en la zona del `Triángulo sunita'. En el resto del país, ha realizado 1,416 ataques, principalmente contra las fuerzas de ocupación".
Boston Globe, 29 de noviembre
Al comienzo de noviembre, las fuerzas de resistencia iraquíes derribaron dos helicópteros militares estadounidenses con misiles lanzados desde el hombro.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, regañó a los militares y a los demás que piensan que la ocupación está en peligro: "Retorcerse y repetir `Qué cosa tan horrible' es una ridiculez. La situación no me parece totalmente horrible. Hay aspectos muy positivos".
Pero día tras día la situación ha ido de mal en peor. Los ataques sorpresa aumentaron y son mejor organizados.
Noviembre fue el mes de más bajas para Estados Unidos y sus aliados. Desde marzo de 2003 han muerto 437 soldados yanquis, 81 de ellos en noviembre. Durante la invasión en abril, murieron 73.
El Pentágono informó a fines de noviembre que unos 10,000 soldados han muerto, han sufrido heridas en el combate o en accidentes, o se han enfermado lo suficiente para evacuarlos. Además, el porcentaje de heridos graves y de amputaciones es tan alto que los están devolviendo a Estados Unidos en la oscuridad de la noche para evitar que los vean.
Al desvanecerse el mito de "la bienvenida a los libertadores" y aumentar las bajas a manos de la resistencia, la moral de las fuerzas de ocupación se ha desplomado. Muchos soldados (y familiares) preguntan por qué todavía están en Irak y para qué están peleando. Está aumentando la cantidad de heridas autoinfligidas y el 10% de las muertes fuera del combate son suicidios.
A comienzos de diciembre Le Canard Enchaine,un semanario francés, informó que, según los servicios de espionaje franceses, más de 1,700 soldados yanquis han desertado; muchos de ellos no regresaron a Irak tras un permiso en Estados Unidos.
"Existe la posibilidad de una derrota".
Informe de la CIA, noviembre de 2003
A mediados de noviembre, las fuerzas de ocupación sufrían unos 50 ataques al día y los soldados sabían que los podían atacar siempre que salían de una base. Murieron 19 policías italianos en uno de los mayores ataques de la guerra.
Un informe de la CIA que contradice las declaraciones del Pentágono de que la resistencia es un grupo aislado de "partidarios de Saddam y de terroristas extranjeros" se filtró a los medios. Lo escribió el jefe de la oficina de la CIA en Bagdad y lo endosó L. Paul Bremer, el virrey yanqui en Irak.
Dice que la resistencia iraquí es "amplia, fuerte y cada vez mayor", y que la conforma gente de muchos sectores y de docenas de grupos (y no solo "partidarios de Saddam"). Calcula que hay 50,000 combatientes y que está creciendo la red de simpatizantes.
El gobierno estadounidense cambió de estrategia:
Primero, anunció que acelerará el ritmo de la "transferencia de poder" a las fuerzas políticas iraquíes, pero que no permitirá que se realicen elecciones (porque teme la elección de un gobierno opuesto a la ocupación).
Segundo, anunció que acelerará el ritmo de la creación de una fuerza armada iraquí pro yanqui para reemplazar a los soldados estadounidenses.
Y tercero, anunció una nueva y devastadora ofensiva militar contra la insurgencia de inmediato: la Operación Martillo de hierro.
"Esta es una guerra. Vamos a aplastar la nuez con un mazo. No vamos a librar la guerra con una mano atada en la espalda, sino con toda la fuerza necesaria para ganar".
General Charles Swannack Jr., comandante, División Aerotransportada 82, 18 de noviembre
"Ganaremos porque nos mantendremos a la ofensiva".
George Bush, declaración a las tropas el Día de Acción de Gracias
En la segunda mitad de noviembre, las fuerzas yanquis iniciaron una nueva ofensiva en Irak. Cinco brigadas del ejército con más de 25,000 soldados realizaron operaciones en Bagdad y al norte de la ciudad, o sea, en las ciudades de Fallujah, Samarra, Baqobah, Thuluya y Balad.
Invadieron barrios con tanques y abrieron fuego en respuesta a todo acto de resistencia. Soltaron bombas y lanzaron misiles "de precisión" en zonas urbanas, y atacaron muchas aldeas con helicópteros. Fue una forma de castigo colectivo cuyo propósito era sembrar miedo.
Las fuerzas yanquis rodearon aldeas, obligaron a los aldeanos a echarse al suelo a punta de fusil y arrestaron a grandes cantidades de hombres. El Pentágono dijo que nada más del 16 al 23 de noviembre llevaron a cabo 12,000 patrullas y 230 redadas, y arrestaron a 1,200 "sospechosos". Además, bombardearon almacenes y fábricas al azar.
