El ascenso y la caída de Howard Dean: Lecciones de la democracia estadounidense

Obrero Revolucionario #1235, 4 de abril, 2004, posted at rwor.org

"Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante -- dándoles la fachada de un mandato popular-- y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".

Bob Avakian, Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?

"Para cuando `el pueblo exprese su voluntad mediante el voto', tanto los dos candidatos entre los que tiene que escoger así como las `cuestiones' que merecen `seria consideración', ya han sido elegidos por otros: la clase dominante ".

Bob Avakian Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?

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A fines de año, Howard Dean se perfilaba como el "favorito" para ganar la nominación demócrata para la presidencia. Le entraban a raudales contribuciones, voluntarios y refrendos.

Pero de repente, se dijo que Dean "no podía ganar" y su campaña se hundió de la noche a la mañana. El senador John Kerry surgió de la nada como el candidato preferido del Partido Demócrata.

Todo sucedió antes de que un solo demócrata votara en las elecciones primarias.

¿Quién lo decidió? ¿Cómo se hizo ese cambio sorprendente?

¿Qué nos demuestra sobre el proceso electoral?

Y finalmente, ¿qué nos dice acerca de dónde debemos centrar nuestras energías políticas creativas para rechazar las infamias de los últimos años?

El punto de partida de los poderosos

Por tres años, preparándose cuidadosamente para postularse a la presidencia, el senador John Kerry apoyó al presidente Bush en todos los momentos decisivos.

Justo después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el senador Kerry aprobó la Ley Patriota, que dio al gobierno poderes policiales sin precedente.

Un año después, el 11 de octubre de 2002, Kerry autorizó la guerra contra Irak y apoyó las mentiras del presidente Bush: "El presidente planteó argumentos fuertes, amplios y persuasivos para demostrar que los programas iraquíes de armas de destrucción masiva constituyen una amenaza para Estados Unidos y la comunidad mundial".

La dirección del Partido Demócrata estaba de acuerdo y afirmó que para llegar a la presidencia un candidato tiene que ser "fuerte en cuestiones de defensa nacional, seguridad de la patria y contra el terrorismo".

Kerry es miembro del Democratic Leadership Council (DLC), un grupo influyente del Partido Demócrata que aboga por una plataforma conservadora: posiciones internacionales "musculares", poderes policiales para el gobierno y recortes de servicios sociales.

Ya en el año 2002, se hablaba de Kerry como el "favorito" para la nominación demócrata.

El plan del Partido Demócrata para las elecciones de 2004 era apoyar fuertemente las medidas agresivas de política exterior.

Por eso, se esperaba que las críticas a Bush se limitaran al "manejo de la economía" y a pequeñas quejas de que su posición "unilateral" impedía la participación europea en la guerra contra Irak.

En cuanto a la economía, el Partido Demócrata tampoco pensaba hacer críticas fuertes ni proponer ningún plan amplio o costoso para combatir crisis económicas como la creciente pobreza de un amplio sector de la sociedad, el costo prohibitivo de los servicios médicos, la falta de financiación de los planes de jubilación o la pérdida de trabajos de manufactura a raíz de la restructuración del comercio global.

Este plan no tenía nada que ver con lo que querían los millones del Partido Demócrata. El plan se decidió sin debate nacional y en realidad tenía el objetivo de impedir tal debate.

Atraer a los descontentos: El auge de Howard Dean

"... [E]stán los demócratas. ¿Quiénes son sus bases?... ¿[A] quiénes quieren atraer? A la gente progresista y los oprimidos. En realidad el papel de los demócratas es canalizarlos hacia la corriente tradicional de la política nacional y confinarlos al marco del proceso electoral burgués y... canalizarlos nuevamente si es que se alejan o salen de ese marco".

Bob Avakian "La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo"

El Partido Demócrata entró a la campaña con un problema: millones de personas de su base social querían otra cosa . Así pensaban tanto los activistas como los sectores de la población que el Partido Demócrata necesita "prender" para que voten: los negros, los universitarios, los intelectuales progresistas, las familias de la clase obrera.

Muchos demócratas están preocupadísimos por la oleada oficial de medidas agresivas y opresivas. Muchos odian con todo el corazón a George Bush y todo lo que representa.Y los enfureció que los altos representantes políticos del partido, como John Kerry y Hillary Clinton, le abrieran paso a la carroza de George Bush.

