Respuesta del PCR
Obrero Revolucionario #1222, 14 de diciembre, 2003, posted at rwor.org
La Nueva Organización de Pueblos Africanos (NAPO) ha publicado una crítica al Borrador del Programa del Partido Comunista Revolucionario, lo cual nos alegra. El movimiento revolucionario necesita intercambios de ideas y debates como este sobre cómo eliminar la opresión nacional. La discusión también puede aclarar problemas político-estratégicos sobre la revolución "en las entrañas de la bestia" y promover la unidad entre las fuerzas revolucionarias. Tal es la intención de nuestra respuesta.
La crítica de NAPO aborda varios temas; entre ellos están el impacto y la influencia del Movimiento de Garvey de los años 1920 y la línea y práctica del viejo Partido Comunista en los años 1930. Nos parecen importantes, pero aquí nos enfocaremos en las críticas que tienen que ver con las formulaciones y posiciones del Borrador del Programa. (El análisis del PCR sobre el Movimiento de Garvey está en la revista La pura verdad, verdad liberadora,que se puede conseguir en la página rwor.org). NAPO plantea varios desacuerdos importantes con el análisis del Borrador sobre la opresión nacional y cómo acabarla que tienen que ver con dos asuntos interrelacionados.
El primero es el análisis de las agrupaciones nacionales oprimidas de Estados Unidos. NAPO dice que no son solo los afroamericanos los que constituyen una nación oprimida dentro de las fronteras de Estados Unidos, y que los mexicano-chicanos, amerindios, hawaianos, etc., también son naciones oprimidas; que todas tienen el derecho de constituirse como países independientes; y que quienes no defienden el derecho y la lucha por la independencia de todas estas nacionalidades oprimidas aceptan un arreglo neocolonial.
El segundo asunto es cómo y quién decide la cuestión de autodeterminación, el derecho a la independencia. Al respecto NAPO habla de quién tiene el derecho de hablar sobre el tema, y dice que el PCR viola el principio de que los pueblos oprimidos deben decidir su propio destino al plantear cómo resolver de una manera revolucionaria las distintas cuestiones nacionales.
Son temas que hay que analizar con esmero, pero antes queremos esbozar nuestros principales argumentos.
Nuestra meta final es un mundo sin clases ni diferencias de clases... sin la división opresora entre hombres y mujeres... sin que una nación domine a otra. sin fronteras que excluyen. El proletariado revolucionario se propone convertir el mundo sumamente fragmentado en algo mejor: una comunidad global de seres humanos libremente asociados, sin clases, naciones ni estados.
Pero esta no es una meta que se pueda lograr de golpe. El comunismo es algo que se logrará a través de un largo período de lucha y transformación revolucionarias en todo el mundo. Eso se debe a la complejidad del mundo y a los procesos históricos que han forjado el desarrollo social y producido la dominación. Vivimos en un mundo dividido en clases que explotan y que son explotadas y, también, en naciones opresoras y naciones oprimidas.
Es por todas estas razones que uno de los componentes clave de la lucha para emancipar a la humanidad es la lucha contra la opresión nacional. Esto significa superar y eliminar las condiciones que permiten a una nación oprimir a otra; significa alcanzar autodeterminación de naciones e igualdad de naciones, pueblos y nacionalidades; significa que una sociedad socialista tiene que tomar medidas y luchar para erradicar el chovinismo de gran nación (como la ideología racista) y eliminar la desigualdad nacional (como el racismo estructurado).
Esta visión de un mundo comunista y de la profunda lucha y transformación necesarias para lograrlo es lo que guía nuestra concepción ideológica y trabajo político; por eso es que defendemos el derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas; por eso es que le prestamos tanta importancia a la lucha contra la opresión nacional y la desigualdad como parte de la estrategia del frente único para la revolución.
Hay otro punto de orientación fundamental: hacer la revolución en Estados Unidos significa atacar al imperio más brutal y grande del mundo. Una vez que se haya tomado el poder en Estados Unidos, el proletariado revolucionario tendrá que hacer añicos las relaciones militares, políticas y económicas que lo han sustentado.
El Borrador del Programa es claro sobre eso. El estado socialista renunciará a las alianzas imperialistas, desmantelará las bases militares extranjeras y anulará inmediatamente todos los tratados injustos. Terminará las relaciones coloniales, directas o indirectas, con otros países. El Borrador del Programa defiende la lucha por la independencia incondicional y total de Puerto Rico, y señala que si el pueblo puertorriqueño todavía no se ha liberado el estado socialista eliminará el dominio colonial.