Destruyeron casas desde lejos con misiles guiados por satélite y con tanques y fuerzas terrestres. El 18 de noviembre el general Swannack describió el arresto de los hombres de seis familias en Mahmudiy: "Los encontramos y los arrestamos, sacamos a todos los familiares de la casa y la destruimos".
Atacaron la aldea de Baqubah el 19 de noviembre con bombas de 500 libras, helicópteros Apache y artillería.
Invadieron tres barrios de Bagdad. Los tanques y vehículos blindados rodearon zonas residenciales enteras y los helicópteros abrieron fuego contra los carros que huían. Luego soldados yanquis y colaboradores iraquíes entraron a la fuerza a centenares de casas y arrestaron a más de 500 hombres. Los ataques aéreos sacudieron toda la ciudad.
Unos mil soldados invadieron Hawija. Arrestaron a docenas de aldeanos y tumbaron casas con aplanadoras blindadas, la misma táctica que utilizan las fuerzas israelíes contra los palestinos.
La ofensiva tiene el claro propósito de sembrar terror. Cuando le preguntaron al coronel Mark Young por qué atacaron Baqubah, respondió: "Para mostrarles una vez más que tenemos un gran arsenal y que estamos dispuestos a usarlo".
Cuando le preguntaron al general Dempsey si la Operación Martillo de hierro ganaría apoyo de la población de Bagdad, respondió: "No soy candidato a la alcaldía. No me interesa convencerle de que tengo apoyo popular cada vez que abrimos fuego con un helicóptero Apache".
"Nos atacaron y los matamos. Les dimos una lección".
General Peter Pace, vicepresidente del Estado Mayor de las FFAA, hablando de Samarra
"¿Les gustaba a los franceses la ocupación nazi? Esto es igual".
Ismail Mahmoud Mohammed, jefe de policía de Samarra (nombrado por las fuerzas de ocupación), Financial Times,1§ de diciembre
"Dame un fusil y yo también seré combatiente".
Majid Fadel al-Samarai, trabajador de la sala de emergencia de Samarra tras el ataque yanqui
"Los iraquíes incluso nos tiraron piedras. No entiendo por qué uno le tira piedras a un tanque en medio de un tiroteo".
"Líder de combate" yanqui anónimo en Samarra
Los medios no informaron mucho sobre los ataques mencionados arriba. Pero al final de noviembre, el ejército anunció a bombo y platillo que peleó con partidarios de Saddam en Samarra, que mató a 54, hirió a 22 y capturó a 11, y que muy pocos escaparon. Dijo que las fuerzas yanquis solo sufrieron siete heridos.
Es la primera vez que el Pentágono ha anunciado una "victoria" en Irak con un "saldo de muertes", algo que hizo a diario durante la guerra de Vietnam. No cabe duda del porqué: dar a conocer que está a la ofensiva.
Pero mintieron, y en un dos por tres el cuento se fue a pique. El ejército lo inventó.
Se descubrió que el ejército tenía un solo prisionero, que muy probablemente no era combatiente, y que los hospitales solo recibieron ocho muertos, todos ellos civiles. No encontraron el cadáver de ningún combatiente.
Salieron entrevistas a los vecinos de Samarra. El "experto militar" David Hackworth publicó un informe de un oficial anónimo que contradijo el del Pentágono. Surgió una versión totalmente distinta.
El servicio noticioso Associated Press lo resumió así: "No se pueden conciliar las dos versiones".
Se supo que hace seis meses las fuerzas yanquis abrieron fuego contra una boda en Samarra y que a comienzos de noviembre bombardearon la ciudad.
El 1§ de diciembre dos columnas de soldados y policías, con seis tanques y cuatro vehículos blindados, invadieron la ciudad para entregar dinero a las autoridades municipales en la alcaldía. La guerrilla sabía de antemano y lanzó un ataque bien preparado.
El oficial citado por Hackworth dijo que las fuerzas yanquis "acribillaron las casas, los edificios y los carros" con ametralladoras y proyectiles.
Los vecinos informaron que los guerrilleros se retiraron, pero que las fuerzas yanquis siguieron bombardeando los barrios con tanques y helicópteros.
El servicio noticioso BBC informó: "Abrieron fuego contra barrios densamente poblados y edificios construidos de ladrillos poco sólidos".
Los vecinos dijeron que unos 60 civiles resultaron heridos, y que las fuerzas yanquis destruyeron una mezquita y un kinder (poco después de que salieron los niños). Varios trabajadores que regresaban a casa de una fábrica farmacéutica resultaron heridos por metralla.
Lejos de ser una victoria, la "batalla de Samarra" fue otra barbaridad más en un mes de salvajes ataques yanquis. El hecho de que el alto mando tiene que inventar "saldos de muertes" para manufacturar apoyo demuestra lo injusta que es la guerra.