Ese coraje cobró más y más fuerza con la invasión de Irak en marzo de 2003. Multitudes de demócratas se unieron a las grandes protestas contra la guerra.

Gran parte de la base del Partido Demócrata sentía hostilidad hacia la política "Bush Lite" de candidatos como John Kerry (y otros aspirantes asquerosos como Bill Graham, Dick Gephardt, John Edwards y Joe Lieberman).

En eso llegó Howard Dean, casi un desconocido. El exgobernador de Vermont se postuló con una posibilidad remota de ganar y poco dinero; hablaba ante cualquier grupo que le invitara.

Dean encontró que el público lo vitoreaba por decir: "Hablo por el ala democrática del Partido Demócrata". Decía: "¿Quién alza la voz contra George Bush y su política? ¿No es hora de que alguien lo haga?".

Pronto tildaron a Dean de renegado por arremeter contra el presidente, lo que demuestra qué tan servil es el resto del Partido Demócrata. Dean se valió de esa clase de crítica... y sintonizó con las masas. A su página web llegaban miles de seguidores y millones de dólares.

Y los peces gordos del Partido Demócrata, ¿cómo reaccionaron?

Con cautela y una táctica doble. Estaban contentos de que Dean atraía al proceso electoral a las fuerzas jóvenes y descontentas con Bush, pero por otro lado advirtieron que no se le podía permitir ganar. James Carville, un estratega del grupo de Clinton, aconsejó dejarle a Dean ser el centro de atención por un tiempito.

En el verano pasado, cuando la ocupación de Irak iba de mal en peor para los invasores, Dean afirmó que la invasión se justificó con "mentiras". Su popularidad en los sondeos empezó a crecer. En una semana de agosto, Dean salió en la portada de las revistas Time y Newsweek.

Pero simultáneamente el Democratic Leadership Council decía que a final de cuentas tenían que presentar un candidato que apoyara a la guerra más explícitamente. El 29 de julio de 2003, la primera plana del New York Times sacó este titular: "Demócratas centristas advierten al partido no pintarse de `izquierda radical'". El presidente del DLC, el senador Evan Bayh, dijo que era imposible que la actitud antibélica de las bases llegara a la Casa Blanca en las circunstancias actuales y preguntó a su partido: "¿Queremos berrear o queremos gobernar?".

Es sorprendente que la posición de Howard Dean sobre política exterior incomodara a fuerzas tan poderosas del Partido Demócrata, pues es un centrista bastante convencional con fama de haber sido un gobernador "en pro de las empresas". Dean comentó: "Es patético que me consideren un liberal izquierdista. Demuestra el grado en que este país se ha precipitado hacia la derecha". ( Washington Post , 3 de julio de 2003)

La política exterior de Dean no rebasa el marco de apoyar la dominación estadounidense del mundo. Se opuso a la invasión de Irak, pero dejando muy en claro que apoya acciones agresivas en otras partes del mundo.

Sin embargo, los demócratas lo vistieron como el "candidato antibélico" máximo y lo ofrecieron a los votantes como una forma de protestar contra la infame guerra de Bush. Por primera vez desde el 11 de septiembre, se ofreció a la oposición a la guerra un lugar dentro del Partido Demócrata y del proceso electoral.

Pero así se definía una posición política antibélica aprobada , donde el candidato "antibélico" se opone a la retirada de tropas de Irak, y apoya años y años de ocupación para afianzar la dominación del país.*

Se les dio un "espacio político" a los demócratas antibélicos, siempre y cuando no se opusieran al proyecto de dominación global.

A partir de agosto y de la aceptación de Dean como candidato importante por los peces gordos del Partido Demócrata y los medios de comunicación, la campaña despegó. En los meses siguientes, captó unos 600,000 seguidores por medio de la Internet, y unos 3500 voluntarios (en su mayoría universitarios) iban a ir a Iowa para las asambleas electorales de enero. A finales de año, había recaudado 41 millones de dólares, en parte de los usuales "contribuyentes" capitalistas pero también mediante cientos de miles de donaciones pequeñas.

Cuando parecía que Dean tenía posibilidades de ganar

"En realidad, creo que la caída empezó cuando Al Gore me refrendó. Los dirigentes de Washington se dieron cuenta de que podía ganar la nominación y no les gustó".

Howard Dean en el programa televisivo Larry King Live

Durante el otoño, Howard Dean seguía atrayendo a gente indignada con Bush hacia el proceso electoral del Partido Demócrata. Pero hizo algo más: dio señales de que podía ganar la nominación.