Con respecto a lo que hoy son el territorio y las fronteras de Estados Unidos, la posición del Borrador también es clara. Las fronteras no son sagradas. El surgimiento de Estados Unidos como potencia capitalista y después, a fines del siglo 19, como potencia imperialista, fue un largo proceso de conquista y ocupación de territorios. Las fronteras de Estados Unidos fueron impuestas con genocidio y descarado robo.
El Borrador dice que las nuevas fronteras básicamente dependerán del resultado de las luchas revolucionarias en Norteamérica, especialmente en México. Además, el nuevo estado socialista apoyará el derecho a la autodeterminación del pueblo afroamericano e inclusive el derecho a la separación y a constituirse como estado aparte en el Black Belt.
Por otra parte, el proletariado multinacional tiene la responsabilidad internacionalista de establecer un estado socialista unificado en el mayor territorio que sea posible porque creará las condiciones más favorables para construir el socialismo y promover la revolución mundial. Pero ese objetivo debe basarse en la lucha por la igualdad y en la unión voluntaria de las nacionalidades de Estados Unidos. No puede haber asimilación a la fuerza, y eso hay que enseñárselo a las masas de la nación opresora.
El desarrollo del capitalismo en Estados Unidos se ha basado en la más salvaje opresión de los negros, amerindios, chicanos, puertorriqueños, hawaianos, asiáticos y otros pueblos oprimidos. El Borrador recalca que esa opresión es clave para el funcionamiento del sistema capitalista de Estados Unidos y de la dominación imperialista del mundo.
La cuestión nacional no se presenta en Estados Unidos de la misma manera que en Asia, Latinoamérica y África. Allá la lucha por la liberación nacional tiene que romper el yugo imperialista de las formaciones coloniales, semicoloniales y neocoloniales. Allá se tiene que llevar a cabo una revolución antiimperialista de nueva democracia como condición necesaria para liberarse, como se está haciendo en Nepal y Perú.
Con la importante excepción de Puerto Rico y otros territorios isleños, en Estados Unidos la opresión nacional no es dominio colonial. No es el control directo o indirecto de una potencia imperialista extranjera sobre una sociedad y economía colonizadas.
En Estados Unidos los negros, los amerindios, los chicanos, los puertorriqueños, que viven en Estados Unidos y otros pueblos oprimidos están dentro del estado capitalista imperialista. El pueblo negro es una nación oprimida interna; pero por diversas razones no es una "colonia interna", que tiene una relación como la de Puerto Rico ante la nación opresora.
Eso también se ve en las relaciones de clase. Por ejemplo, la propiedad de medios de producción, distribución de empleos e ingresos y diferenciación de clase de los pueblos oprimidos de Estados Unidos están moldeados por la estructura económica y de clase general. La mayoría de las nacionalidades oprimidas de Estados Unidos forman parte del proletariado multinacional, pero viven en condiciones de castas.
La situación es diferente a la de un trabajador brasileño o de un campesino indonesio; estos no forman parte de la sociedad estadounidense; forman parte de una sociedad aparte, dominada por el imperialismo e integrada a la economía imperialista mundial.
Estados Unidos empezó como un estado capitalista y esclavista de colonos, pero por medio de una larga historia sangrienta de conquista consolidó un mercado interno y evolucionó: ahora es una sociedad capitalista imperialista explotadora y represiva.
Claramente, tenemos desacuerdos con NAPO con respecto a esto. Por ejemplo, repetimos, para nosotros la cuestión nacional (con excepción de Puerto Rico) no es una cuestión colonial cuya solución radica en la independencia nacional. La solución radica en la revolución proletaria.
Una de las características estratégicas de las masas de las nacionalidades oprimidas en Estados Unidos es que sufren doble opresión, como pueblos y como proletarios, concentrados en los sectores más explotados. Esas son las consecuencias de una larga y brutal historia. Sin embargo, esa historia ha colocado a los negros y las masas de las nacionalidades oprimidas en la posición de jugar un importante papel en el derrocamiento de este sistema y en la abolición de toda opresión.
Las luchas de las nacionalidades oprimidas están, como dice el Borrador del Programa, "ligadas por mil lazos" a la lucha del proletariado multinacional por el socialismo. La eliminación de la opresión nacional es una parte importante de la revolución proletaria en Estados Unidos.
Por todas esas razones, nuestra estrategia para tumbar a la clase dominante, el frente único bajo la dirección del proletariado, tiene un "núcleo sólido": la alianza entre la lucha del proletariado de todas las nacionalidades para eliminar toda la opresión y la explotación con la lucha de los negros, chicanos, puertorriqueños, amerindios y otras nacionalidades oprimidas para eliminar su opresión como pueblos.