Obrero Revolucionario #1232, 14 de marzo, 2004, posted at rwor.org
A la vez que pusieron en marcha un falso "proceso democrático" en Irak, los imperialistas yanquis se pusieron a destruir el gobierno "elegido democráticamente" de Jean-Bertrand Aristide en Haití. El 29 de febrero, en medio de una ofensiva de las fuerzas militares antigubernamentales contra la capital, Puerto Príncipe, Aristide renunció y abandonó el país. Ahora se ve con toda claridad que Estados Unidos lo obligó a marcharse y le dijo que si no se iba inmediatamente, no lo iba a proteger.
Estados Unidos dice que huyó "voluntariamente", pero Aristide dio una versión muy distinta de los hechos. El programa radial "Democracia ahora" informó que Aristide les dijo a la congresista Maxine Waters y a Randall Robinson, un amigo de muchos años, que lo "secuestraron". Dijo que lo sacaron de su oficina y que no sabía adónde iba hasta que, tras un vuelo de 20 horas, aterrizó en la República Centroafricana; que lo escoltó un contingente de infantes de marina; y que los funcionarios del gobierno estadounidense cambiaron la declaración que escribió para decir que se fue voluntariamente.
Al llegar a la República Centroafricana, lo llevaron a un lugar no revelado y prácticamente le cortaron el contacto con el mundo. Le dijo a Waters que el teléfono celular con que la llamó lo consiguió a escondidas. A instancias de Washington, el presidente de la República Centroafricana le prohibió hablar con los medios. Pero Aristide se puso en contacto con CNN y le dijo que fue víctima de "un golpe de estado. un secuestro moderno".
Los imperialistas franceses desempeñan un papel secundario en estos sucesos; fueron los primeros que exhortaron a Aristide a irse y han despachado centenares de soldados al país. Francia tiene sus propios desacuerdos con Aristide, en parte porque ha pedido miles de millones de dólares de indemnizaciones por la dominación colonial.
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Washington rechaza las afirmaciones de Aristide. Pero, ¿quién va a creer las negaciones del secretario de Estado, Colin Powell, conocido por todo el mundo por mentir ante la ONU sobre las "armas de destrucción masiva" de Irak?
En realidad, Powell desempeñó un papel central en la destitución de Aristide. Ha estado en contacto con Andre Apaid, director del Grupo de 184 Organizaciones de la Sociedad Civil, que es parte de la coalición anti-Aristide Plataforma Democrática. Apaid es dueño de Alpha Industries, cuyas fábricas producen textiles y productos electrónicos para varias corporaciones estadounidenses, y es el mayor patrón del país.
La Plataforma Democrática es el ala política de la oposición. El ala militar la dirige Guy Philippe, ex oficial del ejército durante la dictadura militar de Raoul Cedras de 1991 a 1994. Otro dirigente militar es Jodel Chamberlain, cabecilla del FRAPH, el escuadrón de la muerte del gobierno de Cedras vinculado a la CIA.
Ahora, tras la salida de Aristide, Washington dice que la oposición militar es una "chusma" que no debe participar en el gobierno, y mandó que deponga las armas. Estos imperialistas arrogantes sacaron a la fuerza a un presidente elegido y ahora ordenan quieren quién estará en el nuevo gobierno.
Es pura hipocresía. La "chusma" de Philippe y los demás matones militares han recibido un montón de rifles M-16 y otras armas avanzadas que no tenía la policía de Aristide. Se cree que Estados Unidos las envió por medio de la República Dominicana. Washington no mandó que depusieran las armas en febrero, cuando conquistaron las principales ciudades. Todo lo contrario: le echó la culpa a Aristide por el caos.
Otro ejemplo: al día siguiente de decirle a Aristide que se fuera para evitar un "baño de sangre", Estados Unidos y otros países despacharon tropas a ocupar y "estabilizar" el país. ¿Por qué no las despacharon para proteger a Aristide de la "chusma" de militares? ¿Por qué solo intervinieron tras la partida de Aristide?
No cabe duda de la respuesta: tumbar el gobierno de Aristide era la meta de Estados Unidos.
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En 1994, durante el gobierno de Bill Clinton, Estados Unidos reinstituyó a Aristide en el poder con una invasión y ocupación militar. Washington quería apaciguar la lucha popular contra la dictadura de Cedras con un gobierno "democrático". A cambio, obligó a Aristide a aceptar ciertas condiciones, especialmente la agenda económica y social "neoliberal" del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Pero poderosas fuerzas de la clase dominante yanqui se opusieron a la reinstitución de Aristide. Varios derechistas como el senador republicano Jesse Helms pensaban que no era lo suficientemente servil al imperio.
Cuando Bush tomó las riendas, lo acompañaron los enemigos de Aristide. Roger Noriega, socio de Helms, es subsecretario de Estado encargado de la política hacia Haití. Washington no soltó centenares de millones de dólares de ayuda destinados a proyectos de desarrollo en Haití, lo que ha sido muy devastador debido a lo dependiente que es de esa "ayuda".
¿Por qué atacaron tan ferozmente a Aristide en Washington? A veces no obedeció todas las órdenes. Criticó ciertos aspectos de la agenda "neoliberal". El hecho de que dirigió el movimiento popular de los años 1980 contra la dictadura de los Duvalier, muy amigos de Estados Unidos, también le ganó enemigos.
Pero la política de Aristide no es nada revolucionaria ni radical; no amenazó los intereses de Estados Unidos ni se presentó como paladín de las fuerzas antiimperialistas. Haití no tiene ricos recursos como Venezuela, donde Estados Unidos organizó un golpe de estado contra el gobierno de Hugo Chávez.
A instancias del FMI y el Banco Mundial, Aristide puso en vigor medidas de austeridad: bajó los aranceles, recortó los pocos servicios sociales y el salario mínimo, y abrió las puertas a más inversión extranjera. En la actual crisis, incluso accedió a un plan de Washington para "compartir el poder" con la oposición, a pesar de que lo relegaba a un papel ceremonial.
La destitución de Aristide es ejemplo del fanatismo misionero de Bush y Cía. para "rehacer" el mundo a su imagen, o sea, obligar a los demás países a gobernarse conforme a sus dictados. Demuestra que a los ojos de los que tienen las riendas en Washington, hay que aplastar a todos los que no los obedezcan a la letra.
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Haití ha sufrido muchas infamias. Washington suscitó la inestabilidad económica negándole ayuda, y luego le echó la culpa a Aristide por el caos y lo tumbó. Después anunció que devolvería a Haití cualquiera que huyera.
Al cierre de esta edición (7 de marzo), hay unos 1250 infantes de marina en Haití y otros 1500 a 2000 están en camino. Además hay centenares de soldados de Francia, Chile, Canadá y Brasil. Sigue el caos. Las fuerzas de ocupación quieren establecer un consejo de gobierno al estilo de Irak. Las tropas extranjeras han entrado a las ciudades conquistadas por la oposición, pero las fuerzas paramilitares no han depuesto las armas. Ha habido manifestaciones de miles de personas contra la ocupación y la destitución de Aristide, que comparan con la situación en Irak y exhortan a botar a Estados Unidos.
El pueblo haitiano quiere liberarse de veras y necesita con urgencia forjar un camino revolucionario.