En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se hace una clara distinción entre los "aspirantes serios" y los candidatos de quienes se espera postularse-sin-ganar. El papel de candidatos como Jesse Jackson (en 1988) o Dennis Kucinich (en 2004) es atraer votantes e impedir que bloques de votantes descontentos abandonen el juego. Dean era considerado un candidato de los segundos, pero después de septiembre se perfiló la posibilidad de que disputara la nominación de verdad.

En agosto, el New York Times ya lo llamaba el "favorito extraoficial". En septiembre, Dean superó a los demás candidatos en las encuestas demócratas. En noviembre, recibió el apoyo de dos importantes sindicatos de trabajadores del gobierno, el AFSCME y el SEIU, que usualmente dan dinero y voluntarios para las elecciones primarias. El punto decisivo llegó el 9 de diciembre, con la sorpresa de que Al Gore refrendó a Dean.

Con el apoyo de Gore, la campaña de Dean de repente pareció tener una fuerza incontenible. Recibió una avalancha de nuevos refrendos de gobernadores, 30 congresistas, Bill Bradley y otros políticos. Se rumoraba que Dean podría ganar en las asambleas de Iowa y luego en las primeras elecciones primarias. En ese momento, las encuestas concedían a Dean el apoyo del 33% (o más) de los demócratas; Kerry estaba atrás con apenas el 7%.

Lo que demuestra el apoyo de Gore es que en realidad a un candidato no se le considera un "aspirante serio" hasta que haya recibido el "dedazo" de figuras importantes de la clase dominante.

Pero esta vez el apoyo de Gore provocó la demanda inmediata de gente con mucha palanca de que los jefes del Partido Demócrata pararan a Dean.

Fred Barnes, director de Weekly Standard , una revista conservadora muy influyente en los círculos políticos, lanzó este llamamiento:

"La izquierda liberal, antibélica, odia-Bush tiene la sartén por el mango. Su predominio probablemente culminará en la nominación de Dean. Eso nos debe inspirar temor. ¿Por qué? Porque perjudicará al Partido Demócrata y llevará a una campaña electoral llena de enconados ataques contra la idea misma de que Estados Unidos desempeñe en el mundo un papel fuerte, basado en la moral. Y mientras, la guerra contra el terrorismo y lo que pase en Irak están pendientes de un hilo. El jalón de Gore hacia la izquierda y la probable nominación de Dean traerán problemas... Para ellos y para su partido, y como otros no tienen las agallas de entrar a la refriega, es hora de que los Clinton careen a Dean".

(Weekly Standard, 18 de diciembre de 2003).

Es raro que el diálogo interno de la clase dominante se exprese tan sin tapujos.

Primero, Barnes argumenta que hay que controlar firmemente la venidera "campaña electoral" para fomentar la visión de "que Estados Unidos desempeña en el mundo un papel fuerte, basado en la moral" en vez de alentar "enconados ataques" contra esa visión. Barnes no propone dejar florecer la posición antibélica ahora para luego humillarla en las elecciones (como se hace a veces), sino que en este momento en particular no se le debe ni permitir espacio en la campaña electoral.

Segundo, ¿qué quiere decir Barnes cuando afirma que la nominación de Dean "perjudicará al Partido Demócrata"? Es una amenaza: un partido que no se adhiere al consenso de la clase dominante quedará fuera de la cúpula del poder por mucho tiempo.

Tercero, Barnes (un republicano hipercrítico de Clinton) apela a los Clinton basándose en los intereses de clase que tienen en común ; les pide parar la campaña de Dean antes de que llegue a los votantes en las primarias. Hace esto con la seguridad de que las figuras de la clase dominante (como los Clinton y él) decidirán qué temas se discutirán en las elecciones y cuáles no (¡y harán respetar su decisión!). ¿Por qué presume eso? Porque así es como funciona el proceso electoral. La farsa electoral es un cursillo televisado de la clase dominante que enseña ciertas ideas políticas.

Cuarto, Barnes habla francamente sobre el miedo de que se ventilen "enconados ataques" durante "la campaña electoral". ¿Por qué? Porque está en juego la ocupación de Irak y toda la arriesgada aventura global de Estados Unidos.

Es decir, este sistema y su ofensiva son vulnerables : todo se les puede salir de las manos y, por eso, hay que usar las elecciones para apretar el control de los sentimientos y las esperanzas políticos que influirán en el debate electoral. (¡Con más razón, los que se oponen a esa ofensiva oficial tienen que organizar una oposición masiva fuera de la controladísima esfera electoral!).

Ese llamamiento público de Barnes (y la discusión interna de la clase dominante de que es parte) ilustra este punto de Bob Avakian: "Las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante -- dándoles la fachada de un mandato popular-- y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".

Se llegó a un consenso de no permitir que estas elecciones sean un referendo público sobre la guerra de Irak. Esto se decidió a través de un diálogo entre figuras políticas de alto nivel de la burguesía (es decir, la clase dominante capitalista y el establishment político).

Así, comenzó la destrucción sistemática de la candidatura de Dean por su propio partido, con la ayuda entusiasta de los medios de comunicación ( en particular la prensa "liberal" como el New York Times, Los Angeles Times , etc.).

El ataque se hace público

"Temo que unos candidatos demócratas están pisando terreno peligroso para el partido y, lo que es más importante, para el país.... Buscan el apoyo de los seguidores más ruidosos, más militantes y más exaltados... Me preocupa que, sin quererlo, agraven las dificultades cuando el país está en guerra".

Senador Zell Miller, demócrata sureño

La campaña contra Dean empezó públicamente después de la captura de Saddam Hussein el 15 de diciembre.

Dean dio un discurso central sobre política exterior para destacar su "cambio hacia el centro". Reiteró su compromiso a la dominación estadounidense del mundo y habló de cuáles "enemigos" había que atacar y derrotar.

Sin embargo, lo único que se oyó después del discurso fue un comentario: "La captura de Saddam Hussein no ha aumentado la seguridad de Estados Unidos". En realidad, con esto Dean criticó la serie de mentiras con que Bush justificó la invasión a Irak en primer lugar --o sea, la supuesta conexión entre Saddam Hussein y el 11 de septiembre-- y toda la cháchara sobre armas de destrucción masiva. Pero los medios de comunicación y los rivales demócratas reaccionaron como si Dean fuera un loco perdido que jamás pudiera ser presidente.

John Kerry dijo: "No importa la cantidad de asesores que tenga. No pueden darle a Dean la experiencia en asuntos militares o política exterior, la capacidad de liderazgo o el temperamento diplomático necesario para conducir el país en tiempos peligrosos".

Joe Lieberman dio a entender que no apoyaría a Dean si ganaba la nominación.

James Carville dijo en CNN: "Me da escalofríos cada vez que el tipo abre la boca. Parece que le hicieron una lobotomía política".

Todo esto demuestra los estrechísimos límites que impusieron al debate que iban a tolerar durante estas elecciones.

La revista New Republic (29 de diciembre) dijo que Dean no es suficientemente religioso para ser elegido, y ese tema se ventiló un par de semanas en los medios de comunicación.

Al comenzar el año, dos semanas después de la captura de Saddam Hussein, todavía se decía que John Kerry era un fracaso. Según los sondeos, iba muy a la zaga de los demás candidatos en Iowa y New Hampshire.

Pero en las primeras dos semanas de enero, la campaña de Dean cayó como un plomo.

Cada día se remachaba que "Dean no es presidenciable". Se les dijo a los votantes demócratas que era imposible que un candidato con sus ideas ganara y, por eso, había que "votar con el cerebro y no el corazón". En esencia, se les dijo que para derrotar a Bush, el candidato demócrata tendría que adoptar gran parte de la plataforma de Bush.

La prensa derechista ayudó en esa campaña: la portada de la revista National Review presentó la imagen de un colérico Dean con el titular "Nombren a este hombre, POR FAVOR". A sabiendas, la derecha le dio a la jefatura demócrata una manera de afirmar (ante los votantes demócratas) que los republicanos consideraban que Dean era el candidato más fácil de derrotar.

Bush, en su discurso anual al Congreso, atacó el comentario de Dean sobre la captura de Saddam.

Los ataques implacables contra Dean ilustran lo que decía Avakian: que el objetivo de las elecciones es "canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".

El proceso de seleccionar el candidato demócrata no fue "escuchar la voz del pueblo" sino "decirle al pueblo qué pensar".

Aun así, Kerry casi no ganó en Iowa el 19 de enero. Apenas recibió el 38% del voto y la diferencia entre Kerry y Dean fue minúscula: 20,000 votos. Según un informe, el 75% de los votantes afirmaron ser "antibélicos".

No obstante, los medios de comunicación informaron que la votación fue una sorprendente derrota aplastante para Dean.

Luego vino el nocaut final.

Nocaut final por un grito

"Yo ESTABA ahí, hombre, a 20 pies del escenario... Todos gritaban a voz en cuello, silbando, aplaudiendo, haciendo ruido con botes. Hasta gritaban con megáfonos. Ondeaban banderitas, agitaban pompones, zapateaban tan fuerte que el suelo vibraba. A lo mejor estaban más de mil personas ahí esa noche. La sala estaba colmada de gente. Gritaban tan recio que nadie podía pensar y mucho menos oír lo que decía Howard. Vi que Dean movía la boca, pero solo adivinaba lo que estaba diciendo. Estaba respondiendo a sus seguidores, a nuestros gritos y energía. Así que no creas lo que lees o lo que dicen los medios".

Comentario de un simpatizante de Dean en su página web

En el último mitin en Iowa, filmaron a Dean gritando con una sala de seguidores emocionados. Pero varios informes han sacado a la luz que la prensa silenció la bulla de los simpatizantes con un micrófono direccional para que solo se escucharan los gritos de Howard Dean; así se dio la impresión de que Dean estaba chiflado.

Los medios de comunicación mostraron el video del "grito" hasta el cansancio (¡más de 700 veces!); pintaron a Dean como "inestable" para "tener acceso a bombas nucleares". Mucha gente que todavía no sabía nada de su candidatura, la primera (y última) vez que lo vio fue cuando pasaron el video en dos populares programas de sátira.

El periódico demócrata liberal Los Angeles Times el 22 de enero describió a Dean con palabras como "colapso emocional", "casi psicótico" y "como un perro rabioso".

Los titulares decían "Campaña de Dean implosiona", pero en realidad le dieron la patada .

En la política de Estados Unidos, la clase dominante puede hundir a un candidato de la noche a la mañana: declaran que el candidato "metió la pata" en algún evento o con alguna frase y luego remachan eso hasta arruinarlo. La tal "metida de patada" no tiene nada que ver con la razón que llevó a que le dieran la patada.

La manipulación del "grito de Iowa" en los medios de comunicación convirtió a Dean en un payaso para todo el país. Cuando salió la verdad al final, el daño estaba hecho.

El sindicato AFSCME le quitó el apoyo. Dean quedó en segundo lugar en las primarias de New Hampshire el 27 de enero y su campaña se acabó.

De repente Kerry se convirtió en el "favorito" -- otra vez -- gracias a la magia de la clase dominante. Con casi nada de oposición, ganó toda una serie de elecciones primarias.

Inmediatamente, Kerry inyectó en la campaña el "tema" que quién es el mejor "patriota": Kerry, que combatió en Vietnam, o Bush, que le sacó el cuerpo a la guerra en la Guardia Nacional. Kerry acusó a Bush de no hacer lo suficiente para ganar la ofensiva mundial de Estados Unidos y dijo que él tenía su propio plan de guerra preventiva.

James Carville observó que la campaña de Dean "tuvo mucho éxito en cuanto a atraer a nueva gente al partido". Agregó: "Mantener ese entusiasmo será un reto que requerirá del candidato mucha destreza política".

Inevitablemente, los medios de comunicación destacaron una reunión pública entre Kerry y Dean (el 12 de marzo) con un mensaje claro: ahora los demócratas tienen que seguir fielmente a Kerry.

A los que detestan el proyecto de Bush primero se les ofreció a Dean, el candidato antibélico pero pro-ocupación. Ahora se les ofrece la opción "quien sea, pero que no sea Bush": una selección entre el candidato que votó a favor de la guerra y el candidato que la lanzó.

¿Quién puso esas opciones? Como dijo Bob Avakian, las elecciones "son controladas por la burguesía".

El ascenso y la caída de Howard Dean es, de pe a pa, un ejemplo de " legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante --dándoles la fachada de un mandato popular- - y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".

Entonces, se nos plantea esta pregunta urgente: ¿Qué debemos hacer millones de personas para sacar la política y los sucesos de este marco impuesto por la burguesía, su plan mundial y este juego electoral arreglado?


FOOTNOTES:

* "La campaña de Howard Dean: El candidato `antibélico' que apoya la guerra", OR No. 1225

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